“¿Por qué no llevarlo a un lugar más alto?”: Un artista que si no lo puede decir, lo baila



Por Aracely Mendoza Peña
Mazatlán, Sin. De tan solo 27 años de edad, Diego Velázquez es un bailarín a punto de graduarse de la Licenciatura en Danza Contemporánea de la Escuela Profesional de Danza de Mazatlán (EPDM) y que, además, es profesor en la academia Ananda Dance Center.

Diego Velázquez es un bailarín que ha demostrado que con trabajo duro, esfuerzo y perseverancia puedes lograr todo lo que te propongas. Con tan solo 15 años de edad fue a su primera clase de danza, sin saber que solamente era el comienzo de su vida como artista. “Jugaba fútbol, pero no me motivaba, algo faltaba”.

Comenzó bailando hip hop y poco a poco fue conociendo de otros estilos como la danza contemporánea, ballet y jazz, encontró un lugar seguro en esta expresión dancística, convirtiéndolo   en  un detonante para tomar la decisión más importante de su vida, elegir la danza como su futuro. Diego dejó su ciudad natal, la Ciudad de México, para ir a Mazatlán y estudiar la licenciatura en la Escuela Profesional de Danza de Mazatlán. 

La EPDM es una prestigiosa escuela bajo la dirección artística de la compañía Delfos, una escuela en donde bailarines de varias partes del mundo buscan pasar una difícil audición. “Eramos 200 personas expuestas en frente de personas que estaban ahí para juzgarte, diciéndoles, aquí estoy”- afirma Diego, en dicha audición comienzan a descartar personas conforme pasas por los filtros establecidos, finalizando solamente con 22 personas que fueron aceptadas. “Me fuí acercando y no veía mi nombre, hasta que ví el número 17, no lo podía creer”.

La familia de Diego se negaba a apoyarlo, había incertidumbre y desacuerdos, varios estereotipos impuestos por la sociedad salieron a la luz, la teoría de que la danza no es una profesión, no genera ingresos, no es para hombres, incluso el hecho de que se les categoriza a los hombres que bailan como gays; sin embargo, estos prejuicios no lo detuvieron. “Siempre tuve esta idea de la rebeldía, pero de esta rebeldía como para seguir tus sueños. Justo cuando vi que todos se negaban, dije, no, yo me voy a dedicar a esto, voy a ser bailarín sí o sí”.

En su familia siempre existió el miedo de que no triunfara en sus sueños, sin embargo, nunca lo detuvieron para que lo lograra. Diego Velázquez nunca dejó de bailar, practicó mucho para llegar al lugar en el que está. “Es mi vida y esto quiero, ahora, por lo menos en mi familia, cambiaron su punto de vista de lo que es la danza y lo que es el arte en general”. El contexto familiar cambió y estuvieron con él sin importar los altibajos. 

Dentro del ámbito artístico, el peor enemigo que podrías tener eres tú mismo, temas como lo son las  lesiones son demasiados delicados, el bailarín solamente ha tenido un pequeño esguince en la pierna derecha, afirmando que ha sido el momento más desesperante, esto debido a que el bailarín siempre está en constante movimiento y el hecho de estar en reposo genera muchas ansias de estar siempre activo y bailar. “Te levantas y bailas, comes y bailas, cenas y bailas; aparte de que es un excelente ejercicio, te mantienes en forma, ayuda mucho al metabolismo, a tu estado de ánimo…”

Un bailarín además de ejercitar su cuerpo debe de enriquecer su mente, se requiere de muchas virtudes para triunfar en la danza. “Creo que soy un bailarín inteligente, que se equivoca, pero sabe cómo resolver”. Se requiere de una habilidad para reconocer los problemas que se presentan día con día, pero se requiere de una destreza para resolverlos. “Siento que tengo mucha personalidad al momento de bailar, quizás no tengo una gran   técnica debido a que mi cuerpo no cumple con el estereotipo que un bailarín debería de ser, no lo soy, pero sí soy el más aferrado”. 

