CARLOS GUERRERO: “NUNCA VOY A OLVIDAR CUANDO NARRÉ POR PRIMERA VEZ”
- A sus 37 años, el amor por el futbol y el esfuerzo han llevado a “El Warrior” a convertirse en uno de los periodistas deportivos más reconocidos de México
Foto: Manuel Castañeda
Ciudad de México (Aunam). “El Warrior”, pseudónimo con el que se le ha reconocido, se presenta afable, justo en el lugar acordado después de una serie de llamadas telefónicas. Su agenda es muy apretada: constantes viajes, programas de televisión, narraciones. Son actividades que implica su trabajo como periodista deportivo; no obstante, su actitud y su cortesía deslumbran a cualquiera que se desplace por la Ciudad de México, sitio que no le gusta mucho.
A pesar de haber nacido en la capital de la República Mexicana, prefiere la ciudad de León, en el estado de Guanajuato, lugar al que llegó desde muy temprana edad y en el que terminó por consolidar su amor por el deporte, en especial el futbol.
Hombre circunspecto, elegante, siempre trata de proyectar una buena imagen. Porta una camisa cuadrada color azul con blanco, que logra combinarla perfectamente con su calzado y su chaqueta.
Échele pues
Sentado en un restaurante de hamburguesas, pide una botella con agua. Hay escasos clientes en otras mesas del entorno, trabajadores atentos y una música que sube y disminuye su volumen, poniendo nervioso al entrevistador por la incertidumbre de saber si la grabación se escuchará perfectamente. La mesa es para tres personas, situada a la entrada del lugar, lo que facilita el flujo de un aire fresco y agradable el cual intuye una amena plática entre personas que solo habían hablado por texto o teléfono.
Carlos Guerrero se trasladó a la edad de 6 años a su León querido. Su León que le trae muy buenos recuerdos, donde prácticamente desarrolló toda su infancia y juventud. Su León, sede de sus estudios universitarios, lugar en que inicia su profesión en los medios de comunicación y sitio en el que surge su simpatía por los equipos del estado. A los 25 años ya se encontraba narrando su primera Copa del Mundo en Alemania 2006, un sueño que finalmente había alcanzado después de tanto trabajo y su memoria más grata dentro de su trayectoria profesional.
-¿Cómo fue tu infancia?, ¿dentro de esta hubo algo que influyera en tu pasión por el futbol o por el deporte?
-Fue factor fundamental que mi papá y mi hermano siempre hayan sido apasionados por el futbol y mi primer gran recuerdo que tengo, en cuestión de futbol, fue asistir continuamente a los partidos del América. Mi papá americanista, mi hermano americanista, los hermanos de mi papá americanistas, es decir, una familia completamente americanista por el lado de mi papá y por el lado de mi mamá. Recuerdo perfectamente como a los seis años empecé a ir al Estadio Azteca a ver
los juegos de aquél América “ochenterisimo”; de Brailovsky, de Gustavo Pedro Echaniz, de Zague, de Cristóbal Ortega, que de alguna manera me marcó.
El amor de “El Warrior” hacia el futbol está relacionado con el hábito que le generaron sus padres de acudir a los recintos de futbol, caracterizados por ser espacios en que miles de almas se desbordan para apoyar a su equipo favorito, sin importar ninguna otra cosa. “Creo que la pasión que hoy siento por el futbol mucho tiene que ver porque en mi infancia me acostumbraron a ir al estadio, me enseñaron a ir a un estadio, a tenerle respeto a un estadio, a disfrutar de un estadio”, recuerda Carlos.
Lo mencionan indirectamente en las transmisiones o programas en los cuales está presente Guerrero, con todas las burlas que implica ser aficionado o tener alguna filiación por el Club América; sin embargo, de manera abierta no lo dice, no lo expresa, se lo guarda dentro de sí, como un secreto que no se le cuenta a cualquier extraño, aunque eso no lo exime de prestarle un gran cariño al Club León y al Irapuato.
-Y, ¿eres aficionado al Club América?
-Sí, fíjate que después yo me fui a vivir a Irapuato y luego a León, donde hubo un cambio muy radical en cuanto a la pasión por un equipo en especial. Yo crecí yendo a ver los partidos del Irapuato al estadio Sergio León Chávez, un equipo muy pobre con muy pocos recursos. Entendí muy bien el valor de lo que significaba estar en primera división, al ser un equipo que estaba constantemente en la segunda, subía y volvía a descender. Me atrapó el sufrimiento del futbol.
Un estadio y él son como dos amigos que se han acompañado desde la infancia hasta la adultez. Era lo único que les pedía a sus papás cuando visitaban otra ciudad. No había fin de semana que no estuviera cerca de las acciones de sus ídolos, de esos deportistas que se esforzaban semana a semana para alcanzar el ascenso dentro del futbol mexicano y que le llevó a derramar algunas lágrimas. Es por ello que goza de las historias dramáticas del deporte, de las proezas que realizan los menos favorecidos para alcanzar sus objetivos.
