UN MUNDO, EL ÁREA EDITORIAL DE LA UAM AZCAPOTZALCO


Por Francisco Javier Gallardo Peralta
México (Aunam). El ventilador sobre el escritorio de la recepción no se detiene. La computadora se mantiene encendida. Los aparatos electrónicos prenden, apagan, giran, hacen impresiones, sacan fotocopias… pero contrastan con el sepulcral silencio que reina en la oficina. Un ambiente de calma es necesario para corregir y procesar textos periodísticos.

La Sección de Información y Divulgación de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Azcapotzalco, dirigida por la profesora Maira Pavón Tadeo, es la recreación a pequeña escala de las grandes instalaciones de un periódico. El Aleph y la Guía Universitaria tienen su periodo de gestación en este lugar, antes de llegar a las manos de los estudiantes para mantenerlos informados.

“Que la idea principal no se pierda entre la paja”, sentencia Jacqueline Quiroz Reyes, correctora de estilo. Su labor es eliminar el sobrante, quitar espacios indeseables, tachar palabras no necesarias; en pocas palabras, dejar el texto limpio, publicable. También pretende que “el estilo del reportero no se modifique”, mantener la esencia de su escritura.

En el lugar hay cuatro oficinas. A modo de cuadrilátero, el espacio está claramente dividido. El primer cuarto es para la jefa de sección: una mesa con tres sillas al frente y una atrás, es lo que ocupa la mayor parte. A un costado se encuentra el área ocupada por la analista de información y redactora. El tercer sitio es para el auxiliar. Y al fondo, en una de las líneas imaginarias que conforman el cuadro, está el lugar de la reportera.

Los materiales procesados en la Sección siguen la línea editorial planteada por Araceli Ramos Avilés, analista y redactora: “El Aleph tiene como propósito cuidar la imagen de la Institución”, es decir, no se publicarán productos “que contengan agresiones” hacia la UAM.

El sol comienza a hacer efecto dentro de la oficina. Para refrescar, la profesora Maira y los demás colaboradores reparten latas de Coca Cola y jugos Boing. La hospitalidad hacia el visitante es grata. A cuarenta años de su fundación, la Unidad Azcapotzalco continúa su camino informativo con fines de difusión cultural, educativa y formativa.

Entre tintas e impresoras


Tras caminar entre pasillos, áreas verdes y esculturas creadas por estudiantes, llego al lugar donde se materializan las ideas, donde las letras e imágenes se plasman para continuar su camino hacia el cerebro de quienes las ven y leen. El olor a tinta y papel, el vaivén de personal y las fotocopiadoras e impresoras funcionando es lo primero que se detecta.

En esta zona se imprime todo lo que la infraestructura permite: libros, dípticos, trípticos, carteles, folletos, tesis, trabajos escolares, propaganda por millares… La Sección de Impresión y Reproducción cuenta con cuatro divisiones: “Fotocopiado e impresión, alumnos”, “Administrativos y docentes”, “Impresión y offset” y “Terminado”.

Roberto Hernández Calvo, jefe de la sección, menciona que el personal se extiende entre auxiliares de reproducción, impresores, técnicos impresores y especialistas. Explica, con detalles técnicos, el tipo y tamaños de papel que existen en el mercado, así como las razones para utilizar cada uno: “El papel couche es para interiores de libro y propaganda”, “el bond de 75 g es el más utilizado, porque es un papel manejable”, “el ´cultural´ de 90 g es para interiores”.

Con su sobria forma de hablar, sin sonrisas, leves ademanes y explicaciones ágiles, el licenciado nos muestra el Área de Impresión y el funcionamiento del sistema offset. Para observar cómo se maneja esta técnica, asistimos con “Marco”, maestro en ello y experto en la “Solna”, máquina impresora que “sirve más para imprimir por millares que por cientos”.

El proceso, dice Marco, se compone de cinco pasos, cada uno con nombre específico: uno, “araña”; dos, “mapa de trabajo”; tres, “hidratación”; cuatro, “batería”; último, “salida”. Asimismo, dice que con sólo cuatro colores pueden crearse todos los demás; estos son: cian, magenta, amarillo y negro. “El sistema offset es complejo, pero muy rápido y eficaz. Se pueden lograr hasta 10,000 impresiones por hora”.

Gracias a las nuevas tecnologías, retoma el licenciado Roberto Hernández, “en dos días pueden acabarse los trabajos: doblado, cortado, engrapado y refinado”. Anteriormente, para juntar las páginas, por ejemplo, se utilizaba el “engrapado a caballo”; ahora es a máquina. El empastado y el paso por la guillotina son los últimos dos lugares que visita una obra o texto antes de ser publicado.

“La mercadotecnia arruinó el trabajo del director de arte”

Luisa Regina Martínez, coordinadora de Extensión Universitaria de la UAM, afirma, mientras proyecta números de revistas actuales, que “la mercadotecnia arruinó el trabajo del director de arte”. La investigadora recuerda, a cada momento, que hasta principios de la década de los sesenta las portadas eran magníficas.

“Los directores de mercadotecnia no están haciendo su trabajo”. Pasa una diapositiva, aparecen páginas de las antiguas revistas Fortune, McCalls, Look, Vogue. Otra diapositiva: salen a escena las nuevas tipografías de aquellas revistas, subordinadas ya a las leyes del mercado. “¿Hay alguna semejanza entre ambas épocas? ¡No!”.

Para ella, el director de arte se encargaba de culturizar a la gente; hoy, el director de mercadotecnia sólo se encarga de crear revistas que vendan. “¿Les quedó claro lo que hace un director de arte?”, finaliza, enfática. Su rostro es de alegría, al saber que todos entendimos lo que quiso decir.

El día terminó

Es hora de partir. El ambiente es tranquilo. No hay alumnos, no hay personal. Es tiempo de vacaciones. Dentro de algunas semanas, la institución recibirá con los brazos abiertos a los estudiantes para un nuevo ciclo lectivo. Los pasillos me despiden con carteles de la “pantera UAM”, mascota institucional: “Camina por lugares con luz y seguros”.






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