LA VIDA COMPLICADA Y PELIGROSA DENTRO DE LAS PANDILLAS

Por Juan Carlos Santiago Velasquillo
Ciudad de México (Aunam). La calle de Pascle se encuentra dentro de la colonia Pedregal de Santo Domingo en la delegación Coyoacán, en este camino Daniel Muñoz Hidalgo creció y se formó como un pandillero, representa mucho para él vivir en este domicilio, el cual lo vio crecer, pero también en el cual ha estado a punto de perder la vida. Caminamos sobre la avenida para llegar a su hogar, mientras platica sus experiencias.

Esta calle es muy grande, por el día es tranquila, en la noche cambia se vuelve un poco insegura, en el transcurso del camino hay demasiados grafitis los cuales no se aprecian bien por la oscuridad de la noche. En cuanto llegamos decidimos llevar acabo la charla afuera de su casa tomamos asiento en una banca que hay afuera de una tienda en la que Daniel entro y salió con un par de cervezas.


Daniel a simple vista con su ropa holgada, su cabeza rapada y esa caracterización natural que tiene de un pandillero, te hace sentir un poco de timidez, pero al comenzar la plática te das cuenta que es una persona educada, sencilla y con un carisma alegre, a pesar de que es una persona de carácter fuerte y explosivo.

En la pandilla te juegas hasta la vida

“No siempre fui un cabrón, cuando estaba pequeño era muy tímido me daba miedo pelearme, era muy cobarde pero poco a poco, para demostrar lo contrario con la pandilla, hacia muchas cosas que no quería, me volví muy violento y explosivo y gracias a esa actitud que tuve gané mucho respeto con mis amigos y con distintas pandillas, a pesar de todo, la pandilla es un arma de doble filo; son hermandad, pero también tienes que hacer cosas que no quieres con tal de conseguir poder o dinero”, señaló mientras mostraba una cicatriz en su brazo.

¿Qué te pasó en el brazo?

“Todo comenzó con un homie (Chico del barrio) que es deportado, lo conozco pero no nos llevamos bien porque nuestras pandillas son rivales allá en Estados Unidos; siempre en todas las fiestas a las que íbamos terminaban en riñas. Una ocasión asistimos a una, la cual estaba cerca de la casa de este güey, caminamos para comprar alcohol en una vinatería y me acerqué a saludar a unos homies que estaban con él”.

“Al comenzar una plática comienza a lanzar indirectas con sus amigos a lo cual me acerco y le digo: “Verdad que ya no tienes problemas conmigo”, dándole un manotazo en el pecho, se aleja y sale un familiar suyo con una pistola, la cual me pone en la cabeza, un amigo mío se le fue encima quitándole el arma de fuego, y ahí comenzó la riña”.

“Mi pandilla poco a poco se comenzó a ir al ver que eran mayoría, al final solo quedé yo peleando con este homie, al ver que no podía conmigo se alejó, pensando que ya no quería más problemas, en eso comienzo a discutir con un primo suyo; en ese momento regresa y me intenta golpear en la cabeza con un machete pero me percaté y metí mi brazo recibiendo el impacto en él, ocasionándome una gran cortada”.

“Al percatarme de que me estaba desangrando mucho me eché a correr, pero me comenzaron a corretear los otros homies aventándome de balazos, corrí como siete cuadras y me iba parando gritándole a este vato (hombre) que dejara su chingadera (machete) y que nos aventáramos un tiro, pero él me gritaba que me iba a matar. Al seguir corriendo note a unos amigos que vi a lo lejos y me detuve, cuando llegó este homie me soltó otro machetazo y pues volví a meter el mismo brazo”, señaló mientras estiraba el brazo y mostraba sus cicatrices.

“Al soltarme el otro machetazo yo le metí un madrazo con la otra mano, se cayó y aproveché para irme, ya que mi brazo en el cual recibí los dos machetazos ya no respondía y me seguía desangrando mucho. Me fui y le marqué a mi hermano Joel que viniera por mí porque necesitaba ir al hospital. Espantado por lo sucedido llegó rápidamente con mi padre y me llevaron al Hospital General”.

“Me atendieron con rapidez, yo llegué ya inconsciente pues había perdido mucha sangre; requerí de varias transfusiones. Permanecí hospitalizado por más de un mes, según para mi recuperación, yo ya me quería salir de ahí, el ambiente está muy pesado, ya que ahí llevan a los reclusos, no me da miedo pero hay puro pinche culero, ni dormir podía”.

La recuperación de Daniel fue muy buena gracias a su hermano que es fisioterapeuta y le dio la terapia. “Mi brazo quedó feo con esta pinche cicatriz, pero lo puedo mover sin broncas como si nada me hubiera pasado”, recalcó mientras reía. Esta fue una de muchas riñas en las cuales fue partícipe Daniel.

De la familia a la pandilla

“Desde los ocho años escuchaba rap chicano. Mi hermano ponía esa música en mi casa a todo volumen, y de ahí me comenzó a gustar. Posteriormente en la secundaria, a los once años empecé a conocer a más amigos, ahí fue cuando comencé a cambiar mi forma de vestir y todo. También conocí a personas que venían deportadas de Los Ángeles California, convivía mucho con ellos y aprendí lo que realmente era ser un pandillero”.

En México hay varias pandillas, pero no son lo mismo, se parecen a las que están en California o en cualquier parte de Estados Unidos, pero no tienen la misma actitud, no son las mismas reglas, la forma de ser o simplemente el estilo, algo que no tienen las pandillas de la Ciudad de México. Daniel Muñoz, se considera pandillero formado mediante el aprendizaje que tuvo de sus amigos que venían deportados.

