SÓLO VENIMOS EN BUSCA DE PAZ...
Por: Diana Belén Herrera Guerra
Ciudad de México (Aunam). En un mundo perfecto nadie tendría porque tener la necesidad de marcharse de su lugar de origen para escapar de la delincuencia, pobreza y amenaza, pero esto no es así, lamentablemente miles de personas al año migran de sus países en busca de mejores oportunidades.
Este fue el caso de Franklin Iván Martínez originario de Honduras y Moisés de Guatemala, aunque ellos dos son originarios de distintos países y no se conocían, sus historias de vida son muy similares como la de cientos de migrantes que llegaron la semana pasada a la Ciudad de México donde descansaron para seguir su camino hacia la frontera con los Estados Unidos de América.
Sentados en la banqueta de “la casa del peregrino” lugar donde residen por un par de noches mientras el gobierno les resuelve su visa humanitaria, Franklin y Moisés, ambos de tez morena ya cansados por el largo camino que han tenido para llegar a la Ciudad y con tristeza en su mirada, contaron cómo es la violencia que se vive en los países centroamericanos misma que los obligó a migrar.
“Vengo de una familia pobre de bastantes hermanos, nunca había salido de mi país hasta que se agravó la situación aproximadamente hace cinco años cuando estalló la violencia por parte de las maras. Yo salí a escondidas de mi familia porque me querían matar, Guatemala está perdida por la delincuencia”.
Franklin dijo que “en Honduras las cosas son similares, fui amenazado, no puedo vivir en San Pedro porque estoy tatuado y me confunden con un pandillero rival, por esta razón me han querido matar, ya no se puede vivir así”.
Los dos personajes mencionan que la situación deplorable por la que están pasando sus países es por el mal gobierno que se está llevando a cabo donde la corrupción y la ambición por el poder ganan más peso que el bienestar de la población. “No sé si las pandillas han comprado el gobierno, pero allá la ley no existe”. “La canasta básica es muy cara, principalmente la luz que es lo esencial, entonces ¿Uno qué hace?”, cuestionó Franklin.
Franklin menciona que en Honduras “el gobierno tiene un programa social llamado vive mejor, pero sólo es para los más allegados al gobierno, al resto de la sociedad nos olvidan nomás”. “Los mareros se adueñan de cada rincón del país, si tu pones un negocito para vender lo que sea ahí te va el papelito para que les paguen cuota, lo mismo pasa con los mototaxistas y autobuses”.
“En Guatemala es así de fácil, te reclutan y si no entras a las pandillas matan a alguien de tu familia” dijo Moisés con cierta tristeza en su rostro.
“Las maras empezaron a ser un problema a partir de 1999 pero estalló por el año 2005, yo tenía a un amigo que era marero pero quiso dejar de serlo, así que se tapó los tatuajes que los distinguen, lamentablemente los mareros tienen memoria así que violaron a su hermana, le cortaron la cabeza, la mataron”.
Franklin ya no sabía qué hacer, volteaba para un lado y veía a una pandilla, volteaba para el otro y estaba otra, no conseguía trabajo por tener tatuajes. Cuando escuchó que se iba a juntar una caravana para salir a Estados Unidos decidió unirse con ellos “Cuando el gobierno se enteró que las personas planeaban juntarse en caravana para migrar al norte se rió, pensaban que nomás irían cien locos marihuaneros, pero cuando vieron que fueron entre seis mil o siete mil personas comenzaron a colocar policías en la frontera para no dejar salir”.
Por otra parte, Moisés se encontraba en la frontera de Guatemala cuando se enteró de la caravana por medio de las noticias y pensó que era el momento indicado de buscar una mejor vida. “Al enterarme de que una caravana se acercaba en la frontera entre México y Guatemala decidí unirme a ella, pero me empecé a desanimar cuando nos encerraron en el puente pues venimos buscando paz y nos encontramos con gases lacrimógenos por parte de los policías, ahí perdieron la vida dos chamacos”.
Ellos relatan que su camino para llegar a la Ciudad de México no fue fácil, tuvieron que caminar bastantes kilómetros porque los federales los bajaban de los transportes que conseguían, eso sí, destacan que los “hermanos mexicanos” que se han encontrado en el camino han sido muy amables y nunca les ha faltado una mano que los apoye y aunque por ejemplo, Franklin ha visto las publicaciones en Facebook a cerca de la caravana migrantes y ve comentarios negativos menciona “que los buenos son más” pues ha visto cómo los mexicanos apoyan a sus connacionales través de las redes sociales.
