RODAR Y RODAR: LA VIDA EN EL CNAR

Equipo Ciclismo, CNAR. Foto: Rodrigo Castillo Sánchez

Por Cecilia Odeth Velázquez López
México (Aunam). El sol desciende desde su punto más alto, con veintitrés grados centígrados el cielo está completamente despejado, la tarde se torna agradable. Son las seis con quince minutos, cláxones y rechinidos de llantas inundan el ambiente de la Avenida Río Churubusco: el día laboral para muchos ha terminado y buscan desesperados un pronto regreso a su hogar.

El Palacio de los Deportes hace su aparición en el trayecto, le sigue el Foro Sol, lugares donde se han dado cita personajes internacionales como Aerosmith, Bon Jovi, Paul McCartney, Madonna, Lady Gaga, entre muchos más.

Justo en ese punto de la Ciudad, en cruce con Avenida Añil, se encuentra casi oculto y desconocido uno de los complejos deportivos más grandes del país, el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento (CNAR). Lugar donde los deportistas más jóvenes del país se reúnen para hacer de las competencias oficiales y entrenamientos de alto rendimiento, un estilo de vida.

Inaugurado en el año 2006 por el entonces presidente Vicente Fox Quesada y el ex titular de la Comisión Nacional del Deporte (Conade), Nelson Vargas Basáñez, el CNAR fue creado con el objetivo de brindar instalaciones deportivas y académicas de última generación para el óptimo desarrollo de deportistas de alto rendimiento y, de esta manera, mejorar el desempeño deportivo de México en competencias internacionales.

Ahí se encuentran reunidas la Selecciones Nacionales Juveniles de: Boxeo, Esgrima, Lucha, Judo, Karate Do, Taekwondo; Gimnasia Artística, Gimnasia Rítmica, Clavados, Nado Sincronizado, Tiro con Arco; Badminton, Baloncesto, Handball, Tenis de Mesa, Polo Acuático, Voleibol; Atletismo, Natación, Ciclismo, Pentatlón Moderno, Triatlón y Levantamiento de Pesas.

Unas de las ventajas que tienen los chicos al ser seleccionados es que, aparte de ser entrenados por los especialistas más reconocidos del país, pueden seguir con sus estudios dentro de las mismas instalaciones deportivas. Así como el acceso a comedores, dormitorios, atención médica general, estomatológica, psicológica, nutricional especializada en Medicina del Deporte.

De acuerdo a un estudio realizado en el presente año por la nueva administración de la Conade, se estimó que el CNAR requiere 120 millones de pesos al año; los cuales son destinados a cada uno de los atletas internos, costándoles al país entre 20 y 35 mil pesos según la temporada y cantidad de internos que se alojen.

Más de 200 calorías no pasan…

El protocolo de entrada al Centro de Alto Rendimiento es tan complejo como en lugares de alta seguridad. Un par de vigilantes cuestionan la llegada de procedencia de los visitantes, revisan que dentro de las pertenencias del visitante no se metan “artículos que dañen la convivencia de los deportistas”, como el arma más letal: la comida chatarra. Esto con el objetivo de evitar contrabandos y, con ello, alterar la estricta alimentación de los deportistas.

“No señorita, esto no pasa”, comenta el vigilante al ver dentro de mi bolso unas galletas Emperador. “Más de 200 calorías no pasan, deberá permitirnos tirarlo a la basura, o si prefiere hacerlo por su propia mano”.

Posteriormente, el visitante debe registrarse, dejar una identificación oficial y esperar a que la recepcionista haga una llamada telefónica que apruebe la entrada.

Al fondo a la derecha…

Dentro, el lugar está divido por salones: el pabellón acuático, pabellón gimnasia, pabellón combate, pabellón pelota, pista atlética, tiro con arco y el velódromo.

Este último se ubica al fondo del centro deportivo, cuenta con su propia entrada, donde, de la misma manera, es necesario volver a realizar todos los requisitos de entrada.

