ORFEBRERÍA TRADICIONAL EN REAL DEL MONTE, EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
- Cierre de minas, fayuca china e industrialización, las causas
Real del Monte, Hgo. (Aunam). Oscuridad, soledad, abandono, humedad, clima frío, paredes hechas de piedras filosas y tuberías de metal. Son las condiciones de la mina que por más de 15 años han llenado de nostalgia y tristeza a Jorge Ruiz Santibáñez y a los pobladores de Real del Monte, Hidalgo. Él fue testigo de la muerte de su padre, en el yacimiento donde trabajaba. Murió junto con otros dos compañeros por inhalar gases tóxicos.
“Cuando todo pasó, entramos a la mina desesperados y allí estaba mi jefe en el suelo, con su casco puesto, frío, fue lo peor que he visto en mi vida, es inhumano que los mineros trabajaran así”, señala Ruiz Santibáñez, quien se ha dedicado a la orfebrería por más de cinco años. “No podemos mantener viva esta tradición que representa la orfebrería, no hay material para que trabajemos como artesanos debido al cierre de las minas”, señaló.
En Real del Monte las minas han dejado de ser un sustento económico y de identidad. Cerraron para siempre aproximadamente en 1985 por no contar ni poder proporcionar las condiciones óptimas de seguridad para que los mineros laboren dentro de ellas. Se han convertido en sitios turísticos como el museo de sitio Mina de Acosta y mina La Dificultad.
En 2011, en el ámbito nacional, la industria generó 22 mil millones de dólares, ligeramente arriba de los ingresos obtenidos por remesas y el doble de los provenientes del turismo. Los principales productores de minerales en el país son Coahuila, Durango, Sonora y San Luis Potosí.
La inversión que el gobierno federal realiza año con año, en promedio, es de 7 millones de dólares. Son los estados de la República mencionados los que producen minerales, sobre todo plata. México ocupa el primer lugar mundial en producción de ese metal, tercero en bismuto, quinto en plomo, noveno en oro y undécimo en cobre; signo de que en el país hay vocación minera.
Desde el siglo XVI, época de auge de la colonia española, arribaron a Real del Monte exploradores ingleses que encontraron allí y otros lugares de Hidalgo sitios de donde obtendrían riquezas económicas que les darían más poder. Con el paso del tiempo, las constantes inundaciones, muertes de mineros y los pocos servicios que prestaban los empresarios, mantener abierto un yacimiento requería una fuerte inversión. Dicha actividad desapareció de Real del Monte cuando cerró la mina La Dificultad.
El origen de la orfebrería en Real del Monte data de 1552, el mismo año en que se descubrieron las minas mencionadas, se extrajeron minerales que sirvieron a los artesanos para elaborar nuevos productos para comercializarlos. Mineros reconocidos, entre ellos Enrique Pichardo Ramírez, heredaron los materiales con los que actualmente trabajan los artesanos del pueblo, como Jorge Ruiz Santibáñez.
La orfebrería es una actividad en la que coexisten la plata, el oro, el zinc, así como la obsidiana y el cuarzo, entre otros minerales, todos producidos durante el mayor auge de la minería en Real del Monte por artesanos especializados, quienes les dan la forma que desean, ya sea para hacer collares, pulseras, joyas, anillos, plumas, dijes, etcétera.
Este tipo de arte surge desde la época prehispánica, entre los aztecas y toltecas, quienes, según la leyenda, lo heredaron del Dios Quetzalcóatl (Serpiente emplumada). En aquellos tiempos, la orfebrería se utilizó para producir objetos de tributo y obsequios a Hernán Cortés, a quien veían como la deidad de sus profecías.
De acuerdo con la página oficial del municipio, Alonso Rodríguez de Escobar fue uno de los descubridores de las minas en Real del Monte. Cuenta una anécdota que " en el sitio que actualmente ocupa la mina de Dolores, una fría noche, al disponerse a acampar en unión de sus acompañantes, decidieron prender una fogata para calentarse notando minutos después que de las rocas donde se encontraba el centro de fuego chorreaban hilos de plata".
