Astronomía en el arte: emoción, universo y tiempo: doctor Salvador Cuevas Cardona

  • En México existe tecnología para hacer investigaciones y crear instrumentos ópticos para la investigación astronómica

Por Cecilia Valeria Méndez Villa y Alison Karime Ramos Montalvo 
CDMX. “Qui si conviene usare un poco d´arti, in accostarsi or quinci, or quindi al lato che si parte”; en español: “Aquí es preciso usar la destreza y acercarse aquí y allá del lado que se aleja”. Parte del canto X del Purgatorio, de la Divina Comedia, frase que está en la entrada de uno de los laboratorios de óptica del Instituto de Astronomía. Considerada como una broma interna. Curioso resulta que una obra literaria tan famosa pueda servir como referencia para lo que espera dentro de la sala. 

Debimos trasladarnos al Instituto de Astronomía de la UNAM para platicar con el doctor Salvador Cuevas Cardona, profesor de posgrado e investigador. Ninguna de las dos conocíamos el camino al Instituto y nos perdimos entre los circuitos, hasta que el doctor nos envió su ubicación y pudimos dar por fin con el lugar. El edificio no es muy llamativo y el letrero característico azul con letras amarillas tampoco se veía mucho, pero es engañoso porque dentro de esa austera construcción se albergan laboratorios para estudiantes de posgrado en Astronomía. 

Al pasar la sencilla recepción del edificio comienza el encanto del Instituto, después de la entrada se encuentra un meteorito de color negro y una recreación de un laboratorio de Astronomía antiguo. El doctor mostró una serie de vitrales acomodados en línea que representaban distintos aspectos del universo, entre ellos, había uno del astrónomo Galileo Galilei. De camino a su cubículo también había una breve exposición sobre las galaxias, contaba con imágenes, información y una parte interactiva. Ya una vez en el cubículo pudimos dejar nuestros útiles escolares para poder acompañarlo a un recorrido por los laboratorios, mientras contestaba nuestras preguntas. 

Para generar tecnología se requiere gente que enseñe y transmita el conocimiento a los jóvenes

Nos dijo que antes de que comenzáramos formalmente le gustaría mostrarnos algo, sobre todo para usar nuestro medio como una manera de llegar a los jóvenes que aspiran a un futuro en las Ciencias y la Ingeniería. Cruzamos una serie de pasillos y llegamos a unos laboratorios en donde tuvimos la fortuna de ser de las pocas personas ajenas al Instituto que pueden ver los experimentos que ahí se llevan a cabo. Nos mostró el actual proyecto en el que trabaja, llamado “Frida”, un instrumento que se planea utilizar para medir el calor de las estrellas. 

“Para poder generar tecnología necesitas gente que enseñe y que pueda transmitir el conocimiento a los jóvenes, pero para esto necesitas profesores en las preparatorias que motiven a los chicos a estudiar. Lo que quiero que vean es que sí se puede, que en México sí existe la tecnología para hacer investigaciones y crear instrumentos ópticos para la investigación astronómica”, comentó durante la muestra de los laboratorios donde se arma Frida. “La parte fundamental para mí es la preparatoria, porque los profesores deben saber esto para que puedan comunicárselo a los chicos y que estos se enteren de que en la universidad hay este tipo de cosas, pero si tienen profesores que no los motivan y que no difunden pues así no se va a poder”.

Partes del instrumento "Frida", para medir el calor de las estrellas.

La cosa más bonita, haber puesto ciencia en un edificio con más de 1700 años

El doctor ha trabajado en la realización de vitrales durante su carrera, como el “Divinity in Light”, instalado en la Iglesia de Santa María de los Ángeles en Roma; sabiendo esto decidimos que le preguntaríamos al respecto. Nos generaba curiosidad saber cuál era la tarea científica en la realización de los vitrales. Se emocionó al responder. En lugar de ser directo eligió contarnos la historia del vitral en Italia. 

“En 1995 o 1996 empecé a trabajar con un amigo que es un vitralista muy famoso y tiene obras en muchas partes del mundo. Le pidieron a él que hiciera un vitral para la entrada de una Iglesia que está en Roma. Cuando él se queda pensando, me dice: «Oye, ¿qué hacemos?». Respondo: «¿Por qué no ponemos la luz del sol en el centro de la rotonda de entrada en los equinoccios y los solsticios?», aunque claro, yo no tenía la menor idea de cómo lo íbamos a hacer”. 

