Recuperar Xochimilco: buscan salvar un ecosistema en peligro


Por Elisa Domínguez Álvarez Icaza y María Isabel García Vázquez
CDMX. “Dijo que había visto otro mundo de grandes poblaciones y torres, y una mar, y dentro de ella una ciudad muy grande, edificada que a la verdad al parecer ponía temor y espanto”, así describe su llegada a México uno de los acompañantes de Cortés. Hoy en día, sabemos que esa mar era el Lago de Texcoco y la ciudad que emergía sobre él era Tenochtitlan. De ese mundo casi fantástico, solo quedan recuerdos.

Xochimilco, heredero de esta tradición prehispánica, es un sitio de enorme riqueza cultural, histórica, agrícola y natural. Las chinampas, en particular, representan un espacio geográfico e identitario vital para los habitantes de la zona. En 1987 fue declarado Patrimonio de la Humanidad, sin embargo, actualmente estamos presenciando el declive de esta zona lacustre, como el centro cultural biológico que conocemos. 

La actividad chinampera, en particular, ha sido víctima del cambio de las condiciones ambientales provocadas por un modo de vida insostenible. Frente a este panorama, han surgido resistencias que defienden su tradición agrícola al adoptarla y abrazarla en nuevos espacios, a partir del sentido de comunidad.

Mosaico del pasado prehispánico ubicado en el Parque Ecológico de Cuemanco

Una situación alarmante

El sistema lacustre de Xochimilco es un elemento clave para el agua utilizada en la Ciudad de México. Aporta el 70%, de acuerdo con la Asociación Renovación de la Educación y Defensa de la Enseñanza. Su relevancia no la exime de las carencias que enfrentan otras fuentes hídricas. Los problemas ecológicos son la contaminación del agua y el aire, la exposición a desechos, la sobreexplotación de mantos acuíferos, la alteración de los patrones de precipitación, entre otros.

Las chinampas y el lago de Xochimilco tienen gran valor para la historia y el funcionamiento de la Ciudad de México. La palabra chinampa proviene de la lengua náhuatl y se refiere a superficies de tierra cultivable que flotan sobre el agua. Este sistema de agricultura existe desde tiempos prehispánicos, por lo tanto, forma parte del proceso social, histórico y cultural del lago. La zona es un ejemplo de la adaptación del humano a la naturaleza. 

Según la reconstrucción histórica que hacen Nemer E. Narchi y Beatriz Canaba, durante el Porfiriato se comenzó a explotar el subsuelo de Xochimilco para abastecer la demanda del agua de la Ciudad de México; se deforestó precipitadamente la zona boscosa de Xochimilco por el crecimiento de las industrias del papel, la madera y el carbón. 


Más adelante, en la década de 1960, la región fue alterada con la construcción vial y habitacional, que correspondía a la urbanización a causa de las olimpiadas de 1968. Hoy en día, la categorización realizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura sobre la zona, el número de hectáreas se ha reducido a 2,215 y sólo un 19% permanece activo. Las razones son diversas, desde la pérdida de la humedad, hasta los cambios de ocupación de los pobladores.  “Los que tenían canoas o chinampas lo han dejado ante otras oportunidades mejor remuneradas”, menciona Reneé, nativo de Xochimilco. 

Lo cierto es que la relación simbiótica entre el humedal y las chinampas ha contribuido a la desaparición de uno de los sistemas más efectivos y sostenibles a nivel mundial. La que fue una de las técnicas más importantes para el desarrollo geográfico y cultural de los mexicas, ha sido reducida enormemente durante el México contemporáneo. 

Detrás del deterioro 

Las causas son sintomáticas del deterioro ambiental que ocurre en todo el país. El problema empezó hace 50 años. Concretamente, la cantidad y calidad del lago de Xochimilco ha empeorado significativamente a raíz de la introducción de agua desde las plantas de tratamiento del Cerro de la Estrella y San Luis Tlaxialtemalco. Del suministro de estas plantas, proviene el 90% del agua del caudal. Los 30 ríos originales han sido reemplazados.

El sistema de agua, a su vez, no permite la limpieza, al tratarse de un drenaje conformado por ríos y canales sin revestir. La flora y fauna endémica, como los ajolotes y peces, ha sufrido graves afectaciones. Se ha vuelto una estructura ineficiente y obsoleta abandonada por las autoridades. Un estudio realizado por Salud Pública de México revela que el agua tratada mostró cantidades bajas de coliformes fecales, enterococos y quistes de Cryptosporidium y gran cantidad de colifagos y quistes de Giardia. Se concluyó que el tratamiento del agua es ineficaz para remover dichos agentes.

El proceso de urbanización y población de la Ciudad de México ha ido absorbiendo los canales y las chinampas. Además, se ha dado un hundimiento de suelo gradual, ocasionado por fracturas del terreno y la extracción de agua.  