Otra versión indica que Alonso Pérez de Zamora fue el descubridor de los primeros yacimientos. Se dedicó por entero a la explotación de las vetas de Real del Monte. Fueron estos descubrimientos los que cambiaron la vocación del antiguo San Phelipe, que a partir de entonces se integró a los otros tres Reales (Tlahuelipan, el pueblo del Cerezo y el de Atotonilco el Chico) que conformaban las llamadas minas de Pachuca.
Sea como fuere, las consecuencias del descubrimiento de los yacimientos no sólo fue económica, sino también social, en salubridad y en seguridad entre los habitantes y trabajadores de las minas. En Real del Monte varios mineros, entre ellos Carlos González, sufren enfermedades respiratorias y sus condiciones de salud no le permiten trabajar por mucho tiempo, por lo cual tienen pocas oportunidades de salir adelante.
Jaqueline González, su hija, recuerda que “se dedicó hasta los 30 años de edad a la minería, ya no siguió trabajando porque se enfermó y respiraba con mucha dificultad. No le proporcionaban servicios de salud o las condiciones óptimas de seguridad para laborar en la mina. Su salario era miserable, mi mamá trabajaba lavando ropa u otras cosas”.
Él trabajó en la mina La Dificultad, uno de los emblemas del pueblo por su atractivo turístico. Cuenta en su interior con una chimenea. Fue descubierta en 1865 por los señores Martiarena, quienes tras superar obstáculos obtuvieron la posesión de la mina junto con su socio, el sr. Chester, un empresario inglés.
Rodolfo Ruiz laboró en la mina de Acosta, abierta de 1727 hasta 1985. Hoy está convertida en un importante museo en el que se puede conocer su historia y aspectos relevantes del trabajo en las vetas. Allí se encuentran vestigios e instalaciones arquitectónicas que fueron de gran relevancia para esta actividad.
Afuera de la mina se ofrecen a los visitantes artesanías. Los artesanos tienen su nicho de trabajo y la orfebrería es objeto de deseo por parte de los turistas.
Recintos históricos con balcones y calles empedradas, lugares emblemáticos como el panteón Inglés y su tradición gastronómica son aderezados por la neblina, opaca y gris, sobre todo en invierno. Además de su historia minera, Real del Monte fue donde se jugó el primer partido de fútbol en México, hacia la segunda mitad del siglo XIX, entre trabajadores mineros y exploradores ingleses.
Orfebres tradicionales y no tradicionales
Eran las siete de la mañana, Jorge Ruiz se disponía a desayunar, “pan y leche, no tenía para otra cosa”. Era un día diferente, 12 de julio de 2010. Se despertó con la idea de vender los minerales que le había dejado su padre antes de morir, obsidiana en su mayoría. “La situación era dura, no tenía ni un peso y sabía que esas piedras podrían tener algún valor”.
Tomó dos costales de aproximadamente 10 kilogramos cada uno y los cargó sobre sus hombros. Se dirigió a la Escuela de Platería Hidalgo Unido. “No tenía idea de a dónde ir, en dónde podía vender esas piedras, yo en ese entonces aún no era artesano”. Antes de entrar observó unos carteles donde había una convocatoria acerca de talleres que ofrecía la escuela para ser artesano.
Solicitó permiso para entrar a que le dieran más información de los talleres. “En ese momento se me olvidó por completo lo que yo iba a hacer en ese lugar, me dijeron que los cursos costaban cinco mil pesos y duraban un año, ya no vendí mis piedras, sino lo poco que tenía y lo pagué, era una gran oportunidad”, recuerda.
Para él fue todo un reto puesto que ya no contaba con dinero para comprar los materiales extras, como hilos y pintura, para fabricar sus artesanías. “Trabajé en una carnicería, estuve año y medio aproximadamente. Nació mi hijo y tenía que ahorrar aún más para solventar los gastos, pues ahora era yo el jefe de la casa“. Pasado este “regalo de la vida”, como él lo califica, se dedicó durante cinco meses a fabricar artesanías en sus tiempos libres.