-A mí me gustan mucho las historias dramáticas y de equipos que ascienden y vuelven a descender, estas fantásticas hazañas de un ascenso que se da cuando las circunstancias no te favorecen pero los equipos chicos las consiguen. (…) Mi hermano me llevaba al estadio, mis papás trabajaban mucho, pero siempre cada domingo sin excepción íbamos a ver los partidos del Irapuato. Prácticamente, desde los seis años, cada fin de semana estoy en un estadio.
Carlos Guerrero comenzó a trabajar desde muy joven en los medios de comunicación. Desde 1996, a la edad de 16 años, ya transmitía en un programa de Telecable del Centro, en la ciudad de León. Su talento y disposición eran notables, por lo que Tv Azteca Bajío no dudó en contratarlo para participar en Hechos Bajío, aunque pudo haber trabajado en la televisora de la competencia.
-Yo pude haber trabajado en Televisa. Fue muy curioso. Un domingo recibí una llamada de un productor de Televisa que quería hacerme un casting y al día siguiente recibí una llamada de un productor de Tv Azteca, pero la llamada de Televisa por alguna razón no la creí; no le hice caso. Llegó la llamada de Tv Azteca y como por azares del destino me quedé.
Siempre le tuvo un mayor aprecio al trabajo que desempeñaban las personas de su actual televisora. Desde el año 2002, ingresó a las filas de Tv Azteca México y, aunque con anterioridad se enlazaba desde León para el programa de Los Protagonistas, le fue muy difícil enfrentarse a José Ramón Fernández, una de las figuras más importantes del periodismo deportivo que existen en México.
-¿Conociste a José Ramón Fernández cuando entraste a Azteca?
-Sí, tres veces tuve que ir a verlo. Primero le llamé a David Faitelson, que era con el que más relación tenía porque iba a León a hacer trabajos y le dije que me llevara a conocer a José Ramón para trabajar con ellos. La primera vez que fui Faitelson me llevó de la mano a su oficina y estuve diez segundos con José Ramón; se me hicieron dos horas. Me preguntó si sabía más que Valdano y César Luis Menotti, a lo que yo le respondí que no. Cuando supiera más que ellos tendría que regresar.
Carlos regresó meses después, hasta que le llamó Faitelson para preguntarle si narraba futbol. Debutaría en el partido León vs Pumas.
-Ese fue mi primer partido en el 2002, pero a partir del 2003 comencé a trabajar en Tv Azteca de manera más formal. José Ramón quería que me fuera fogueando, primero comentando en cancha para luego pasar a narrar.
Recuerda con emoción el momento en que narró por primera vez un partido de primera división. Estaba acompañado por dos maestros de la narración deportiva y el técnico le cedió las diademas y micrófonos. “Nunca voy a olvidar ese momento porque era justamente lo que yo quería”, menciona.
Carlos aprecia el entorno con el verdor de sus ojos, presta mucha atención a las preguntas que le son realizadas y bebe agua de una botella después de algún cuestionamiento. Con su gran tono de voz expresa todo lo que le gusta hacer en su poco tiempo libre. Trata de aprovecharlo al máximo y disfrutar cada momento del presente sin que el futuro le obsesione.
-Me gusta ir a conciertos, trato de visitar algunos museos, me gusta mucho leer. Disfruto salir a correr, andar en bicicleta, hacer ejercicio por salud y para estar de buen humor. Básicamente son mis hobbies. Me gustaría tener más tiempo para seguir tomando mis clases de piano. En fin, trato de hacer cosas que normalmente no puedo hacer, aunque a veces lo único que deseo es estar en mi cama descansando, porque nunca puedo estar más de cuatro días consecutivos en casa.
Su profesión de periodista deportivo implica gran esfuerzo, trabajo, dedicación y constancia. Pasa gran cantidad de tiempo fuera del país haciendo coberturas de la selección mexicana, partidos del futbol mexicano o grandes eventos que están relacionados con el futbol; no obstante, le gusta su trabajo.
-¿Cómo te diste cuenta que querías ser periodista deportivo? ¿Siempre lo pensaste así?
-Hace un par de años volví a reencontrarme con mis compañeros de preparatoria. Hace 20 años, en 1997, en la preparatoria del Tecnológico de Monterrey,
enterramos una cápsula del tiempo, que debía estar veinte años. El objetivo era reunirnos en el 2017. Me llamó mucho la atención como todos mis compañeros me decían que en los partidos de futbol siempre narraba, no quería jugar pero sí narrar, repartía autógrafos, jugaba a aparecer ante las cámaras. Era algo innato. Me acuerdo que de niño, tenía una grabadora todavía con casete; jugaba a ser locutor. Tenía mis casetes vírgenes y grababa de la radio canciones o de un casete a otro. Yo creo que ya lo traes. Llevas en la sangre las ganas, el deseo y lo vas puliendo conforme avanza el tiempo y la práctica.
