EL MUNDO DE RODOLFO ZAPATA: RADIO, ROCK Y PERIODISMO

Por Diana Jazmín Escalona González
México (Aunam). La fachada caoba de un Starbucks en la esquina de Juan Pablo II e Insurgentes Sur era sólo el telón del lugar acordado para conocer parte de la vida y carrera de Rodolfo Zapata Aguilar, autor de las notas publicadas cada semana desde el 2010 en El mundo a guitarrazos de la revista Marvin, quien con tan sólo 29 años ya había cumplido su sueño de trabajar en radio.

El reloj marcaba las dos y media en punto, pero aún no había rastro de él, la música jazz del lugar lograba calmar todo síntoma de ansiedad; no pasaron ni cinco minutos cuando se encontraba de pie frente al primer escalón de la entrada, usaba una camisa gris clara abotonada hasta el cuello, un suéter de un tono similar al carbón y un pantalón negro recto que dejaba ver lo delgado que era.

Un abrazo caluroso acompañado de un beso en la mejilla abrieron paso al encuentro, se acercó al mostrador y pidió su café, —uno del día por favor, tu qué quieres tomar— me límite a pedir una bebida bastante fría, mientras le insistía a la cajera que aceptara mi dinero y no el del periodista.

Caminamos hasta una pequeña mesa de madera justo frente a una ventana que dejaba ver la circulación de los autos y el andar de la gente. El escenario era perfecto casi no había personas, el aroma a café de grano embriagaba las fosas nasales y el único ruido que se percibía era un agradable blues como música de fondo.

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Tras un par de sorbos a su bebida el comunicólogo confesó que ser periodista no fue su primera opción —al principio yo quería estudiar medicina, para después dedicarme a los bebés; obviamente en la preparatoria me di cuenta que no tenía la menor vocación para medicina.

Mientras el egresado de la Facultad de Estudios Superiores Aragón explicaba por qué había decidido ser periodista, su voz se iba tornando más segura, a momentos se reía y dejaba ver sus dientes blancos bien alineados y cada una de las líneas de expresión que se marcaban en su rostro apiñonado.

—Cuando me fui al área tres, que es de sociales, recuerdo que una maestra me preguntó por qué elegí esa área, entonces le dije que quería salir en la radio, porque en ese entonces me gustaba mucho escucharla, hasta la fecha la escucho, incluso más que ver la televisión—, narró mientras sus manos jugueteaban con el vaso de su bebida.

Como fruto de su entusiasmo y perseverancia por querer estar en radio logró trabajar durante seis años en el Instituto Mexicano de la Radio (IMER), primero a lo largo de cinco meses como parte de su servicio social y después de manera permanente donde pudo colaborar en investigación, redacción y locución.

—Hice mi servicio social ahí, recuerdo que le mandé un correo a Marcelo Lara, el gerente de Reactor en ese entonces, me contestó muy buena onda y me dijo: mira yo no sé si haya espacio porque servicio social los distribuye, pero comunícate con tal persona.

La intensidad en sus palabras iba en aumento conforme explicaba su historia —me dijeron: hay lugar para noticias, ¿te interesa? Y dije sí sin broncas cuando todo mundo les bateaba noticias, porque decían que era muy pesado, se espantaban y yo sin problema acepté. Pasó el tiempo y coincidió que uno de los redactores se fue, entonces pedí mi oportunidad, les dije oigan a mí me interesa puedo hacer casting para trabajar y me dijeron que sí.

—Permanecí un tiempo en redacción y cuando preguntaban quién quería hacer la información para las capsulas informativas, yo me ofrecía a hacerlo, siempre he sido así, cualquier trabajo yo lo hacía.

—Entonces, ¿qué etapa disfrutaste más durante tu trayectoria en IMER?, tomó unos minutos para pensar mientras refrescaba su garganta con un poco de café.

—La adrenalina está muy cañona cuando conduces, es una experiencia muy padre, pero es muy privada, está muy cerrado el círculo para que entres a conducir un espacio a nivel nacional.

Sus palabras comenzaron a desprender un seductor aroma a café. —Si me tengo que quedar con algo sería con los trabajos especiales, porque te dan libertad, es un periodismo distinto al día a día; rehacer la redacción de notas es ver que está pasando para publicar, vas movidísimo, y en trabajos especiales no, eso es lo que te da permiso de hacer investigaciones más a fondo, te la llevas mucho más tranquilo.

