San Valentín: Un único vínculo
Por Andrea Zeltzin López Zúñiga
El 14 de febrero o Día de San Valentín, es un día en el que se celebra el amor y aprecio que se tiene por los amigos, familiares y especialmente por la pareja. Sin embargo, este día que se basa en las demostraciones de cariño como los regalos, los chocolates, los ramos de flores, los abrazos, las citas en el cine y los besos, ¿solo son permitidos para cierto tipo de vínculos amorosos?
Ese pensamiento no me invadía en la mañana de aquel 14 de febrero de 2023, cuando mi cuerpo temblaba sin saber exactamente si era por el frío o porque en pocos minutos vería a mi San Valentín. Ese era el primer 14 de febrero que pasaba con una pareja, por lo que quería que mi vestido blanco, mi paliacate rojo en la cabeza, mi pelo planchado y mi besos fueran perfectos. Entonces la ví, a pocos metros del carro de mi papá, con su vestido azul largo, su sonrisa de oreja a oreja, un paliacate que iba a juego con el mío y sus brazos abiertos. Salí corriendo del auto y la abracé.
Cuando ella y yo nos damos este tipo de demostraciones de amor no había nadie más alrededor. Un árbol, una banqueta y varios carros estacionados afuera de la escuela era lo único que nos acompañaba cuando nos sentábamos a comer, cuando conversábamos, cuando nos abrazábamos y cuando nos besábamos. Y aunque la mayoría de mis amistades sabían sobre mi orientación sexual aún me daba miedo que las miradas de los demás me sentenciaran al rechazo.
Pero en esa ocasión no había nada que pudiera impedirme mostrarme ante los demás como una mujer que amaba a otra mujer. Así que pasamos todo el día tomadas de la mano, recorriendo los pasillos de la escuela abrazadas, riendo y compartiendo momentos con nuestros amigos. Y cuando una banda de la escuela comenzó a tocar “Únicos” de Siddharta, cantamos a todo pulmón sintiéndonos exactamente así: únicas.
“Otra vezPorque ahora somo únicos, los únicosY ahora que te vuelvo a verYa no quiero amanecer tan solo”
Lo último que nos faltaba por hacer era pasar al registro civil y pactar nuestro amor ante la estatua de Antonio Caso como dictaba la tradición para los enamorados de la Prepa 6. Nos formamos detrás de muchas otras parejas que reflejaban en sus miradas un inmenso amor Lopez Zuñiga Andrea Zeltzin
y sobre todo seguridad. Y cuando nuestro turno llegó, varios de nuestros amigos se acercaron para hacer ovación de nuestros votos donde prometiamos acompañarnos en las buenas y en los extras; en la salud y en la enfermedad; y hasta que la graduación nos separara.
En ese instante mi amor por ella se expandía por toda mi piel. Se sentía como estremecerse ante los primeros rayos de luz que golpean tu cara en la mañana, cálido, delicado y esperanzador. Quería quedarme tan quieta en ese instante para poder recordar todo a la perfección y poder colgarlo en mi corazón. Pero toda esta ola de emociones arrasó con mi plenitud cuando varias de las personas que nos veían guardaron un silencio incómodo. Y aunque trataron de no verbalizar su disgusto su mirada nos apuñaló.
¿Por qué con los demás no había pasado eso? Parecía que cuando una pareja, distinta a lo estandarizado, tomaba sus manos y besaba sus labios, estaba transgrediendo la comodidad de los demás. Pero cuando ocurría con parejas heterosexuales todo se veía como normal. Fue entonces que la pregunta llegó a mí. Es acaso que la celebración del Día de San Valentín, ¿sólo está permitida para cierto tipo de vínculos amorosos?

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