RUTINA INCANDESCENTE


Por Paola Adriana Cerón Monroy
México (Aunam). “Es bueno seleccionar nuestras luchas y saber que éstas no se sufren, se combaten; no se critican, se estudian”. Karla Santamaría Benavides, con 32 años de edad, el cabello negro y con ojos de miel gusta de largos caminos que conducen a una victoria segura.

Desde la infancia, Karla Santamaría pudo notar las diferencias que se suscitan entre clases y géneros. “Nunca me he hallado en esta vida de desigualdades, empezando por las de género. Siempre he tenido un malestar y, al principio, no supe de dónde provenía. Me molestaban las miradas y el trato de algunos hombres hacia las mujeres”.


Su forma de escapar y comprender más acerca del tema la llevo a introducirse en el feminismo donde pudo canalizar la urgencia que tenía por contestar a sus malestares. Asegura que fue la etapa más alegre de su vida pues aprendió a analizar desde una perspectiva más crítica las desigualdades de género “Las mujeres siempre han estado allí, pero nunca se había contado de ellas”.

“A ciertos hombres les molesta que estemos en el espacio público y como estamos ahí presentes piensan que somos públicas y por eso nos acosan, nos agreden”. La rabia sale disparada de la boca de Karla Santamaría como balas que, en lugar de matar, incitan a la reflexión.

Ha tenido influencia de Marcela Lagarde, antropóloga e investigadora mexicana quien ha teorizado acerca del feminismo en libros como Los cautiverios de las mujeres, La multidimensionalidad de la categoría de género y del feminismo. Además de Simone de Beauvoir con su obra El segundo sexo a quien Benavides admira por la complejidad de su obra.

El proceso de convertirme en…

Karla Santamaría Benavides pasó por diversas etapas que la convirtieron en la profesionista que es hoy. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y se especializó en el área de periodismo. Sin embargo, detrás de esa decisión se encuentra el Centro de Estudios Tecnológicos Industrial y de Servicios (CETIS).

“En el CETIS aprendí que tu vida no está en el camino a la secundaría que queda a tres calles, que tu vida no es el camino al mercado, ni el camino a la colonia que sigue. Estudiar trabajo social me abrió la puerta hacia otras historias que yo no conocía.

Santamaría Benavides, a los 15 años y durante los tres años consecutivos se mantuvo como voluntaria para ofrecer pláticas sobre prevención de adicciones y contra el embarazo prematuro. “Aprendí a trabajar, a pensar en la sociedad y a instruirme. Para mí se volvió una forma de vida porque yo no creo que nadie pueda hacer un trabajo que tiene que ver con lo social y no estés inmiscuido en la sociedad".

Cuando se está frente a Karla Santamaría es inevitable no ser contagiado por su sonrisa y la emotividad con que cuenta su historia. Es una mujer que todas las oportunidades que se le han presentado las ha tomado gustosa. “Siempre me ha gustado quedarme en los lugares en donde puedo aprender”, comenta.

Además del gusto por el estudio de lo social, se integró al periodismo. “Desde el primer semestre, uno de mis profesores tenía la idea de hacer un periódico estudiantil y yo acepté colaborar. No sabía cómo hacerlo pero estaba segura que algo bueno podría salir pero sobre todo que teníamos que elaborarlo lo más profesionalmente que se pudiera. La idea fue que siempre escribieran los estudiantes”.

La iniciativa del periódico estudiantil despertó en Karla Santamaría una afición por la lectura y el estudio. A su corta edad disfrutó del aprendizaje, no lo sufrió ni lo vivió como una cárcel. “A los 16 años tomé mi primer taller de periodismo cultural y por ende vi muchas películas, leí muchos libros de temas que me gustaban y me apasioné mucho por las artes”.

Una vez terminado el CETIS, tomó la iniciativa de cursar la preparatoria y dejar de lado la opción que su propia institución le otorgaba al estudiar a distancia el sistema medio superior. “Yo estudié el camino y ese no era. El camino más largo es el más seguro y más satisfactorio” dice Santamaría Benavides.

