Starbucks: sometimiento laboral en tiempos de cuarentena
Por Tonatiuh Guillermo Alvear Vázquez |
Ciudad de México. (Aunam). Es la una de la mañana del sábado, en la calle ya no hay gente y pocos autos transitan por la colonia Condesa, Ciudad de México. Fernando termina de limpiar las mesas, recoge sus pertenencias, apague las luces y sale del establecimiento. Cierra con llave y la guarda dentro de su mochila. Saca su celular para pedir un Uber que lo lleve a su casa, por la hora el metro ya se encuentra cerrado y no quiere esperar un taxi, ya que piensa que lo pueden asaltar.
Ve cuánto saldrá el costo de su viaje a casa, casi 200 pesos más de lo que gana en un día de trabajo, no tiene otra opción y decide confirmarlo, además ya tiene que ir a descansar, pues en 4 horas debe de regresar a trabajar.
Fernando siempre ha sido una persona muy trabajadora, ya que vive con su hermana, su mamá y su abuela, y debe de aportar dinero para que en la casa no les falte nada. Desde los 15 años entró a trabajar a restaurantes como mesero, poco a poco descubrió su gusto por la cocina y terminó trabajando como cocinero. Tuvo que cambiar varias veces de restaurantes, sin embargo, aprendió mucho del servicio al cliente y de cómo se trabaja en el mundo de los alimentos y bebidas.
Bajas ventas, bajos salarios
Lleva un par de meses trabajando para la empresa Starbucks. Nos pusimos de acuerdo y acordamos un día que nos quedará bien a los dos, yo realmente no tenía problemas ya que me encuentro libre toda la semana, sin embargo, él continúa trabajando y nos reuniremos el día que descansa.
Sus horarios de trabajo han cambiado desde que inició la cuarentena. Cuando firmó su contrato, él decidió trabajar 36 horas a la semana con una paga mensual de 4 mil 200 pesos con derecho a prestaciones de ley. Fue asignado a una sucursal ubicada en la Colonia Condesa, donde pasó tres meses de prueba para adquirir el cargo de barista Trainer.
Sus responsabilidades varían dependiendo los días, los turnos y los compañeros que estén con él, pero puede ser desde atender a los clientes y cobrar, hasta tener que lavar baños y recibir a los proveedores de productos.
-Cuando inició la cuarentena notamos que los clientes disminuían -dice por video conferencia, tardamos un poco en poder conectarnos ya que el micrófono de su computadora se descompuso, y lo averiguó al entra a Zoom por el enlace que le había enviado-.
Trae una camisa vino y cadena plateada colgando de su cuello, se encuentra dentro de una habitación cerca de una puerta y me dice que es porque está solo con su abuela, y si ella se pone mal o necesita algo debe ir rápido a verla.
-Ya llevo trabajando en Starbucks más de un año, no me desagrada, pero sí es una chinga. Ahorita con lo de la cuarentena todas las sucursales que se encuentran dentro de una plaza comercial cerraron, bueno la mayoría, si la sucursal está dentro de la zona de comida sigue abriendo. La gente solo puede pasar por comida, aunque la mayoría de los que vienen son de Uber Eats y de Rappi.
Desde que el 21 de marzo se decretó el inició de la cuarentena, escuelas, plazas, parques, instituciones gubernamentales y tiendas tuvieron que cerrar por decisión del gobierno federal para controlar la expansión del COVID-19. Sin embargo, establecimientos de venta de alimentos y tiendas de conveniencia mantuvieron sus puertas abiertas, por ser esenciales de las necesidades básicas de las personas.
“Starbucks nunca cierra”, dice mientras frunce el ceño y levanta la voz: “Nunca ha cerrado, ni en navidad, ni año en nuevo. Cuando fue el temblor del 2017 no cerró, al contrario, les dijo a los trabajadores que en tiempos difíciles lo mejor que podemos hacer es no perder nuestro trabajo. Es una extraña mezcla entre amenaza y motivación”.
