Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, sede de paisajes sonoros

Konzert e invitados | Fotografía. Fernanda Trinidad 

Por Fernanda Trinidad
CDMX. La oscuridad ha caído en las calles del Centro Histórico y la lluvia forma un paisaje cristalino. A unas cuantas cuadras de Donceles ya es posible ver las luces del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris y algunas siluetas que esperan el inicio de Konzert, un proyecto creado por Alejandro Preisser desde hace 8 años. 

A 30 minutos de empezar la obra, la gente comienza a ingresar al patio de butacas, punto de encuentro donde las familias aprovechan para tomarse fotos. El ambiente no para de palpitar por lo que espera en los escenarios y entre lo que se habla es sobre la carrera profesional de Preisser, compositor de la música orquestal del 50 aniversario del Festival Internacional Cervantino.  

“Tercera llamada… ¡comenzamos!”, es el llamado que se lleva consigo el ruido y abre paso a un barco que es navegado por una clarinetista y una señora de cabello largo grisoso, cuyos corazones no han encontrado un mar para sí y que lo ocultan de las olas que los pueda despedazar.  

Los primeros aplausos son lanzados cuando termina la participación del violonchelista Sama Delgado y el actor Oswaldo Ferrer, quienes juntos abrazan al público en un momento de suavidad. 

Pero esa sensación es cortada cuando empieza a sonar los estribillos de la canción Rope (Respeto-Circo), que aceleran una y otra vez más el pulso del corazón y elevan el ritmo a la par que la niña de la gabardina roja suelta un sinfín de plumas al aire mientras la acróbata Yareni Papishon deja al público boquiabierto por sus habilidades en el patinaje de cuatro ruedas. 

Este viaje sonoro da un giro de 360 grados con el sentido de humor del clown Aziz Gual. Su risa contagiosa refleja que, a pesar de no poder alcanzar las nubes, el ser es capaz de crear sus propios mecanismos para alcanzar sus esperanzas, sin olvidar disfrutar el presente. 

Como había calificado el director de la agrupación musical, el concierto incita a “transitar por sentimientos de nostalgia” y que es imposible no recordar la declaración de amor que toda mortal espera: “Te amo, hija. Te amo”. 

“¡Bravo!” “¡Bravo!” Gritan sin cesar y los aplausos llenan el recinto cultural, mismo que tiene una capacidad de mil 344 butacas. Esto es el principio de un todo; esto es Konzert y la pluralidad de las melodías continúa el repaso por aquellas piezas que han sido compuestas para artes escénicas y cinematográficas. 

Recital de la actriz y dramaturga Conchi León | Fotografía. Fernanda Trinidad 

Baile, canciones y sabor 

El “ecléctico ensamble ambulante” —como lo ha calificado el también instrumentista, arreglista y productor musical— que está sobre las tablas nació con la idea de tejer distintas disciplinas artísticas para que representaran el compendio de las piezas del autor y generar así una armonía de identidades. 

La viveza del cuarteto de cuerdas (Leonelys Sánchez, Anna Arna, Sam Salgado y Sergio Medrano), la clarinetista Valeria Ávila, la multiinstrumentalista Teresa Campos y el percusionista Rafael Peralta transforman el recinto en una montaña rusa cargada de sentimientos que van desde la tristeza hasta la plenitud. 

Los gritos del público hacen acto de presencia en los finales de las canciones y en aquellas que sus patrones armónicos lo indican; al igual que en las introducciones de las y los cantantes que reflejan la variedad de géneros musicales que ponen en fiesta al teatro: minimalismo contemporáneo, música clásica, rock, folk, jazz, electroacústica y experimental. 

Proyección de videoclip | Fotografía. Fernanda Trinidad 

Konzert tiene la peculiaridad de ser distinto en cada función por los invitados que acuden a la cita.  Alex, en entrevista para Antena Iberoamericana, explicó que los artistas que lo acompañan son elegidos por sus talentos que producen un “concierto enriquecedor”. La magnitud de esta declaración se ve reflejada en los chiflidos de elogio que lanza el público cada vez que alguien sube al escenario. 

Los esquemas de cómo es una puesta avanza con el paso de la tecnología, y proyecciones de videoclips fusionan con las voces de Midory Martínez Caamaño, Lengualerta, Sergio Anaya y por supuesto, con los instrumentos de los siete músicos que se encargan dar atmósfera sonora durante la hora y medio que dura el espectáculo. 

“¡Un fuerte aplauso para Kenny!” —grita Preisser— “¡Guapa!” le corresponde una de las voces que se encuentra en el recinto considerado como Patrimonio de la Humanidad de las Naciones Unidas (UNESCO). La cantante que desde la década de los 80 ha sido considerada pieza fundamental del rock mexicano cierra el concierto con pasos que sacuden de un lado a otro sus rizos rojos esponjosos y las alas negras que forman parte de su vestuario. 

La lluvia de palmadas suena de inmediato al terminar la función. La gente no para de aplaudir. “¡Te amo, Vale!” grita en coro un grupo de espectadores; y, por otro lado, sale un “¡Te amo, Kenny!”.  Fotografías acaparan la despedida y la tradición actual de aventar un peluche de Dr. Simi claro que no hizo falta. Es así como Preisser no deja con las ganas de una última pieza a su público y cierra con una foto general que captura lo que en un futuro será un recuerdo más del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris. 

Cámaras al aire | Fotografía. Fernanda Trinidad 





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