"NUNCA ES TARDE PARA SER FEMINISTA": TAMARA DE ANDA

Por Raquel Prior
Ciudad de México (Aunam). Eres tu canción favorita, lo que dices, lo que callas, lo que rescatas de tus amigos, lo que aprendes de tus padres, los lugares que visitas y los recuerdos con el abuelo. También eres los riesgos que tomas, las batallas que decides luchar, lo que te causa risa, cada una de las experiencias que has vivido y todas las personas, por más efímeras que hayan sido, que se han cruzado en tu camino. Sobre todo, eres lo que tomas de cada uno de ellos.



Tamara de Anda es la libertad de su madre, el arte de su abuela y su tía, el encanto de su padre, la música, los libros y los lugares que ha compartido con sus amigos, las risas con su novio, los paseos en metro con su abuelo, sus quejas sociales como “Plaqueta”, los chistes de Andrés Bustamante el “Wiri Wiri” y su “feminismo fresa”.

La entrevistada es una mujer de 32 años que no pretende transformar el mundo de la noche a la mañana. Su única intención es empezar por cambiar algunas mentes con un discurso incluyente y que no espante a otras personas como el feminismo radical lo hizo con ella. A temprana edad comenzó a relatar sus vivencias en su blog Plaqueta, que gracias a su original y relajado estilo adquirió popularidad y le abrió las puertas del periodismo.

Actualmente la periodista tiene un blog en El Universal llamado La crisis de los 30 en el que sigue la estrategia de su antiguo blog. En este espacio narra experiencias personales que van desde cosas que parecen ser muy generales y terminan por convertirse en quejas ciudadanas –como el concierto de Roger Waters–, hasta temas feministas que no muchos se atreven a tocar.

Cuando Tamara de Anda fue editora en Gatopardo trabajó al lado de su amiga Berenice Andrade –o “Niche”, como la periodista le dice de cariño– y ella recuerda que la ex editora es una compañera muy accesible, a veces no es tan dura como debería serlo pero es un punto a su favor, según cuenta su amiga Niche.

La conductora de Itinerario –un programa de Canal 11 que recorre varias partes de la Ciudad de México– llega por la calle de Tamaulipas. Viene vestida con una chalina de cuadros negros y grises, una blusa negra, cuyas mangas llegan hasta sus finas muñecas, y un pantalón ancho a juego con unas botas negras Dr. Martens. El viento alborota su pelirroja melena mientras camina.

Llega a la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica (FCE) en la colonia Condesa. Éste es el escenario en el que la periodista Tamara de Anda comparte ideas e historias para la entrevista. Las paredes blancas dan vida a los estantes repletos de libros de diferentes temáticas que conviven en el recibidor.

Para llegar a la cafetería se deben atravesar algunos pasillos entre los libreros. Después de este sendero de letras se encuentran algunas mesas en las que algunos clientes se sientan a dejar que vuele el tiempo. La también youtuber se disculpa por la hora de la cita, pues piensa que nadie debería estar despierto un sábado a las nueves y media de la mañana.

Entrevistar a tu más grande héroe

Originaria de la Ciudad de México y con ascendencia estadounidense, Tamara de Anda trata de mostrar determinación en cada aspecto de su vida, como cuando decidió dejar de colaborar con la revista Chilango –su segundo trabajo formal– porque tuvo la impresión de que explotaban su trabajo.

Comienza a reírse para sí misma cuando recuerda lo infantil que se sintió al dejar aquella revista. “Siempre fui muy aventada y creo que también irresponsable. Cuando no me convencía la relación precio-calidad de vida, decidía no colaborar más con ellos”, dice. Así es como cambió de empleo en varias ocasiones. Sin embargo, aprendió de cada uno de sus lugares de trabajo.

Mientras le da un gran bocado a su baguette comenta: “Son prioridades personales: mi trabajo es mi vida, no viene una cosa peleada con la otra; mi pasión es explorar la ciudad, es quejarme de las cosas, es cuestionar el statu quo. Entonces no es algo que definitivamente tenga que separar”.