La danza es muy dura y muchas veces te dice que no es tu lugar, pero Diego no se rindió, su amor y su pasión por la danza lo motivaron a seguir. “Es algo que me agradezco siempre, si pienso en mí en el pasado, me digo: muchas gracias, Diego, por esforzarte, por nunca quitar el dedo del renglón”.

El artista se caracteriza por dejar su alma en el escenario, esto detrás de cada presentación, dejando en claro que cada trabajo es muy importante para él y es un compromiso con sí mismo, un ejemplo de superación en lo que ama. Diego Velázquez tuvo la oportunidad de trabajar con la artista Karol Sevilla, un proyecto en Cancún, el bailarín reconoció que fue uno de los proyectos que más lo ha marcado a lo largo de su carrera. “El hecho de que una persona me reconociera y me dijera que de verdad le gustara mucho mi trabajo al verme bailar fue algo que me marcó mucho”. Bien dicen que al artista se le reconoce por el aplauso. 

Sin embargo, el proyecto más personal y más significativo fue el de haber participado en un concierto con la banda de rock “Matute”, dirigida por Jorge D'alessio; en dicho proyecto, conocido como “La guerra de los 80's”, experimentó otra faceta como actor y no solamente como bailarín. El bailarín expresa que en dicho concierto invitó a su familia, los cuales se encontraban en primera fila grabando el momento en que su hijo se desenvolvía en el escenario. “al final, mis padres me dijeron: muchas gracias por no rendirte”. El reconocimiento más importante para el ser humano es el de las personas que ama. 

Actividades como el baile, el teatro y la edición de vídeo, además de jugar aún fútbol y de vez en cuando disfrutar de un buen libro, convierten a Diego Velázquez en un artista completo, una persona con muchas cualidades y muchas oportunidades para crecer en el ámbito profesional. Un joven que está en su último año de la Licenciatura en Danza Contemporánea y que, aun así, ya ha triunfado. “El mejor escenario siempre va a ser el salón de clases, en ese lugar he visto cosas increíbles que no he visto en un escenario…” El espectáculo que se ve en los escenarios fueron ensayados muchas veces, es algo que ya ha sido planeado, detrás de esto hay maestros, hay coreógrafos, bailarines, actores, pero sobre todo, hay personas que quieren expresarse y demostrárselo al mundo, pero también a ellos mismos; sin embargo, lo que pasa en un salón de clases es completamente diferente, es el mejor lugar para sacar lo mejor o lo peor de ti mismo, esto con el fin de prepararse para convertirse en quien quieres ser. 

Cada bailarín encuentra el género que más le haga sentir y logra trabajar respecto a este; en el caso del bailarín es apasionante de géneros como el jazz lírico fusionado con el contemporáneo, salsa, ritmos que lo hacen sentir en un ambiente alegre, como si estuviera en una fiesta; en contraparte, también le gusta la música que lo hace sentir triste, es algo que lo hace sentir poderoso y le permite experimentar con sus capacidades. 

“Yo me imagino aquí en Mazatlán, a mis 43 años, todavía viajando por el mundo, trabajando con alguna compañía en donde pueda seguir creando y eso poder moverlo por el mundo”, expresó Diego Velázquez, un bailarín que manifiesta su amor por la danza, que sabe lo que quiere y que se esfuerza a pesar de las adversidades por cumplir sus metas. Una persona a la que se le dijo que no en muchas ocasiones, pero que esto no fue suficiente para detenerlo. “Las personas que son realistas son las que no han logrado nada en su vida, porque quien inventó el avión no estaba siendo realista…”. 

Una persona que tal vez entró tarde a estudiar su carrera, sin embargo, ha dejado huella en los lugares en los que ha estado y quien alienta a las personas a que no se apresuren, aún hay tiempo para lo que quieras hacer.

“No quites el dedo del renglón, sea lo que pase, déjalo ahí, vas a ver que si tú confías, las cosas van a suceder, vas caminando hacia allá”- Diego Velázquez. Bailarín profesional. 




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