MIGRACIÓN INDOCUMENTADA, EL GRAN TEMA DE LA ADMINISTRACIÓN TRUMP
Por Darwin Estrada
Ciudad de México (Aunam). Cada día son más los inmigrantes indocumentados que cruzan la frontera en busca del “sueño americano”, el cual se ha convertido en la “pesadilla americana” para muchos de ellos, a quienes les ha costado su misma vida. Por otro lado, los que logran cruzar, se dan cuenta que la realidad es otra, sufren explotación, maltrato y discriminación de todo tipo, quedándose callados por miedo a ser deportados.
La inmigración indocumentada es un tema emblemático de las profundas divisiones en Estados Unidos: genera opiniones encontradas. Hay unos 11 millones de inmigrantes sin documentos que viven en ese país, la mayoría sin una opción clara para regularizar su situación.
Quizá el presidente Donald Trump y sus asesores no lo sepan, pero los inmigrantes trabajan, fundan empresas, pequeñas y grandes, pagan impuestos (incluso los indocumentados) y su nivel de desempleo es más bajo que la de las personas nacidas en EEUU.
Aunque haya datos variables sobre el aporte de los inmigrantes a la economía de Estados Unidos, no hay duda de que es grande, tanto que si dejaran de producir o consumir tendrían un impacto notorio.
“No somos una carga para este país”, advierte Nelly Romero, dueña de un pequeño restaurante mexicano en la misma calle Mount Pleasant, en Manhattan, Nueva York.
La retórica antiinmigrante de Trump incita la protesta por parte de una comunidad latina que entiende que las políticas del actual presidente no están siempre basadas en datos reales.
Los inmigrantes trabajan
En Estados Unidos en 2015, 26.3 millones de inmigrantes trabajaban en el país (la mitad de ellos eran hispanos). Estos trabajadores representan 16.7 por ciento de la población trabajadora, según datos de la Secretaría de Trabajo. Diez años atrás, eran un 15 por ciento.
No solo los inmigrantes son mano de obra, muchos de ellos son empresarios. Un 40 por ciento de las 500 empresas líderes en el país fueron fundadas por inmigrantes o sus hijos. Esto incluye muchos de las marcas estadounidenses más exitosas como Apple, Google o Intel de acuerdo con Jens Heinmueller, co-director del laboratorio de política migratoria de la Universidad de Stanford en California.
Además, los niveles de desempleo son bajos. En el 2015, la tasa de desempleo era más baja para los inmigrantes que para los nacidos en EEUU (4.9% frente a 5.4% para los nativos).
“En el Ward 4, donde están los barrios de Columbia Heights y Mount Pleasant, del que los latinos conforman la quinta parte de la población, la tasa de desempleo es de tan solo en 8 por ciento, comparado con el 17 en otras áreas de la ciudad”, advirtió Julio Guity de la Oficina de Asuntos Latinos de la alcaldía de Manhattan, Nueva York.
“Hay personas nacidas aquí que se aprovechan del sistema. El latino viene a trabajar para mandar dinero a sus países” dijo Guity, abogado, nacido en Honduras, frente a las acusaciones del presidente Trump.
Si bien Guity admira que los inmigrantes envíen sus ahorros a sus países de origen, también se preocupa por que se reinvierta en su país de adopción: “En muchos países de Centroamérica la principal entrada de dinero es por las remesas. Pero las políticas migratorias deben incentivar que los migrantes inviertan en Estados Unidos”.
Estos son los trabajos que hacen los inmigrantes indocumentados
Los trabajos de los inmigrantes han sido interesados a los economistas por muchísimo tiempo. Es un tema crucial, ya que se necesita saber si los inmigrantes en realidad “quitan trabajos” a la gente nacida en Estados Unidos o no. Actualmente, la mayoría de los investigadores de inmigración opinan que no. Pero un número no insustancial dice que sí.
Ahora, un nuevo estudio de Pew entrega más claridad a la conversación. Este centro de investigación publicó un blog en el que detalla la participación de los inmigrantes en el mercado laboral. Aquí destacan varios puntos de interés.
Primero, la participación de los inmigrantes en la fuerza laboral ha crecido desde los 1990. En 1995, los inmigrantes (legales e indocumentados) eran un 12 por ciento de la fuerza laboral. En 2014, de acuerdo a Pew, fue un 17. Se espera que los inmigrantes y sus hijos nacidos en EEUU impulsen el crecimiento en la fuerza laboral por las siguientes dos décadas. De hecho, apunta, sin ellos, la población que puede trabajar se reduciría, generando un serio problema para el país.
