INSTITUTO DE ASTRONOMÍA: DONDE LAS ESTRELLAS CONVERGEN

“Somos un camino para que el cosmos se conozca a sí mismo”
Carl Sagan
Por José Andrés Díaz López
México (Aunam). Al observar el manto estelar que ofrece la vastedad del cielo en la noche, al mirar cada uno de esos pequeños puntos luminosos que llamamos estrellas, contemplarlos, imaginar si en ellos hay algo o alguien con quien pudiéramos comunicarnos. Dejar por un momento nuestro lugar en la tierra y alzar nuestros sentidos en dirección al universo para conocer sus misterios, sus ruidos, sus colores, sus verdades y sus mentiras. Eso es la astronomía.

La Universidad Nacional Autónoma de México, alberga al Instituto de Astronomía (IA), ubicado en el circuito de institutos de investigación científica, a un lado de la Facultad de Ciencias, en Ciudad Universitaria. Su labor científica no sólo se remite a la observación de los planetas y las galaxias, sino también al estudio y creación de modelos teóricos que expliquen distintos fenómenos físicos y químicos dentro del universo, así como el procesamiento de datos numéricos para la investigación astronómica, la fabricación de los instrumentos necesarios para ésta y por supuesto su divulgación.

El origen del todo: Nacimiento del Instituto de Astronomía

La teoría del Big Bang, es aquella que explica el origen del Universo a través de una mega explosión, cuyo resultado es el cosmos conocido hasta ahora. Así pues, el big bang del IA tuvo su origen en el Observatorio Astronómico Nacional (OAN) fundado en el siglo XIX en 1874, el cual era administrado por el gobierno mexicano hasta la década de los veinte. En 1929 (año de la gran depresión económica) la UNAM tomó sus riendas.

Dicho observatorio se encontraba en Tacubaya, pero fue trasladado en 1942 a Tonantzintla, Puebla, para escapar de la contaminación lumínica del Distrito Federal y conformar el Observatorio Astrofísico Nacional de Tonantzintla. Fue construido y dirigido por el astrónomo, matemático y diplomático Luis Enrique Erro.

Para 1948 su director ya era el filósofo, astrónomo e investigador Guillermo Haro, quien a finales de la década de los sesenta, con la previa formación de los Institutos de Investigación de Física y Matemáticas en Ciudad Universitaria, fundó el Instituto de Astronomía de la UNAM, compuesto además por una sede en Ensenada, Baja California, y los Observatorios de San Pedro Mártir y Tonantzintla. El IA lleva más de 40 años en funcionamiento, trabajando en la investigación del cosmos. Actualmente, su director es el astrofísico José de Jesús Franco López.

El desmenuce del instituto: Sus galaxias de estudio

El IA tiene en su haber distintas ramas de estudio dentro de la astronomía. Sin embargo, el límite cognitivo que existe entre el lenguaje científico y el habitual en el grueso de la población, impide en muchas ocasiones, explicar sus actividades sin complicaciones teóricas y técnicas propias de la física y astronomía. Parte importante de la divulgación de la ciencia en este instituto, reside en su departamento de difusión de las actividades que lleva a cabo.

Mariana Espinosa Aldama es física y fotógrafa. Actualmente cursa la maestría en Filosofía de la Ciencia con la especialidad en Comunicación de la Ciencia. Ella es la encargada del departamento de difusión del IA y es quien nos explica cómo se dividen las distintas áreas del mismo.

Antes de comenzar a enarbolar nuevas teorías, o los resultados que los astrofísicos observen de distintos fenómenos, es necesario establecer una serie de datos arrojados por los mismos, para poder generar un modelo teórico y por consiguiente un análisis. Dichos modelos son con base en el estudio de la información que los astrofísicos computacionales obtengan y sean acumulados y ordenados dentro de una base de datos, para que otros astrofísicos puedan analizar los resultados y variabilidades de determinada estrella, planeta, galaxia o cualquier fenómeno observado.