“Yo aprendí al estilo de California porque crecí con mis amigos que venían de allá, pero tiempo después, cuando estaba más grandecito, conocí a gente de una pandilla, en la cual mi hermano mayor había permanecido, así que a mí me aceptaron sin ningún problema, aunque tuve que demostrar carácter y lealtad”

El pensamiento de un pandillero es distinto a una persona normal, Daniel siente un mayor aprecio y respeto por su pandilla que por su familia, ese es el motivo por cual pasa más tiempo con sus amigos; pero, eso le acarreó muchos problemas y riñas con miembros de pandillas contrarias pero afirma, ahora ya no le da miedo nada, a pesar de que varias veces estuvo a punto de perder la vida.

Después de la tempestad viene la calma

Después de muchos problemas que enfrentó Daniel, con pandillas que atentaron contra su vida, e inclusive problemas legales con la autoridad, decidió cambiar un poco, no dejar a su pandilla pero si alejarse de los problemas que conlleva estar con ellos, sus amigos aceptaron e inclusive lo apoyaron para que se tranquilizara, después de la situación por la que estaba pasando.

Comenzó a buscar trabajo para revindicar su camino, entró como operador en el banco HSBC, en ese lugar donde se encontraba laborando, todo iba bien, pero con el paso del tiempo ya no le agradó del todo, no estaba acostumbrado a la formalidad de un empleo, a tener un horario fijo, ni a recibir órdenes de alguien más, ya no se sentía a gusto por lo que decidió abandonarlo.

Una tarde estaba reunida su pandilla afuera de su casa en la calle de pascle de la colonia Santo Domingo, conviviendo como cualquier otro día. Al llegar la noche se percataron de un señor que venía vestido muy formalmente al acercarse a ellos les preguntó que como estaban y les invitó unas cuantas cervezas, al comenzar la plática el señor les dijo que si no querían salir en una película, Daniel y sus amigos no le dieron importancia.

“No le dimos importancia creímos que nos estaba choreando, y el vato este se fue hasta sin zapatos y sin lana, la neta lo robamos por chorero” dijo mientras reía y le tomaba a su cerveza recordando ese momento.

“Al otro día el señor regreso y dijimos: Chale este cabrón no entiende pero venía con un homie de nuestra pandilla y él nos dijo que sí era verdad ya después fuimos mi hermano, mi cuñado y yo; sí salimos en una película que se llama Paradas Continuas, después de ahí nos llamaron para salir en distintas películas, series televisivas, cortometrajes, videos musicales, etcétera”.

Malandros Crew fue el nombre que le dieron a la empresa, que conformaban cholos de la pandilla de Daniel, la mayoría de las películas y series televisivas buscaban gente que tuviera un perfil rudo, el cual ellos tenían, su vestimenta y sus tatuajes, su apariencia de delincuente fue su principal motivo por el cual los contrataban.

“nosotros tenemos el sazón o el toque de las series televisivas, nosotros somos reales nadie nos caracteriza es nuestro perfil original así crecimos y así somos en la vida cotidiana la vida de la calle, la serie donde mejor me han pagado es en la del Señor de los Cielos, ahí fui protagónico de un sicario en Los Ángeles, Salí en varios capítulos hasta que me mataron”.

Daniel ahora se encuentra grabando una serie llamada el Dandy, donde tendrá un papel protagónico como sicario matando y torturando gente dando el aspecto de un verdadero criminal; para el siguiente año vienen más proyectos a los cuales ya está confirmado Daniel para ser partícipe de distintas películas como American Curious, BreakingBad‬ y series televisivas entre ellas Sor Juana, La hermandad, el señor de los cielos cuarta temporada y Yago.

Música para las calles


La música representa expresión, una manera distinta de liberar lo que uno lleva dentro. Haciendo música Daniel se desahoga expresa sus sentimientos sus emociones y cada canción escrita es una historia verídica. En ellas plasma cada historia y situación por la que ha pasado, queriendo trasmitir la vida que ha llevado, dar a conocer este género principalmente su cultura y su pandilla.

“La música que hago es rap/hip hop; mi música habla de violencia, de las cosas que he vivido, también lo que he visto en las calles con mi pandilla. El género rap es común para muchos pero el Gangsta rap significa mucho para mí, en él me identifico, yo soy real tal cual como lo dicen mis canciones, son situaciones por las que pasa uno como pandillero, son más violentas las expresiones que usamos a consecuencia de lo que somos”.

Las personas que entienden este género musical, principalmente es porque se identifican con él han vivido cosas similares. Para Daniel esta música representa mucho, a él no le interesa, si le gusta a la gente, el hace las cosas por sí mismo, canta para él y su pandilla; le agrada lo que hace y no piensa dejar esta pasión por el simple hecho de que a la gente no le interese su música.

Daniel junto con su hermano Joel y su hermana blanca formaron un colectivo llamado Mexdownerz, al cual pertenecen varios de su pandilla, han hecho un sinfín de presentaciones por el Distrito Federal y sus alrededores, abriendo conciertos. También organizan tocadas y eventos con algunos fines caritativos, su música ha llegado lejos y pretenden seguir adelante con su proyecto musical.

¿Te arrepientes de algo que hayas hecho o quisieras cambiar algo en tu vida?

“Para mí yo sigo igual, sigo en lo mismo; arrepentirme de algo no creo, creo que me arrepiento más por las cosas que no he hecho que de las que ya hice, y las que ya hice pues ya están hechas ni modo. Yo me siento bien, a pesar de que ya no convivo igual con la pandilla como antes; muchos me conocen como “Silent” el cholo que muchos respetan y algunos quisieran matarme pero sigo firme representando mi barrio en cualquier parte donde me pare.







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