Culminada esa etapa consiguió un espacio para vender sus artesanías. Un comercio ambulante a las afueras de la mina de Acosta, con el cual ha logrado dar sustento tanto a su esposa como a su hijo.
“A veces me siento rechazado, desplazado por los locales de platería del centro. Es un verdadero problema, nos afecta porque los lugares donde podemos vender cada vez son menos. En el centro están los comercios de platería, los artesanos que venden (producto) chino, pero uno aprende a lidiar con ello y se esfuerza por poner un pedacito de la historia de Real del Monte en cada una de sus artesanías”, concluyó Jorge su relato acerca de cómo se convirtió en artesano.
Para Jaqueline González, “a veces éramos víctimas, sin miedo a ser extremista, de discriminación por el hecho de ser pobres, pero hoy en día yo tengo mi negocio propio, de platería, mi padre a veces la hace de plomero, carpintero o vendedor de pastes”.
Orfebrería tradicional
“Escapularios, anillos, collares, dijes de 25 pesos, escójale joven”, grita Esteban Domínguez con una voz gruesa todos los días, desde hace dos años que comenzó a comerciar artesanías. En su puesto algunos artesanos elaboran sus piezas y las venden. Hilos de plástico, pedazos de cuarzo y otros minerales, tijeras y resistol, son sus principales herramientas.
Lo que se conoce como oferta y demanda aplica, sobre todo en época de vacaciones porque los comerciantes suben sus precios y venden aún más productos que en cualquier otra época del año. Independientemente de esta situación, son cientos de personas las que acuden a cada uno de estos locales a comprar el recuerdo de su visita. El lugar más concurrido es el Centro Artesanal y Gastronómico Carlos Martínez Balmori.
En este recinto hay varios locales de platería y otros especializados en textiles o alebrijes. Además, comida típica mexicana: pozole, tamales, pastes (empanada rellena de papa, zarzamora, frijol o lo que se le ocurra al vendedor) y un ventanal mediante el cual es posible ver gran parte de las casas del poblado. En el centro artesanal un letrero advierte: “Queda prohibida la entrada a vendedores ambulantes”.
“Nosotros no las fabricamos, nos traen ya hechas las mercancías y simplemente las vendemos. Nos las mandan de Guadalajara o Nayarit”, afirmó Irma Rangel, dueña de la platería Dos Reales. Su único material de venta es plata procesada e industrializada. “No tengo materiales para fabricar artesanías y aunque los tuviera no sé cómo hacerlas, mejor las compro ya hechas y las vendo”.
Con la industrialización, muchas de las piezas que se elaboraban manualmente comenzaron a reproducirse en serie, por ende, desembocaron en procedimientos menos artesanales. Irma Rangel afirma: “la minería es una actividad que se ha practicado aquí siempre, pero como ya no hay quien haga inversión para recuperar las minas, por eso cierran. Yo tengo este negocio, pero a veces no sale ni para la renta del local, tengo que poner de lo que gano en mi otro negocio para completar”.
El rechazo a los ambulantes se hace más evidente en calles del centro del municipio. Los únicos lugares donde es posible este tipo de comercio son afuera de las minas cerradas, las cuales, como la Acosta, son museos.
“Vendemos obviamente para tener una fuente de ingresos, pero más que nada nosotros fabricamos estas artesanías para que la gente se lleve un recuerdo de su visita al pueblo. Nos afectó demasiado que las minas cerraran, porque los minerales con los que fabricamos esto lo guardamos desde hace años”, afirmó Jorge Ruiz.
El aludido se refirió al problema de los artesanos como “uno verdadero y, nos afecta porque los lugares donde podemos vender cada vez son más reducidos”. La competencia entre artesanos y comerciantes es sana, pero injusta. “Lamentablemente a la gente no le interesa mucho la orfebrería como producto de identidad que, nosotros como artesanos, nos encargamos de que prevalezca en nuestras tradiciones”, señala Jorge.