Pero, además de esos números, el estudio da una lista comprehensiva de los sectores de trabajo más comunes para los inmigrantes, junto con los trabajos específicos a los que más se dedican. El estudio encontró que los inmigrantes no son la mayoría de trabajadores en ninguna industria estadounidense, aunque sí son mayoría en algunos trabajos específicos.
La industria del empleo en 'hogares privados' fue la que tiene mayor proporción de inmigrantes. Un 45 por ciento de las 947,000 personas en esa área nacieron en el extranjero. Luego está el sector de textiles y fabricantes de ropa y cuero con un 36 por ciento y agricultura con un 33.
Se debe reconocer que los patrones de trabajo para inmigrantes legales e indocumentados son diferentes. Las industrias de inmigrantes legales se parecen más a las de personas nacidas en EEUU.
El sector minorista es la industria más grande de los legales, con un 10 por ciento. Le siguen los servicios educacionales (8%), los servicios sanitarios fuera de hospitales (7%). Entre inmigrantes indocumentados, en la construcción son un 16% de los trabajadores. En segundo lugar está el sector de restaurantes/lugares de comer o beber (14%).
Luego, el estudio de Pew también analiza las ocupaciones o trabajos específicos. El 63 por ciento de los trabajadores en el área de belleza y apariencia personal (como manicuras y estilistas) son inmigrantes, la proporción más alta que cualquier otra profesión. También son un 55 por ciento entre los operadores de máquinas de coser y seis de cada diez de trabajadores de agricultura.
Algo que quizás también vale la pena destacar es el cambio en la visión que tienen los estadounidenses sobre los inmigrantes y su rol en el mercado laboral. De acuerdo a Pew, ha habido un cambio radical: en 2006, un 55 por ciento de los estadounidenses decían que tener más inmigrantes hiere al país y solo un 28 de cada cien opinaba que ayuda a EEUU. Esta división se ha hecho más tenue: ahora, un 45 por ciento dice que los inmigrantes dificultan las cosas para los trabajadores del país, mientras que un 42 de cada cien dice que mejora la situación en EEUU.
Los indocumentados pagan impuestos
En 2014, el Centro de Investigación Pew estimaba que 11.1 millones de inmigrantes indocumentados vivían en Estados Unidos. Menos que los 12.2 millones en 2007. Así en el país hay más inmigrantes, pero menos indocumentados.
Según la administración de Seguridad Social 3.1 millones de los 11 millones de indocumentados pagaron impuestos en el 2010. Muchos de los restantes no están en edad de trabajar, o trabajan en negro o no trabajan.
Un estudio de 2016 del Instituto sobre Política Fiscal y Económica, una organización liberal, estimó que los inmigrantes indocumentados pagan $11.640 millones en impuestos locales y estatales en 2013, equivalente al 8 por ciento de sus ingresos.
Esto incluye impuestos sobre productos y servicios $6.9 mil millones de dólares), impuestos sobre propiedad ($3.6mil millones) e impuestos sobre los ingresos ($1.1 mil millones).
Esta cifra también la avala la organización conservadora, Fundación Heritage, en un estudio de 2013 que estima que el hogar indocumentado promedio paga $10,334 dólares al año en impuestos.
Los inmigrantes ganan menos
Eso sí, el ingreso medio mensual de un trabajador inmigrante en 2015 era de tan solo $681 dólares, frente a $837 para personas nacidas en Estados Unidos.
Esto refleja en parte la diferencia de sectores en los que trabajan. En el 2015 los inmigrantes trabajaban sobre todo en transporte, construcción, mantenimiento, frente a los puestos en gestión y carreras profesionales, ventas y trabajo de oficina para los nacidos en el país.
“En mi high school hay tan solo una profesora hispana, los demás son conserjes o trabajan en mantenimiento”, dijo Dulce Romero de 14 años.
Casos reales
Hay unos 11 millones de inmigrantes sin documentos que viven en ese país, la mayoría sin una opción clara para regularizar su situación. Una de ellas es una estudiante mexicana que relató su caso a la BBC.