Los dos migraron para ayudar a sus respectivas familias y en sus palabras, sacarlas del infierno que viven. Moisés nos contó que “sin menospreciar a los mexicanos y su moneda, el quetzal vale más que el peso” a él le pagaban como albañil 200 quetzales al día y aquí le quieren pagar 750 pesos a la semana lo que equivale casi la misma cantidad.
Franklin y Moisés decidieron quedarse en México ya que el gobierno en Ciudad Deportiva les ofreció la visa humanitaria “las autoridades nos dijeron que no arriesgáramos nuestra vida intentando llegar a Estados Unidos, que aquí nos pueden ofrecer oportunidades de desarrollo y la facilidad de salir del país por si un día queremos regresar al nuestro para ver a nuestros familiares.
“También nos dijeron que migración agarrara nuestros casos como ejemplos para los siguiente migrantes, para que vean que en México también hay oportunidades y trabajen como yo, en Honduras por tener tatuajes no puedo trabajar, siempre me rechazaban y veo que aquí no hay discriminación porque una persona tenga tatuajes”. destaca Franklin.
Otra cosa que hizo que se quedaran en la capital del país fue ver en su ruta la pobreza que viven los estados sur de México principalmente en Chiapas y Oaxaca “Las personas le ayudan a uno, pero ellos tampoco tienen algo, uno ve que la Ciudad de México económicamente está mejor”
Moisés y Franklin les desean mucha suerte a sus compatriotas que decidieron seguir con el camino a hacia la frontera de México con Estados Unidos ellos saben lo difícil que ha sido el camino y esperan que la inseguridad por parte del narcotráfico no los ataque y que Donald Trump no sea capaz de matarlos.
Piensan que las cosas en su gobierno no van a mejorar. Los dos mencionan que los medios de comunicación cubren y están comprados por el gobierno que les dice que transmitir y que no.
Moisés piensa que sólo Dios es el que puede parar estas injusticias, que esto no debería pasar “pues al fin y al cabo todos somos latinoamericanos y hablamos el mismo idioma, solo nos diferencia el acento pues hasta nos parecemos, las fronteras no deberían de existir, América para los latinoamericanos no sólo para los Estadunidenses”.
Ciudad de México (Aunam). En un mundo perfecto nadie tendría porque tener la necesidad de marcharse de su lugar de origen para escapar de la delincuencia, pobreza y amenaza, pero esto no es así, lamentablemente miles de personas al año migran de sus países en busca de mejores oportunidades.
Moisés y Franklin |
Este fue el caso de Franklin Iván Martínez originario de Honduras y Moisés de Guatemala, aunque ellos dos son originarios de distintos países y no se conocían, sus historias de vida son muy similares como la de cientos de migrantes que llegaron la semana pasada a la Ciudad de México donde descansaron para seguir su camino hacia la frontera con los Estados Unidos de América.
Sentados en la banqueta de “la casa del peregrino” lugar donde residen por un par de noches mientras el gobierno les resuelve su visa humanitaria, Franklin y Moisés, ambos de tez morena ya cansados por el largo camino que han tenido para llegar a la Ciudad y con tristeza en su mirada, contaron cómo es la violencia que se vive en los países centroamericanos misma que los obligó a migrar.
“Vengo de una familia pobre de bastantes hermanos, nunca había salido de mi país hasta que se agravó la situación aproximadamente hace cinco años cuando estalló la violencia por parte de las maras. Yo salí a escondidas de mi familia porque me querían matar, Guatemala está perdida por la delincuencia”.
Franklin dijo que “en Honduras las cosas son similares, fui amenazado, no puedo vivir en San Pedro porque estoy tatuado y me confunden con un pandillero rival, por esta razón me han querido matar, ya no se puede vivir así”.
Los dos personajes mencionan que la situación deplorable por la que están pasando sus países es por el mal gobierno que se está llevando a cabo donde la corrupción y la ambición por el poder ganan más peso que el bienestar de la población. “No sé si las pandillas han comprado el gobierno, pero allá la ley no existe”. “La canasta básica es muy cara, principalmente la luz que es lo esencial, entonces ¿Uno qué hace?”, cuestionó Franklin.
Franklin menciona que en Honduras “el gobierno tiene un programa social llamado vive mejor, pero sólo es para los más allegados al gobierno, al resto de la sociedad nos olvidan nomás”. “Los mareros se adueñan de cada rincón del país, si tu pones un negocito para vender lo que sea ahí te va el papelito para que les paguen cuota, lo mismo pasa con los mototaxistas y autobuses”.
