8 de Marzo: una protesta virtual

Por Ximena Benítez Lagos
México (Aunam). Ocho de marzo, las fuerzas de miles de mujeres se unieron, y aunque el tema coyuntural de pandemia impidió la asistencia física de muchas de ellas a la marcha prevista hacia Palacio Nacional, quienes asistieron y quienes no lo hicieron se apoderaron de los medios digitales: una protesta virtual que preponderó en las principales redes, Facebook, Twitter e Instagram,  con  hashtags como,  "#Vivas nos queremos, #Justiciapormishermanas, #El8Mnosefelicita". 


Hoy me convierto en una manifestante virtual, me sumo a las demandas por los derechos que nos han arrebatado. Me puse ropa color negro, un color que simboliza luto, el luto que cada una de nosotras carga por cada hermana que ha sido asesinada, por quienes ya no están y por quienes nos faltan, por los gritos que exigen, ¡Ya no más, ya basta!

El mes de marzo la ciudad se pinta de morado, los árboles de jacarandas comienzan a florecer. Hoy me imagino a todas las mujeres en una misma sintonía y a todas nosotras pensando en la misma línea. Hoy no se celebra el haber nacido mujer, hoy el miedo se combate, la comodidad del silencio se está rompiendo. Se grita lo que padecemos todos los días, ese miedo que vivimos al temer ya no regresar, esos pensamientos que nos retumban en la cabeza cada que salimos, esos pensamientos que nos hacen voltear una y otra vez a nuestro alrededor, que nos hacen rehuir a cualquier mirada masculina o temblar ante cualquier comentario machista.


7:20 de la mañana, las plataformas digitales se llenan de verde, de rosa y de morado, con gritos de lucha escritos en una sola voz, una voz que pide y que ruega no ser la siguiente y que si le toca serlo que su ausencia retiemble en las voces, que sigan presentes. Hoy somos una misma, hoy nuestras almas se juntan y expresan a coro, justicia. Entre canciones sororas y consignas feministas, al ritmo de Vivir Quintana y Julieta Venegas, las mujeres luchamos por ser escuchadas, respetadas y no violentadas. 
 
Con puños en alto a la distancia, desde casa, miles y miles de mujeres marcharon, y protestaron de manera virtual, a través de las redes socio digitales se manifestaron y alzaron la voz. Entre frases en marcos, pañuelos verdes y pañuelos morados, fotografías con carteles, palabras de reflexión y letras de confianza en espacios de mujeres, se dio inicio la unificación de  un mismo sentimiento, el sentimiento de lucha que se lleva sin importar estar físicamente.



Para el medio día, las expresiones culturales no se hicieron esperar, la creatividad artística de las mujeres en su máximo esplendor, canciones cargadas de lágrimas, imágenes con mucho color, palabras de aliento y amor, “reacciones y comentarios” que simbolizaron protección. Las muestras de cariño proliferaron en las redes, mujer con mujer, se ofrecieron las manos, los hombros, la ayuda y la escucha, todas siendo una misma, luchando por lo que nos arrebataron y por lo que por años se sigue luchando.
 
Hoy no solo se trata de injusticias en vida, sino también las de cada mujer a la que le quitaron su derecho a manifestar, a expresar, a vivir. Por los 11 feminicidios que se comenten a diario, por quienes quisieron luchar y les fue arrebatado.


Pedimos fin a los estereotipos sexistas con los que miles de generaciones fueron criadas y calladas, pedimos erradicación a una cultura patriarcal en la que seguimos viviendo, una cultura que dota de machismo y misoginia, que nos minimiza e invisibiliza.
 
24 horas de protesta, videos de la marcha y reconocimientos para las compañeras que arriesgaron su integridad física. Se acaba el silencio, que retumben las calles, las realidades físicas y las realidades virtuales, gritamos auxilio y exigimos respeto por nuestros derechos de nacimiento, por cada niña, y por cada mujer, por un movimiento que va a permanecer.



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