Han pasado veinte minutos, son las 6:35 de la tarde, el equipo juvenil de ciclismo está por terminar su último entrenamiento del día. El piso del Velódromo, ubicado al oriente de la ciudad, tiembla al ritmo veloz de bicicletas que pesan menos de 3 kilogramos. Cada atleta lleva puesto el uniforme respectivo de la selección a la que representa: Morelos, D.F, Los Cabos, Sinaloa, Veracruz, Puebla, Durango, entre muchos más.

Rodrigo Castillo Sánchez – especialista investigador y entrenador de ciclismo- está en medio de la pista, lleva en la mano dos objetos que parecen relojes: uno es un cronómetro, otro es un polar, un control que marca la frecuencia cardiaca del competidor en turno.

“Pedalea más rápido, esta es tu última prueba del día”, -se oye el eco de su grito por toda la sala, mientras apunta en una gráfica los resultados de los entrenamientos diarios.

Los jóvenes terminan exhaustos, después de tres entrenamientos y una jornada normal de escuela, no pueden hacer otra cosa más que descansar, tirados en el suelo.

“Bien chicos, mañana nos vemos en la pista a las 7:00 de la mañana. Descansen porque toca entrenamiento pesado. Vayan a comer algo, báñense, hagan lo que tengan de tarea y en una hora paso a ver a cada uno”, dice el entrenador a los cuerpos que parecen inertes justo al caer el anochecer.

Un nuevo día, un nuevo reto



Con los ojos cerrados, sus cuerpos descansan en el pasto húmedo víctima del rocío del amanecer. Cabellos enmarañados que son disimulados por gorras de todos colores y formas; en ropa deportiva resaltan logotipos de las marcas deportivas más reconocidas en México, según las estadísticas obtenidas en el año 2006 por la Cámara de la Industria y Comercio Mexicano: Nike, Adidas y Reebok. Pequeños de edad, musculosos de cuerpo, estos seres muestran hambre de triunfo en un futuro incierto que lleva como guía la pasión por el ciclismo.

Son las siete de la mañana, los rostros soñolientos delatan el cansancio que provocaron los entrenamientos del día anterior, pero no hay tiempo de excusas ni pretextos, ellos tienen algo más poderoso que tan sólo eso: el sueño de llegar algún día a lo más alto del pódium mundial.

“Inicia un nuevo día y con él nuevos retos, nuevos enfrentamientos, nuevas historias. No importa el resultado de ayer, el cronómetro vuelve a estar en ceros, esperándolos a cada uno de ustedes”, les dice su entrenador, Rodrigo Castillo Sánchez, mientras los ciclistas siguen recostados.

Con estiramientos suaves se van incorporando cada uno de los cuerpos: haciendo movimientos con la cabeza, los brazos, el tronco, bajando lentamente hasta los tobillos. Deben asegurarse que ningún músculo quede frío.

Arriba, abajo. Arriba, abajo. A un lado, al otro. Son como máquinas buscando el momento exacto para estallar. La pista de calentamiento del CNAR se ve invadida por adolescentes especialistas en pedalear. Con rugidos de motores de fondo, provenientes del Autódromo Hermanos Rodríguez, los seleccionados nacionales de ciclismo se disponen a comenzar su primer entrenamiento del día.

“Vamos, sólo son cinco kilómetros. Trote ligero, no se quemen para dar el cien en el –entrenamiento- de más tarde. Vamos equipo”, retumba la voz del capitán de la Selección, Carlos Varela, el mayor de todos, de 19 años de edad.

El tartán es testigo de los zancadas agigantadas que se burlan de cualquier concepto que se tenga de “trote ligero”… una vuelta, dos vueltas, tres vueltas…, en menos de veinticinco minutos llegan a la meta uno por uno, alentándose entre sí hasta que llega el último de ellos.