La sucursal donde trabaja Fernando se encuentra en un punto de mucho tránsito en la Alcaldía Cuauhtémoc. Cercana a la estación Metro Tlatelolco, el punto de salida de microbuses y autobuses está a dos calles, además de que escuelas y oficinas rodean las avenidas. En días normales esta sucursal de Starbucks llega a ingresos entre 20 mil a 30 mil pesos y en fechas festivas como San Valentín, o las semanas de compras navideñas las ventas llegan a elevarse hasta 50 mil pesos.
-Las primeras semanas que inició la cuarentena nuestras ventas diarias rondaban entre los 3 mil pesos, a veces menos. Realmente estábamos vendiendo muy poco, pero era entendible, ¿quién querría comprar café en estos momentos? Nuestra gerente nos comentó que tal vez nuestra sucursal cerraría uno meses en lo que se calmaba esto, pero continuamos trabajando.
Tenía miedo de contagiarse, pero no se podía dar el lujo de dejar de trabajar, y menos ahora. En la tienda, al principio les dieron unos cubrebocas, pero no servían ni madres. “Eran de franela o una tela parecida, yo la verdad compré los míos. Al llegar a mi casa me quitaba toda la ropa, vivo con mi abuela y ya es muy mayor, ni me acercaba a verla, pensaba que la podía contagiar, mejor me metía a la casa por la puerta de atrás, solo saludaba a mi familia de lejitos”.
Debido a las bajas en las ventas, la gerente de la sucursal comenzó a invitar a los trabajadores a que si querían podían ir a trabajar menos días, esto para que no se expusieran y fueran a contraer el virus, además de que no era necesario tener tanta gente en la tienda.
“Nos dijeron, que las ganancias no eran lo suficiente para pagarnos”, fue inevitable reír. Fernando comienza a levantar más la voz y en cada frase que dice aumenta su velocidad, como si tuviera prisa de sacarlas de adentro de su pecho: “¿Sabes cuánto gana Starbucks?”.
Mi nombre en un vaso
Starbucks en una empresa internacional dedicada a la venta de café. Su origen es estadounidense, pero actualmente las sucursales que se encuentran en México son parte de grupo Alsea, una empresa mexicana a cargo de marcas de restaurantes como Domino´s Pizza, Burguer King, Chilli´s PF Chang, Pei Wei, California Pizza Kitchen, Italianni´s y Vips. Sus ingresos anuales llegan a los 13 billones de pesos, según datos del periódico El Financiero.
Starbucks es la marca líder de venta de café en México, con una participación en el mercado del 51.9 por ciento, cuenta con 746 sedes en todo el país, y 51 se encuentran en la Ciudad de México. Cada sucursal tiene un promedio de 12 a 15 trabajadores, dependiendo del tamaño de la sucursal, aunque algunas llegan a tener menos.
El perfil de los trabajadores dentro de las sucursales son jóvenes adultos entre 18 a 35 años, aunque Starbucks cuenta con una sucursal en la zona sur de la ciudad de México donde todo su personal son personas de la tercera edad. Esta sede fue la primera en cerrar sus puertas al comienzo de la cuarentena ya que todo el personal fue catalogado como personas de alto riesgo ante el coronavirus.
Grupo Alsea informó a los medios que, debido a las bajas en todas sus marcas ocasionada por la crisis económica debido al coronavirus, debían de cerrar más de 100 sucursales, lo que incluía a Starbucks; aunque pocas cerraron, ya que por medio de redes sociales informó que contaría con tres modalidades de servicio: por medio de delivers (aplicaciones de entrega a domicilio), drive thru (compra por medio de tu automóvil), y directamente en la sucursal sin poder ingresar a ella.
Pocas veces he entrado a un Starbucks, realmente me atrevería a decir que solo han sido tres, una para una entrevista de trabajo, otra en una cita y la tercera porque necesitaba ocupar un sanitario. Es del conocimiento de la mayoría que los costos de los productos que se venden en Starbucks son altos, bebidas que rebasan los 100 pesos, y donas y galletas que igual el precio de una comida corrida.
