PERIODISTA INVESTIGADOR, UNOS DE LOS MEJORES PROYECTOS DE VIDA
Por Rocío Talancón Mondragón
México (Aunam). El Palacio de Bellas Artes dibuja el fondo y contorno de su cuerpo. Un café caliente grande se presenta en la mesa que está enfrente de él. Raúl López Parra, editor de la Revista Mexicana de Comunicación, quien se considera una pieza más del equipo de dicha publicación y un amante de aquella bebida.
Hoy en día trabaja en la indagación y búsqueda en nuevas formas de explicar lo que ocurre en los fenómenos de la comunicación, va detrás del encuentro de información de calidad y de vanguardia que aporte algo nuevo, tanto para los lectores como para la propia revista, pero ahora todo es más complicado, como él menciona “todo lo tienes a todo momento y todas horas, decir algo diferente o distinto es como muy complicado”.
Toma un sorbo de café, voltea a su izquierda para ver el desfile de alebrijes, los cuales danzan enfrente de la Alameda Central y se dirigen al Museo de Arte Popular. Un poco distraído, Raúl menciona que el periodismo de investigación, al cual se dedica, es casi similar al tradicional y diario, sólo que la diferencia que hay entre los dos, es el área donde se ejerce.
Para él, el periodismo digital es la diferencia más marcada que hay en el periodismo actual, prefiere llamarla “beta emergente”, que hoy en día abarca más “por la nuevas formas de consumo, de información por parte de los públicos, de distribución de los contenidos y, sobre todo de los temas noticiosos”.
El sol golpea el lado derecho de su cuerpo, su cabello corto y oscuro parece brillar más, su piel morena clara está expuesta a un baño solar a la una de la tarde; las palabras de su boca salen ligeras, sin presión alguna. Raúl, correcto por tradición y sencillo por convicción, es apasionado de este proyecto sin necesidad de compartir la idea de que hoy en día se lee menos, sino al contrario piensa él, “estamos en una época donde se lea más que en otras.”
Eso no significa que la industria de medios impresos no sufra crisis, afirma que la diferencia por la cual se compra menos es porque “no hay en los jóvenes ese hábito de, por lo menos, estar comprando las publicaciones impresas, aquí ya entra la diferencia de los que son llamados nativos digitales, los que crecen en el entorno de las nuevas tecnologías y que probablemente nacen con la computadora leyendo las noticias.”
Sus piernas se balancean, buscan una buena postura en el arillo que rodea la parte inferior de su banco, la mesa del “The Coffe Factory” se mueve un poco, trata de acomodarla mientras reconoce que busca comodidad y reconocimiento, aunque no fama. Reconocimiento por parte de su familia, de su madre que es un ejemplo para él. Madre soltera quien junto con su hijo de ocho años vivió el terremoto de 1985.
No sólo luchó por el futuro de Raúl y el de ella, sino por el derecho de otras personas que necesitaban víveres en el albergue improvisado que habitaron durante meses tras aquel evento que los dejó sin hogar. De la boca de Raúl brota una sonrisa franca por cada palabra y frase que habla de ella, así sin necesidad de aceptarlo da a notar que aquella mujer es su motivación.
Considera que la familia puede ser ambivalente, puede ser un eslabón importante en el desarrollo de cualquier persona, o “ancla que no te deja zarpar. Yo me siento muy afortunado de haber tenido una familia que fue todo lo contrario, fue el motor para hacer lo que hago”. Ahora, la considera un respaldo en los momentos difíciles de su vida.
El vaso de café es dirigido por su mano. Baila. Va de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo, pareciera que sólo hace ese recorrido, hasta el momento en que la boca de Raúl lo recibe y le da un sorbo. Las servilletas y hojas colocadas arriba de la mesa redonda vuelan, el viento las levanta al tiempo en que Raúl cuenta que su experiencia como docente en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, en la preespecialidad de la carrera de Periodismo, la disfruta y la ejerce hace más de un año y medio.
Confiesa, que busca “no caer en el profe que todo lo sabe o que trae la neta; yo trato de respetar mucho a los alumnos, no me gusta sobajarlos”. De acuerdo con su filosofía como docente “nadie lo sabe todo, pero todos saben algo y de allí entre todos formamos algo mejor”, de esta frase parte su método académico.