Platería china, producto de fayuca
Encontrar un trabajo con un ingreso fijo en Real del Monte, Hidalgo, no es tarea sencilla, sobre todo para los artesanos y comerciantes de orfebrería que tienen que lidiar con la platería proveniente de países asiáticos. De acuerdo con estudios realizados por la Escuela de Platería Hidalgo Unido, y en palabras de Jaqueline González “probablemente es el 70 u 80 por ciento de platería la que es proveniente de China, al menos la que vendo yo en mi local”.
Verónica Pérez, habitante de Real del Monte, menciona que “el pueblo es demasiado lindo como para venir a darle en la torre con las artesanías chinas. No nos cuesta mantener nuestras tradiciones, es como los pastes. Varían sus ingredientes y sabores pero no la forma en que se preparan y productos como estos son los que nos dan identidad y debería ser trabajo de los artesanos recuperar las artesanías tradicionales”.
De igual forma Irma Rangel, platera del pueblo, señala que para muchos de los artesanos del pueblo su único sustento para vivir son las ganancias que obtienen de la venta de platería porque la mayoría de ellos no terminaron ni la secundaria para tener un buen trabajo. “Yo me siento afortunada porque aparte de este negocio tengo un pequeño centro manufacturero, donde fabricamos ropa y me sirve cuando en la platería no junto ni para la renta del local, es mi respaldo pero a veces no le ve uno ganancia”.
Katia Lugo, estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México, le decepciona que productos asiáticos desplacen a las artesanías originarias de Real del Monte. “Eso significa que al gobierno le interesa poco la actividad minera, siendo que hay muchos minerales en este pueblo y tiene miedo de explotarlos, no hay quien invierta”.
Y es que artesanos de la localidad se han quejado con las autoridades municipales por permitir el libre comercio de fayuca, por considerarlo ilegal y no favorecer una sana competencia entre los comerciantes. Leonardo Hernández, habitante de Real del Monte, dice que “realmente la diferencia no radica en lo económico, sino en lo identitario, cada vez hay menos artesanos que se dediquen a fabricar sus propias artesanías y por eso venden chino”.
Luis Reyes, habitante de Real del Monte, ve que poco a poco la orfebrería ha perdido toques de identidad, que a su vez, se ve contrastado por la escasez de artesanos especializados. “En Real del Monte sí había varios locales de platería pero vendían cosas auténticas, (ahora) son cínicos los vendedores, ya hasta se nota que es cualquier otro metal que no es plata porque las artesanías están pintadas”, afirmó.
Abel Galindo, otro habitante, reconoce que habiendo muy pocos artesanos en la localidad es normal la entrada de productos chinos. “Realmente los pocos artesanos que hay en el pueblo venden en puestos ambulantes, pero dan caro sus productos porque según ellos es auténtico. Y yo sinceramente creo que sus artesanías tampoco son auténticas, ya que aquí no hay minas abiertas y la procedencia de los minerales es dudosa”.
El artesano Jorge Ruiz dice que su trabajo se ha vuelto aún más difícil porque poco a poco se le acaban la materia prima. “Muchos turistas que nos visitan no saben que las minas ya no están activas y por ende tampoco saben que nuestro material es escaso, y siempre que quieren comprarnos algo, la mayoría nos quiere regatear, cosa que no hacen con los plateros del centro del pueblo y con un local establecido”.
Causas y consecuencias del cierre de las minas
El Festival de la Plata se celebra en el mes de julio, el día del minero, con el objetivo de retomar la actividad como parte de la identidad del pueblo, para obtener un reconocimiento local de la población y favorecer una sana competencia entre comerciantes para vender piezas con identidad propia.
“Si te das una vuelta en julio, el periodo vacacional de verano, muchos artesanos salen a vender sus artesanías y pareciera que nosotros como pobladores aún tenemos la posibilidad de salvar la orfebrería tradicional y con identidad propia y es justo para lo que sirven estas tradiciones”, afirmó el poblador Rosa Reyes.
Las minas en Real del Monte comenzaron a explotarse desde el siglo XV por los mexicas. Realmente la primera actividad económica en el poblado fue la agricultura, ya que los pobladores de entonces aprovecharon la humedad y el clima templado, aunado a la gran vegetación de aquel entonces.
