¡A COMER INSECTOS!

Chinicuil frito. Gusano blanco del maguey. Aegiale hesperiaris

Por Ana Sofía Torres Lomelí
México (Aunam). La costumbre de comer insectos se ha olvidado poco a poco, sin embargo, es una práctica digna de conservarse porque los insectos son altamente nutritivos y tienen muchos beneficios para la salud de los seres humanos.

La bióloga Gabriela Jiménez Casas asegura que todos los insectos son comestibles, aunque unos se consumen más que otros, por ejemplo, hormigas, chicatanas y escamoles, chapulines, grillos, orugas de mariposa, chinicuila, cuetlas, cupiches, chinches, cucarachas, gusano del queso, entre otros.

En México, comerlos es una tradición que inició en tiempos ancestrales, antes de la llegada de los españoles, pues la dieta de los antiguos se basaba en gran cantidad de insectos, como chapulines.

Historiadores concuerdan en que nuestros ancestros eran muy sanos pues casi nunca se enfermaban, y mucho menos sufrían de obesidad o problemas de sobrepeso; fue a raíz de la conquista que se empezaron a desarrollar todo tipo de enfermedades.

Los insectos se comen porque son muy nutritivos, ya que tienen proteínas, ácidos trans (lo que los hace fáciles de digerir), aminoácidos, tanto esenciales como dispensables, entre muchos otros elementos que el ser humano necesita para estar sano.

Gabriela Jiménez afirma que comer insectos no es dañino, ni es posible que al consumirlos contagien a las personas alguna enfermedad porque son herbívoros, es decir, se alimentan de plantas.

En toda la República Mexicana se consumen insectos pero en algunos lugares es más común que otros, por ejemplo en el centro y sur del país, pues es aquí en donde se encuentran bosques tropicales o templados y selvas húmedas que son lugares propicios para la recolección de estos curiosos alimentos.

Los estados en donde más se ingieren insectos son Chiapas, Oaxaca. Guerrero, Puebla, Hidalgo, Aguascalientes, Tlaxcala, Veracruz y la Península de Yucatán, enumeró la bióloga.

Es difícil que las personas se animen a comer insectos pues existen muchos prejuicios acerca de ellos. Igualmente, una limitante para su consumo es que no están industrializados y no se encuentran fácilmente en todos lados; además de que nuestra vida diaria no nos permite salir a recolectarlos.

Gabriela Jiménez opina que sería muy bueno que los insectos se industrializaran y se vendieran en supermercados pues con ellos se pueden preparar sopas, pastas, arroz, guisados, postres, galletas, almíbar, etc. porque los insectos sustituyen a los ingredientes principales de los platillos.

Por otro lado, la especialista confiesa que los insectos no saben mal y que su sabor muchas veces depende de la planta que comen, por ejemplo, una oruga que come manzana tendrá un sabor afrutado, mientras que una mariposa de col adoptará el gusto a este.




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