A todas las personas hay cosas que les disgustan y Carlos Guerrero no es la excepción. En realidad es ínfimo el número de cosas que le desencantan, mira a la vida con los mejores ojos, con optimismo, con alegría y lejos de preocuparse por las cosas que se llegan a salir del guion, aquellas que no salen de la forma en que él quisiera, trata de aprender de ellas y vivir al máximo todas las experiencias.
Me disgusta cuando no hay planeación, la falta de organización en algunos aspectos, la impuntualidad. Eso es lo que me podría disgustar, pero básicamente todo se te olvida en el momento en que llegas a un evento o partido.
Carlos Guerrero se reserva el comentar sus habilidades. No le gusta alagarse a sí mismo, eso se lo deja a la gente que está al pendiente de su trabajo o que lo conoce de manera más cercana. Únicamente menciona las características que lo definen: la disciplina, el esfuerzo y el sacrificio. “El Warrior” debió privilegiar su trabajo y sus estudios sobre las “cosas típicas que hace un joven”, esto es salir de fiesta, divertirse con sus amigos, reunirse con su familia. Se encontraba rodeado de un sinnúmero de responsabilidades apenas transcurridas las dos primeras décadas de su vida.
Gozador de la vida, Guerrero vive cada momento en su máximo esplendor. En su trabajo aprovecha cada partido, cada cobertura, cada narración, como si no existiera un mañana. No sabe cuándo pueda terminar esta etapa, por eso la disfruta al límite. Admira a muchas personas que se desarrollan en la misma profesión. No sólo admira a algunos de ellos, sino se han convertido en sus amigos; pasan tanto tiempo juntos que su convivencia se asemeja casi a una familia.
-Yo admiro mucho a José Ramón Fernández; David Faitelson; a mis compañeros, Christian Martinoli, Luis García, Antonio Rosique. Hemos conformado un gran equipo.
Una maleta es una extensión de él. Para qué deshacerla si tendrá que usarla en menos de una semana. Su vida laboral le ha acarreado complicaciones para disfrutar de su vida personal plenamente, sin embargo, cada cosa que ha hecho, cada sacrificio realizado le ha concedido grandes satisfacciones, por lo que agradece haber trabajado las cosas de esa forma.
-Tu profesión es demandante e implica un gran trabajo a diario ¿Ha sido difícil complementar tu vida familiar o personal con tu vida laboral?
-Si, por supuesto, es ver poco a tu familia, perderte de muchos eventos importantes. Hoy lo veo diferente porque pienso en que debí haber puesto un alto en algún momento, no obstante, si lo hubiera puesto tal vez hubiera perdido otras oportunidades laborales. Tienes que asumir el riesgo si esto es algo que te apasiona. Llega un momento en que tienes posibilidades de poner un freno, hacer y descartar algunas cosas, pero mientras tanto hay que dejarlo todo. Es una labor que implica mucho sacrificio, dependemos de terceras personas.
Respecto al amor, de igual forma se vuelve complicado sostener una relación amorosa por la exigencia de la labor periodística. La distancia, los recurrentes viajes y la falta de tiempo son factores que intervienen.
-¿Cómo es un día en la vida de Carlos Guerrero?
-Trato de levantarme un poco tarde, aproximadamente a las nueve de la mañana. Me voy al gimnasio, para después ir al vapor. Desayunar con calma, acostarme, leer, ver televisión y preparar el programa que tendré en la tarde o en la noche. Siempre tengo algo que hacer, escribir alguna columna o artículo, Escribo para Reforma, Play Boy y tengo programa de radio.
Se describe a sí mismo como apasionado, bondadoso, disciplinado, obsesivo y enojón. Él no se remonta al pasado para recordar el mejor momento de su existencia; las mejores cosas siempre están por venir. El futuro depara las experiencias y los sucesos más especiales.
-¿Cuál es el recuerdo más especial en tu vida?
-En lo personal he tenido muchos, pero siempre he pensado que el mejor día es el que está por venir. Espero que sea mañana, si no es hoy. Hay muchas cosas todavía por vivir, por disfrutar. Quiero vivir más, disfrutar más la vida. Me faltan todavía muchas cosas como tener hijos; quisiera tener un hijo pronto. Estar con mis padres es para mí una maravilla, el tenerlos bien, tener a mi familia, a mi hermano. Ha habido muchos buenos días pero pienso que mañana va a ser mejor todavía.
El agua de la botella se agota y la entrevista también. Este guerrero sueña; formar una familia, desarrollar su vida personal, deslindarse un poco del trabajo y disfrutar la vida es lo que pretende. A sus 37 años mira la vida con optimismo y agradece lo que esta le ha permitido experimentar.
-A futuro me gustaría tener una familia, me refiero a tener hijos. Jugar con ellos, llevarlos al estadio como mi padre y mi hermano me llevaban a mí. En lo laboral estoy muy contento y sé que lo que he hecho hasta ahora me ha llenado de mucha felicidad. No me obsesiono con el futuro. Más bien yo me iría por el lado de Carlos Guerrero fuera de su personaje, fuera de las cámaras, fuera de los programas, fuera de los partidos. Quiero vivir un poco más la vida. Vacacionar, deslindarme un poco del trabajo y disfrutar.
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