Tristeza, enojo y cansancio en los estudiantes: Elizabeth Garduño

  • Por falta de convivencia, pérdida importante del proceso de maduración personal  


Por Luis Alfredo Martínez Cortés 
CDMX (Aunam). Un mensaje a las cuatro de la mañana fue la confirmación de una entrevista que se extendió a una charla de más de dos horas, de crítica, experiencias y opiniones que la psicóloga Elizabeth Garduño ha acumulado en sus 27 años como profesora en la Escuela Nacional Preparatoria, numero cinco, “Jose Vasconcelos”. Relata que su llegada al escaño de la docencia, fue una serie de coincidencias que la llevaron a encontrar una de sus más grandes pasiones: enseñar. 

“El mundo ha cambiado, la forma de dar clases también”, fue la respuesta cuando nos cuestionamos el papel de la pandemia en la dinámica escolar y de todos los cambios estructurales que trajo en nuestra vida cotidiana, por ejemplo, la manera en la que las personas socializan, la forma en la que las y los trabajadores asisten a la oficina, la forma en la que los estudiantes podemos tomar clases, pero también, la forma en la que las y los profesores deben impartir las clases. 

Sin duda, las luchas son personales y cada persona representa una realidad distinta, sin embargo, es verdad que nadie estaba preparado para la pandemia. “Los alumnos y profesores hemos sacado adelante esta institución que algunas veces se ha visto ausente ante algunas necesidades; no estábamos preparados para la tecnologia”. Y es que uno de los mayores retos en esta nueva modalidad, ha sido la brecha digital que hemos tenido que superar a la mala. 

Según un estudio publicado por el Instituto Federal de Comunicaciones (IFT), estudiantes jóvenes entre los 15 a 29 años de edad viviendo en una zona urbana tiene altas posibilidades de tener todo lo necesario para el trabajo en casa. Sin embargo, ¿Qué hay con los profesores? Adultos en su mayoría, con una antigüedad que los consolida como docentes, pero no como expertos en el uso de plataformas como ZOOM, Classroom, Meet, etc. Con una brecha digital tangible; obligados a aprender a vivir con nuevas dinámicas de enseñanza. De acuerdo con el mismo estudio, siguiendo las características sociales y demográficas anteriores, un hombre o una mujer después de los 50 años, tiene apenas del 52% de probabilidad de sentirse familiarizado con las diferentes Tecnologías de la Información (TICS). 

Las dificultades que experimenta un docente detrás de una pantalla son muchas, por ejemplo, la brecha digital que antes se mencionó, o un fenómeno que ha ido en aumento. Para la psicóloga Elizabeth, se puede percibir en los estudiantes un sentimiento de tristeza, enojo y cansancio. En general lo puede describir como una apatía generalizada, en la que los estudiantes no se sienten identificados con que lo hacen, “ni tampoco tienen verdaderas motivaciones, más que cumplir un propósito escolar”.  

La psicopedagoga, Regina Porres, de la Universidad del ISTMO, postula algo similar:  "Muchos estudiantes manifiestan síntomas físicos, así como psicológicos y emocionales [...]. Esto hace que los estudiantes presenten cierto rechazo escolar o se encuentren desmotivados en cuanto a sus obligaciones académicas. El hecho de  no compartir presencialmente con sus maestros o compañeros, ha influido en que muchos sientan apatía o falta de motivación en los estudio, y en realizar las tareas que se les asignan. Esto también se suma a la falta de acompañamiento personalizado por parte de los maestros y al estrés generalizado por una posible infección". 

Desde el ojo de la Psicología, según la profesora Elizabeth, los estudiantes se están perdiendo de un proceso de maduración personal muy importante. Que se obtiene sólo a través de la convivencia, es decir, “al relacionarse con sus pares”. En este camino, el adolescente se empieza a concebir como un humano independiente y único. En esta etapa de su vida se empiezan a perfilar gustos propios, es la etapa de las relaciones amorosas por lo que es común que se defina y descubra su orientación sexual, también seleccionará una carrera, que en gran medida definirá su futuro a largo y a corto plazo. Además de ser un proceso lleno de cambios y ajustes hormonales, por lo que la confusión es algo presente. “Es un proceso que se está perdiendo y que muy difícilmente podrán recuperar, ya que con el tiempo el sujeto también adquiere más responsabilidades”.

La forma en la que Elizabeth ayuda a sus alumnos es a través de la buena implementación y manejo del plan de estudios y a través de algunos tips que como psicóloga clínica puede emitir; todo esto sin cruzar la línea entre profesora-estudiante. Algunas veces, en función del ánimo que puede leer en sus estudiantes, decide realizar cierto contenido en aras de ayudarlos de manera indirecta. Publicando materiales necesarios para la clase, herramientas y test de evaluación emocional, lecturas que motiven a la crítica personal que de alguna manera los guíen en este proceso de confusión. Por ello, justifica y reconoce el valor de la libertad de cátedra en la Universidad; en la que los profesores se sientan libres de formar parte de la elaboración final de los planes de estudio, con un  criterio personal para guiar los materiales del plan de cada materia. “Sin él, mucha de la teoría sería revisada de puntillas, sin una aplicación tangible en la vida cotidiana de sus estudiantes”.  