“Plaqueta” goza de un renombre que ha ido ganando a lo largo de su carrera, pues ha incursionado en diferentes vertientes de la labor periodística: conductora, reportera y ahora locutora. Dicha trayectoria le permite elegir con mayor facilidad los proyectos y los tiempos en los que quiere trabajar.

La bloguera en El Universal siente que los tópicos que más le apasionan en este momento son el feminismo y la Ciudad de México. Cada que descubre un lugar que no ha sido documentado en esta selva de concreto la inunda una emoción que describe “como un subidón de adrenalina”, que de manera física y emocional la llena por completo.

Sobre esta sensación, Tamara cuenta entusiasmada la experiencia de entrevistar a su héroe de la infancia, Andrés Bustamante alias “el Wiri Wiri”, algo que siempre soñó hacer. Durante bastante tiempo estuvo cazando la exclusiva con él, pues el humorista no gusta de dar entrevistas. Cuando por fin la consiguió, armó un perfil enorme con extenso material acerca de las personas cercanas al artista.

Para una ferviente amante del Metro, el entrevistar a Lance Wyman –el diseñador que hizo toda la iconografía del metro de la Ciudad de México– significó un paso importante en su carrera, pues su amor por este transporte es algo que traerá por siempre en la piel.

Ese sentimiento no es una simple metáfora, sino una expresión literal. La locutora se levanta la manga de la blusa para mostrar el tatuaje del Metro que está en su antebrazo izquierdo, el cual es una fiel réplica de las venas de la Ciudad de México en su piel de porcelana.

“Este tatuaje es como un manifiesto. Por mi historia personal, por como el metro marcó el diseño, por cómo representan las venas de una ciudad. ¡Amo la Ciudad de México! Y también porque eran rayitas de colores. ¿Qué podía salir mal? También es un recordatorio constante de que me faltan muchos lugares por recorrer, de que no todo pasa en el centro donde se cruzan todas las líneas”, explica.

¿Por qué alguien se tatuaría el Metro? Tamara de Anda cuenta que los recuerdos más tiernos que tiene de su infancia son en este transporte; su abuelo la llevaba a pasear en los vagones debido a que nadie en su casa sabía manejar.

La bloguera menciona que toda su vida se ha transportado por el Metro y que se hizo anti-coches puesto que las ciudades deben estar construidas para caminar, andar en bici y para el transporte público. La antigua reportera de Chilango siente completa libertad fuera de un coche.

Rescatar el humor simple, básico y efectivo

En la cuenta de Instagram de Tamara se puede encontrar una serie de fotografías de la Ciudad de México en la que plasma una historia muy particular por la que muestra interés: la gráfica popular; que además, según de Anda, es un tipo de expresión en vías de extinguirse porque ha sido ninguneada.

Las fotografías que han maravillado a sus followers plasman la cotidianeidad y multiculturalidad del mexicano en la ciudad; van desde letreros en Xochimilco en los que se venden las “Tortas, ¡ay wey!” hasta la imagen de un Bob Esponja mal hecho en la delegación de Tláhuac o una barbería en la colonia Roma.

“El objetivo de las fotografías es rescatar este humor tan simple, tan básico y por lo tanto tan efectivo, como el que haya un cochinito cocinándose a sí mismo. Eso es un humor negro súper cruel, pero muy chingón que a la vez no está humillando a nadie”, resalta con su voz grave.

Para la entrevistada, el parteaguas en cuanto a la apreciación del arte de la gráfica popular mexicana fue un libro llamado Sensacional de diseño mexicano, publicado en 1999. Este título tuvo gran influencia en la vida de la comunicóloga. Ella pensó que se dedicaría al arte o al diseño, pues desde que recuerda siempre traía unos lápices de colores en las manos.