Llegó a Estados Unidos desde México como indocumentada cuando tenía 8 años. Asegura que no puede abandonar la ciudad en la que vive, pues está rodeada de controles de seguridad y teme ser capturada y deportada. Sus padres y sus hermanas viven a cientos de kilómetros de distancia:
"No puedo salir de la ciudad en la que vivo en Estados Unidos, por miedo a la policía".
Y recuerda la polémica que desató el caso del indocumentado detenido en Estados Unidos, cuando fue a entregar una pizza a una base militar.
Los expertos en leyes dicen que la presencia ilegal en Estados Unidos no es un delito en la mayoría de los casos. Sin embargo, sí es una violación civil que pone a la persona en riesgo de ser deportada, lo cual es un proceso que toma un largo tiempo.
La entrada sin documentos a Estados Unidos es un delito menor. Entonces, alguien que está en el país sin un permiso válido podría estar violando la ley. Luego de la publicación, la estudiante explicó que su familia había ingresado con una visa de turista y se quedó a vivir ahí.
Contrario a la creencia común, así es como la mayoría de los inmigrantes indocumentados han llegado a EE.UU. en los últimos años, y no por un cruce ilegal la frontera.
Además, la administración Trump defiende su política de separar a los niños de sus padres indocumentados: “Los inmigrantes están infestando este país”.
Cada año desde 2007, la cantidad de personas que se quedaron más tiempo del permitido por sus visas (de turista o estancia temporal) es mayor a las que ingresan sin documentos, según el Centro de Estudios Migratorios.
Alrededor de un millón de inmigrantes indocumentados tienen permiso temporal para vivir y trabajar en el país como parte del programa de Acción Diferida (DACA) y el de Estatus de Protección Temporal (TPS), según el Pew Research Center.
En el caso del DACA, sin embargo, su futuro sigue sin estar claro después de la decisión de que el gobierno de Donald Trump lo revocara el año pasado.
Convertirse en ciudadano estadounidense es un proceso complicado. En general, un individuo debe cumplir con una serie de requisitos que incluyen tener residencia permanente (green card) por lo menos durante cinco años.
Pero la legislación actual hace que sea prácticamente imposible que alguien que ingresó al país de forma irregular obtenga una residencia permanente de forma legal. En algunas excepciones, los inmigrantes indocumentados pueden solicitar regularizar su situación.
Contraer matrimonio con un ciudadano estadounidense o un titular de una green card es una de las posibilidades. También aquellos que fueron víctimas o testigos de un crimen, o solicitaron asilo, pueden aspirar a una regularización.
Pero los expertos en inmigración dicen que las personas esperan años, incluso décadas, hasta que se tome una decisión. Además, los requisitos establecidos hacen que muchos terminen considerados como “no elegibles”.
La estudiante en nuestra historia dijo que no calificaba para DACA ya que su familia regresó a México después de la recesión de 2008. Eso va en contra de la regla de elegibilidad que exige la residencia continua el país para ser aceptada.
Debido a que las violaciones a la inmigración son en gran parte de naturaleza civil, a los inmigrantes indocumentados, en los procedimientos de deportación, no les garantizan el derecho a un abogado. Eso también incluye inmigrantes que se entregan a las autoridades y buscan asilo.
Los abogados y defensores de los inmigrantes dicen que la falta de representación multiplica las posibilidades de que una persona sea deportada, y que los mandatos recientes de la administración Trump tienen la garantía de agilizar la eliminación de aún más inmigrantes indocumentados.
Aseguran que eso se debe a que la mayoría de los inmigrantes no pueden pagar un abogado, lo que los deja navegar por el complicado sistema por su cuenta. También se transfieren a menudo de una instalación a otra, dependiendo de dónde el gobierno considere que hay más espacio disponible en un centro de detención.
La presencia del inmigrante indocumentado en Estados Unidos ha generado muchísima más economía y enriquecimiento. Hacen los trabajos que nadie más quiere hacer, son mano de obra barata, pagan impuestos, consumen productos del país, muchos de ellos han formado pequeñas y grandes empresas.
Sin embargo, la violación a sus derechos es sistemática; incluso, mediante la aprobación de leyes en contra de dicha población, así como la promoción constante del odio, la discriminación y el racismo. El presidente Donald Trump y su administración no valoran la labor del inmigrante indocumentado.
Las organizaciones de defensa de migrantes concuerdan en que es el momento de alzar la voz con fuerza, de hacer valer los derechos por igual y aprobar, por fin, una reforma migratoria que favorezca a los más de 11 millones de inmigrantes indocumentados en ese país.