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Como parte de su trayectoria en el periodismo, a partir del 2012 colaboró para el portal digital de Proyecto 40 con una columna llamada Jueves de antaño. Surgió porque unos cuates iban a abrir un portal, y uno de mis buenos amigos era el que se encargaba, me ofreció entrar con una columna y se me ocurrió hacer un espacio donde rescatara lo de mi infancia y el pasado.

Cuando comenzó su columna a los 27 años, algunos de sus amigos se reían porque escribía sobre lo viejo, no eres tan grande, le decían. —La onda era hacer temas que ahorita ya son muy difíciles de explicar, contar de una forma más amena como era la convivencia, por ejemplo en un café antes de que llegara Starbucks y antes de que hubieran celulares.

—También tienes una columna en Marvin, El mundo a guitarrazos, ¿qué es lo que más te gusta de ella?

Vuelve a sonreír mientras la alegría se apodera de cuerpo, comienza a mover más las manos y como el impacto de un automóvil contra un muro suelta una primicia. —Marvin estuvo y está bien chido, pero creo que ya se acaba mi ciclo ahí y no porque ellos quieran, sino porque yo lo estoy decidiendo—.

Pese a la insistencia de su esposa para que no deje la columna, él está seguro de que ya es momento de iniciar otro proyecto o refrescar la columna, pues se ha dedicado a ella durante cinco años cada semana, por lo que probablemente en enero culmine su mundo a guitarrazos.

Tras el impacto de la noticia, su narrativa se traslada al pasado para contar cómo llego a la revista de cine, música y arte. —Un amigo del IMER se fue a trabajar a Marvin, pero querían darle mayor difusión en internet, por lo que me contó que estaban buscando a un periodista que llevara temas del ámbito periodístico a los jóvenes.

Debido a las críticas que ha recibió al comenzar con su columna, afirmó —al final El mundo a guitarrazos es llevar los temas de la actualidad de una manera más coloquial, si la comparas con alguna columna de El Universal, Sin embargo o Excélsior te das cuenta que van para públicos distintos.

Love is strong
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Era momento de conocerlo más a fondo, —¿podrías describirte en tres palabras?— Una pequeña risa nerviosa se escapa de entre sus labios, su mirada se desvía al exterior del lugar y se da un momento para pensar su respuesta.

—¡Qué difícil!— exclama sin dejar de mover sus manos — como persona soy muy sincero, creo que tiene que ver con mi profesión; educado en un sentido de convivencia cívica y divertido, quienes me conocen dicen que soy muy cajeta.

El ambiente se rompió de manera abrupta con la llegada de un grupo de cinco chicos, no tenían más de 15 años, su uniforme escolar delataba su juventud, el volumen de su voz y sus risas exageradas quebraron con la armonía del momento, ya no se podía distinguir entre el jazz y el blues. Zapata no mostró disgusto alguno y para ayudar con la grabación se acercó un poco más y elevó el volumen de su voz.

—¿Hay algo o alguien que te inspire en tu vida? Sin dudar con una gran sonrisa en su rostro dijo:

—En este momento mi esposa, lo hacemos todo juntos, pero no en el sentido de pareja melosa, sino que lo planeamos para hacer una vida juntos. Lo que he pasado con ella en estos últimos cuatro años ha sido increíble.

Por la manera en que habla de su esposa, quien también es periodista, y con la seguridad de obtener una buena respuesta, tras poco más de media hora de charla me atreví a preguntarle:

—¿Cómo es su relación?

—Coincidimos en muchas cosas como en esto del periodismo, sin embargo a veces discutimos por nuestras posturas. En la parte personal nos complementamos porque somos muy distintos, yo soy muy vale madres, desmadroso, más al chilazo; ella es muy prudente, se sienta a pensar bien las cosas.

El grupo de niños de secundaría se había marchado y todo volvía a la normalidad, el aroma del café era más fuerte y atractivo, el caos vial en el exterior se evaporaba ya no había cláxones que retumbaran con su sonido en los oídos.

Con cuatro años de relación y poco más de un año de casados el periodista se mostraba pleno al hablar de su relación, su mirada aumentaba su brillo y el tono de su voz cada vez más entusiasta lo delataban a cada minuto, pero confiesa que tuvo miedo al casarse, puesto que era una persona que afirmaba que no pensaba en el matrimonio como su estilo de vida.

—Un día platicando sobre el trabajo que tenía me daban seguro médico de gastos mayores, pero no podía ponerla a ella sino estábamos casados, entonces románticamente le dije: oye ya te puedo poner en mi seguro si nos casamos, así que vamos a casarnos. Ella dijo, sí está bien, y así fue cómo surgió la idea.

