EL RECUERDO DE EDGAR ALLAN POE EN LA UNAM
Por José Andrés Díaz López
México (Aunam). Parece domingo pero es lunes. Las calles de la capital mexicana hoy no sucumben ante el tráfico, el estrés, la caótica vida de este nuestro Distrito Federal, como lo hace cada inicio de semana. Ciudad Universitaria luce serena, tranquila, callada, sin el alma de miles de estudiantes que a diario la transforman en un ente de vida.
Y es que es un lunes distinto. Es dos de noviembre, Día de Muertos, el día en que los mexicanos recordamos, añoramos y visitamos a los que ya se nos adelantaron en el camino. La Universidad Nacional Autónoma de México también lo hace y este año la mega ofrenda de la institución de educación superior rindió tributo a uno de los más grandes escritores de suspenso de la historia: Edgar Allan Poe.
Ofrendas de casi todas las escuelas y facultades que componen a nuestra casa de estudios, conformaron la mega ofrenda ubicada en la zona denominada como “las islas”, el espacio de áreas verdes entre las Facultades de Derecho, Economía, Filosofía, Arquitectura, Rectoría y la Biblioteca Central.
El aire frío que ya comienza a anunciar la llegada del invierno, se paseaba entre los cientos de personas que se dieron cita para admirar la variedad de ofrendas montadas. El sol asomaba tímido en el cielo, su presencia no cobraba el sudor de los visitantes aunque tampoco se quiso perder las representaciones artísticas que recuerdan a la muerte.
Gente de todas las edades, aquí el Halloween no tiene lugar. No hay niños vestidos de vampiros, ni del muñeco diabólico Chucky, ni de Freddy Krueger, mucho menos diablitas ya no tan niñas con minifaldas seductoras y escotes apretados. Aquí los infantes disfrutan de la variedad de ofrendas, del olor a las flores de cempasúchil. Los jóvenes recorren el lugar junto con sus amigos, algunos disfrutando de un elote con chile piquín, otros degustando un chicharrón con pata de res y salsa, incluso hay algunos que con un picnic disfrutan de la tarde.
Los adultos y los abuelos visitan a su alma mater, recuerdan sus años de estudiantes y observan con nostalgia la ofrenda de sus facultades. Ni siquiera el terreno complica a personas con discapacidad y en silla de ruedas para observar las calacas, los muñecos, las calaveras, la comida ofrecida a los que ya han pasado por la puerta del Mictlán. A esa misma que todos habremos de tocar algún día.
Edgar Allan Poe: El maestro de la literatura de muerte
Este año las ofrendas giraron en torno a la vida y obra del maestro de la literatura de suspenso; el norteamericano Edgar Allan Poe. Facultades como la de Medicina tomaron como punto central de su ofrenda, una de las tantas obras del escritor como la historia de la Mansión Santé: Una obra que cuenta las peripecias que significan el vivir en un manicomio de París, mientras que Química representó al escritor con una animación de su rostro a computadora, al estilo de Tim Burton y su Cadáver de la Novia de más de medio metro de altura.
El Gato Negro, Berenice, El retrato Oval, Enterrado Vivo y otras obras del escritor, también fueron recordadas por las Facultades de Ingeniería y Psicología, la Escuela Nacional de Enfermería, entre otras. La cantera del equipo de fútbol de los Pumas también representó a su ofrenda a través de las obras de Poe.
Por su parte, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales colocó su ofrenda al pie de la escalera que lleva a la Biblioteca Central caminando desd “las islas”. Un tapete construido a partir de flores y semillas de distintos colores conformando la imagen de calacas y calaveras y la imagen de los estudiantes finados en Ecuador por los conflictos entre la guerrilla colombiana y el gobierno de ese país sudamericano, fueron los elementos que representaron a nuestra facultad en la mega ofrenda.
No todo son flores ni muertitos
Además de las ofrendas y las historias de Poe, el evento fue amenizado por estudiantinas, rondallas, danza árabe y bandas de rock alternativo y música electrónica. Todas convergieron en un mismo espacio. Así, con el recuerdo de aquellos quienes ya se nos fueron, las obras de Poe, la Universidad Nacional Autónoma de México celebra a la muerte, pero sobre todo nos recuerda que ésta es parte de la vida, misma que debemos disfrutar cada día, cada instante.