Sin embargo, la minería siempre fue la actividad que más remuneró a empresarios extranjeros y nacionales. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, es la tercera actividad económica que más ingresos generó al país del año 2010 a la fecha; únicamente por debajo del sector automotriz, que aporta 79 mil millones de dólares al año, y del petróleo, con 51 mil millones de dólares.
En 2011, los ingresos de esta industria se ubicaron ligeramente arriba de los obtenidos por remesas y el doble de los provenientes del turismo. A partir de ese año la minería genera más de 300 mil empleos. Desde la etapa del Porfiriato esa actividad fue de las más importantes en ingresos, puesto que se introdujeron tecnologías como la que sirve para generar luz eléctrica en el interior de las minas.
El 6 de agosto de 2014 la Revista Forbes publicó un artículo titulado ¿Hacia dónde va la industria minera de México? Autoría de Jorge Guadarrama Yáñez, quien destaca la importancia del Programa de Desarrollo Minero (Prodemin) 2013-2018 y señala que representa la cuarta fuente generadora de divisas, sólo por detrás de la industrias automotriz, eléctrica, electrónica y petrolera.
Además se ha distinguido como una de las actividades más competitivas en el ámbito mundial; de 2011 a 2014, México se ubicó como el quinto país más atractivo para invertir en el sector. En 2014 se ubicó sólo por detrás de Canadá, Australia, Estados Unidos de América y Chile.
México sigue siendo el primer productor de plata a nivel mundial. Guadarrama Yáñez escribió que el problema en México “no es la falta de inversión, sino seguir trabajando en resolver otros temas como la propiedad de tierras y su ocupación, y cómo afecta esto a las comunidades y seguridad; además se debe fortalecer instituciones, entre otros aspectos.”
Ésta es la única manera en que México se mantendrá competitivo dentro de la industria minera y así minimizar lo más posible los impactos de fenómenos externos que no se pueden controlar, como el ingreso de los minerales chinos.
De acuerdo con una nota informativa del reportero Roberto Garduño en el periódico La Jornada, publicado el 16 de noviembre de 2013, las empresas canadienses gozan de fuertes privilegios en cuanto a la cantidad de terrenos que se les otorgan en México para explotar potenciales minas.
La Comisión Nacional para la Atención de los Pueblos Indígenas, de la Secretaría de Gobernación, indica que las empresas canadienses “pagan 5.70 pesos por el uso de una hectárea; en el tercer y cuarto año de vigencia de la concesión sube a ocho pesos 52 centavos. El décimo año se aplica la cuota más elevada por usos de hectárea, de 124 pesos 74 centavos”, lo cual no es ni el uno por ciento de los ingresos que obtienen.
Si se compara con las ganancias que obtienen y las concesiones que pagan, ¿realmente es posible predecir que la minería, sobre todo en Real del Monte, recuperará y reabrirá sus minas? ¿Y que los artesanos y mineros recuperarán su fuente de trabajo? La respuesta sería afirmativa, pero los inversionistas no estarían dispuestos a realizar un gasto en minas que posiblemente no tengan solución, van a lo seguro.
Real del Monte y todos los sitios mineros en decadencia enfrentan las consecuencias del cierre de las minas, negativas como positivas. En lo negativo entran las condiciones de trabajo en que laboraban los mineros, sin seguridad y sin servicios de salud, sus vidas en las minas literalmente se va en un suspiro.
Esto significaría que su salud, como un punto positivo, se conservaría y no expondrían sus vidas por un salario “miserable”. Jaqueline González menciona que con lo que ganaba su padre como minero a veces no les alcanzaba ni para comer un día.
La conclusión de la minería en Real del Monte significaría la pérdida de la identidad con la que surgió el pueblo: la orfebrería tradicional, porque ya no hay minerales, y la pérdida de la fuente de trabajo de los artesanos.
Fotos minería: Jazmín Curiel Carrales
By Jazmín Curiel Carrales (Trabajo propio) [CC BY-SA 4.0], via Wikimedia Commons
Foto panorámica de Real del Monte: El Ágora
Por El Ágora (Trabajo propio) [Public domain], undefined
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