COMBINA LOS MEJORES TEMAS LO COTIDIANO CON EL LENGUAJE CINEMATOGRÁFICO


Por Dulce Olvera Martínez
México (Aunam). Nicolás Pereda es un cineasta mexicano que no espera depender del apoyo de su país para sobresalir. Desde el 2007 ha filmado seis largometrajes. Sí, se han estrenado en México, pero han recibido mayor reconocimiento en el extranjero gracias a los distintos festivales internacionales mediante salas casi llenas, premios y menciones en publicaciones.

Pereda, maestro en Dirección de Cine por la Universidad de Toronto, reconoce que sus películas no son para el gusto del público que frecuenta al cine comercial. Es el caso de Los mejores temas.

La historia es simple: tras 15 años de abandono, Emilio (José Rolo Rodríguez) decide regresar a casa con su esposa (Teresa Sánchez) y su hijo (Gabino Rodríguez). Familia que se sustenta económicamente mediante la venta de discos piratas en el metro. Es aquí donde, si se frecuenta dicho transporte colectivo, puede comprenderse el título de la película; se trata de los mejores temas románticos del momento.

La complejidad de la proyección comienza al momento de afrontarse ante varias situaciones: primero los largos planos fijos. Por ejemplo, el perfil de Emilio sentado en su carro mientras espera a que se acerque Teresa, Gabino y Luisa (Luisa Pardo), su novia. “Son más cercanos a nuestra experiencia”, justificó Pereda durante el estreno nacional el año pasado en el Festival Internacional de Cine de Morelia. Lo que confirma su gusto por la combinación entre el lenguaje cinematográfico y la cotidianidad.

De igual forma, es importante que el público tenga presente que los personajes Rolo y Gabino son padre e hijo en la vida real. Resulta trascendente si le incomoda la escena en que el mismo director Pereda, con voz en off, les pregunta sobre la muerte de la madre de Gabino. ¿No que su mamá es Teresa? Sí, pero sólo en la película. Un tercer aspecto se encuentra en el montaje de escenas que incluye la grabadas durante los ensayos y la presencia del equipo de filmación dentro de las tomas.

El clímax de la discrepancia llega con la inesperada e innecesaria sustitución de Emilio: de estar actuando Rolo, de repente ya actúa otro hombre cuyo físico y personalidad no coinciden. De hecho, se trata de un tío parlanchín del mismo Nicolás Pereda.

Mientras el joven director ya se encuentra presentando Matar extraños (2013), la Cineteca Nacional de México aún exhibe este mes Los mejores temas (2012). Dentro de un género que mezcla ficción con documental, el espectador se enfrenta a 103 minutos de contenido alternativo a comparación de la narración lineal común. Si no se está acostumbrado al trabajo de Pereda, puede comenzar a sentirse confundido, contrariado e incluso con un cierto grado de desesperación ante la incoherencia entre escenas.


A dicho realizador no sólo le gusta jugar con sus personajes y guión, sino también con los signos escenográficos que permiten a su espectador introducirse a la cultura mexicana. En este caso pueden mencionarse los manteles de cocina floreados, la casa con diversas figuras e imágenes de la religión católica y planos auditivos muy comunes en la ciudad de México (alarmas de autos, carrito de camotes o la peculiar grabación que anuncia la compra de “colchones, tambores, refrigeradores…”), los cuales contrastan con el soundtrack elegido: Variaciones Goldberg del compositor alemán Johann Sebastian Bach.

La película demanda un receptor con mente abierta que esté dispuesto tanto a reflexionar sobre las familias disfuncionales chilangas como conocer una forma de vida de las múltiples que pueden tener aquellos vagoneros que día a día ambientalizan un viaje por el metro con Los mejores temas.






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