VISIONES SOBRE EL CHOPO (I): CONFRONTANDO CULTURAS
Por Eder Adalay Escobedo Ruiz
México (Aunam). Es sábado y el reloj marca las 11 de la mañana, las calles son verdaderos ríos de personas, todas con un mismo objetivo, llegar al corazón de la colonia Guerrero para recorrer un ambiente diferente que otorga el Chopo; como la mayoría se refiere el tianguis donde se da un choque de distintas formas de ver la vida, sorprende que dicha confrontación de culturas sea pacífica en pleno siglo XXI.
A la salida de la estación Revolución, de la línea 2 del Metro, los jóvenes punks ofrecen publicidad con diversos intereses, siendo el principal obtener dinero de los incautos que se dejan impresionar por esos peinados en forma de picos y esa ropa corta y ajustada, la verdad es que sólo es una probada de los muchos estilos que confluyen en el tianguis.
Hay jóvenes que denotan miedo y expectación por saber qué encontraran, ese pánico que evidencian sus rostros es bien aprovechado por las tribus urbanas que con vestimentas raras y tonos de voz grave buscan talonear a los morros, como ellos se refieren a los adolescentes, el fin es ganar aunque sea unos pesos.
Los skates rondan por la explanada que te lleva al interior del Chopo, con grandes acrobacias y envueltos en aplausos demuestran a la comunidad que en México hay buenos patinadores, aunque el costo sea perder años de escuela, “un poco de fama bien lo vale”, comenta el “Oso”, joven de 17 años amante de las piruetas, pero también de los golpes.
A los costados de los pasajes se postran chavos que intercambian todo tipo de ropa, principalmente tenis, suena bien la opción de hacer un trueque de unos tenis no tan viejos, por unos no tan nuevos. Chicas con rostros muy lindos ofrecen paletas a cambio de una moneda, cómo decirle no a una bella y tranquila emo.
Ya en el interior del tianguis, los productos son muy diversos, la variedad de música gira en torno al rock, reggae, punk, surf; allí encuentras Cd´s inimaginables que creías no volver a ver jamás, 200 pesos por el disco de Manu Chao en el foro Alicia parece ser una ganga.
Alguna de la ropa que se vende cuenta con estampados de agrupaciones de música y rostros de personajes de la cultura contemporánea como: el Che Guevara, Maradona, John Lennon, Tin Tan y Bob Marley entre otros, ilustrando playeras, morrales, sudaderas, posters, pin´s y demás artículos que se exhiben a precios bajos a comparación de bazares como el de Pericoapa, Zaragoza o el mercado de la Raza.
La estructura de los puestos es metálica, en menos de 5 minutos se instalan los locales que sábado a sábado se encargan de activar la economía de la Guerrero, una de las colonias más conflictivas y por ende, peligrosas de la capital mexicana.
La cultura es pieza fundamental de este entorno, la libertad de expresión se convierte en el arma principal de los góticos, darks, rockers, skatos, rastas, psychos y otros grupos más, que encuentran en estas calles una aceptación que la sociedad les ha negado por ser diferentes.
En la parte trasera del Chopo se escuchan canciones de rock en español, al seguir el sonido se vislumbra una agrupación compuesta por cuatro jóvenes menores de 20 años que, tocando una guitarra, un bajo, una batería y un saxofón, animan al público con melodías conocidas por todos; muchos son los comentarios que se oyen sobre la banda, unos buenos, otros malos, pero la realidad es que sólo aquí se sienten cómodos para expresar lo que sienten, en los rostros se nota la libertad que el Chopo ofrece.
Muchos de los individuos portan prendas totalmente obscuras, el negro abunda por el lugar, pero con el fuerte calor que se siente en la atmósfera es increíble cómo varias personas portan túnicas y capas tan negras como la noche, a pesar de estar rozando los 30° C.
En el mercado no hay mucha seguridad, no se percata la presencia de policías, pero la misma comunidad se encarga de imponer respeto, sobre todo para las chicas. El reloj marca las 12 del día, hora en que los empujones y aventones son constantes, pues ya son muchas las personas que se hallan por todo el lugar y es esencial evitar molestia y acoso hacia las jóvenes.
En voces de los mismos asistentes, se sabe que es mejor salir del Tianguis Cultural del Chopo temprano, pues después de las 2 de la tarde el entorno se vuelve tenso. Es mejor no descubrir si esto es verdad. Dejando atrás las ofertas e innumerables productos; muchos son los individuos que se van satisfechos por su estancia en el tianguis.
