LLUVIA DE JUSTICIA, 2 DE OCTUBRE NO SE OLVIDA

Por Araceli Isidro
México (Aunam). Hoy, Raúl Álvarez Garín solo está presente en la memoria de sus compañeros de lucha y todos aquellos que gritan “dos de octubre no se olvida es de lucha combativa”. Los diferentes contingentes se reúnen en la Plaza de las Tres Culturas y gritan sus consignas.

El cielo comienza a llorar, la lluvia cae, pero no impide la organización de obreros, maestros, campesinos y estudiantes. Se escucha: “aplaudan, aplaudan no dejen de aplaudir que el pinche gobierno se tiene que morir”.

Los contingentes comienzan a avanzar, este año a diferencia de otros, no se nota ningún policía, a la vista. “Dos de octubre no se olvida” se relaciona con el apoyo al movimiento actual del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Un contingente de supuestos anarquistas se ha desviado del resto de los asistentes. Tapados del rostro, rodeados con pancartas negras y con el símbolo de la A dentro de un círculo van en dirección contraria a Reforma.

Adelante — ¡Un ocho, un ocho!—; se escucha un huélum luego un goya, todos corren; en su rostro se refleja una sonrisa y algunos llevan el puño arriba.




El sonar de los machetes está presente. El pueblo de San Salvador Atenco va liderado por una pancarta con la imagen de Zapata y otra donde se muestra su disgusto por la creación de un aeropuerto en su territorio, al mismo tiempo, cantan a favor del movimiento estudiantil de 1968.

Están frente al Palacio Nacional, los líderes del 68 recuerdan a Raúl Álvarez. Cuando el reloj marca las 18 horas con 15 minutos, misma hora en la cual hace 46 años se lanzaron las luces de bengala, se guarda un minuto de silencio por las personas asesinadas esa tarde.

Los contingentes continúan llegando, mientras en el escenario principal se leen discursos a favor de la justicia y apoyo social. Globos blancos y rojos decoran el cielo. El sol asoma sus últimos rayos del día.

La explanada de Zócalo está llena de estudiantes de universidades públicas, grupos de anarquistas, obreros, campesinos y buscadores de justicia para el caso en Iguala. Todos ellos escuchan atentos a los líderes del movimiento estudiantil de 1968.

Música, bailes, cansancio, petición de justicia social; un puño arriba, ningún policía a la vista, ningún enfrentamiento, así a 46 años “dos de octubre no se olvida es de lucha combativa”.




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