Urge una mejor representación LGBTIQ+ dentro del cine: Miguel Flores



Por: Alma López, Citlalli Ortiz y Danna Godoy
El cine, mejor conocido como séptimo arte, es empleado como un medio para iniciar un cambio social en los últimos años, con la producción de películas en las que incluyen a personajes que son parte de la comunidad LGBTIQ+, quienes han sido un grupo marginado por la sociedad a lo largo de la historia.

Miguel Flores, docente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y en la Facultad de Ingeniería de la UNAM. Comunicólogo y antropólogo, trabaja temas de género, masculinidad y feminismos.

El docente, que imparte la materia de Violencia contra las mujeres, explica cómo ha visto la inclusión de la comunidad LGBTIQ+ dentro de la industria cinematográfica, habla de los estereotipos que ha puesto el cine, así como la importancia de mejorar la forma de abordar la inclusión.

La comunidad

Menciona que la historia de la inclusión ha sido un problema, aunque en la actualidad la visibilidad de la comunidad y de las sexodivergencias han sido casi capturadas por completo por lo hollywoodense, y aunque pueden llegar a verse como inclusiones forzadas, explica que no hay que demeritarlo, pues se luchó para que la comunidad pudiera ser visibilizada.

Sobre la problemática de los personajes estereotipados en el cine mexicano, el docente piensa que la posible solución está en que haya personas de la comunidad involucradas en los medios audiovisuales que estén a cargo de la propia comunidad y no tenga como objetivo principal solo la representación en sí.

Menciona el caso de las grandes empresas de stream, y pone de ejemplo la serie La casa de las flores, cuyo director es Manolo Caro, quien es parte de la comunidad LGBTIQ+, sin embargo, la serie recae en lo cliché, es por eso que expresa “el hecho de que tengamos cuotas de participación no es en absoluto una garantía de representación más diversa y más plural”.

El comunicólogo y antropólogo comenta que en la plataforma de Netflix, cuenta con algunos títulos de impacto positivo, como la serie Heartstopper que muestra una representación de la bisexualidad y de personas trans, con relaciones afectivas sanas, sin mostrar un cliché en el romanticismo de la toxicidad en relaciones amorosas.

Hace hincapié en que no es una inclusión forzada, lo que no hay son guiones bien hechos, narrativas que construyan y aproximen a la complejidad de estos personajes, es decir, el mejoramiento en la producción de las historias, en la creación de personajes donde partan como si fueran personas de la vida real, no centrándose únicamente en la inclusión como tema principal.

El cine de horror como herramienta de representación

En el cine de horror, la representación de la comunidad LGBTIQ+ ha sido a través de villanos, este estereotipo refleja en películas como Psicosis y El Silencio de los Inocentes, donde personajes queer son estigmatizados. A pesar de esto, destaca el potencial creativo y reivindicador del cine de horror, que permite una narrativa más allá de la victimización e invita a la reivindicación en lugar de la exclusión.

Pone de ejemplo la película Babadook, que utiliza la metáfora del monstruo dentro del armario para abordar la salida del closet, transformando a estos personajes en figuras críticas más que en simples villanos, ya que históricamente, el código Hays en el cine, censuraba personajes queer, obligándolos a permanecer en la ambigüedad y representándolos como villanos o héroes caídos en desgracia. 

Nuevas generaciones, influencia y como sensibilizar a generaciones anteriores

El académico reconoce que las recientes generaciones han sido sido influenciada por un mercado y contexto histórico que ya tiene bases en plataformas sociodigitales. Antes de llegar a series y películas, han pasado por un proceso de alfabetización y aprendizaje de nuevos lenguajes, los asimilan y los reproducen masivamente.

Menciona que es importante recordar que no todos los padres crecieron con estas herramientas, por lo que es crucial que los adultos se esfuercen en reeducarse y escuchar a las nuevas generaciones y ver más allá de las configuraciones del mercado de la comunidad LGBTIQ+.

Puede llegar a ser complicado tener un diálogo con generaciones que no crecieron con esta mentalidad tan flexible y que eso provoca un recelo por parte de ellos a los cambios y representaciones actuales; sin embargo, es posible lograr una manera de hacer que estas generaciones se desprendan de estas ideas y comiencen a ser más empáticas.

También contó cómo maneja dichas situaciones como docente, menciona que suele trabajar con muchos hombres cis heterosexuales que pueden defenderse desde su lugar patriarcal y machista, dice de igual manera que para lograr su sensibilización ocupan como estrategia recurrir a la empatía y a la compasión.

Agrega que es necesario dejar de mostrar el dolor de otras personas como un medio para concientizar o como algo exorcizante, ya que todos estos temas tienen que ser narrados desde el respeto y con una mirada más ética para no recaer en la revictimización. 

Miguel Flores concluye: “Tenemos que pensar de manera muy fina cada segmento del guión, cada secuencia, escena, motivó, fotografía/fotograma y ralentizar la producción masiva para poder pensar y llegarle a ese público”.


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