EL SENTIR DE UN TORERO: SALVADOR LÓPEZ

  • La tauromaquia como profesión inculca valores
  • El corazón y la sensibilidad convierten al toreo en una verdadera vocación
  • A la plaza de toros, “uno va a emocionarse y no a burlarse de la vida de un ser vivo”
Por María Isabel Soto Martínez
Ciudad de México (Aunam). “La tauromaquia es una fusión espiritual entre el toro y el ser humano y eso no es un asesinato, porque los toreros son sensibles, quizás mucho más que otros. A las corridas de toros uno va a emocionarse y no a burlarse de la vida de un ser vivo”, comentó el matador de toros Salvador López Pérez, al definir su profesión, la cual también es su más grande pasión en la vida.

Salvador López el día de su alternativa junto a su padrino Leopoldo Casasola y Fermín Rivera. Foto: Sergio Hidalgo

Nacido en la Ciudad de México en noviembre de 1987, López Pérez se “enganchó” en la fiesta brava cuando vio torear a Javier Gutiérrez “El Cachorro” en 1999; pero Chava, como le llaman sus amigos, admitió que el instante en el que de verdad decidió hacerse matador fue el día de su presentación como novillero.

Después de sobrepasar una serie de problemas por la negativa de sus padres a convertirse en diestro; el dejar su juventud a una temprana edad y sacrificar muchos aspectos de su vida personal, el matador declaró que “llega un momento en el que te olvidas de lo que fuiste antes y empiezas a enfrentarte a situaciones emocionales fuertes y complicadas”.

“El ser torero hace que crezcas muy rápido, que empieces a ver la vida de diferente forma. Esta profesión te inculca valores como la responsabilidad, el amor verdadero y la honestidad; aquí es imposible mentirte a ti mismo”, refirió en torno a su rol de novillero.

Al preguntársele, ¿cómo son los toreros?, el matador aseguró que “hay una diferencia abismal entre un torero y alguien que torea. Esa diferencia es el corazón, lo cual hace que esta actividad se convierta en una verdadera vocación. Un torero siempre está cerca de la gente y cumple una función social muy importante; lamentablemente, eso es algo que los llamados anti taurinos no pueden comprender”.

La tauromaquia frente a las amenazas de prohibición

En los últimos años, se ha suscitado una discusión entre las personas que están a favor y otras en contra de las corridas de toros. En el caso de los opositores, sus manifestaciones se han llevado a cabo en España y algunos países de Latinoamérica, tales como México, Perú, Ecuador y Colombia.

Las protestas en el caso mexicano se han efectuado en varios congresos locales como San Luis Potosí, Baja California y Coahuila; incluso en la Cámara de Diputados de la capital del país, donde hay una propuesta del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) para prohibir la entrada de los menores de edad a las plazas de toros.

Para López Pérez, la tauromaquia tiene un lado social. Afirmó que conoce pueblos en los que no se habla español y donde esperan hasta un año para ver las corridas que se organizan por las fiestas patronales u otras festividades. ”Esas localidades no son como la ciudad que tienen cines, teatros, funciones de box; etc.

En su opinión, sería injusto que todas esas personas se queden ver las corridas, sólo porque personajes poderosos o ‘los defensores de los derechos animales’ no están de acuerdo con su realización. La gente pobre no va a los supermercados por comida vegana; eso no es México”.

El torero capitalino apuntó que “los anti taurinos piensan que sólo vamos a la plaza a ver sangre y sufrimiento y eso es una mentira. Además ellos deben respetar los gustos ajenos, no tienen ningún derecho a prohibirnos nada”.

Crisis interna en la fiesta brava

Hace un par de meses la empresa de la Monumental Plaza México cambió de administración. Este hecho, sumado a otros factores como la disminución de festejos taurinos en el país y las dificultades que viven los toreros para hacerse de un espacio en los carteles de las ferias, han hecho que la fiesta brava se encuentre en un momento complicado.

“La realidad es que a la gente ya no le interesa la fiesta de toros en general, porque, entre otras cosas, el toreo se presta mucho al protagonismo de ciertas personas. Un ejemplo de esto son los toreros que aparecen más de una vez en los seriales taurinos importantes y los aficionados que critican sin conocimientos suficientes en las redes sociales”.

“No es lo mismo estar delante del toro de 550 kilos que comer papas en uno de los tendidos de la plaza de toros. En este sentido, el toreo se vuelve mucho más profundo, porque la superficie, lo que se ve con los ojos del aficionado, es el resultado de un proceso interno que vive el torero y la fiesta en su conjunto” apuntó el diestro.

Para Salvador López la mayor satisfacción que le ha dejado su profesión es “mi vida misma, es ser quien quise ser desde que era un niño, es haber cumplido sueños que ni con millones de dólares se pueden comprar”.



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