Una invitación para desempeñar, lo mejor posible, cualquier labor
- Luis Enrique: “Pasemos de ser profesionistas a ser profesionales”
Por Rafael Rodríguez Salcedo
México. El historiador Luis Enrique Rodríguez Fernández es profesor en la Escuela Nacional Preparatoria número 6 (ENP 6) quien imparte materias de historia en los turnos matutino y vespertino. Una de las personas más queridas dentro de la comunidad estudiantil, cuenta un poco sobre él, sobre su vida y su profesión.
El profesor es una persona amable, dedicada y muy profesional, con un gran impacto en las generaciones que toman su clase en la Prepa 6. Preguntas como ¿cuándo se jubilará?, ¿cómo empezó a dar clases?, ¿qué pasa en su día a día?, ¿qué onda con su examen final?, entre otras, son resueltas en la presente entrevista.
Un día habitual de Luis Enrique
Luis Enrique vive solo y es consciente de que todo en la vivienda depende de él. Al momento de hablarle de su residencia a otra persona, la menciona como si fuera también “su casa”, mostrando que tiene las puertas abiertas de su hogar para aquellos que lo necesiten.
En un día cotidiano del profesor, si aún hubiera clases presenciales, se levantaría a las 5:30 de la mañana para bañarse y arreglarse. Posteriormente se va camino a la preparatoria sin nada en las manos, ya que todo su material se encuentra en su cubículo. Todo su trayecto es en transporte público y caminando. Él dice “me gusta mucho escuchar música de todo tipo con audífonos”, pues de esta forma acompaña su camino antes de llegar a trabajar.
Después, pasa por algo de desayunar ahí cerca en Coyoacán para poder consumirlo al llegar al trabajo. Algo que el profesor considera siempre es “tengo en mente, desde hace unos 20 años, que todos los incidentes que me pasen los tengo que dejar de lado cuando cruzo la puerta de la preparatoria”.
Con ello se refiere a que siempre llega a sus clases con el mejor ánimo posible, nunca se desquitaría con el estudiantado por lo que le llegue a ocurrir y que pueda alterar su estado de ánimo. En sus propias palabras “no nos podemos quitar los problemas, pero si podemos olvidarlos por un momento”.
Antes de entrar al salón, convive un rato con sus colegas profesores y profesoras; después procede a dar clases. Él afirmó que le gusta su propio estilo de exponer, “esa es mi labor, me gusta la cátedra y siento que los muchachos pueden llegar a entender”.
No está peleado con otros métodos; los respeta, pero él prefiere presentar los temas antes que sus estudiantes lo hagan, ve al salón de clases como un taller donde todos van a trabajar.
Cuando termina sus clases, sale y come en algún lugar cerca, en caso de tener clase en el turno vespertino, regresa a la prepa y califica los trabajos pendientes mientras su clase comienza. En esos días concluye su labor muy tarde, por lo que cena en algún restaurante cercano y arriba a su casa sólo para descansar.
Los fines de semana se los dedica a su pareja o a alguno de sus hijos. Luis Enrique disfruta mucho salir y escuchar música en vivo, principalmente a grupos de rock, sean de renombre o no. A veces toma cursos de desarrollo humano, psicología, literatura o arte para actualizarse y entender más al estudiantado.
Su motivación inicial es que firmó un contrato, en sus palabras, “yo firmé un convenio a voluntad y estoy obligado a cumplirlo”. Busca cumplir con sus obligaciones lo mejor posible. Por otra parte, platicar con el estudiantado todos los días y contarles lo que él sabe mientras contribuye a su conocimiento, también lo motiva.
Sus motivaciones pueden verse reflejadas en algo que dijo, “todos los seres humanos debemos tener un trabajo de lucro para sobrevivir, y aparte una actividad de beneficencia donde compartas algo a los demás sin esperar nada a cambio”. Ve la vida como algo para compartir, y si puede convivir con el alumnado en cuestiones personales además de las académicas, lo siente como un servicio social y le gusta.
Al respecto de lo que dicen los estudiantes de él en redes sociales o en el ambiente de la prepa, tiene dos variables (es de las personas más queridas de la comunidad, siempre es muy halagado y recomendado para tomar clases). A la primera se refiere como; “tengo al alumnado más generoso, en realidad ellos son amor”, y la segunda es que esas expresiones pueden ser fruto de un trabajo bien hecho, aunque no es lo que principalmente busca, ya que es feliz únicamente por cumplir con su labor.