Foto: Jonathan McIntosh / Wikimedia Commons
Ciudad de México (Aunam). Cada día son más los inmigrantes indocumentados que cruzan la frontera en busca del “sueño americano”, el cual se ha convertido en la “pesadilla americana” para muchos de ellos, a quienes les ha costado su misma vida. Por otro lado, los que logran cruzar, se dan cuenta que la realidad es otra, sufren explotación, maltrato y discriminación de todo tipo, quedándose callados por miedo a ser deportados.
La inmigración indocumentada es un tema emblemático de las profundas divisiones en Estados Unidos: genera opiniones encontradas. Hay unos 11 millones de inmigrantes sin documentos que viven en ese país, la mayoría sin una opción clara para regularizar su situación.
Quizá el presidente Donald Trump y sus asesores no lo sepan, pero los inmigrantes trabajan, fundan empresas, pequeñas y grandes, pagan impuestos (incluso los indocumentados) y su nivel de desempleo es más bajo que la de las personas nacidas en EEUU.
Aunque haya datos variables sobre el aporte de los inmigrantes a la economía de Estados Unidos, no hay duda de que es grande, tanto que si dejaran de producir o consumir tendrían un impacto notorio.
“No somos una carga para este país”, advierte Nelly Romero, dueña de un pequeño restaurante mexicano en la misma calle Mount Pleasant, en Manhattan, Nueva York.
La retórica antiinmigrante de Trump incita la protesta por parte de una comunidad latina que entiende que las políticas del actual presidente no están siempre basadas en datos reales.
Los inmigrantes trabajan
En Estados Unidos en 2015, 26.3 millones de inmigrantes trabajaban en el país (la mitad de ellos eran hispanos). Estos trabajadores representan 16.7 por ciento de la población trabajadora, según datos de la Secretaría de Trabajo. Diez años atrás, eran un 15 por ciento.
No solo los inmigrantes son mano de obra, muchos de ellos son empresarios. Un 40 por ciento de las 500 empresas líderes en el país fueron fundadas por inmigrantes o sus hijos. Esto incluye muchos de las marcas estadounidenses más exitosas como Apple, Google o Intel de acuerdo con Jens Heinmueller, co-director del laboratorio de política migratoria de la Universidad de Stanford en California.
Además, los niveles de desempleo son bajos. En el 2015, la tasa de desempleo era más baja para los inmigrantes que para los nacidos en EEUU (4.9% frente a 5.4% para los nativos).
“En el Ward 4, donde están los barrios de Columbia Heights y Mount Pleasant, del que los latinos conforman la quinta parte de la población, la tasa de desempleo es de tan solo en 8 por ciento, comparado con el 17 en otras áreas de la ciudad”, advirtió Julio Guity de la Oficina de Asuntos Latinos de la alcaldía de Manhattan, Nueva York.
“Hay personas nacidas aquí que se aprovechan del sistema. El latino viene a trabajar para mandar dinero a sus países” dijo Guity, abogado, nacido en Honduras, frente a las acusaciones del presidente Trump.
Si bien Guity admira que los inmigrantes envíen sus ahorros a sus países de origen, también se preocupa por que se reinvierta en su país de adopción: “En muchos países de Centroamérica la principal entrada de dinero es por las remesas. Pero las políticas migratorias deben incentivar que los migrantes inviertan en Estados Unidos”.
Estos son los trabajos que hacen los inmigrantes indocumentados
Los trabajos de los inmigrantes han sido interesados a los economistas por muchísimo tiempo. Es un tema crucial, ya que se necesita saber si los inmigrantes en realidad “quitan trabajos” a la gente nacida en Estados Unidos o no. Actualmente, la mayoría de los investigadores de inmigración opinan que no. Pero un número no insustancial dice que sí.
Ahora, un nuevo estudio de Pew entrega más claridad a la conversación. Este centro de investigación publicó un blog en el que detalla la participación de los inmigrantes en el mercado laboral. Aquí destacan varios puntos de interés.
Primero, la participación de los inmigrantes en la fuerza laboral ha crecido desde los 1990. En 1995, los inmigrantes (legales e indocumentados) eran un 12 por ciento de la fuerza laboral. En 2014, de acuerdo a Pew, fue un 17. Se espera que los inmigrantes y sus hijos nacidos en EEUU impulsen el crecimiento en la fuerza laboral por las siguientes dos décadas. De hecho, apunta, sin ellos, la población que puede trabajar se reduciría, generando un serio problema para el país.