“(Dentro del instituto) están las personas que hacen los instrumentos de observación, como son los telescopios, los lentes, espectrógrafos, (entre otros). Pero todos estos instrumentos requieren de una serie de datos para elaborar el análisis del fenómeno observado. A esa parte se le llama Astrofísica Computacional”, explicó Espinosa Aldama.

El IA es uno de los pioneros en el país en utilizar al Internet como el conducto de transmisión de información, ya que es por ese medio por el cual se lleva a cabo el total intercambio de datos de las observaciones, y por supuesto de su retroalimentación de nuevos y distintos.

Los astrónomos observacionales son quienes utilizan esos datos, para la conformación de sus modelos teóricos del fenómeno que hayan decidido estudiar, “ellos son los que van a los observatorios para hacer sus análisis o a veces solicitan que se hagan determinadas observaciones, hay ocasiones en que se hacen remotas, es decir, cuando el astrónomo no se encuentra en el observatorio, pero puede hacer un estudio desde otro lugar. A su vez piden datos a la parte de cómputo para poder generar resultados del astro o fenómeno en el cual centren su análisis”, prosiguió Espinosa Aldama.

“Hay otro tipo de astrónomos más enfocados sólo a la teoría que utilizan los datos arrojados por los astrónomos observacionales y a partir de eso lo aplican a sus modelos del estudio de fluidos, electrodinámica, gases, compresión de estrellas, entre otros. En el universo al gas se le analiza como un fluido, como el agua. Principalmente estudian los gases del cosmos como por ejemplo en los hoyos negros”, detalló Espinosa Aldama.

Hasta nuestros días, los estudiosos del universo han determinado que el espacio es infinito y cuya expansión no cesa. Es necesario dentro de la astronomía establecer fronteras de análisis y estudio ya que el campo es demasiado extenso y los astrofísicos deben delimitar sus marcos de escrutinio del cosmos:

“Hay astrónomos que estudian las cercanías, es decir, el sistema solar, los planetas, los asteroides. Otros que se dedican a las estrellas como pueden ser las rojas, enanas o aquellas que se colapsan. Están también los que se centran en las nebulosas planetarias y las supernovas. Así como quienes observan cuerpos con mayor energía como son los cuásares, hoyos negros y objetos que tienen reacciones muy violentas. Por otra parte, hay astrónomos que se dedican a lo extragaláctico, es decir, lo que está afuera de nuestra galaxia, como el comportamiento que existen entre una galaxia y otra, y conforme más te alejes de la galaxia, ya están los cosmólogos que estudian al universo como todo un conjunto”, argumentó Espinosa Aldama.

“Ahí están quienes estudian la materia oscura, la cual es aquella que no se sabe de donde proviene, no se le puede observar y determina el comportamiento de las galaxias, ya que ésta, por ejemplo, las expande pero desde dentro de ellas y cada vez más rápido. Incluso es más intensa que la fuerza de gravedad, es una materia diferente”, reiteró la especialista en física y fotografía.

El instituto a través de su página de Internet, divide sus campos de estudio en cinco departamentos que son: Astronomía Extragaláctica y Cosmológica (DAEC), es decir, lo que está afuera de la galaxia y que implica a su vez otras galaxias y el universo en general. Astronomía Galáctica Planetaria (DAGP) es la encargada de estudiar lo que está dentro de la galaxia y los planetas. Astrofísica Teórica (DATA), se basa no tanto en observación, sino en los resultados. Estrellas y Medio Interestelar (DEMI), estudian principalmente los gases. Y la Instrumentación (DI) que como ya se dijo, es el departamento que produce los instrumentos para la observación de los fenómenos.

Sin embargo, “estas áreas no son rígidas, solamente se establece una división de los estudios, pero todos los astrónomos pueden interesarse en distintas ramas”, respondió Espinosa Aldama.

La astronomía también es interdisciplinaria

En nuestra vida profesional, el prepararse de forma interdisciplinaria otorga a quienes lo hagan, además de la posibilidad de laborar en varios campos de estudio, la obtención de más y nuevos conocimientos que puedan complementarse.

