Un respiro de la realidad


Por Viridiana Castillo Arriaga Valeria y Sebastián Herrera Caballero
México. Es lunes de nuevo, la alarma suena a las cuatro de la mañana, Valeria gira su cabeza pero sabe que este lunes no es igual, no debe levantarse porque son vacaciones lo que la limita a solo levantar su mano y dar click en "apagar" para seguir soñando con el amor de su vida, un actor famoso, guapo y alto que la trae babeando de amor.

A la hora en la que empieza a salir el sol, aproximadamente a las 7 de la mañana, su amorosa madre le grita casi en el oído para avisarle que ya se va a trabajar, nuevamente se limita a pronunciar un "con cuidado", se cobija con su frazada calientita y suave pero ya no puede dormir más, su cerebro se lo impide. Después de despertar todos los días de 4am a 5am es imposible que pueda volver a conciliar el sueño, se ha acostumbrado tanto a esa rutina que imponer una nueva a su mente es completamente caótico para su cerebro.

Al verse al espejo, parece que observa un mapache, las ojeras que invadieron su cara a causa del cansancio de las ochocientas mil tareas que tenía la semana anterior la dejaron out, pero aún así creía verse bonita, su cabello de Blancanieves pelirroja le cubría las orejas y sus ojos color otoño le brillaban a más no poder. Inmediatamente entró al baño, lavó su cara, sus dientes y se hizo el 'skincare', o como mejor podría explicarse es el momento en el que se mima poniéndose cantidad de productos adecuados a su tipo de piel, productos que tanto le gustan y que le da una breve certeza de que aún tiene tiempo para ella, se viste con ropa cómoda, decide hacer un poco de yoga y meditar, es otro respiro que inhala para reafirmarse que se quiere; después de todo eso es lo que ha estado buscando lograr desde que llegó la pandemia a encerrarla en su propio mundo.

Hace el desayuno en cuanto termina de meditar, prepara el de ella y el de su hermano, un adolecente de 15 años que parece no querer colaborar en este ritual y prefiere seguir durmiendo acurrucado en su aposento, Valeria prepara huevos con jamón de pavo, fresas con crema, azúcar, leche condensada (para que tenga más dulzor) y un cappuccino con poca azúcar porque tampoco quiere tener una sobredosis azucarada. Su pequeña perrita Cookie, galletita en español, le arroja una pelotita roja que el hermano de Valeria le regaló para la traviesa, así otra cosa más le corrobora que este es un buen primer día de vacaciones.

Llegada la tarde, Valeria prende la televisión ya ha terminado de lavar ropa y barrer toda la casa, ahora puede ver una telenovela turca que le ha gustado mucho desde hace tiempo porque juega con el cliché amoroso de la mujer en busca de su príncipe salvador, cliché que Valeria ha odiado por un tiempo pero que disfruta ver en las historias de amor. Está telenovela es repetida porque parece que los contenidos se les han terminado a las televisoras. Cuando dan las seis de la tarde llega su mamá con cara de pocos amigos pero feliz de ver a sus retoños, así que Valeria calienta la comida y sirve los manjares que ha preparado para comer en familia, algo que sucede pocas veces pues Valeria vuelve de la escuela a las 7 de la noche cuando ya es hora de cenar.

Y cuando menos se da cuenta, termina el día repitiendo sus hábitos mañaneros, es decir, lo del yoga, el famoso skincare y la meditación, con satisfacción porque su día fue bueno, productivo pero sobre todo tranquilo y despejado, las vacaciones le estaban dando ese respiro que necesitaba y aunque fuera el primer día se sentía segura de que sería así toda la semana.

Las vacaciones de Semana Santa no son lo mismo para todos, no son solo la escapada a la playa o algún pueblo mágico, tampoco es mirar los eventos religiosos de la iglesia católica aún si se es ajeno a la religión, para algunos está semana de vacaciones es un respiro a todo lo que los abruma; para Valeria y para Sebastián, estudiantes de comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, ese es el caso, es un respiro de la escuela y de la gente. Aún así, es imposible que extrañen a sus amigos y la interacción con las personas que les hacen un poco más amena la vida universitaria. Valeria toma su celular, entra a sus chats y redacta el más bonito mensaje a su mejor amigo Sebastián, "Ola cielo ¿cómo estás? ¿ya no me quieres?" y sí, aunque suena como a ola de mar es la manera más cariñosa y dulce de Valeria de demostrar amor.

Del otro lado del estado de México, Sebastián revisa su celular, son las tres de la tarde y tiene un mensaje de su mejor amiga, baja la barra de notificaciones para leer el mensaje pero hace caso omiso, sigue paseando a su cachorrita en el parque que está cerca de su casa, sabe que le dará respuesta a su amiga después.

Sebastián abre los ojos apenas a las 12 de la tarde, ha dormido doce horas seguidas y aún tiene sueño, se levanta a ver su flamante cabello color rojo, lo acomoda y se dirige a su cocina, la panza le cruje de hambre así que abre el refrigerador y encuentra comida del día anterior, parece delicioso el platillo preparado por las mágicas manos de su mamá, calienta una taza de agua en el micro y se prepara un café con dos de azúcar.

Después de terminar el delicioso almuerzo, recordó que debía hacer el quehacer así que buscó sus armas de trabajo: la escoba, el trapeador, el recogedor y su trapo; tomó su celular y puso a sonar su canción favorita para hacer quehacer. Cuando terminó, sacó a su pequeña a pasear al parque cerca de su casa.

Al ser las 3:45 de la tarde responde al mensaje de su mejor amiga "hola cielo, estoy bien ¿tú cómo estás?", "claro que te quiero muchísimo muchísimo" para después seguir con el camino a su casa. Entró y dejó la correa color rosa con la que paseaba a su cachorrita y se acostó en su cama, que era sumamente suave y cómoda para volver a tomar una siesta pero una llamada de su chica lo hizo olvidar ese sueño. Hablaron por dos horas seguidas de diferentes cosas, su novia era preciosa, realmente inteligente y hermosa en todos los aspectos a lo que el tiempo fue poco para decirle lo afortunado y maravilloso que se sentía de tenerla en su vida y que ella se encargará de corresponder ese amor tan apasionado que los une. 

Hace tiempo que están juntos y para Sebastián ella es la salvación de sus días abrumadores, es el respiro que le devuelve la vida, claramente es poético y un tanto cursi está expresión pero eso desborda y transmite su relación. Llegada la noche, Sebastián busca algo de cenar, no hay nada en el refri pero ¡hoy es día de tacos en la plaza!, toma su carro y va en busca de la felicidad. Compra una orden de tacos de bisteck con mucha salsa roja molcajeteada y limón.

Cuando regresa a casa lo último que quiere hacer este día es jugar videojuegos, lleva tiempo en este mundo que parece fascinarle en muchos sentidos, su semblante va cambiando según como avanza en el juego, el estrés y la frustración son parte de las emociones que embargan su rostro pero al final la felicidad es la que se lleva el premio de las emociones de Sebastián. 

Así ha terminado su día.

Valeria y Sebastián hablan cuatro veces durante esta semana, ambos se desconectan del mundo para conectar con ellos mismos de distintas formas. Para el final de la semana, cada uno se da cuenta que encontró el respiro que buscaba, cada uno encontró la forma de recuperar energía y hacer lo mejor posible para terminar el semestre con calificaciones que los hagan sentir los más orgullosos.


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