“Ya ni me acuerdo del sabor de la pizza…”



Un platón de sandía, melón y piña los está esperando en el comedor del complejo de alto rendimiento. Pan tostado, avena, huevos, licuados endulzados con miel y algún complemento como toffu o pollo hervido, son los alimentos entre los que se puede elegir en el buffet.

-“Ya ni me acuerdo del sabor de la pizza o las tortas, ni del agua de frutas”, bromea María Antonieta Gaxiola mientras disfruta una de sus cinco comidas del día.

-“Cuando ganamos medalla en las copas, nos dejan salir dos o tres horas. Les decimos que vamos al cine, aunque algunas veces mejor nos vamos a los tacos “Del Compa” que están a diez minutos caminando”, susurra Juan Hurtado, asegurándose de que no escuche alguna cocinera o entrenador que ande cerca.

Con sólo un día y medio de descanso, a los atletas internos en el CNAR se les prohíbe la salida sino es con permiso de su entrenador y padres, así como el reporte del avance escolar que han tenido en la última semana.

El reloj no se detiene. Los jóvenes comen –o tragan, como ellos dicen- para tener tiempo suficiente de ir a sus dormitorios, bañarse y asistir a clases.

Su vida académica también se encuentra dentro del complejo, en éste existe escuela primaria, secundaria y preparatoria avalada por la Secretaría de Educación Pública (SEP). La mayoría de ellos asisten a esta última, edificio más lejano de sus dormitorios.

-“Son buena onda los profes, ellos entienden que salimos a competencias, aunque no nos lo perdonan y sólo nos cambian el día de entregas de tareas. Lo malo es que cuando se nos juntan, nos volvemos locos. Y ni modo que dejemos de entrenar por una tarea”, comenta Oscar Camacho, estudiante de secundaria.

El pasado 25 de abril, en conferencia de prensa realizada en instalaciones del complejo, Jesús Mena Campos, Director de la Conade, aseguró que los niños que estudian, viven y entrenan en las instalaciones del CNAR, son muy afortunados por encontrarse internos en uno de los complejos más grandes del país.

Por su parte, durante el mismo evento, el ex–director del complejo de alto rendimiento juvenil, Gustavo Sanciprián destacó que “el 90 por ciento de los deportistas juveniles mexicanos que han registrado triunfos importantes, son alumnos del CNAR, lo más importante es que éste se está convirtiendo en un modelo educativo en el que estamos desarrollando a deportistas integrales y de alto rendimiento con un desempeño académico también muy competitivo”.

Mena, convocó a que los alumnos tengan en mente su formación para ser los mejores deportistas, lo que significa un gran orgullo y satisfacción, por ser el ejemplo para la población juvenil mexicana.

Pronto, los temas de álgebra, geografía o historia son cambiados por un par de ruedas. Sus uniformes, tenis y bicicletas hacen aparición en el velódromo del CNAR. Ni los rayos del sol ni los 24 grados centígrados que presumen su máximo esplendor son motivo de protesta. A la una de la tarde comienza el segundo entrenamiento.

“Ayer hicimos velocidad, hoy quiero resistencia. Concentrados, los quiero a todos juntos. Esta vez por cada uno que se retrase comenzamos de nuevo”, dice fuertemente el entrenador, quien también los acompaña en su recorrido, en la bicicleta más pesada, cinco kilogramos.

Juntos, los jóvenes pedalean en un ritmo constante, sus gestos de esfuerzo se hacen notar después de los primeros 40 minutos. Reprochan sin hablar, mirando la palanca de velocidades que se encuentra en cada uno de sus manubrios.

“El dolor siempre estará presente, vale la pena porque es la señal de que lo estamos haciendo como debe de –ser-“, dice Giovanni García, con gotas de sudor escurriendo por su frente.

La racha más pesada ha terminado, dos horas y 15 minutos de entrenamiento se hacen visibles en sus rodillas temblorosas. El recorrido de este día ha sido similar a la distancia que supone desde el centro del país hasta el Estado de Morelos. Pareciera excesivo, sin embargo, para ellos significa un entrenamiento más.

