GLORIA CAREAGA, APASIONADA DEFENSORA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS
- Es considerada una de las mayores activistas de la comunidad lésbica
- Su lucha, contra todas las formas de discriminación en América Latina
Por Angélica Jocelyn Soto Espinosa
México (Aunam). Gloria Angélica Careaga Pérez es académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), está dedicada a la psicología social, a los estudios de género y al activismo desde que desde su natal Jalisco llegó a la ciudad de México en la década de los 70.
Tiene 68 años de edad y es apasionada defensora --como ella se define-- de los derechos de todas las personas, está declarada contra todas las formas de discriminación y es una de las mayores activistas de la comunidad lésbica en América Latina.
Disciplina y acción
La académica abre la puerta de su casa con la única mano que puede hacerlo. La otra está inmovilizada. Es la tercera lesión en seis años, todas provocadas por "dar un mal paso" en la calle o las escaleras.
Es una mujer muy activa. No puede quedarse quieta. No. Así es desde su infancia. Todos los días, después de salir de la escuela se iba corriendo para hacer alguno de sus múltiples deportes. También montaba a caballo. Por un tiempo practicó ballet y tocó el piano hasta que una caída le lastimó severamente el brazo. Sí, el mismo que ahora trae en cabestrillo.
Al entrar, se sienta en la cabecera de la mesa central, de frente a un retrato en blanco y negro de sus padres, a quienes admira por sobre cualquier persona.
Aunque siempre siguió las reglas del hogar, Gloria sigue sin entender algunas decisiones de sus padres que influyeron en su vida, por ejemplo que la hayan concebido luego de tener cuatro hijos, en una de sus peores crisis económicas que padecieron recién llegados a Jalisco.
Tampoco sabe por qué, sin tener estudios universitarios, ambos padres le inculcaron concluir sus estudios, aprender un segundo idioma, realizar un deporte y cultivar una actividad artística.
Gloria dice que ella es reflejo de lo que sus padres le enseñaron: ser quien sostiene un proyecto de vida, tiene consideración por las otras personas y termina todo lo que empieza, aunque le cueste mucho trabajo.
Estos principios de vida "son cosas que una aprende para el resto de su vida", afirma la académica, quien a los 24 años de edad ya tenía certificado como secretaria técnica y maestra de educación básica. Con el trabajo de ambas carreras pagó su tercera profesión: la psicología.
Fue a los 14 años de edad cuando se descubrió lesbiana. Lo supo con la misma naturalidad con la que asumió que no le gustaba el ballet pero sí la danza folclórica. Como la mayoría de las niñas, en la adolescencia tuvo algunos novios pero su primer contacto sexual fue con otra niña.
Habló de sus preferencias sexuales con su familia hasta la edad adulta, cuando llevó a casa a su primera pareja, que ya era madre de una niña. Entonces sus papás se mostraron descontentos, pero nunca decepcionados de en quién se había convertido --profesional y humanamente.
Activismo desde la academia
Entre los proyectos en los que colabora, Careaga Pérez es coordinadora académica del Programa de Estudios Universitarios de Género (PUEG), que cofundó, y escribe en publicaciones de investigación académica sobre diversidad sexual, derechos sexuales y reproductivos y de género.
Llegó a la ciudad de México a los 30 años de edad para hacer una maestría. No lo hizo antes porque su papá se negó --sin conocer el movimiento estudiantil de entonces-- a que viniera a estudiar a la universidad en esos años 60 del siglo pasado.
Cuando pisó la capital, ella buscó al líder de un partido al que ella conocía por uno de sus hermanos con quien compartía la ideología izquierdista, para solicitar que la incluyera en la actividad política; sin embargo, éste le recomendó que cosechara este deseo aprovechando su beca educativa.
Así lo hizo. En la UNAM no sólo pudo continuar sus estudios, también se le abrió la puerta al feminismo y a la investigación con perspectiva de género. Allí conoció a quienes fueran pilares de su activismo: una lista enorme de académicas feministas, algunas lesbianas, que la invitaron –a pesar de su renuencia- a participar en debates y círculos de estudios sobre las teorías de género.
Así sobrellevó el peor momento de su vida –según narra- que fue la muerte de sus padres a causa de enfermedades en diferentes épocas. Su “orfandad” la hacía pensar constantemente en la relación tan particular que sostenía con su madre, a quien enseñó a fumar y llevó por primera vez a un bar.
También la hacía recordar continuamente a su padre que era admirado por su comunidad y principalmente por Gloria, quien siempre lo vio como un ejemplo de vida. Entre los mejores recuerdos que de él guarda fue el día que le dijo: “Estoy muy orgulloso de ti, a mí me hubiera gustado ser como tú”.
Luego de entrar de lleno a los estudios de género y al feminismo, pasarían algunos años para que descubriera el activismo y la diversidad sexual. Entregó tanta pasión a estos temas que participó en la creación de la Fundación Arcoíris y se convirtió en parte del cuerpo directivo de la Asociación Internacional de Gays, Lesbianas, Bisexuales, Trans e Intersexuales (ILGA por sus siglas en inglés) y de otras organizaciones internacionales del mismo tipo.
A pesar de estos logros, Careaga Pérez aún habría de recorrer un largo camino en defensa de los derechos humanos, sobre todo después de que se unió al movimiento por el reconocimiento de la comunidad negra, principalmente mujeres, en todas partes del mundo.
En su séptima década de vida, Gloria se siente orgullosa de ser una mujer independiente que disfruta de un departamento de dos pisos. Por convicción vive sola, pero asegura que si hubiera encontrado a la “persona adecuada” habría replicado el mismo modelo de relación estable que le enseñaron sus padres y viviría con esa persona hasta la muerte.
Gloria es una mujer fuerte, de figura recta y movimientos ágiles. Aún practica danza regional, se apasiona por los deportes. Tiene más de una pareja y lo que más disfruta es salir a bailar con sus amigas y amigos. No obstante, considera que ya está exigiendo a su cuerpo hacer más cosas de las que en realidad puede hacer, lo que ha provocado que se accidente.
Como el feminismo y el activismo por la diversidad sexual, Gloria Angélica sigue explorando nuevos caminos de la investigación en la defensa de los derechos humanos. Aunque tiene múltiples actividades académicas, considera que su nuevo proyecto sería sobre la vejez.
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