¡Israel Adesanya, campeón de la UFC!

Foto: Twitter @UFC.


Por Faustino Alcántara
Mundo. Israel Adesanya concretó su redención. Recapturó el Campeonato Mundial de Peso Mediano de la UFC y acabó con su eterno verdugo, Alex Pereira. El atleta brasileño lo había devastado en tres ocasiones dentro de dos disciplinas diferentes: dos veces en kickboxing y una más en artes marciales mixtas. Un nocaut le permitió reivindicar su camino en el octágono.

El oriundo de Lagos, Nigeria siempre representó uno de los rostros más fuertes en la división de las 185 libras. Sólo estuvo por detrás de la figura de Anderson Silva, el rey absoluto de la categoría que a menudo es considerado como el mejor de todos los tiempos, a quien venció cuando estaba por retirarse. Adesanya debutó en UFC en 2018, tras consolidarse en el boxeo y el kickboxing.

En apenas un año, inició su ruta hacia la cima. Entonces, ganó el cetro y lo defendió con éxito tras cinco encuentros. Permanecía invicto entre los atletas de su tonelaje, acumulaba 12 victorias. Había acabado con todos en el ranking, era el peleador más dominante de la UFC. Incluso, subió al peso semicompleto por una noche para retar al monarca Jan Blachowicz; sucumbió en el intento.

Nadie parecía incomodarlo en el trono, hasta que evocó al pasado. En su condición de insuperable, clamó por una rivalidad de la que nunca pudo salir airoso: la que perdió con Alex Pereira. Sí, la que se extendió entre 2016 y 2017 en el cuadrilátero. Poatan, como comúnmente es conocido el sudamericano, ganó por decisión unánime y nocaut en ambos episodios.

A la postre, Adesanya adoptó un lema que provocó que Pereira hiciera la transición a las artes marciales mixtas: “Lo que no te mata, te hace más fuerte”. De ahí que, sus carreras tendrían que reunirse en la UFC. Aunque este brillaba en la compañía, dicha decepción lo perseguía. Anhelaba quitarse la piedra del camino. Y tampoco lo consiguió. 

En su primer frente a frente en la empresa, durante agosto de 2022, la trama se repitió. Pereira terminó su racha imbatida en la división de los medianos y lo derrocó de la supremacía. Aumentó el marcador a 3-0 entre los dos. Volvió a noquearlo, sólo que en una disciplina distinta. La UFC nunca había atestiguado la caída de su referente. Fue el impacto más duro que jamás recibió.

En su afán de reivindicarse, pidió una revancha y los directivos del consorcio se la concedieron. Afrontó los deslices con una actitud diferente. Cayó en Shenzhen, Sao Paulo y Nueva York. No deseaba un cuarto descalabro en Miami. Por lo que portó un collar que simbolizaba la fiereza de un perro. Tenía una simple intención: una vez que se despojara de él en la pelea, desataría toda su furia para retomar la gloria.

Por fin lo cumplió, mandó a la lona a Pereira. Revirtió una combinación de patadas a las piernas y golpes a la cabeza, de las que salía herido, para conectarlo al rostro. Lo hizo caer de inmediato. Frenó a su némesis y eso le interesó más que la presea. Pese a que este yacía sin respuesta en el suelo, simuló lanzarle una flecha. Porque sí, demostró que el cazador fue cazado. 

“Espero que alguna vez puedan sentir el mismo nivel de felicidad que tengo. Nunca lo harán si no persiguen algo en la vida. Si siguen abajo, no obtendrán la recompensa. Alex perdió el cinturón, pero siempre será un gran campeón. En su historia, soy el antagonista. Hoy no se trata de la suya, sino de la mía. Le agradezco porque al derrotarme me convirtió en un mejor peleador y persona”, aseguró.

Pereira tomó el desliz con calma. Insistió en dejar atrás la enemistad. Incluso lo invitó a que entrenaran juntos en Brasil. Reveló que podría reapuntar hacia el oro, en aras de establecer una trilogía, pero que la UFC no está interesada en concretarla. Después de todo, las malas noches también existen y Poatan sigue siendo una amenaza para el apodado como The Last Stylebender.

Manifestó que se alejará de la escena titular para probar suerte en la división de los semicompletos. Tal como su entrenador, el veterano Glover Teixeira, hubiera querido. Israel Adesanya domó el reto más difícil de su trayecto, afianzó su desquite personal. Ahora, sin Pereira en su camino, aguarda por nuevos desafíos en una categoría que no le supone ningún peligro.




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