Únicamente tres horas tienen para descansar, avanzar sus labores escolares, dormir, comer algún snack que se les antoje o simplemente hablar con sus padres, con quienes no han convivido desde hace varios meses.

-“…y si me preguntas qué extraño de mi mamá, te diré que todo. Pero lo que más, son sus desayunos de hotcakes con malteada”, comenta Berthy Pérez, quien no ha visto a sus padres desde hace más de tres meses.

“Son atletas de alto rendimiento, por ello, es completamente normal que pasen mucho tiempo sin convivir con su familia. Buscar una identidad dentro del equipo y que prácticamente están todo el tiempo juntos, los orilla a verse como familia, como hermanos más que amigos y el compromiso de cuidarse entre ellos mismos”, dice el entrenador.



Dedicándole aproximadamente siete horas al día a su entrenamiento y cuatro a sus labores académicas, los ciclistas internos en el CNAR rondan entre los doce y diecinueve años.

“No importa la edad que tengan, ellos han crecido con la idea de ser siempre mejores y dar buenos resultados. Mucho se debe a los diversos viajes que han hecho y, en ellos, el roce con deportistas mundialistas. Han visto la mejor calidad que hay en el mundo del deporte y ellos no quieren quedarse atrás”, comenta Rodrigo.

Sin embargo, conocer el extranjero no los exenta de los problemas comunes que existen entre los jóvenes de su edad. “Es muy evidente el desarrollo normal que tienen como seres humanos, esos procesos como enamorarse por primera vez, dudar de lo que hacen por extrañar a su familia, descubrir a sus verdaderos amigos, decepcionarse por darse cuenta que la vida en sí es fruto del esfuerzo, etcétera. Así que es doble trabajo para ellos, crecer para sí mismos y en su deporte”, señala.

El entrenador Castillo Sánchez opina que cada competidor tiene talento y por eso están donde muchos otros jóvenes desearían llegar. Algunos con habilidades en la velocidad, otros en la fuerza, en la facilidad de concentración, pero todos con un rasgo característico que los diferencia de muchos deportistas: el hambre de triunfo.

“Ellos están conscientes de que si no destacan corren el riego de salir del CNAR, y afuera es muy difícil que se vuelvan a adaptar porque aquí ya tienen un ritmo y estilo de vida. Por eso es muy difícil que alguien flojeé o pierda los pies de la tierra”, puntualiza Castillo Sánchez.

Por otro lado, Luis Facuinde Raya, corresponsal de la CONADE, cuyo trabajo, comenta que en muchos de las competencias internacionales que ha cubierto, es muy común ver a niños de menos de quince años que viajan solos, refiriéndose a la compañía su entrenador, pero a la ausencia de sus familias.

“Cuando me toca entrevistarlos, me doy cuenta que estos chicos son pequeños de edad, pero se ven obligados a crecer muy rápido y hacerse responsables de sí mismos”, cuenta el reportero, quien ha cubierto eventos deportivos oficiales nacionales e internacionales; colaborando con Jorge Pineda Alvarado, Jefe del Departamento de Procesamiento de la Información de dicha institución y Alejandro Reyes, Coordinador de Comunicación Social.

Luis Facuinde Raya

Al preguntarle sobre los Seleccionados Nacionales de Ciclismo, aseveró que es uno de los deportes que indiscutiblemente dan resultados a la hora del medallero, sólo por debajo de Taekwondo.

“Ellos tienen una de las mejores preparaciones, sus entrenadores son realmente buenos porque están en constantes actualizaciones y los resultados se ven en el pódium”, señala.

“Es impresionante verlos competir. Antes, sus resultados eran buenos. Normalmente llegaban después de los primeros cinco lugares, pero tomando en cuenta que competían con otros países, no se veía mal el resultado. La decisión de la Federación de cambiarles los entrenadores fue muy buena porque se vio un cambio rotundo. Ahora, es raro el que queda en tercer lugar, normalmente ganan el primero”, comenta.