Esa materia fue la misma que le permitió conocer al profesor Omar Raúl Martínez, la impartía cuando Raúl López Parra fungía como estudiante en la FES y a quien le pidió la creación de un trabajo. Así se realizó “Porno- Cómic”, que presenta un concepto diferente y novedoso, elementos suficientes que le hicieron ganar el premio de la Fundación Manuel Buendía en el 2001 como mejor reportaje del año y, además este escrito le permitió entrar a la redacción de la Revista Mexicana de Comunicación (RMC), donde hoy es uno de los eslabones más importantes.
En la vida escolar de Raúl nunca cupieron las dudas, sobre su carrera, su especialidad y, hoy en día, mucho menos duda sobre su estadía en la RMC, al contrario, aspira a quedarse allí por muchos años más. Actualmente, él y su equipo están buscando la manera de que la Revista Mexicana de Comunicación se convierta en formato digital.
Sólo tiene un impedimento, el costo de la misma, ya que es cara la permanencia en ese ámbito de la nueva tecnología, pero la cree necesaria y mejor aceptada por sus lectores, entre los cuales destacan profesores de comunicación, académicos, investigadores, pero primordialmente, alumnos de la licenciatura de Comunicación.
Las campanas de la Catedral Metropolitana llegan a resonar en las paredes de la cafetería. La música electro-pop en inglés que infesta las bocinas del lugar se ahoga en el eco de las campanadas, la voz de Raúl ahora suena más frágil, suave. Se da cuenta de esto. Eleva su voz. Él no ha dejado de ser estudiante, ya que actualmente está realizando su maestría en Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Con un capítulo para terminar su tesis de maestría, se aventura en afirmar que está satisfecho con lo que ha llevado a cabo, además para él, la relevancia de dicho estudio es, “para que termines de ver si lo que estudiaste es lo qué quieres hacer,… es por eso que antes no hay un posgrado, sino que para que te des cuenta qué harás”
Independientemente de la actual satisfacción que obtiene de la vida como profesor, es a través de sus alumnos como ha podido llegar a una de las conclusiones sobre su país, “México no es un país de la “meritocracia” o sea, que por méritos se logren realizaciones, sino que “estamos en un país de conectes, por el compadre… es triste ver a tus alumnos que no son lo que esperabas, pero al final del día no importa porque van a tener un empleo en el campo que ellos buscaban, cuando otros han tenido que sufrirle al doble y apenas si van teniendo algo”. Así es la forma como Raúl denuncia la asimetría de la sociedad actual mexicana.
Él no se considera de izquierda, ni radical, sino que se sitúa en el centro, “las cosas con la chamba hay que sacarlas, con la chamba y más chamba que grilla”. Gentil, sencillo y de carácter humilde es como aborda la mayoría de las acciones en su vida, no es que esté “en la onda de Happy World” ni mucho menos, pero para Raúl, las circunstancias en la vida y profesión se van dando solas.
El camarero pasa a su lado, el editor de la RMC pide un segundo café. El viento sigue tan despierto como lo estaba una hora atrás, pero el sol ya no posa más en los hombros de Raúl ni en su camiseta color café con estampados verdes y blancos; ahora la sombra lo cubre a él, a su mesa y las palomas que revolotean y rodean su entorno próximo. El desfile de los alebrijes terminó, ahora los coches vuelve a circular por la Avenida Juárez y por Eje Central.
Con una sonrisa, Raúl recuerda momentos de un noviazgo que por poco termina en boda, pero por asares del destino no se pudo concretar. “Los proyectos de vida no eran los mismos y hasta rejuvenecí después de no casarme, crecí mucho más en la parte profesional”. Ahora tiene novia, lleva cuatro meses con ella, la cual tiene una licenciatura en Trabajo Social. Para ambos es complicado el acoplar sus actividades personales y profesionales, “ella ha sabido aguantarme - se sonroja un poco, sorbe café de su vaso a la vez que suelta una risa inocente-, ha sido una niña muy comprensiva, pero yo trato de corresponderle de la mejor manera, además el hecho de que ella tenga sus ocupaciones permite que haya un espacio común”.
Luego de un sorbo más de café, enumera de las cualidades que debe tener su pareja, la primordial es “estar en el mismo nivel intelectual que uno”, estar en el mismo espacio común de reflexión; también ha de contar con la habilidad de entablar conversaciones de temas variados, que su mundo no gire sólo alrededor de ella. Mientras tanto, menciona, “trato de ser buen profesionista y buen novio”.
