La importancia de ser carnicero


Por: Alexa Paoletti | 
Ecatepec, EdoMex (Aunam). Edwin Eduardo Paz Cuevas, empleado en la carnicería La pasadita de Ecatepec, Estado de México, comentó en entrevista, sobre su labor de carnicero y las medidas de prevención que mantienen en su trabajo durante la pandemia. 
 
El joven de 20 años explicó que su oficio es muy importante, porque permite beneficios en la población respecto a la alimentación básica, por los precios bajos en la carne de cerdo con la que es posible hacer distintos productos, como el chicharrón prensado y ranchero, longaniza, cueritos, queso de cerdo, entre otros. Además, permite a los comerciantes recibir cierto sustento económico. 
 
El entrevistado mencionó que es el encargado de deshuesar cabezas de cerdos, para vender la carne que obtiene de estas, como el retazo de papada, cachetes, maciza, sesos, grasa, máscara, orejas, antifaz y los huesos. 

Trabaja dos tipos de carne, la nacional especializada en la carne fresca que proviene de algunos distribuidores como Diporsa, Cocarsa de Valle, DicaTa, Vargas, Kowi y la internacional que viene congelada y es de primer nivel. 
 
Aseguró que la carne fresca la desbarata lo más rápido posible para meterla al congelador en cajas y así no se eche a perder, con intención de que llegue en buen estado al consumidor. 


Edwin Paz consideró que la higiene y la seguridad son muy importantes, por lo mismo, utiliza mandiles, cofias, herramientas de acero inoxidable, guantes de malla para no herirse la mano izquierda con la que corta la carne, un guante de tela, cuchillos fileteros y deshuesadores marca Tramontina y desgrasadoras para quitar el exceso de manteca. 
 
Con la pandemia, la higiene aumentó, pues hacen uso de cubrebocas y gel antibacterial, sin embargo, la clientela disminuyó y las ventas redujeron a un 25 por ciento. También, Edwin Paz afirmó que las medidas de sanidad son adecuadas para no infectar a los clientes al estornudar y evitar algún contagio al momento de entregar pedidos. 
 
A pesar de toda la carga de trabajo, no tiene horario de entrada, ni de salida, “A veces entro como a las tres de la mañana, a las siete o a las seis. No tengo un horario fijo, a veces salgo a la una, tres o seis, a veces me sigo trabajando día y noche, depende el trabajo que haya y es de lunes a sábado”, agregó Edwin Paz. 
 
“Por lo mientras seguiré trabajando en el oficio que ejerzo, pero posteriormente pienso modificar esa cuestión de trabajo y llegar a poner mi propio negocio, en el cual mejore el desempeño laboral para tener una mejor posición económica”, dijo muy concentrado el joven de 20 años. 


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