México (Aunam). Parece domingo pero es lunes. Las calles de la capital mexicana hoy no sucumben ante el tráfico, el estrés, la caótica vida de este nuestro Distrito Federal, como lo hace cada inicio de semana. Ciudad Universitaria luce serena, tranquila, callada, sin el alma de miles de estudiantes que a diario la transforman en un ente de vida.
Y es que es un lunes distinto. Es dos de noviembre, Día de Muertos, el día en que los mexicanos recordamos, añoramos y visitamos a los que ya se nos adelantaron en el camino. La Universidad Nacional Autónoma de México también lo hace y este año la mega ofrenda de la institución de educación superior rindió tributo a uno de los más grandes escritores de suspenso de la historia: Edgar Allan Poe.
Ofrendas de casi todas las escuelas y facultades que componen a nuestra casa de estudios, conformaron la mega ofrenda ubicada en la zona denominada como “las islas”, el espacio de áreas verdes entre las Facultades de Derecho, Economía, Filosofía, Arquitectura, Rectoría y la Biblioteca Central.
El aire frío que ya comienza a anunciar la llegada del invierno, se paseaba entre los cientos de personas que se dieron cita para admirar la variedad de ofrendas montadas. El sol asomaba tímido en el cielo, su presencia no cobraba el sudor de los visitantes aunque tampoco se quiso perder las representaciones artísticas que recuerdan a la muerte.
Gente de todas las edades, aquí el Halloween no tiene lugar. No hay niños vestidos de vampiros, ni del muñeco diabólico Chucky, ni de Freddy Krueger, mucho menos diablitas ya no tan niñas con minifaldas seductoras y escotes apretados. Aquí los infantes disfrutan de la variedad de ofrendas, del olor a las flores de cempasúchil. Los jóvenes recorren el lugar junto con sus amigos, algunos disfrutando de un elote con chile piquín, otros degustando un chicharrón con pata de res y salsa, incluso hay algunos que con un picnic disfrutan de la tarde.
Los adultos y los abuelos visitan a su alma mater, recuerdan sus años de estudiantes y observan con nostalgia la ofrenda de sus facultades. Ni siquiera el terreno complica a personas con discapacidad y en silla de ruedas para observar las calacas, los muñecos, las calaveras, la comida ofrecida a los que ya han pasado por la puerta del Mictlán. A esa misma que todos habremos de tocar algún día.
Edgar Allan Poe: El maestro de la literatura de muerte
Este año las ofrendas giraron en torno a la vida y obra del maestro de la literatura de suspenso; el norteamericano Edgar Allan Poe. Facultades como la de Medicina tomaron como punto central de su ofrenda, una de las tantas obras del escritor como la historia de la Mansión Santé: Una obra que cuenta las peripecias que significan el vivir en un manicomio de París, mientras que Química representó al escritor con una animación de su rostro a computadora, al estilo de Tim Burton y su Cadáver de la Novia de más de medio metro de altura.
El Gato Negro, Berenice, El retrato Oval, Enterrado Vivo y otras obras del escritor, también fueron recordadas por las Facultades de Ingeniería y Psicología, la Escuela Nacional de Enfermería, entre otras. La cantera del equipo de fútbol de los Pumas también representó a su ofrenda a través de las obras de Poe.
Por su parte, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales colocó su ofrenda al pie de la escalera que lleva a la Biblioteca Central caminando desd “las islas”. Un tapete construido a partir de flores y semillas de distintos colores conformando la imagen de calacas y calaveras y la imagen de los estudiantes finados en Ecuador por los conflictos entre la guerrilla colombiana y el gobierno de ese país sudamericano, fueron los elementos que representaron a nuestra facultad en la mega ofrenda.
No todo son flores ni muertitos
Además de las ofrendas y las historias de Poe, el evento fue amenizado por estudiantinas, rondallas, danza árabe y bandas de rock alternativo y música electrónica. Todas convergieron en un mismo espacio. Así, con el recuerdo de aquellos quienes ya se nos fueron, las obras de Poe, la Universidad Nacional Autónoma de México celebra a la muerte, pero sobre todo nos recuerda que ésta es parte de la vida, misma que debemos disfrutar cada día, cada instante.
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