Pero de Anda encontró otra manera de sobresalir siendo ella misma: escribir comenzó a gustarle y descubrió que le era más fácil transmitir sus sentimientos y pensamientos por medio de la escritura, aunque creció rodeada del arte de su abuela, madre y tía, todas ellas pintoras. Cuando comenzó su blog Plaqueta se dio cuenta de que era buena en lo que hacía y descubrió un nuevo mercado laboral.

Sin embargo, de Anda recuerda con gracia un trabajo realizado que iba en contra de su ideología personal. Durante su estancia en una agencia de publicidad, montó una plataforma diseñada para diputados del Partido Acción Nacional (PAN). La entrevistada pone los ojos en blanco al evocar el coraje que pasó pues se considera una “chaira de izquierda” que estaba en desacuerdo con muchas ideas panistas.

Al recordar el día en el que la mandaron a presentar el proyecto, se tapa la cara con las blancas manos y frunce la nariz como si estuviera disgustada. Tamara explica que cuando habla en público sufre de pánico escénico. Ese día, al estar tan nerviosa la bloguera tomó la decisión de lanzar un chiste ofensivo en contra del PAN.

Los diputados, profundamente indignados y enojados por el comentario, pidieron su despido. Sin embargo la joven periodista, un poco más viva, ya había renunciado unos días antes.

Con los ojos clavados al frente, sorbe un poco de café americano, mientras reflexiona acerca de las decisiones que ha tomado. Ensimismada hace el recuento de su vida y plantea su siguiente respuesta. Baja la tasa y la coloca al lado de su celular, mientras expresa que cada persona se impone sus propios límites.

“Sí, a los 30 aprendí a andar en bici. Y también me hice feminista”

De Anda no siempre se ha considerado feminista. Fue hasta después de haber vivido una serie de experiencias en el “mundo real” que ella despertó en sí misma ese interés. Desde entonces el feminismo se convirtió en un referente de la periodista.

La periodista Berenice Andrade cuenta que cuando la colaboradora de Más por Más se enfrentó al mundo laboral “machista” fue cuando cambió su forma de pensar. Comenzó a leer más artículos sobre el feminismo y a entender realmente la postura de estas mujeres radicales.

How to be a woman de Caitlin Moran es un libro que le ayudó a la entrevistada a entender más el feminismo y a plasmarlo en sus artículos, al quejarse de la figura del “típico macho” del que algunas mujeres aún son víctimas.

“Ha cambiado pa’ pronto lo que escribo y como lo hago. Mi blog era súper machista –lo dice con disgusto–, y decidí dejarlo así, tal cual, como un testimonio de que uno puede cambiar y que se pueden aprender cosas nuevas a los 30 años. Sí, a los 30 aprendí a andar en bici y sí, a los 30 me hice feminista”, declara orgullosa de sí misma, al tiempo en el que se da palmaditas en el hombro.

La comunicóloga admite que ser feminista es un trabajo constante y duro, pues resulta difícil liberarse de viejas costumbres, pero con el tiempo se hace un hábito. Trata de practicar el periodismo tanto en su vida cotidiana como en la laboral: no deja que los hombres menosprecien a sus compañeras en el trabajo y cumple con una cuota de género en cada reportaje.

Mientras come la ensalada de su baguette cuenta que está por comenzar un programa de radio que se llama Machos en rehabilitación en Radio Fórmula, en el que se abordará y discutirá ese tema.

“El feminismo cambia tu vida, te hace cuestionarte hasta las cosas más tontas y más arraigadas, como la forma en la que hablas”, confiesa como dándose cuenta de lo mucho que ha cambiado.

La egresada de la UNAM opina que para poder hacer frente al machismo se debe perderle miedo a la palabra feminismo y aceptar, de una forma firme y segura, la postura feminista sin pedirle ni permiso ni perdón a nadie.

“No debes permitir nunca que un tipo te haga menos, ni que te explique cosas que no necesitan explicarse, o que te ningunee o que haga un chiste misógino de alguien más frente a ti. Manifiesta tu desacuerdo y también responde al acoso callejero”, subraya.

