Donde el diablo mete la cola: antropología del arte y estética indígena


Por Alfonso Sotelo 
México (Aunam). La oralidad tiene una presencia muy importante, es una realidad que remite a muchas figuras y datos en torno a los coyotes, hormigas, el sol, la luna, el diablo, a la cueva donde se guardan tesoros y semillas. Así describió su trabajo la autora Eva María Garrido Izaguirre al presentar su libro “Donde el diablo mete la cola. Antropología del arte y estética indígena”. 

La presentación fue coordinada este jueves 26 de agosto por la Escuela Nacional de Estudios Superiores Morelia (ENES), en conjunto con el Centro Cultural Morelia y el Laboratorio Nacional de Materiales Orales (LANMO). 

Garrido Izaguirre, doctora en Antropología de América por la Universidad Complutense de Madrid, se sinceró y comenzó la ponencia diciendo que esta obra es resultado de más de veinte años de investigación antropológica en la comunidad de Ocumicho, ubicada en el estado mexicano de Michoacán. 

“Es de muy larga duración, comenzó en 1994 y terminó en el 2015, han sido años de investigación, enfocada en el arte de la comunidad purépecha de Ocumicho, con la que mantengo vínculos hasta la fecha”, recalcó. 

El título del libro, cuenta la autora, está inspirado en una dualidad que existe entre los diablos de Ocumicho y el trabajo de las y los antropólogos en el campo. “Y es que en esta comunidad purépecha el diablo está incrustado en todos los aspectos de la vida, así como nosotros (los antropólogos) somos unos metiches, nos metemos en todos lados”, declaró entre risas. 

En general, señala Eva Garrido Izaguirre, el libro habla sobre los “diablos de Ocumicho”, figuras de barro policromáticas, caracterizadas por ser de varios colores y tener la emblemática cola y cuernos. 

“Estas figuras, por muy sorprendente que parezca, son para el consumo externo, es decir, para la gente que no es purépecha. Los diablos, meten la cola en todos los lugares, pues los podemos encontrar en museos, en galerías de arte o hasta en nuestras propias casas, son viajeros y van transmitiendo la cultura de Ocumicho por todo el mundo”.  

El libro también trata de hacer una caracterización de la comunidad de Ocumicho y un recuento de sus artes y oficios manuales utilitarios, y por otro lado, están los “monos” que serían ornamentales y para el público externo a la comunidad. 

De igual forma, se aborda el conjunto de actores y agencias que han estado involucrados en la producción, comercialización, valoración de esta, llamada por la autora, “tradición inventada”. 


La también profesora de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán, cuenta que la leyenda versa que hace mucho tiempo “el cornudo” recorría Ocumicho para molestar a todos los seres que se le atravesaban en el camino. Cuando comenzó a perseguir a la gente, ésta enfermaba o enloquecía.

“Para evitar que siguiera molestando a las personas, a alguien de Ocumicho se le ocurrió comenzar a moldear su figura, para que tuviera dónde meterse, jugar y hacer travesuras sin molestar a nadie. Así es como el pueblo dio origen a esta manifestación artística que perdura”. 
Al final, la doctora Garrido Izaguirre resalta que cada figura es única e irrelevante, características que le otorgan su verdadera esencia a este tipo de alfarería, en la que el artesano imprime sus creencias, tradiciones, valores y amor por su tierra, todo a través de sus manos como herramientas.




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