Risueño, alegre y amable, se considera disperso. Raúl López Parra a sus 28 años sabe cómo combinar esos beneficios con la importancia que le da ser editor de una de las revistas de ciencias de la investigación más importantes en el país, la Revista Mexicana de Comunicación, la cual este 2010 cumple 22 años de estar editándose, no sólo a nivel federal, incluso la llegan a pedir en otros estados de la República, de hecho cuenta con un perfil homónimo a la publicación en la red social Facebook.
“Just dance, it’s gonna be okay da da doo-doom, Just dance, spin that record babe da da doo-doom, Just dance, it’s gonna be okay. Da da da. Dance, dance, dance. Just, just, just, just dance…” Se percibe de fondo la canción de Lady Gaga, mientras Raúl cuenta uno de sus sueños de adolescente: tener una vida campirana, vivir en el estado de Michoacán, lugar donde actualmente residen familiares por parte de su madre.
Aunque aún no ha podido realizar ese fin, por causas profesionales, ya que llegan y llegan proyectos a sus manos, los cuales recibe con agrado y agradecimiento, desea ir a vivir a alguna ciudad de aquel estado, como Morelia, lugar que cuenta con particularidades que busca en una ciudad como una vida cultural y muchos festivales. Si no es Morelia, le gustaría vivir en Guanajuato, más no se iría a una ciudad tan abrumadora, sino a una donde te ofrecen otras alternativas de vida.
Las palomas que lo rodean están alborotadas, una casi se para en el hombro derecho de Raúl. De manera divertida la aleja, comentando “que ella sólo quería ver su gavilán o paloma”. Relajado explica que prefiere usar jeans que trajes. Su manera de vestir es casual sin aparentar nada. Recuerda una experiencia donde retoma este tema. “Todo empezó por una ponencia que di en la maestría, yo nunca voy de corbata, ese día me fui de corbata y era el único de la mesa con corbata…” de allí surgió el apodo de “Licenciado Parra” como hoy mejor lo conocen sus amigos.
Se muestra como una persona independiente, goza de su espacio, disfruta la soledad. Cuando decide ir a un museo o exposición, la opción de ir solo no lo abruma.
“Just dance” está a punto de terminar, Lady Gaga está por desaparecer. Raúl tiene coche y no le agrada mucho usarlo, de hecho tiene bicicleta, patín del diablo, patineta pero casi ninguno usa, ¿por qué?, porque disfruta y le gusta mucho caminar.
Le agrada leer, actualmente está leyendo el segundo tomo de la trilogía de Millennium, “Los hombres que no amaban a las mujeres” de Stieg Larsson. Las voces de Raúl López y Lady Gaga se mezclan entre “Just dance, it’s gonna be okay da da doo-doom”, pero él con el fin de ofrecer un breve contexto de la historia del libro y de su autor.
Las campanadas de nuevo aparecen en el fondo. Las palomas vuelven a volar asustadas por el eco que sale próximo del Zócalo, retumba en las paredes del café y choca en las alas de las aves. Raúl, con dos pulseras en la mano derecha, una de la FES Acatlán, otra de los 100 años de la UNAM, la dirige a su ceja para rascarla sólo un poco, a la vez que menciona.
“¿Cómo se define Raúl? Pues muy serio. –mostrando cierto sarcasmo y una tímida sonrisa-. Yo me considero una persona abierta y medio dicharachero; muy sociable, sencillo, no soy tan ostentoso, incluso en el trato no requiero mucho para poder abrirme con las personas… no soy transparente aunque muchos me lo han dicho yo no me considero así, sino que yo soy muy seguro de mí mismo, de allí el hecho me pueda abrir con las personas, soy una persona accesible.”
La sombra del edifico no sólo cubre por completo a él, sino que ahora también abarca la plaza del Palacio de Bellas Artes y una parte de la Alameda Central.
Con sueños que es lanzar bien el proyecto de la RMC a formato digital, superación en el ambiente profesional, viajar mucho, conocer a muchas personas y llegar a vivir en una ciudad tranquila donde pueda desarrollarse en todos los ámbitos de su vida, termina su segundo café, su vaso queda vacío y la mesa redonda también.
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