SU PROPÓSITO: HACERSE FELIZ

Por Ana Sofía Torres Lomelí
México (Aunam). Ella, definitivamente está en donde tiene que estar. Valeria Morales Pioquinto, Vale para sus amigos, confiesa que el periodismo es su verdadera pasión y vocación.

Fue a los tres años, o al menos así lo asegura su mamá, cuando Valeria aprendió a leer y desde entonces no para. De ahí que cuando tenía 6 años nacieron sus ganas de, algún día, convertirse en escritora, sin embargo su sueño se vio truncado cuando la gente le repetía constantemente que ejerciendo dicha profesión no ganaría dinero.

“A mí no me importaba no ganar dinero, yo lo haría por amor al arte, pero después me di cuenta de que el dinero sí es importante y que tenía que buscar otra vocación” dice Valeria mientras disfruta de un rollo de sushi de camarón bañado en salsa de soya.

Siempre consideró al periodismo como una opción para dedicar el resto de su vida. La idea de trabajar en un periódico siempre se le hizo muy bonita; se imaginaba con su cámara y una libretita y eso la llenaba de emoción.

Al externar su deseo de ejercer el periodismo, su familia no tardó en darle su, no muy amable opinión: “En mi casa me decían que de periodista me iban a matar, ellos preferían que estudiara derecho o medicina”; pero como buena cazadora de sueños, Valeria decidió estudiar ciencias de la comunicación, a pesar de que no le interesa ser comunicóloga, para finalmente convertirse en periodista.

Bueno, nadie dijo que el camino sería fácil ¿no?

Es en una mesita en la explanada baja de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en donde, sentadas bajo el sol, se lleva a cabo la entrevista y es el lugar en donde Valeria se encuentra concretando su sueño.

“¿Mi meta en la vida?, creo que nunca lo había pensado” confiesa Valeria con esa voz tranquila que la caracteriza. Sigue comiendo el platillo japonés. Ella nunca rechazaría un premio Pullitzer, pero no es su objetivo principal cuando de ser periodista se trata. Ella quiere hacer periodismo por capricho:

“Yo quiero ser periodista para mí, no para los demás”; y preocupada por estar quebrantando una de las leyes sagradas del periodismo, admite que le interesa hacer un bien social pero le interesa más sentirse bien ella; poder decir que hizo lo que quiso ser.

Si en algún momento escuchamos de Valeria Morales como una gran y reconocida periodista, sólo será un plus en su carrera.

Las nubes hacen sombra a ratos, pero después el sol vuelve a brillar intensamente. Valeria lleva una blusa negra de mangas largas y pantalones de mezclilla. Es fácil pensar que se está muriendo de calor, pero no lo demuestra y sigue platicando mientras batalla con los palillos chinos y los pequeños restos de arroz que quedan en su charola.

En la vida no hay nada que a Vale le hubiera gustado más que hacer periodismo. Ella está en donde tiene que estar. Pero es la música la que tal vez podría haber cambiado su futuro:

“Me gusta mucho la música, tal vez me hubiera metido al conservatorio nacional”. Entre los géneros que más escucha se encuentran la asiática, rock japonés (ahora entiendo el porqué del sushi), así como la música clásica, pero su grupo predilecto, es Coldplay.

Una chica normal. Valeria se deja ver tal cual es y le resulta muy bien. Alta, muy delgada, cabello lacio y negro adornado por un moñito rojo, tez morena y sin maquillaje. En su tiempo libre, duerme. También lee o juega videojuegos (con los cuales tiene una pequeña adicción). Ella prefiere no salir a fiestas, pero cuando sus amigos la necesitan, siempre está para ellos.

¿Su principal hobby? el Cosplay. La palabra viene de costume (disfraz) y de play (jugar), es decir, jugar con disfraces. Fue a los 12 años en un viaje a Guanajuato, lugar donde viven sus abuelitos, cuando se empezó a interesar en esta actividad japonesa.

Un día, de esos en los que ver la televisión y cambiar canal por canal es lo más divertido que puedes hacer, se topó con un ánime. Lo empezó a ver y le gustó mucho. Le compartió su gusto a su mejor amiga y juntas lo fueron reforzando, hasta que tiempo después les nació la curiosidad por ir a una convención de Cosplay.

A Valeria le gustó la experiencia que vivió en la convención. Ver a toda esa gente caracterizada de personajes de ánime. Pero nunca pensó en imitar dicha actividad: “Tengo dignidad” expresó cuando la invitaron a participar en estos eventos.

Su curiosidad ganó y accedió a asistir a una convención más, esta vez disfrazada. Sin querer, el traje que ella confeccionó y llevó causó sensación. Y poco a poco fue adentrándose en el Cosplay. Hoy, 8 años después, es reconocida por sus increíbles creaciones, tanto que hasta la invitan a ser juez de los concursos que en estos eventos se llevan a cabo.

Finalmente su charola de sushi quedó vacía. Era la una de la tarde de ese viernes. Los alumnos del turno de la mañana se esparcían por toda la facultad platicando con compañeros que no habían visto en toda la semana, otros descansaban en los pequeños pastos de la explanada baja. Nosotras seguíamos platicando como si nos conociéramos de antes. No parecía que era la primera vez que hablábamos.

Valeria es una chica muy activa. Se aburre fácilmente y por lo tanto le gusta tener muchas actividades en su vida. A parte de la escuela y el Cosplay, ella es delegada en Modelos de Naciones Unidas desde hace tres años y ha sido ganadora de aproximadamente 7 premios a Mejor Delegada.

“Modelos de Naciones Unidas me ayudó mucho a abrir mi panorama, porque te concientizan y te cambian el modo de ver las cosas”.

Valeria me dejó ver que en ella hay una mujer con un gran corazón, que le importan los demás, y que a pesar de haber vivido altas y bajas en su vida, sigue adelante con la mejor actitud para comerse al mundo.

Su familia es muy chiquita, pues sólo vive con sus papás ya que es hija única. Entre sus padres existe una relación muy tensa y algo extraña, la cual trata de llevar con la mayor madurez posible. Adoptando un semblante serio, Vale acepta que es mucho más apegada a la familia de su mamá: “mis abuelos son como mis padres, me cuidaron desde que nací”.

No se puede más que sentir respeto y admiración al escuchar a Valeria hablando de la complicada relación que lleva con su padre. Con un tono de voz que connota sinceridad, confiesa que tiene ciertos resentimientos hacia él, por lo que de alguna manera, su madre cumplió ambos roles, padre y madre.

Intentando hacer el ambiente algo más alegre y juvenil, le pregunté si tenía novio a lo que con una expresión de seguridad y sorpresa me contestó que sí. Lleva 9 meses con Guillermo, un publicista cuatro años mayor que ella. Se conocieron haciendo Cosplay hace 6 años y siempre fueron amigos.

Con una expresión seria, de nuevo, recordó que lo que más la unió a su actual pareja fue la muerte de un amigo en común. Él le confesó su amor pero como ambos tenían una relación con otras personas no pasó nada, sin embargo, su amor triunfo y decidieron intentarlo.

Hablar con Valeria no me dejo más que una muy buena opinión sobre ella. Es responsable, soñadora, hace las cosas para darse gusto a si misma (algo digno de admirar), a ella no le importa lo que piensen los demás. Si ella es feliz no hay nada más que importe. Ella definitivamente está en donde tiene que estar.





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