El proyecto se empezó y se usaron tres telescopios que se encargaron de orientarlos de tal manera en la que se pueda ver el paso de Venus y que en los equinoccios y solsticios se pueda proyectar por ahí la luz en forma de una rosa. Comentó que las lentes se diseñaron e hicieron en la universidad. “Integramos aparatos científicos en un vitral artístico, entonces esa es la cosa bonita de que hayamos puesto ciencia en un edificio que tiene más de 1700 años”. 

La combinación del arte con la ciencia es interesante, porque un artista puede tener la noción de qué es lo que quiere significar con su obra, en el caso de los vitrales, estos requieren de mayor precisión. Los sentimientos y la inspiración son del artista, pero la parte del científico entra (en su mayoría) en lo práctico. A pesar de ser una iglesia, el propósito del vitral era que las personas sintieran que el tiempo pasaba, por lo que se hicieron lentes específicos para que la luz se mueva. La idea era que al momento de levantar la cabeza se hiciera una conexión con el universo y la persona se sienta parte de él. Este es el impacto científico en el arte, según el doctor: “la emoción, el universo y el tiempo”. 

Si no hay diseño óptico no hay instrumentos

Para nosotras, el diseño de lentes era importante, pero no sabíamos hasta qué punto, incluso antes de entrar al Instituto ignorábamos casi totalmente su importancia, hasta que el recorrido por los laboratorios nos abrió los ojos. “Si no hay diseño óptico no hay instrumentos…ya terminé”. La respuesta era muy obvia, pero es más profunda que solo eso. Los instrumentos ópticos recogen la luz que viaja durante millones de años, para eso hay que tener telescopios de la mejor calidad para captar esa luz. Estos lentes no se quedan flotando en el espacio solos de la nada, sino que hay metales que los unen y los sostienen, además de que hay mecanismos que unen las lentes. “El corazón de esto son las lentes, pero sin todos los demás sistemas que participan en la creación de instrumentos como el que les mostré no hay nada, aquí es donde se refleja el trabajo interdisciplinario”. 

Después de esta explicación cobró mucho sentido la respuesta a la duda que teníamos. Las lentes son las que hacen la parte del trabajo visual, pero hay muchas otras disciplinas que se encargan de otras tareas: de almacenar imágenes, de unir las lentes, de moverlas, de que no se rompan, de enviar imágenes a la tierra, etcétera. Este trabajo en equipo de un conjunto de científicos e ingenieros en Astronomía es un arte. 

Las lentes no solo se diseñan para telescopios, he aquí otro detalle del arte de la Astronomía. Crear este tipo de instrumentos también sirve para otro ámbito de la vida que quizá nadie se imaginaba: la fotografía. “Sin el diseño de lentes ustedes no tendrían cámaras en sus celulares”. Nos compartió el dato de la creación del cinemascope, que curiosamente fue creado por un astrónomo francés llamado Henri Chrétien. 

El invento consistía en una serie de lentes que duplicaban el tamaño de la imagen de manera horizontal, creando imágenes espectaculares. Se volvió popular gracias a la llegada de la televisión, ya que la gente dejó de ir al cine y se necesitaba de nuevo llenar las salas. Henri Chrétien no solo diseñó las lentes, sino que también hizo que se pudieran grabar muchas pistas de sonido y así pudiera ser envolvente. 

“La misma tecnología que se utiliza para hacer los lentes de los telescopios ahora es utilizada para hacer cámaras fotográficas, y bueno, también las viejas cámaras”. La misma tecnología que se ha encargado de hacer avances que ayuden a la humanidad científicamente también contribuyó al enriquecimiento artístico. 

Decidimos terminar con algo un poco más personal, pero significativo. Habló sobre su aportación en distintos proyectos importantes a lo largo de los años, pero también era importante saber de él mismo lo que pensaba que es su aportación al planeta. “Yo creo que formar gente. Lo que los profesores universitarios hacemos es que a los estudiantes se les interconecten las neuronas. Ya con eso ustedes pueden hacer su propia aportación”. 

Con esto llegó a su fin nuestro encuentro con el doctor Cuevas, un astrónomo, docente del Instituto de Astronomía con vocación de educar a estudiantes para que continúen con el trabajo científico en México. 

No solo tuvimos la oportunidad de recorrer los laboratorios donde se trabajan instrumentos astronómicos importantes, sino que también recibimos el mensaje de que en México sí se puede hacer ciencia. Salimos del Instituto a la lluviosa noche satisfechas, emocionadas y con una misión.



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