Archipiélago: Cada quien tiene sus desafíos


Por Monserrat Hernández Bernal 
México. Dirigida por Valeria Fabbri y escrita por Sandra Burgos, “Archipiélago” abarca temas serios de forma profunda, pasajera y agradable, donde el público reirá o llorará con las escenas que así lo merecen. 

Es, además, un reencuentro, eso ayuda a crear una conexión natural entre las actrices principales. Escrita en 2019, en febrero de 2024 la podemos ver en el Foro Shakespeare, hasta el 25 de abril, montada por La Vaca Voladora. 

La puesta en escena gira en torno a una cena navideña donde tienen que unirse cuatro hermanas, Katya, Sonya, Tanya y Galya, quien es la menor,. Esta última relaciona la familia con el término de archipiélago, pues son un conjunto de islas con un mismo origen, pero separadas desde el inicio por el abandono de su madre y sus efectos en la vida diaria de las protagonistas. 

La obra fluye muy bien al presentar a sus protagonistas uno por uno, lo cual ayuda a formar cada personaje de manera sutil. La escenografía se adapta a las situaciones donde es necesario “retroceder en el tiempo” y aun así seguir en el presente de la obra. Valeria Fabbri concreta lo que Sandra quiso retratar en un inicio; además, también actúa en la obra interpretando a Katya.

El trabajo de todos los actores es digno de reconocer. Antuan Trejo interpreta a Luciano, un niño con la ilusión de recibir su regalo de Navidad. Es un personaje comprensivo: sabe qué ha ocurrido con sus tías y, con tan solo 7 años, da una de las líneas que marcan casi toda la obra: “Cada quien tiene sus desafíos”.

A pesar de estar separadas, cada una vive batallas complicadas a su manera, pero sobre cualquier cosa tienen una hermana con quien hablar, una con quien contar. La obra habla de cómo la sociedad ha llegado a un punto donde no sabemos lidiar con el abandono o cómo reaccionamos aun pasados los años.

Así mismo encontramos otra línea, esta dicha por Pilar Ixquic, quien interpreta a Lucía, la viuda del padre de las hermanas: “Las desagracias pueden separar o unir a las familias”. La forma en cómo es que afecta todo esto a las escenas finales es impactante. 

El resultado de cada discusión es una gota que derrama un vaso a veces imposible de llenar. La obra es como un golpe de realidad para aquellas relaciones que no están bien y no se enfoca en una relación de pareja sino al vínculo de los padres con sus hijos.

La obra, con sus momentos divertidos, es una invitación a abrazar a quienes amamos bajo la idea de dejar de ser un archipiélago sin relación con sus alrededores. Es un abrazo para quienes lo necesitan y los mensajes que da, permiten disfrutarla por completo.


Del 21 de febrero al 25 de abril, todos los miércoles y jueves 20:30 horas. Foro Shakespeare
 / $450. Clasificación: Mayores de 15 años.


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