La experiencia dentro de un establecimiento de estos busca acoger a sus clientes con sofás personales, wifi gratis y mesas para poder trabajar; de hecho, su idea es que el cliente realmente se sienta en casa. Sin embargo, no es una experiencia que todos puedan pagar, realmente el plus es la marca. Se distingue por ser una marca cara, presumible, que brinda status a sus clientes.
A pocos días de haber entrevistado a Fernando, recibo una llamada de una amiga, la cual me comentaba que había salido con su familia a comprar cosas en el supermercado.
“¿Y qué crees…?, tardé 2 horas estacionada en la fila para comprar en Starbucks”, dijo en tono molesta, aunque realmente a mí me dio risa. Su enojo se debía a la cantidad de gente que había y la poca capacidad de los trabajadores en entregar los pedidos.
No lo podía creer, no entendía si hablaba en serio, o solamente jugaba. Recordé algunos videos que había visto en internet, sobre vendedores ambulantes que entrevistaban para saber cómo enfrentaban la crisis ocasionada por el coronavirus. Ellos respondían que ahora debían de trabajar más del doble para ganar lo que cubre un día para alimentos y gastos. ¿Para qué se necesita un café de más de 50 pesos en medio de una pandemia?
Esta pregunta se la hice a mi amiga quién se molestó al escucharla, me dijo que ya necesitaba salir y seguir con sus rutinas. “Aparte, me gusta que mi vaso traiga mi nombre”, dice entre risas. Me despedí de ella, y me hizo pensar que aun en cuarentena Starbucks podía mantenerse de pie en ventas, pero a costa de qué y de quiénes.
Lejos de casa
A Miranda la conocí en la Prepa 8, compartimos juntos el último año y perdimos en contacto, sin embargo, nos seguimos en redes sociales y así supe que trabajó en Starbucks. Quería conocer otra perspectiva sobre cómo es trabajar dentro de la empresa y me contacté con ella.
Ella había terminado un ciclo dentro de la tienda americana de ropa Old Navy. Casi un año estuvo ahí, sin embargo, no pudo con los enfrentamientos que tenía con una compañera de trabajo y decidió renunciar. Gracias a una bolsa de trabajo, Starbucks la contactó y así fue como logró entrar a la empresa.
Su sucursal se encuentra enfrente del parque Tlacotemecatl, en la delegación Benito Juárez y como ella define “es zona godín”. Su sucursal no cerró en ningún momento ya que no se encontraba dentro de una plaza comercial. Las ventas bajaron, aunque diario tenían clientes. Su gerente dio el aviso de que las personas que quisieran faltar debido al coronavirus podían hacerlo, solamente que no se les pagarían los días que tomaran.
“Nos dijeron que podías tomar 15 días de descanso, al principio lo dudé porque no quería que bajara mi sueldo, de hecho, todo empezó descansando un día o dos, y no nos lo pagaban, pero nuestro gerente nos decía que era por nuestra salud”, dice Miranda en un tono tranquilo, ella no se ve molesta a comparación de Fernando, pienso que se debe a que ya no trabaja ahí.
“Realmente yo no necesito el dinero, es para mis gastos o lo que me quiera comprar. Por eso sí decidí faltar los primeros 15 días. Después regresé, pero vi que sí iba bastante gente a la tienda y no me quise arriesgar, pedí otros 15 días, y otra vez y otra vez. En total, falté dos meses, dos meses que obviamente no me pagaron. Decidí renunciar, no tenía nada que hacer ahí, no quería enfermarme, y además me quedaba bien lejos de mi casa”.
