SER COMO EL CHE

Por Ixtlixochitl López
Ciudad de México (Aunam). Sonia Hernández Camacho, consejera de la embajada de la República de Cuba en México, recordó porque Fidel Castro eligió de entre todos los grandes hombres cubanos a aquel argentino como ejemplo para su pueblo: Era un hombre de convicciones, que actuaba como pensaba. Sus viajes por Latinoamérica lo marcaron profundamente, removieron toda esa sensibilidad que años después diría es la cualidad más linda de un revolucionario.


“Si queremos expresar cómo aspiramos que sean nuestros combatientes revolucionarios, nuestros militantes, nuestros hombres, debemos decir sin vacilación de ninguna índole: ¡Que sean como el Che! “

Este fue parte del discurso de Fidel Castro en la velada solemne en memoria del comandante Ernesto “Che” Guevara en la plaza de la Revolución el 18 de octubre de 1967. A 50 años de su partida se llevó a cabo la mesa redonda para analizar la vigencia de su pensamiento que hoy por hoy sigue siendo una de las consignas de los cubanos.

“Pioneros por el comunismo, seremos como el Che”

En palabras dela diplomática, el Che era como un Quijote latinoamericano, una persona con aspiraciones de ser “un proletario”, una gente de pueblo, que trabaja, que lucha por el bienestar de la gente, así se va formando este Che, que no sólo no es moderado, sino que juró tratar de no serlo nunca. Al menos, así lo escribía en el intercambio epistolar que sostenía con su madre mientras estaba preso en México.

Tiempo después también escribiría para sus hijos (Hilda, Aleida, Camilo, Celia y Ernesto) breves y elementales consejos sobre la unidad, la injusticia y la revolución. Sus palabras serían ecos que no se rompen en los oídos de miles de jóvenes y adultos que hoy siguen echando de menos su figura, comentó Hernández Camacho.

Daniel Martínez, sociólogo que trabajó en el gobierno de Salvador Allende y participe en la Revolución popular Sandinista, reconoce que su mayor frustración es que estando tan cerca y con un grupo numerosos de combatientes chilenos dispuestos a entrar en Bolivia a combatir por el Che o con el Che, la sensación de que la tragedia ocurrió sin que ellos pudieran incidir.

Para él, Ernesto fue desde el principio un hombre de ideas, de pensamiento propio que fuera capaz de librarse de toda colonización, el jefe militar y político, el hombre que es inflexible, que no hacía concesiones, de críticas radicales, criticas que contribuyeron al desarrollo del pensamiento revolucionario y de la acción revolucionaria en nuestro continente, con la capacidad de analizar la realidad con todo rigor y honestidad, sin rendirse, utilizando todo el extraordinario acervo de ideas precedentes y que al mismo tiempo rompía con los pensamiento tradicionales.

Un hombre que lograba involucrar dos elementos fundamentales, la voluntad y la praxis. La Subversión mediante la praxis que lo haría salir de Cuba, viajar al Congo, regresar e internarse en Bolivia.

Sobre Bolivia

Hermilio López Bassols abordó esta última faceta de la vida del Che, muestra como aquel hombre estuvo en terreno de disputa hasta el final, incluso cuando sólo quedaron sus restos. Las dificultades para identificarlo y devolverlo a la tierra que siempre lo reclamó como suyo. El, entonces, diplomático mexicano fue uno de los artífices para que los restos del Che pudieran al fin volver a Cuba, como en un principio.

Los tres ponentes en la mesa, aunque de diferentes países, coinciden en una sola cosa: Ser como el Che, es ser consecuente con las ideas, hacer lo que se piensa, pensar lo que se hace. Ser consecuentes hasta las últimas consecuencias, con fortaleza moral y siempre con el ejemplo de respetar nuestros principios por encima de cualquier otra consideración secundaria.







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