Al preguntarle por cuáles de ellos son los que considera con más futuro, respondió:

“Sería muy déspota señalarlos, porque como te dije, es evidente que todos tienen las mismas capacidades y pueden dar buenos y mejores resultados. Pero lo que sí te puedo decir, es que Antonieta Gaxiola y Berthy Pérez son los que más han destacado”, asevera.

“Mi siempre será la victoria ante el cronómetro, es mejor tenerlo a favor que en contra”.

“Haz que valga la pena todo tu esfuerzo. Demuestra quién eres, porqué estás aquí”, se oye el eco del entrenador, Rodrigo Castillo Sánchez, por cada rincón del velódromo del CNAR.

Es el tercer y último entrenamiento del día. Los seleccionados juveniles se muestran más motivados que en toda la jornada, pues es hora de vencer al cronómetro en cada una de sus especialidades.

Existen tres modalidades diferentes que representan al ciclismo en pista que son: Velocidad, fondo y medio fondo. Cada uno de los jóvenes se especializa en una de las ramas, aunque hay otros como María Antonieta Gaxiola, quien ha apostado por competir en las tres.

Su prueba consiste en tratar de romper el tiempo récord que haya realizado en su más reciente competencia, ésta fue la Copa Federación de Ciclismo de Pista, celebrada el pasado mes de abril en Aguascalientes, donde, de acuerdo al boletín oficial de la Conade, la sinaloense María Antonieta Gaxiola obtuvo la medalla de oro con 39.316 segundos, Carlos Varela 35.432 quedó con bronce, mientras Giovanni García 36.546 y Oscar Camacho 36.323, conquistaron el segundo lugar, todos compitiedo en prueba de fondo.

El entrenador se encuentra al centro de la pista, los competidores esperan su turno de pasar a realizar el mayor reto del día. Uno a uno monta su bicicleta, en la marca de la meta, esperando el sonido del silbato que señala la salida.

Pedalean lo más rápido que resisten sus piernas, la velocidad impide distinguir si se trata de un chico o una chica, aquí todos son iguales: pedalean por sus ideales.

María Antonieta Gaxiola y Berthy Pérez, ¿las promesas del ciclismo mexicano?

Daniela y Antonieta Gaxiola después de competir. Foto: Paola Díaz

“Todos tienen las mismas capacidades y pueden dar buenos y mejores resultados. Pero lo que sí te puedo decir, es que Antonieta Gaxiola y Berthy Pérez son los más han destacado y se perfilan para despegar más rápido. Incluso se sabe que universidades de otros países ya les están ofreciendo becas y excelentes prestaciones que a lo mejor aquí, en México, es muy difícil que les den por el poco apoyo que existe al deporte mexicano en general”, asevera el reportero Luis Facuinde Raya.

Ambos competidores provenientes de familias dedicadas por generaciones al ciclismo, María Antonieta Gaxiola Gonzáles y Berthy Pérez Lases tienen ahora dieciséis años, cursan el primer año del bachillerato y son quienes más medallas han dado al CNAR en su respectivo deporte.

Haciendo nuevamente aparición en el podio del Campeonato Nacional de Pista Juvenil y Sub 23, celebrado en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, el pasado 21 de Abril Antonieta –como prefiere que le llamen- quedó con un total de tres medallas de oro, mientras que su compañero Berthy ganó dos de las pruebas y rompió su último record.

Esto les dio su pase directo para la Olimpiada Nacional 2013, que se llevará a cabo a finales de Mayo en la ciudad de Aguascalientes.

“Estoy muy contenta con los resultados, aunque tengo claro que esto apenas comienza”, comentó la ciclista en enlace directo con la CONADE.