Pero, además de esos números, el estudio da una lista comprehensiva de los sectores de trabajo más comunes para los inmigrantes, junto con los trabajos específicos a los que más se dedican. El estudio encontró que los inmigrantes no son la mayoría de trabajadores en ninguna industria estadounidense, aunque sí son mayoría en algunos trabajos específicos.
La industria del empleo en 'hogares privados' fue la que tiene mayor proporción de inmigrantes. Un 45 por ciento de las 947,000 personas en esa área nacieron en el extranjero. Luego está el sector de textiles y fabricantes de ropa y cuero con un 36 por ciento y agricultura con un 33.
Se debe reconocer que los patrones de trabajo para inmigrantes legales e indocumentados son diferentes. Las industrias de inmigrantes legales se parecen más a las de personas nacidas en EEUU.
El sector minorista es la industria más grande de los legales, con un 10 por ciento. Le siguen los servicios educacionales (8%), los servicios sanitarios fuera de hospitales (7%). Entre inmigrantes indocumentados, en la construcción son un 16% de los trabajadores. En segundo lugar está el sector de restaurantes/lugares de comer o beber (14%).
Luego, el estudio de Pew también analiza las ocupaciones o trabajos específicos. El 63 por ciento de los trabajadores en el área de belleza y apariencia personal (como manicuras y estilistas) son inmigrantes, la proporción más alta que cualquier otra profesión. También son un 55 por ciento entre los operadores de máquinas de coser y seis de cada diez de trabajadores de agricultura.
Algo que quizás también vale la pena destacar es el cambio en la visión que tienen los estadounidenses sobre los inmigrantes y su rol en el mercado laboral. De acuerdo a Pew, ha habido un cambio radical: en 2006, un 55 por ciento de los estadounidenses decían que tener más inmigrantes hiere al país y solo un 28 de cada cien opinaba que ayuda a EEUU. Esta división se ha hecho más tenue: ahora, un 45 por ciento dice que los inmigrantes dificultan las cosas para los trabajadores del país, mientras que un 42 de cada cien dice que mejora la situación en EEUU.
Los indocumentados pagan impuestos
En 2014, el Centro de Investigación Pew estimaba que 11.1 millones de inmigrantes indocumentados vivían en Estados Unidos. Menos que los 12.2 millones en 2007. Así en el país hay más inmigrantes, pero menos indocumentados.
Según la administración de Seguridad Social 3.1 millones de los 11 millones de indocumentados pagaron impuestos en el 2010. Muchos de los restantes no están en edad de trabajar, o trabajan en negro o no trabajan.
Un estudio de 2016 del Instituto sobre Política Fiscal y Económica, una organización liberal, estimó que los inmigrantes indocumentados pagan $11.640 millones en impuestos locales y estatales en 2013, equivalente al 8 por ciento de sus ingresos.
Esto incluye impuestos sobre productos y servicios $6.9 mil millones de dólares), impuestos sobre propiedad ($3.6mil millones) e impuestos sobre los ingresos ($1.1 mil millones).
Esta cifra también la avala la organización conservadora, Fundación Heritage, en un estudio de 2013 que estima que el hogar indocumentado promedio paga $10,334 dólares al año en impuestos.
Los inmigrantes ganan menos
Eso sí, el ingreso medio mensual de un trabajador inmigrante en 2015 era de tan solo $681 dólares, frente a $837 para personas nacidas en Estados Unidos.
Esto refleja en parte la diferencia de sectores en los que trabajan. En el 2015 los inmigrantes trabajaban sobre todo en transporte, construcción, mantenimiento, frente a los puestos en gestión y carreras profesionales, ventas y trabajo de oficina para los nacidos en el país.
“En mi high school hay tan solo una profesora hispana, los demás son conserjes o trabajan en mantenimiento”, dijo Dulce Romero de 14 años.
Casos reales
Hay unos 11 millones de inmigrantes sin documentos que viven en ese país, la mayoría sin una opción clara para regularizar su situación. Una de ellas es una estudiante mexicana que relató su caso a la BBC.
Llegó a Estados Unidos desde México como indocumentada cuando tenía 8 años. Asegura que no puede abandonar la ciudad en la que vive, pues está rodeada de controles de seguridad y teme ser capturada y deportada. Sus padres y sus hermanas viven a cientos de kilómetros de distancia:
"No puedo salir de la ciudad en la que vivo en Estados Unidos, por miedo a la policía".