Como señalamos, la salud mental entre los estudiantes es necesaria y fundamental para su sano crecimiento como humanos. Sin embargo, es usual dejar a un lado el pilar más grande de cualquier aula: el profesor. ¿Cómo lidian ellos con sus problemas personales en tiempos de COVID? La profesora Elizabeth cuenta que puede percibir un sentimiento de inconformidad y lucha constante entre sus colegas, similar a la de los estudiantes en la que se siguen preparando y aprendiendo para “sobrevivir”.

Elizabeth Garduño asegura que los profesores tienen sentimientos encontrados al igual que los estudiantes. “Es difícil vivir en pandemia, con un miedo constante al contagio, y entre colegas, hemos coincidido en  lo difícil que ha sido adaptarnos a tanto, tan rápido”. La salud del docente es muy importante, pues en estos tiempo al igual que cualquier estudiante es propenso, a episodios de estrés,  ansiedad o depresión. 

La psicóloga reconoce que ha experimentado algunos síntomas de ansiedad y de tristeza, que se han manifestado de diferentes formas, sin embargo ha practicado autoevaluaciones y ha aprendido a superar gran parte de los padecimientos. “La clave está en aceptar que muchos estamos mal, tenemos sentimientos, somos humanos. Hay que aprender a habitarnos, reconocer el problema y evaluar si está en nosotros resolverlo, de lo contrario, vivirlo, pero sin dejar que nos sobrepase”. Sin embargo, no olvidemos que es psicóloga, con una maestría en Psicología clínica por lo que se ha formado para adquirir este tipo de habilidades. ¿Qué hay con los otros? “Espero que sepan valorar la importancia de tener estabilidad y se atiendan, de lo contrario puede pasar lo que hemos visto en las redes sociales: videos de maestros y maestras explotando de la nada contra sus estudiantes”.
    
El significado de la palabra educación para la profesora se compone de varios conceptos, pero lo puede definir como: un reto constante. Significa estar atenta al cambio para evolucionar al mismo ritmo. “Tenemos que estar al día, de lo contrario nos puede comer el tiempo”. Reconoce que es importante, como profesor, observar cualquier cambio y asumir las similitudes entre cada generación de estudiantes. Fijarse en ellos también es mirar a la sociedad; es ver “cómo evolucionan las personas”. La mayor distinción que puede hacer con los actuales estudiantes y los de generaciones pasadas es que los de ahora son más dependientes (en comparación con los de hace 10 años) antes eran más autosuficientes, “los estudiantes de ahora viven en una burbuja. Sin embargo, también han adquirido nuevas habilidades, como el manejo de redes sociales, y una participación más activa en los diferentes movimientos sociales, han ganado más voz”. 

El papel de la psicología en la educación, según nos explica la profesora, es el de dotar al estudiante de los conocimientos teóricos y prácticos para entender cómo funciona la sociedad. “En el curso no se puede profundizar tanto como nos gustaría, pero por lo menos sí puedes entender porqué la gente se para y se sienta cuando va a misa”. Además, el que a los y las estudiantes se les enseñe desde preparatoria teorías sociales básicas fungen como un catalizador para el gusto por lo social. “Muchos de mis estudiantes terminan estudiando algo relacionado con área tres después de ver lo apasionante que es dedicarse a estudiar a la sociedad”.

Respeto y empatía. Son los valores más importantes para Elizabeth a la hora de ser psicóloga y maestra, pues sostiene que son primordiales para hacer funcionar un salón de clases, y también para que funcionen las asesorías clínicas que da como un servicio privado. Pero nunca a sus estudiantes, pues “Sería rebasar el limite como profesora, dentro de la clase solo doy consejos y tips, y cuando es necesario los invito a que vayan con otro especialista, pero no conmigo”.

Después de un largo tiempo platicando, pregunté ¿Qué hubiera hecho de su vida si no hubiera sido profesora y psicóloga? Sin dudarlo dos veces y con un tono más amable de voz, respondió: Bailarina de Ballet. “Pues de niña era muy buena. Me costaba muchísimo trabajo expresarme con el lenguaje, así que logré hacerlo mediante el cuerpo, después me pude expresar mejor con pequeños grupos de personas, pero siempre fui buena conversando en pequeños grupos”. ¿Casualidad?. 

Cuando terminó la entrevista y dejé a un lado mi pluma con mis notas, nos despedimos, agradecí la oportunidad y el tiempo. - Hasta luego, profesora. Siempre será mi maestra pero también hoy me considero su amigo. -Estoy de acuerdo, Luis. Hasta luego. Ambos ganamos nuevos amigos hoy. 

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1 comentario:

  1. La entrevista con la profesora Elizabeth Garduño es un reflejo profundo de los retos y transformaciones que la educación ha enfrentado en tiempos recientes, especialmente en el contexto de la pandemia. Su relato evidencia no solo el impacto de la brecha digital y la apatía estudiantil, sino también las cargas emocionales y profesionales que enfrentan los docentes. Elizabeth, con su perspectiva como psicóloga, destaca la importancia de la salud mental tanto para estudiantes como para profesores, y subraya el valor de la empatía, la observación y la flexibilidad en el aula. Su compromiso con la enseñanza, adaptándose a nuevas dinámicas y utilizando estrategias para apoyar emocionalmente a sus alumnos, es inspirador. Además, su reflexión sobre la evolución generacional y el papel de la educación en la construcción de una sociedad consciente, enfatiza que enseñar es mucho más que transmitir conocimiento: es formar individuos capaces de entender y transformar el mundo que los rodea.

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