La Conquista: una guerra de imágenes y construcción de identidad
Por Alfonso Sotelo
México /Aunam). A unos días de celebrarse el Grito de Independencia, los historiadores Alejandro Salafranca y Tomás Pérez Vejo presentaron su libro “La conquista de la identidad. México y España 1521-1910”.
Para ambos autores, la conquista se ha convertido en una “guerra de imágenes”, un caso de manipulación histórica entre México y España, cuyas voces retumban hasta la actualidad.
De acuerdo con la investigación presentada, la Corona Española silenció la conquista de México a través de sus espacios de Estado, salas de batalla y propaganda bélica. “Los monarcas no querían ser recordados como conquistadores, sino como una herramienta de evangelización. Por otro lado, la Nueva España construyó su identidad reinterpretando la conquista”, explicó Salafranca.
“Esta obra no tiene nada que ver con la celebración de 500 años de la conquista. Lo que me interesa es visibilizar cómo ambas naciones usaron el discurso de la conquista para construir una dualidad que persiste. Los españoles se vanaglorian de su triunfo, mientras que en México se tiene una visión de víctimas del abuso”, sentenció Pérez Vejo.
Tanto Salafranca como Pérez Vejo negaron que su libro se relacione con la Historia del Arte, pero se analizarán las obras e imágenes de ambos países, las cuales influyeron como propaganda para la construcción de una identidad.
Alejandro Salafranca, también antropólogo de profesión, señala cómo las culturas mesoamericanas relataron su realidad a través de códices, murales y óleos. “Los texcocanos y tlaxcaltecas hablaban como conquistadores, mientras que los tlatelolcas lo hacían desde la resistencia”.
Al final, como forma de conclusión, los autores invitaron a los lectores a consumir el libro y darse cuenta de los efectos que tuvo la Conquista a través de la imagen (de la Nueva España al Porfiriato) y como se demuestra que los novohispanos asumieron con orgullo la derrota de los españoles y aliados sobre aztecas, poniendo en igualdad las culturas indígena y europea. Por otro lado, se revela que España nunca asumió la Conquista como algo violento y su arte no la representa.
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