LAS LÁGRIMAS VALEN LA PENA: ARTURO MARTÍNEZ NATERAS
Por Rodrigo Plata Gallegos “Roy”.
Ciudad de México (Aunam). Arturo Martínez, egresado de la Universidad Autónoma de Nuevo León y activista estudiantil durante los años 60, mencionó que los sentimientos regresaron a él, reviviendo las lágrimas del pasado, cuando se sentó a escribir La Flor del tiempo, libro que fue presentado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.
Durante el evento el autor comentó algunas de las experiencias vividas durante el año de 1968, y los momentos vividos durante su estancia en la Cárcel de Lecumberri. Pero también tocó el tema de “la derrota del movimiento”.
Él considera que el movimiento fue derrotado muy cerca de la victoria, “fue como un sueño al despertar, se va y se pierde”, comento Martínez.
La caída del movimiento determinó un cambio que arrasó con las demás organizaciones, de las cuales solamente se pueden ver algunas representaciones de lo que alguna vez fue. La huelga de 1999 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el paro de septiembre de 2018 en la UNAM, expresó el autor.
Al tratarse de una segunda edición del libro, Arturo Martínez revisó el texto y pensó hacerle algunos cambios; sin embargo, las emociones vividas mientras lo escribió la primera vez eran únicas e irrepetibles, por lo cual –mencionó- hacerle cualquier modificación no tendría el mismo valor por lo que el libro así se quedara.
También se encontraba presente María de los Ángeles Comesaña Concheiro, coordinadora de Comunicación Social de la Facultad de Economía de la UNAM y esposa de Arturo Martínez Nateras, quien habló acerca de las sensaciones que tuvo mientras leía el libro.
Entre sus experiencias, sintió que el autor le relataba todo lo vivido en aquella época como si le tuviera delante, lo cual hacia a las emociones volver como si estuviera en ese momento.
Mencionó que el libro narra con intensidad lo que fue 1968, “revivir las sensaciones de ese entonces y en especial la parte sobre la Cárcel de Lecumberri, me han hecho soltar algunas lágrimas…”.
Ciudad de México (Aunam). Arturo Martínez, egresado de la Universidad Autónoma de Nuevo León y activista estudiantil durante los años 60, mencionó que los sentimientos regresaron a él, reviviendo las lágrimas del pasado, cuando se sentó a escribir La Flor del tiempo, libro que fue presentado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.
Durante el evento el autor comentó algunas de las experiencias vividas durante el año de 1968, y los momentos vividos durante su estancia en la Cárcel de Lecumberri. Pero también tocó el tema de “la derrota del movimiento”.
Él considera que el movimiento fue derrotado muy cerca de la victoria, “fue como un sueño al despertar, se va y se pierde”, comento Martínez.
La caída del movimiento determinó un cambio que arrasó con las demás organizaciones, de las cuales solamente se pueden ver algunas representaciones de lo que alguna vez fue. La huelga de 1999 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el paro de septiembre de 2018 en la UNAM, expresó el autor.
Al tratarse de una segunda edición del libro, Arturo Martínez revisó el texto y pensó hacerle algunos cambios; sin embargo, las emociones vividas mientras lo escribió la primera vez eran únicas e irrepetibles, por lo cual –mencionó- hacerle cualquier modificación no tendría el mismo valor por lo que el libro así se quedara.
También se encontraba presente María de los Ángeles Comesaña Concheiro, coordinadora de Comunicación Social de la Facultad de Economía de la UNAM y esposa de Arturo Martínez Nateras, quien habló acerca de las sensaciones que tuvo mientras leía el libro.
Entre sus experiencias, sintió que el autor le relataba todo lo vivido en aquella época como si le tuviera delante, lo cual hacia a las emociones volver como si estuviera en ese momento.
Mencionó que el libro narra con intensidad lo que fue 1968, “revivir las sensaciones de ese entonces y en especial la parte sobre la Cárcel de Lecumberri, me han hecho soltar algunas lágrimas…”.
Las lágrimas se nos ruedan cuando leemos El Canto General de Neruda. Las palabras adquieren rostros que nos incirporan a su imponente dialéctica
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