Con trabajo en la revista Generación, y con la influencia del trabajo social, Karla se encontraba en dilema hacia qué carrera debía dirigirse. Entre esa duda se hallaba psicología y por otro lado comunicación. Al investigar de qué van las dos carreras se decidió por Ciencias de la Comunicación debido a que le pareció “una extensión del trabajo social”.

Sin duda alguna, encontró su vocación y con su experiencia la carrera de periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales fue relativamente fácil de cursar. “Yo ya había hecho por lo menos tres años de mi vida un periódico estudiantil. Había trabajado en comunidad tres años de mi vida, ya había entrevistado y escrito sobre personas reales, ya había publicado”.

Retrato laboral


“No es tan importante que estudies periodismo sino que tú quieras hacer periodismo” dice Santamaría. Esta es la enseñanza con la cual ha guiado su vida profesional pues la pasión por la escritura y la labor periodística de informar va con ella a cualquier lugar.

Artículos como Ansiedad ante los exámenes, Agresividad escolar y ¿Funcionan los consejos tutelares? son artículos que ha publicado en la revista de pedagogía Rompan Filas donde revela su profunda preocupación por la violencia en cualquiera de sus expresiones y lo que esta puede provocar.

“Nunca me ha gustado pasar el tiempo sin hacer nada”, Karla ha pasado ya por varios trabajos que tienen que ver estrictamente con el periodismo. Escribió para la revista Quehacer político donde siguió con la rama de pedagogía y salud. Estimulación temprana, El trastorno de la conducta oposicionista y desafiante, relaciones destructivas son algunas de las colaboraciones dentro de dicha revista.

Trabajó también en Conaculta coordinando el Festival Cervantino, sin embargo la presión la obligó a retirarse. “A los pocos días de desempleada, un compañero de la Revista Generación me llamó y me invitó a trabajar como jefa de difusión en el Museo Nacional de las Culturas”. Actualmente se encuentra laborando en dicho lugar donde además de periodismo aplica otras herramientas de la comunicación.

“El periodismo no está hecho de la nada, nunca hay una hoja en blanco. Siempre tienes que tener un background para poder escribir, ¿Cómo poder escribir de algo que no has vivido? El periodismo es una exigencia de tu conocimiento”.

El arte, la mejor forma de expresarme

Algo que parece enfadar mucho a Karla Santamaría es la no decisión a pesar de sentirse una mujer afortunada de poder decidir. Gusta de la literatura, sobre todo la de Almudena Grandes, el cine de Kim Ki-duk, el teatro, la danza y todo tipo de expresión artística en que pueda expresarse. “En especial me gusta la pintura, mucho de lo que hizo Frida Kahlo me ha inspirado, me gusta la nostalgia que representó en su trabajo”.

“He tenido muchas etapas, una donde leía bastantes novelas de terror como Frankenstein y Drácula o también literatura amorosa, todo lo que tuviera que ver con sexualidad y erotismo. Siempre me planteó un tema y sobre el sigo hasta sentir que he concluido”.

Karla Santamaría está comprometida con las luchas que ella misma ha elegido. Se acerca un poco más a mí y me pregunta si asistiré a la marcha del 20 de Noviembre en el zócalo capitalino. “Hay acciones en las que todos tenemos que estar unidos aunque no tengamos gustos en común: personas del movimiento gay, campesinos, universitarios, feministas. Pareciera que sus luchas no tienen nada que ver pero, en realidad, nos involucran a todos”.

La voz de Santamaría se torna alegre y optimista con cada anécdota que cuenta y se dispersa por la cafetería. Hace una pausa y me pide terminar con la entrevista, no sin antes decirme: “somos sujetos históricos y en la medida en que lo somos podemos cambiar el rumbo de la historia, ahora dime tú ¿qué vas a proponer?”.





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