Reaccionar ante las ideas y ser aún más liberal

La bloguera da un largo suspiro y comienza un relato de su vida personal. El hombre con el que creció y consideraba su padre era, en realidad, el amigo homosexual de su mamá. Según Tamara de Anda, dicho sujeto era el estereotipo del homosexual malvado, “el que le da mal nombre a los gays”. Era editor de la revista Vogue México y nunca dejó de decirle lo “gorda y naca” que le parecía.

“Él era un wey superficial, banal, cruel, pero vacío, un wey muy tonto”. Su madre decidió abrirle las puertas de su hogar porque “eran los ochenta y era una sociedad ultra conservadora y pensó en su amigo, en el qué dirán”. Sin embargo, la entrevistada no tuvo más que conflictos con su padrastro por sus malos tratos.

De Anda también creció con sus abuelos: a su abuelo lo describe como un sujeto loco que vivía ensimismado en sus ideas, y a su abuela como una mujer un poco más conservadora, aunque quién realmente la marcó fue su madre, pues sus enseñanzas le sirvieron para defender aguerridamente sus ideales.

La entrevistada lanza una mirada tierna al recordar los días en los que era feliz al lado de sus abuelos y su madre. Se acomoda en la silla y se muestra más relajada al hablar de su más grande inspiración: su madre. Orgullosa de sus orígenes prosigue a narrar su historia personal, los episodios que la llevaron a ser ella.

A los dieciocho años, su madre le confesó la verdad sobre su padre. “Este wey no es tu papá", dice la bloguera riéndose de lo que ha vivido. Su verdadero papá es un estadounidense que regresó a su país a hacer su vida. Pero cuando la periodista tenía veintidós años, éste se puso en contacto con ella.

“Mi papá biológico es un wey bueno, sensible, inteligente, noble, o sea alguien increíble. ¡Es tu papá, te acepta tal como eres y viene a sanar todas las heridas que este otro imbécil dejó!”. Al describir a su verdadero padre, la cara se le ilumina y sus facciones se relajan poco a poco, al igual que el resto de su cuerpo.

Berenice Andrade, su amiga, recuerda que cuando la conductora de Machos en rehabilitación conoció a su padre invitó a varios amigos a una comida. Al principio Berenice no lo entendía, pensaba que era un momento muy íntimo y debían vivirlo solos, pero comprendió que para Tamara cada persona que había invitado a la reunión era su familia.

“Plaqueta” es una inspiración para muchas personas que no la conocen, pues por medio de este gran buzón de quejas y experiencias, en el que se convirtió su blog, se da voz a personas que no la tienen. Ese espacio es reflejo de la personalidad de Tamara, que describe como “mi lado liberal viene de mi mamá y no como una reacción alérgica, sino como todo lo contrario, como una continuidad de todo lo liberal que ella fue y es”.

La libertad que la caracteriza tiene gran influencia de su madre que según la periodista es la persona más irresponsable del mundo, pero que la ha apoyado y orientado en su camino al mismo tiempo que la ha dejado experimentar sus propias decisiones y la consecuencia de éstas.

Tamara de Anda es dueña de un estilo periodístico original, en el que se puede expresar libremente sin ataduras; de un pensamiento crítico, que cuestiona e intenta cambiar las injusticias. Pero más que esto, la periodista es dueña de experiencias que goza compartir con su público.

“Las personas que se cruzan en tu camino, las decisiones que tomas, los sitios que frecuentas, la música que escuchas, las cosas de las que te quejas, lo que te estremece y más. Todo eso va construyendo tu personalidad, te ayuda a descubrir quién eres y en quien te quieres convertir”, comenta.

Y Tamara de Anda decidió convertirse en la vocera de su público, en la chica que define su feminismo como “fresa”, pero que aún pretende ayudar a las demás mujeres. Su blog, amigos, familiares, los lugares en los que ha sido feliz y las malas experiencias le han ayudado a conocer quién es en realidad y a descubrir, también, quién no quiere llegar a ser.

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