El Chopo es un buen sitio para comprar, vender, escuchar, conocer y sentir.
México (Aunam). Es sábado y el reloj marca las 11 de la mañana, las calles son verdaderos ríos de personas, todas con un mismo objetivo, llegar al corazón de la colonia Guerrero para recorrer un ambiente diferente que otorga el Chopo; como la mayoría se refiere el tianguis donde se da un choque de distintas formas de ver la vida, sorprende que dicha confrontación de culturas sea pacífica en pleno siglo XXI.
A la salida de la estación Revolución, de la línea 2 del Metro, los jóvenes punks ofrecen publicidad con diversos intereses, siendo el principal obtener dinero de los incautos que se dejan impresionar por esos peinados en forma de picos y esa ropa corta y ajustada, la verdad es que sólo es una probada de los muchos estilos que confluyen en el tianguis.
Hay jóvenes que denotan miedo y expectación por saber qué encontraran, ese pánico que evidencian sus rostros es bien aprovechado por las tribus urbanas que con vestimentas raras y tonos de voz grave buscan talonear a los morros, como ellos se refieren a los adolescentes, el fin es ganar aunque sea unos pesos.
Los skates rondan por la explanada que te lleva al interior del Chopo, con grandes acrobacias y envueltos en aplausos demuestran a la comunidad que en México hay buenos patinadores, aunque el costo sea perder años de escuela, “un poco de fama bien lo vale”, comenta el “Oso”, joven de 17 años amante de las piruetas, pero también de los golpes.
A los costados de los pasajes se postran chavos que intercambian todo tipo de ropa, principalmente tenis, suena bien la opción de hacer un trueque de unos tenis no tan viejos, por unos no tan nuevos. Chicas con rostros muy lindos ofrecen paletas a cambio de una moneda, cómo decirle no a una bella y tranquila emo.
Ya en el interior del tianguis, los productos son muy diversos, la variedad de música gira en torno al rock, reggae, punk, surf; allí encuentras Cd´s inimaginables que creías no volver a ver jamás, 200 pesos por el disco de Manu Chao en el foro Alicia parece ser una ganga.
Alguna de la ropa que se vende cuenta con estampados de agrupaciones de música y rostros de personajes de la cultura contemporánea como: el Che Guevara, Maradona, John Lennon, Tin Tan y Bob Marley entre otros, ilustrando playeras, morrales, sudaderas, posters, pin´s y demás artículos que se exhiben a precios bajos a comparación de bazares como el de Pericoapa, Zaragoza o el mercado de la Raza.
La estructura de los puestos es metálica, en menos de 5 minutos se instalan los locales que sábado a sábado se encargan de activar la economía de la Guerrero, una de las colonias más conflictivas y por ende, peligrosas de la capital mexicana.
La cultura es pieza fundamental de este entorno, la libertad de expresión se convierte en el arma principal de los góticos, darks, rockers, skatos, rastas, psychos y otros grupos más, que encuentran en estas calles una aceptación que la sociedad les ha negado por ser diferentes.
En la parte trasera del Chopo se escuchan canciones de rock en español, al seguir el sonido se vislumbra una agrupación compuesta por cuatro jóvenes menores de 20 años que, tocando una guitarra, un bajo, una batería y un saxofón, animan al público con melodías conocidas por todos; muchos son los comentarios que se oyen sobre la banda, unos buenos, otros malos, pero la realidad es que sólo aquí se sienten cómodos para expresar lo que sienten, en los rostros se nota la libertad que el Chopo ofrece.
Muchos de los individuos portan prendas totalmente obscuras, el negro abunda por el lugar, pero con el fuerte calor que se siente en la atmósfera es increíble cómo varias personas portan túnicas y capas tan negras como la noche, a pesar de estar rozando los 30° C.
En el mercado no hay mucha seguridad, no se percata la presencia de policías, pero la misma comunidad se encarga de imponer respeto, sobre todo para las chicas. El reloj marca las 12 del día, hora en que los empujones y aventones son constantes, pues ya son muchas las personas que se hallan por todo el lugar y es esencial evitar molestia y acoso hacia las jóvenes.
En voces de los mismos asistentes, se sabe que es mejor salir del Tianguis Cultural del Chopo temprano, pues después de las 2 de la tarde el entorno se vuelve tenso. Es mejor no descubrir si esto es verdad. Dejando atrás las ofertas e innumerables productos; muchos son los individuos que se van satisfechos por su estancia en el tianguis.
El Chopo es un buen sitio para comprar, vender, escuchar, conocer y sentir.
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