“En Guatemala es así de fácil, te reclutan y si no entras a las pandillas matan a alguien de tu familia” dijo Moisés con cierta tristeza en su rostro.
“Las maras empezaron a ser un problema a partir de 1999 pero estalló por el año 2005, yo tenía a un amigo que era marero pero quiso dejar de serlo, así que se tapó los tatuajes que los distinguen, lamentablemente los mareros tienen memoria así que violaron a su hermana, le cortaron la cabeza, la mataron”.
Franklin ya no sabía qué hacer, volteaba para un lado y veía a una pandilla, volteaba para el otro y estaba otra, no conseguía trabajo por tener tatuajes. Cuando escuchó que se iba a juntar una caravana para salir a Estados Unidos decidió unirse con ellos “Cuando el gobierno se enteró que las personas planeaban juntarse en caravana para migrar al norte se rió, pensaban que nomás irían cien locos marihuaneros, pero cuando vieron que fueron entre seis mil o siete mil personas comenzaron a colocar policías en la frontera para no dejar salir”.
Por otra parte, Moisés se encontraba en la frontera de Guatemala cuando se enteró de la caravana por medio de las noticias y pensó que era el momento indicado de buscar una mejor vida. “Al enterarme de que una caravana se acercaba en la frontera entre México y Guatemala decidí unirme a ella, pero me empecé a desanimar cuando nos encerraron en el puente pues venimos buscando paz y nos encontramos con gases lacrimógenos por parte de los policías, ahí perdieron la vida dos chamacos”.
Ellos relatan que su camino para llegar a la Ciudad de México no fue fácil, tuvieron que caminar bastantes kilómetros porque los federales los bajaban de los transportes que conseguían, eso sí, destacan que los “hermanos mexicanos” que se han encontrado en el camino han sido muy amables y nunca les ha faltado una mano que los apoye y aunque por ejemplo, Franklin ha visto las publicaciones en Facebook a cerca de la caravana migrantes y ve comentarios negativos menciona “que los buenos son más” pues ha visto cómo los mexicanos apoyan a sus connacionales través de las redes sociales.
Los dos migraron para ayudar a sus respectivas familias y en sus palabras, sacarlas del infierno que viven. Moisés nos contó que “sin menospreciar a los mexicanos y su moneda, el quetzal vale más que el peso” a él le pagaban como albañil 200 quetzales al día y aquí le quieren pagar 750 pesos a la semana lo que equivale casi la misma cantidad.
Franklin y Moisés decidieron quedarse en México ya que el gobierno en Ciudad Deportiva les ofreció la visa humanitaria “las autoridades nos dijeron que no arriesgáramos nuestra vida intentando llegar a Estados Unidos, que aquí nos pueden ofrecer oportunidades de desarrollo y la facilidad de salir del país por si un día queremos regresar al nuestro para ver a nuestros familiares.
“También nos dijeron que migración agarrara nuestros casos como ejemplos para los siguiente migrantes, para que vean que en México también hay oportunidades y trabajen como yo, en Honduras por tener tatuajes no puedo trabajar, siempre me rechazaban y veo que aquí no hay discriminación porque una persona tenga tatuajes”. destaca Franklin.
Otra cosa que hizo que se quedaran en la capital del país fue ver en su ruta la pobreza que viven los estados sur de México principalmente en Chiapas y Oaxaca “Las personas le ayudan a uno, pero ellos tampoco tienen algo, uno ve que la Ciudad de México económicamente está mejor”
Moisés y Franklin les desean mucha suerte a sus compatriotas que decidieron seguir con el camino a hacia la frontera de México con Estados Unidos ellos saben lo difícil que ha sido el camino y esperan que la inseguridad por parte del narcotráfico no los ataque y que Donald Trump no sea capaz de matarlos.
Piensan que las cosas en su gobierno no van a mejorar. Los dos mencionan que los medios de comunicación cubren y están comprados por el gobierno que les dice que transmitir y que no.
Moisés piensa que sólo Dios es el que puede parar estas injusticias, que esto no debería pasar “pues al fin y al cabo todos somos latinoamericanos y hablamos el mismo idioma, solo nos diferencia el acento pues hasta nos parecemos, las fronteras no deberían de existir, América para los latinoamericanos no sólo para los Estadunidenses”.
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