ROMEO Y JULIETA SE APODERAN DEL CARLOS LAZO

Por Diana Ramírez Luna
México (Aunam). Es viernes de danza presentada por el Taller Coreográfico de la UNAM, dirigido por Gloria Contreras. Nadie deja de sentirse maravillada ante los movimientos que cada uno de los bailarines ejecuta en el escenario, por el contrario, cada vez gusta más. En el Teatro Carlos Lazo de la Facultad de Arquitectura, las luces se apagan y se escucha el “tercera llamada, comenzamos”.

La primera pieza en ser interpretada fue Danza para cuerdas, percusiones y celesta con música de Belá Bartók, siendo el segmento con más fuerza y velocidad del espectáculo, así como la de mayor dificultad por las características anteriores.

Siciliana, de Johan Sebastian Bach fue la música que sonorizó el segundo número, donde la bailarina Edith Carreón simulaba estar no bailando, sino flotando en el aire. A través de una danza vaporosa que obligaba a mover la mirada rápidamente para poder seguirla sin perder de vista ninguno de sus movimientos.

El tercer número, Gaspar de la noche, de Maurice Ravel, fue realizado en tres tiempos, durante los cuales vemos una constante evocación de sentimientos, donde el cuerpo es luz, ya que es el único vehículo para transmitir sensaciones, como el miedo, en el caso de Ondina, la agonía en El escarabajo, o la alegría, en el caso de Escarabajo. Las tres partes son realizadas a través de movimientos fuertes, con lo mismo de delicadeza que de firmeza, que sin duda, logran su cometido a través de la conmoción del público.

En Hora de junio conjuntaron la poesía de Carlos Pellicer y la música de Silvestre Revueltas, quien compuso dicha melodía a propósito del poema de Pellicer. Gloria Contreras contó al respecto que ésta era una danza planeada para ser ejecutada por ella después de que el poeta recitara su poema en vivo, en el escenario, mientras su cabeza se veía como flotando en la oscuridad, sin embargo, el día del estreno, él falleció.

Sin lugar a dudas, el acto que se llevó el evento de manera arrolladora fue Romeo y Julieta, donde dieciséis bailarines hicieron suyo el escenario contando una historia a través de movimientos y nada más. Sin necesidad de vestuario ni de explicaciones literales, se entiende la obra de William Shakespeare, incluso en la actualidad o en cualquier época donde dos enamorados de bandos opuestos se aferren a su amor.

Con un auditorio lleno, los bailarines al lado de Gloria Contreras agradecieron a su público, claro, prometiendo regresar el siguiente viernes.



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