Mariana es además de física, fotógrafa; y ahora estudia su maestría en Filosofía de la Ciencia. Tres elementos que al parecer son distintos, ella los ha logrado converger en un mismo campo que es la astronomía. La física para los conocimientos científicos, la fotografía como parte gráfica e ilustrativa fundamental y la filosofía para aplicarla en la divulgación de la ciencia. “Hay astrónomos que se apoyan en la arqueología, en la historia, por supuesto en la filosofía y en la comunicación.”

“Astronomía no se hace sólo aquí, sino en muchos institutos, por ejemplo en Geofísica hay gente que busca marcadores en las atmósferas de otros planetas, para encontrar vida, pero con base en el análisis geofísico. Esos marcadores pueden ser la temperatura del planeta, si hay agua, y demás compuestos químicos y físicos particulares para la generación de vida,” comentó Espinosa Aldama.

Su maestría en divulgación de la ciencia, le ha otorgado los elementos comunicacionales para la difusión de las actividades del IA. Ella además de difundir las conferencias de divulgación de la ciencia en el portal de difusión en Internet, organiza eventos astronómicos con otras instituciones del país y del mundo. No sólo para los astrónomos y profesionales de este rubro, sino también para la población que está interesada en la observación de las estrellas y los planetas.

Ha formado parte de la organización de muchos eventos dentro de este año denominado como “El año internacional de la astronomía”, además de difundir la participación de la UNAM en la construcción del Gran Telescopio de Canarias en España. Ella espera que en los próximos años se les dé más apoyo para la difusión del instituto.

“Este año sí nos apoyaron un poco más porque es el año de la astronomía, pero esperamos que en los próximos años tengamos más recursos humanos y materiales para que podamos seguir trabajando. Hace cuatro años no había un conducto entre las organizaciones astronómicas de nuestro país, para contactarnos, para poder hacer actividades conjuntas. Sí había esfuerzos pero sólo personales a través de relaciones que ya tenían algunos miembros del IA con otras sociedades astronómicas, pero no había un conducto institucional de comunicación entre nosotros y el resto del país.

“Hacer comunicación de la ciencia requiere mucha gente, que estés en los medios, en la prensa, en la televisión, en los periódicos, en Internet, en facebook, en twitter, en cualquier tipo de red social. Un departamento de difusión tiene que tener su parte de relaciones públicas, de diseño de páginas web, de prensa, visitas guiadas, conferencias de divulgación. Necesitas mínimo diez personas, para que esto funcione”, mencionó Espinosa Aldama.

“La ciencia la hacemos todos”

Finalmente, Mariana explica que para ella laborar en el Instituto de Astronomía la llena de satisfacción: “Yo nunca me imaginé que algún día iba a ser filósofa de la ciencia, o que me iba a dedicar a la divulgación, es posible acercarse a la ciencia a través de la filosofía, además de que encontré un lugar en donde aplico todos los conocimientos que tengo, para mí es el mejor trabajo del mundo. Tengo oportunidad de viajar, estoy inmersa entre los astrónomos y yo lo traduzco a la gente a través de videos, spots, la revista, o lo que sea”.

“La ciencia nace desde abajo, desde los aficionados, desde la gente que no se sabe tal vez los detalles de cómo explota una estrella, pero apoya al otro que sabe y que necesita de los instrumentos, apoya a que le den el espacio. La ciencia es algo social, de la gente. No nada más el físico o el astrónomo hace ciencia, también el administrativo que le ayuda (a los científicos) a comprar el boleto de avión para ir a las conferencias, el diseñador que hace carteles para que se difundan las actividades, la secretaria que le redacta su proyecto por que tiene mala ortografía. Todas esas personas están contribuyendo a la ciencia, están trabajando para que se haga. La ciencia la hacemos todos”, reiteró Espinosa Aldama.

Así como Mariana expandió su campo de conocimientos, las ciencias sociales no están peleadas con las naturales, es cuestión de que nos acerquemos a conocerlas. El Instituto de Astronomía ofrece una gran gama de posibilidades del saber humano. Al final de cuentas, la ciencia como el universo tienen una similitud inexorable: Son infinitos. El cosmos está en nosotros.




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