CONFESIONES DE UNA CÉLULA

Por Isis García
México (Aunam). Desde que despertamos todos los días, el sólo respirar nos ocasiona un gasto energético. Nuestras células son las encargadas de administrar la energía que adquirimos por medio de los alimentos.

El gasto energético, en consecuencia, es diferente cada día; depende de cada persona, de las actividades diarias de la misma y de su forma de alimentación. La forma en la que las células distribuyen y consumen el gasto energético es tan diversa como en los humanos, varía según el tipo de célula que se trate y de la presencia de oxígeno que posea.

El químico Omar Emiliano Aparicio Trejo, quien labora en el laboratorio de macromoléculas del instituto de química de la UNAM, explica cómo las células regulan el gasto energético. “Cuando el ATP (Adenosín trifosfato), la moneda en términos energéticos, se hidroliza, se rompe y libera energía”.

El ATP está compuesto por una molécula de Adenosin con tres grupos fosfatos, termodinámicamente no es muy estable, tiende a degradarse y cuando lo hace obtiene energía. Se produce por dos ciclos principales; la glucolisis, que es la función originaria mediante la cual los organismos adquieren energía sin necesidad de oxígeno y la fosforilación oxidativa energética, que poseen los organismos que se crearon después de que la atmósfera contuviera oxígeno.

Las células humanas realizan los dos procesos. Cuando hacemos ejercicio, se realiza la glucolisis. En los músculos no tenemos mucho oxígeno, en los músculos, existen solamente alrededor de 12 a 30 moléculas de ATP. Cuando se acaba el ATP, se obtiene piruvato, las células lo transforman en ácido láctico, y la acumulación del mismo es lo que produce dolor en las articulaciones y los calambres.

La fosforilación oxidativa se presenta en la mitocondria. Generalmente estamos recibiendo daño del exterior, ya sea porque el oxígeno puede formar elementos patógenos, por rayos V, es decir, radiación del sol. Una de las funciones de las células con mayor gasto energético es la apoptosis, es decir, el proceso de autodestrucción de una célula cuando ya tiene demasiado daño, debido a que surge la necesidad de crear nuevas células.

Para entender mejor el proceso del gasto energético, el químico Aparicio Trejo, contó la siguiente historia de una célula bacteriana:

D de venganza

Había una vez un cuerpo humano que albergaba una comunidad de células. Una muy simpática se llamaba Escherichia coli, pero sus amigas le decían E. coli y vivía en un bonito colón.

Esa mañana se dio cuenta que su despensa se acabó y tuvo que ir al supermercado, tomó su monedero y metió algunas monedas de ATP. Compró algunos arabinosas, maltosas, ribosas, y otros azúcares que terminan en “osas”. Entonces vio un estante con un producto nuevo, eran suculentas lactosas, y E.coli no se pudo resistir y compró tres cajas.

Desayunó las tres y engordó tanto que se dividió, un proceso que se conoce como mitosis. Sin embargo, la constitución mexicana del cuerpo establecía que no podía haber más de dos de su especie por nicho. Para no ser arrestada por los anticuerpos, decidió esconder a su hija bajo su saco, e ir al doctor para que las volviera a unir.

Cuando llegó al doctor, se encontró con muchos problemas. Primero el interrogatorio clínico.

- ¿Por qué sucedió la mitosis?

- Comí mucha lactosa, lo cual ocasionó que duplicará mi ADN y tuviera un exceso de energía, por eso tuve que duplicarme.

-No sabe lo peligroso que es excederse con la lactosa- Le respondió el doctor- Podría ocasionar una sobrepoblación de E. colis. Y eso podría hacer que su comunidad ascendiera, causándole al cuerpo una infección intestinal o gastrointestinal, ¿entiende lo que digo?, una vil diarrea.

Finalmente el doctor accedió a ayudarla.

-Vamos a someterla a una dieta, lo primero que vamos a hacer es disminuir la cantidad de azúcares que está consumiendo, para disminuir la cantidad de ATP que su metabolismo produce. Todas las células quieren más monedas de ATP, no obstante pocas toman conciencia de que entre más dinero, más comida compran y ponen en riesgo la homeostasis, el equilibrio del cuerpo. Tiene que ponerse a trabajar. Utilizar su exceso de energía para producir metabolitos benéficos para su huésped humano. Podríamos tratar de regularla, con una quimiotaxis o quitándole exceso de azúcar.

-Pero me gusta comer y lo otro suena doloroso, ¿no podríamos mejor desarrollar mecanismos de patogeneidad que eviten que sea detectada por los anticuerpos, aunque siga infringiendo la ley?- preguntó E. coli asustada.

-Nunca. Eso iría contra mi ética profesional. Tiene que esforzarse si quiere recuperarse. La otra salida es que una de las dos se sacrifique, para contrarrestar el exceso en la flora normal, es decir, de los organismos que están presentes en una determinada población y no presentan un cuadro sintomático.

E. coli sabía lo que tenía que hacer.

-Tengo reumas en los flajelos y me duele mi ovalado cuerpo. He estado 15 minutos aquí, ya soy vieja, yo debo morir. Me envenenaré con ampicilina. Hija, espero hayas aprendido la lección, sobre la importancia de administrar el ATP y cuidar tu gasto energético para no dividirte.

15 minutos después, cuando su hija creció, compró 7 cajas de lactosa y le ocasionó a su humano una diarrea aguda, vengando así la muerte de su madre.


La economía se puede observar en todos los aspectos de la vida cotidiana, entre una de las labores de esta ciencia social se encuentra la adecuada administración de los recursos.




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