Luego de este triunfo, los atletas planean viajar a sus ciudades natales (Antonieta a Sinaloa y Berthy a Hidalgo) para pasar una semana de vacaciones con su familia, con quienes no han convivido desde hace tres meses. “Es difícil, al principio me costaba más estar sin mis papás y lejos de mi casa, pero ahora sé que es necesario si quiero mejores resultados”, asegura la ciclista.

Se avecinan muchos proyectos a futuro, por lo que la carga de trabajo en sus entrenamientos irá aumentando para mantener sus registros e 39.316 y 37.421 segundos que ahora tienen como récord. Su entrenador, Rodrigo Castillo Sánchez, presentó cambios en la rutina para equilibrar su estado físico, sin sobresaturarlos pues “está al ciento por ciento en este momento, necesitamos mantenerlos ahí físicamente aunque trabajaremos más el aspecto emocional”, declaró.

Las puertas de la Olimpiada Nacional están a nada de abrirse, Berthy ha entrenado muy duro para conseguir una medalla, al mismo tiempo que no quita de la mira las demás competencias que vienen después.

El sueño del atleta, siempre ha sido trascender hasta ver todo el esfuerzo reflejado en todas las formas posibles. Así mismo, él vive con la convicción de seguir dejando todo en la pista del velódromo para poder participar en los siguientes Juegos Olímpicos.

Tiene planes de terminar el bachillerato en el CNAR y seguir entrenando para después ir a Alemania con su hermana, quien se fue hace un año a estudiar Medicina en la Universidad Freie de Berlín. Le gustaría quedarse un año allá para aprender idiomas y posteriormente encontrar una escuela accesible que le permita seguir entrenando.

Berthy Pérez. Foto: Alejandra Pérez Lases

Aunque por otra parte, hace unas semanas recibió una invitación para estudiar en la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, al respecto declara: “Me dieron beca para ir a estudiar allá, con plan de entrenamiento y todo. Pero todavía no sé, porque me encantaría estar cerca de mi hermana”.

Será una decisión difícil, pues encontrar una beca del tipo que le ofrecieron, con los beneficios y apoyo que le dan en el ciclismo, es complicado de hallar en otras escuelas.

“Durante esta etapa de mi vida, la escuela ha sido segundo plano en mis actividades, he tenido prioridad con los entrenamientos, pero sí pienso seguir estudiando y tener una carrera profesional. Uno nunca sabe qué pueda pasar mañana, y si tengo una lesión como la de hace tres años, en la que me rompí la clavícula o cualquier otra que me impida seguirle en esto, de qué voy a vivir”.

Empero, sus ideales siguen fijos en el medallero mundial, como parte de la Selección Oficial de Ciclismo. De igual manera, María Antonieta Gaxiola, quien asegura que a pesar de las becas ofrecidas por Universidades de Estados Unidos y Europa, no piensa dejar el país.

“Mi vida está aquí, mi familia y mi deporte. Por ahora pienso que no es necesario hacer planes a futuro… me gusta concentrarme en lo que está pasando ahora y lo demás vendrá solito. Primero termino la prepa, sigo en las competencias juveniles y después veremos”, cuenta la ciclista.

Dice que seguir los pasos de su hermana Daniela Gaxiola, actual bicampeona mundial quien también reside en el CNAR, es su principal objetivo. “La admiro mucho, dentro de la pista ella me regaña, pero sé que es por mi bien y toda la experiencia que tiene me sirve mucho cuando me da consejos. Fuera de la pista somos como mejores amigas”, aseveró María Antonieta.

Así como estos ciclistas, existen cientos de deportistas dentro y fuera del CNAR que tienen la misma sed de victoria, el sueño de llegar tan lejos como aquellos que aparecen en los periódicos. Por ahora son ellos, pero mañana podrían ser otros los que reinen el lugar más alto del podio.








Bookmark and Share

1 comentario:

  1. Que buen reportaje, realmente hay buenos comentaristas y reporteros en nuestra Alma Mater. Congratulaciones !!!

    ResponderBorrar

Con tecnología de Blogger.