Su clase es lo prioritario, por eso, aunque haya desayunos o eventos para docentes, si coinciden con sus horas, Luis Enrique prefiere dar clases. Él menciona que, “lo que vayas a hacer hazlo bien, lo que sea”, y los resultados hablarán solos. No negó que le da gusto ver expresiones positivas que nazcan a raíz del trabajo que ama.
Luis Enrique: docentes y su efecto sobre el alumnado
El profesor dice que todos los seres humanos, incluyéndolo, tienen defectos y virtudes. Es normal que se puedan generar chismes o rencillas como en cualquier ambiente laboral, pero eso no tiene por qué afectar a los estudiantes. Luis Enrique no le desea a nadie el mal y siempre trata a todas las personas con respeto sin interferir en ningún método de enseñanza, así como no afectan el suyo.
La convivencia se puede dar perfectamente, pero al momento de hacer amigos, todas las personas tienen derecho a ser selectivos. Luis Enrique tiene su grupo amigos docentes que ha construido a lo largo de los 28 años que lleva trabajando en la UNAM y la ENP, a quienes considera grandes amistades y está muy feliz de reunirse en convivencia con ellos.
Su inicio en las clases
Cuando estaba en sexto o séptimo semestre de la carrera, su maestro del seminario de tesis de México prehispánico lo invitó a dar clases. Luis Enrique pensó dentro de sí, “como que no, no quiero trabajar, estoy estudiando”. Pero para no quedar mal y por la presión, decidió aceptar.
Lo invitaron a un curso un viernes, el lunes ya lo querían dando clase. No tenía ninguna experiencia ni idea de cómo impartir una clase. Se basó en lo que recordó de sus profesores; “recordé que daban clase con notas en fichas técnicas y así empecé a dar clases”.
Al principio, “no me gustaba tanto dar clases”, expresó. Hasta que varios aspectos fueron cambiando. Un día mientras dictaba, una niña le dijo, “espérese, como usted nada más esta leyendo”, y él se dijo a sí mismo “si es cierto, eso no se vale”. Desde ese día se empezó a aprender sus clases, surgiendo así también un gusto por la docencia.
Con el paso del tiempo se dió cuenta que su carrera no lo satisfacía y hubiera estudiado lo que fuera, nada lo llenaría, ya que su vocación verdadera era la docencia, y eso lo descubrió con el trato diario. “Hoy me pienso y no me imagino en otro lugar que no sea un salón de clases”, expresó el profesor. Ya con 31 años de experiencia como docente, Luis Enrique considera que “algo le he aportado a esta vida, en un ratito nos tendremos que jubilar, ya cumplí con esa parte que tenía que cumplir”.
La construcción de su método de enseñanza
Desde sus principios se hizo a la idea de él mismo dar la clase. “No estoy reñido con ninguna cuestión pedagógica, pero a mí me gusta mucho la clase expositiva”, dijo sobre sus ponencias. “A lo mejor en unos 5 años me retiro, pero durante ese tiempo pienso seguir en la misma línea de presentar los temas”, agregó Luis Enrique, ya que así obtiene atención y le ha funcionado.
Sobre el lenguaje que utiliza (palabras como: primitivos, salvajes, mafiosos, ajusticiar), dice que “los profesionistas somos muy formales, pero no tiene por qué ser tan formal una actividad, al utilizar ciertas palabras despiertas interés en el alumnado”. El profesor utiliza palabras cercanas a todos para poder generar atracción y acercarse a las personas.
¿Es verdad que ninguna persona aprueba su examen final?
“Es mortal”, así lo describió. El examen nadie lo pasa por un sentido de justicia para el alumnado. No todos los seres humanos son aptos para todas las asignaturas, y si alguien le cuesta trabajo la historia pero hace un esfuerzo, se debe reconocer. Es por ello que él exenta con 6, para recompensar a quien se esforzó por mínimo aprobar la materia.
“La gente que reprueba no puede sacar más que alguien que se esforzó y sacó 6. Por eso el examen va orientado para que no lo pasen”, fue su respuesta final. Las ultimas personas que lo pasaron, fue un chico que lo hizo para subir promedio y no había reprobado, y una chica que Luis Enrique aprobó, ya que ella tenía una cirugía y no podía traer una preocupación encima.
Finalmente, una invitación
Luis Enrique encontró su vocación con el trabajo diario. Al final, él quiere realizar una invitación bajo la premisa de que él no diría algo que no hace. “Hemos perdido la cuestión de la profesión, una cosa es ser profesionistas y otra, profesionales, hay que desempeñar lo mejor posible cualquier labor, hay que dar un salto de profesionistas a profesionales”, esa es su petición. Quiere que se aplique esta forma de pensar para todos los ámbitos, con las parejas, la salud y la vida diaria.
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