Y recuerda la polémica que desató el caso del indocumentado detenido en Estados Unidos, cuando fue a entregar una pizza a una base militar.
Los expertos en leyes dicen que la presencia ilegal en Estados Unidos no es un delito en la mayoría de los casos. Sin embargo, sí es una violación civil que pone a la persona en riesgo de ser deportada, lo cual es un proceso que toma un largo tiempo.
La entrada sin documentos a Estados Unidos es un delito menor. Entonces, alguien que está en el país sin un permiso válido podría estar violando la ley. Luego de la publicación, la estudiante explicó que su familia había ingresado con una visa de turista y se quedó a vivir ahí.
Contrario a la creencia común, así es como la mayoría de los inmigrantes indocumentados han llegado a EE.UU. en los últimos años, y no por un cruce ilegal la frontera.
Además, la administración Trump defiende su política de separar a los niños de sus padres indocumentados: “Los inmigrantes están infestando este país”.
Cada año desde 2007, la cantidad de personas que se quedaron más tiempo del permitido por sus visas (de turista o estancia temporal) es mayor a las que ingresan sin documentos, según el Centro de Estudios Migratorios.
Alrededor de un millón de inmigrantes indocumentados tienen permiso temporal para vivir y trabajar en el país como parte del programa de Acción Diferida (DACA) y el de Estatus de Protección Temporal (TPS), según el Pew Research Center.
En el caso del DACA, sin embargo, su futuro sigue sin estar claro después de la decisión de que el gobierno de Donald Trump lo revocara el año pasado.
Convertirse en ciudadano estadounidense es un proceso complicado. En general, un individuo debe cumplir con una serie de requisitos que incluyen tener residencia permanente (green card) por lo menos durante cinco años.
Pero la legislación actual hace que sea prácticamente imposible que alguien que ingresó al país de forma irregular obtenga una residencia permanente de forma legal. En algunas excepciones, los inmigrantes indocumentados pueden solicitar regularizar su situación.
Contraer matrimonio con un ciudadano estadounidense o un titular de una green card es una de las posibilidades. También aquellos que fueron víctimas o testigos de un crimen, o solicitaron asilo, pueden aspirar a una regularización.
Pero los expertos en inmigración dicen que las personas esperan años, incluso décadas, hasta que se tome una decisión. Además, los requisitos establecidos hacen que muchos terminen considerados como “no elegibles”.
La estudiante en nuestra historia dijo que no calificaba para DACA ya que su familia regresó a México después de la recesión de 2008. Eso va en contra de la regla de elegibilidad que exige la residencia continua el país para ser aceptada.
Debido a que las violaciones a la inmigración son en gran parte de naturaleza civil, a los inmigrantes indocumentados, en los procedimientos de deportación, no les garantizan el derecho a un abogado. Eso también incluye inmigrantes que se entregan a las autoridades y buscan asilo.
Los abogados y defensores de los inmigrantes dicen que la falta de representación multiplica las posibilidades de que una persona sea deportada, y que los mandatos recientes de la administración Trump tienen la garantía de agilizar la eliminación de aún más inmigrantes indocumentados.
Aseguran que eso se debe a que la mayoría de los inmigrantes no pueden pagar un abogado, lo que los deja navegar por el complicado sistema por su cuenta. También se transfieren a menudo de una instalación a otra, dependiendo de dónde el gobierno considere que hay más espacio disponible en un centro de detención.
La presencia del inmigrante indocumentado en Estados Unidos ha generado muchísima más economía y enriquecimiento. Hacen los trabajos que nadie más quiere hacer, son mano de obra barata, pagan impuestos, consumen productos del país, muchos de ellos han formado pequeñas y grandes empresas.
Sin embargo, la violación a sus derechos es sistemática; incluso, mediante la aprobación de leyes en contra de dicha población, así como la promoción constante del odio, la discriminación y el racismo. El presidente Donald Trump y su administración no valoran la labor del inmigrante indocumentado.
Las organizaciones de defensa de migrantes concuerdan en que es el momento de alzar la voz con fuerza, de hacer valer los derechos por igual y aprobar, por fin, una reforma migratoria que favorezca a los más de 11 millones de inmigrantes indocumentados en ese país.
Foto: Jonathan McIntosh / Wikimedia Commons
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