Sympathy for the Devil4

Como buen comunicólogo disfruta de la lectura y del cine pues su película predilecta es El padrino, series de televisión como Mad men o The walking dead y la música, en especial del rock en inglés. —La música es parte indispensable en mi vida a todas horas la escucho, menos cuando ando en bicicleta porque dicen que es muy peligroso traer audífonos, pero ganas no me faltan de ir escuchando mientras voy pedaleando, de ahí en fuera en la oficina escucho música o en las tardes en lugar de prender la televisión pongo música.

Tienes algún grupo de rock que te identifique, —mi banda favorita de todos los tiempos es The Rolling Stones, y si tuviera que elegir una canción de ellos sin duda sería Sympathy for the Devil—, canción escrita por el líder de la banda Mick Jagger, la cual habla sobre un personaje que se resiste a decir su nombre y pues es la razón de todo acto de maldad en la historia de la humanidad.

Sin poder encontrar identificación alguna entre la letra de la canción y el entrevistado, quien se había mostrado entusiasta y respetuoso, dejé de pensar en la popular melodía, la conversación continuó, el nerviosismo se había evaporado por completo y el tiempo en el reloj era lo menos importante.

Su gusto por la música lo llevó a escaparse varias veces a conciertos o firmas de autógrafos cuando era adolescente, hasta la actualidad lo disfruta pero con menor frecuencia —uno de los conciertos que más me ha gustado es el de Metallica cuando vinieron con su gira del Death Magnetic al Foro Sol, hasta la fecha escucho ese disco y se me pone la piel chinita porque recuerdo que yo estuve ahí.

De su amor por la lectura admitió que su biblia como él lo llama es El laberinto de la soledad del ganador del Premio Novel de Literatura en 1990 Octavio Paz. —Lo he leído seis veces en distintas etapas de mi vida y siempre le encuentro algo distinto. Para poder leer, el sillón rojo de su casa es uno sus lugares favoritos para hacerlo, sin embargo prefiere pasar horas sentado en el piso de su balcón.

Su estilo de vida se remite a hacer aquello que lo hace feliz, después de tomar la última porción que le queda de su bebida revela —sí te hace feliz tomarte un café, tómatelo. Yo tengo la libertad de no depender de nadie y que nadie dependa de mí. Hay días en que llego a mi casa y mi mayor preocupación es acabar un libro—, afirmó mientras volvía a colocar su vaso en la mesa.

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La intensidad de los rayos del sol había disminuido, el clima era más fresco, los hielos de mi vaso que aún seguía lleno en su totalidad se habían derretido y una ligera capa de agua rodeaba el exterior del vaso. Él seguía con la misma energía con la que llegó, su sonrisa jamás se desvaneció.

Cómo te ves dentro de diez años, al igual que en otras preguntas no tardó mucho en decidir y así exclamó —en un futuro me veo haciendo periodismo de alguna u otra manera, veo mi vida muy difícil sin él, dado que mi esposa y yo somos periodistas. Lo primero que hacemos al despertar es prender la radio y escuchar noticias, cuando llego a mi oficina leo el periódico, más tarde reviso columnas, veo que están poniendo en los portales, todo el día estoy revisando noticias.

Sacó su IPhone negro visualizó el reloj y después de intercambiar algunas palabras más el encuentro culminó, sus confesiones ahora reposaban en la grabación del celular y su imagen quedaba grabada en una fotografía, el aroma del café se perdía conforme nuestros pasos avanzaban; y al igual que en la bienvenida, un abrazo y beso en la mejilla fue lo último que pude sentir.

Con dirección opuesta a mí, caminó entre la gente, el olor del café se desvaneció al igual que la silueta del periodista, ya no había más música y el único ruido que retumbaba en los oídos era el de los cláxones, el semáforo se puso en rojo y las manecillas en el reloj volvían a estabilizar el tiempo.



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  1. The Rolling Stones. “Fight”, Dirty Work. Polydor Records, 1986
  2. The Rolling Stones. “Satisfaction”. Out of Our Heads. RCA Studios, Hollywood 1965
  3. The Rolling Stones. “Love is strong”, Voodoo Lounge. 1994
  4. The Rolling Stones. “Sympathy for the Devil”, Beggars Banquet. Olympic Studios, Londres 1968
  5. The Rolling Stones. “The last times”, Out of Our Heads. RCA Studios, Hollywood, 1965



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