Miranda firmó el mismo contrato que Fernando, 36 horas a la semana de trabajo por 4 mil 200 pesos de paga. Sin embargo, su contrato fue modificado debido a la cuarentena. Los trabajadores tuvieron que aceptar recibir un pago menor. No firmaron otro documento donde aceptaran este cambio administrativo en su empleo, solo fue de palabra, con el mensaje “es por tu bien”, aunque realmente era por el de la empresa.
“No fue mucho el tiempo que trabajé ahí a comparación de Old Navy, pero lo que sí te puedo decir es que es un asco trabajar en Starbucks. En Old Navy lo más tarde que llegué a salir fue a las 11 de la noche en una venta nocturna, y la gerencia les pagó Uber a todos los trabajadores que estaban en ese turno para que pudieran regresar a sus casas”.
En Starbucks, afirma la joven, un día que le tocó cerrar, “salí a las 12 de la noche, solo quedábamos un chico y yo, y mis papás tuvieron que ir por mí. Starbucks no le paga el regreso a casa a sus trabajadores. El otro chico que estaba cerró conmigo se quedó a dormir dentro de la sucursal, ¡adentro de la sucursal!”. Y solo porque al otro día a él le tocaba abrir. Prefería quedarse a dormir ahí para al otro día no llegar tarde y perder su bono de puntualidad.
Starbucks brinda apoyo a estudiantes para tener horarios flexibles para que puedan ir a la escuela y trabajar, sin embargo, sus salarios y las responsabilidades que tienen aumentan cada vez más que se adentran a la empresa.
La empresa número uno en la venta de café no cuenta con personal específico de limpieza y los empleados que se dedican a la atención de clientes tienen que hacer ese tipo de actividades, además de que sus horarios de trabajo aumentan 1 o 2 horas por estas labores, sin un aumento de sueldo o pago extra de horas, y el miedo a perder tu trabajo implique dormir en la sucursal, lejos de casa.
Miedo de ser despedido
Fernando se ve más tranquilo, aunque noto que la entrevista lo hizo reflexionar aspectos de su trabajo.
“Nos ofrecieron algo que llamaron 4x3, esto quiere decir que iríamos tres días a trabajar y nos pagarían cuatro, por el día de descanso al que tenemos derecho, obviamente nuestro sueldo bajaría, aunque teníamos la opción de seguir trabajando toda la semana con el mismo sueldo”.
Pero la gerente les dijo: “miren chavos les seré honesta, a todos les recomiendo que tomen el 3x4, la empresa está pasando tiempos difíciles y está es una forma de ayudarlos trabajando menos días para que les paguen menos, los que decidan trabajar toda la semana, la empresa lo sabrá, y sentirán que esa persona no fue solidaria, y seguramente cuando haya recorte de personal serán los primeros en correr, recuerden que también es por su bien para que estén en su casa”.
Nuevamente la frase “es por su bien”, realmente por quien lo dicen ¿por el bien de los trabajadores?, o ¿por el bien de la empresa? Fernando se sentía bajo una amenaza y decidió tomar el 3x4, aunque su sucursal fue cerrada, lo reubicaron a otra sucursal.
“Realmente me da miedo que si leen lo que te estoy diciendo me despidan”. Ante el temor, los nombre y sucursales fueron cambiadas en este texto; pues “Starbucks no se preocupa por su trabajadores, se preocupa por sus clientes, las medidas que nos dieron para cuidarnos fueron mínimas, hasta los Oxxos estaban más equipados”, puntualiza.
Starbucks anunció la reapertura de todas sus sucursales con el cambio del semáforo “Covid” a color naranja, en busca de nivelar sus ganancias aun enfrentando la crisis que el país vive.
Ante la cuarentena es inevitable que todas las empresas tengan pérdidas en sus ventas, sin embargo, no todas actúan de la misma manera. Un amigo que trabaja en la tienda de ropa y artículos deportivos Puma, informó que al iniciar la cuarentena su sucursal cerró y a él le continúan pagando, además a sus trabajadores les dieron un bono parea gastos por la situación en el país. El actuar de unas empresas hace poner en duda el de otras.
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