Existe un ciclo continuo donde las autoridades proponen planes de conservación, como parte de una campaña política para obtener la aprobación de la gente, sin comprender la problemática en su totalidad y dialogar con los habitantes de la zona. En la mayoría de los casos estas “soluciones” resultan ser contraproducentes para el agroecosistema de Xochimilco o demasiado cortas para percibir mejoras auténticas. 


El papel de las autoridades

El gobierno ha intentado compensar la pérdida por medio de la inducción de aguas poco tratadas sin atender los asentamientos ilegales y los drenajes clandestinos. Desde que se declaró Patrimonio Mundial en 1987, la zona chinampera no ha contado con un plan integral de gestión al que se le haya dado seguimiento. 

La Secretaría de Medio Ambiente, al ser cuestionada sobre las acciones de restauración, se limitó a informar sobre el “Programa Altépetl Bienestar”, gestionado del 2019 a 2021. Entre sus objetivos se encuentra la preservación, conservación y restauración del equilibrio ecológico. El proyecto da un apoyo económico desde 7 mil pesos a los promotores agropecuarios, y de hasta 25 mil pesos para los facilitadores regionales.  

Por otro lado, la división de conservación ecológica de la alcaldía de Xochimilco informó haber limpiado en el 2020, 1,199,967 m2 de los canales; en el 2021, 2,146,651 m2; mientras que este último año, a pesar de no haber llegado a su fin, la cifra se ha reducido considerablemente: en 2022, sólo se han registrado 161,570 m2 de limpieza de canales. 

De acuerdo con información obtenida a través de una solicitud de transparencia, para el 2022 le fueron otorgados $2 mil 65,881,948.00 millones de pesos a la alcaldía de Xochimilco. No se distingue una división dentro de dicho dinero, destinada a la recuperación y a las políticas ambientales.  

Hace un año se inauguró el Puente Cuemanco, la obra vehicular Periférico Sur Oriente que buscaba reducir el tráfico de la zona. El proyecto fue fuertemente criticado por la Coordinación de Pueblos de Xochimilco al afectar parte del humedal de Xochimilco. El puente interrumpe las funciones del ecosistema y la conexión entre el Parque Ecológico de Xochimilco y la Ciénega Grande. A pesar de que se denunció la falta de medidas de restauración ambiental en una obra que buscaba mejorar la calidad de vida, su inauguración se dio el pasado 4 de septiembre.

Como muestra significativa de la gestión gubernamental, el pasado 16 de febrero, se llevó a cabo el “Ajolotón”, evento en el que se liberaron 200 ajolotes negros en un canal de Cuemanco, ubicado en la alcaldía de Xochimilco. José Carlos Acosta Ruíz, alcalde de Xochimilco, Francisco Chíguil, alcalde de Gustavo A. Madero; Armando Quintero Martínez, de Iztacalco; Clara Brugada, alcaldesa de Iztapalapa; Berenice Hernández, de Tláhuac; Judith Vanegas, de Milpa Alta; y Evelyn Parra Álvarez, de Venustiano Carranza, se encargaron de manipular y liberar a los ejemplares.

La medida obtuvo una respuesta negativa en distintos sectores de la sociedad, principalmente en el ámbito científico, biólogos y expertos en conservación advirtieron que los resultados podrían ser perjudiciales para los especímenes, el ecosistema y el sistema chinampero. 

Activistas y medios han solicitado transparencia en cuanto a los resultados. Reporte Índigo recibió una respuesta de la alcaldía que especificaba que la liberación fue un acto simbólico y los ajolotes habían sido recapturados. Queda en manifiesto que se trató de un espectáculo, lejano a la verdadera preocupación por recuperar una de las especies más emblemáticas del canal. 

Afectaciones a la población de Xochimilco


Los pobladores enfrentan problemas derivados de la gestión humana, como la escasez derivada de una injusta distribución cuando el recurso es dirigido hacia zonas más céntricas. Según el informe de la Contraloría General en 2021, los habitantes de Xochimilco padecen las irregularidades del sistema de pipas y la carencia de infraestructura hídrica. 

Al respecto, habitantes de la zona lacustre coinciden en que el crecimiento de la población ha perjudicado el acceso a los servicios. Ashley, nativa de Xochimilco, comenta que la ocupación no ha seguido una correcta planeación, por lo que los mecanismos para instalar electricidad y drenaje han tenido consecuencias negativas para la calidad de vida de la comunidad. 

Según el censo del 2022, hay 69.4 miles de personas sin acceso al agua, un 15.8% del total. Hay 17,888 viviendas sin entrada directa de este recurso. Las viviendas que no cuentan con agua ni con drenaje son 404, por lo que puede clasificarse como un problema de escasez del recurso, no de infraestructura. 

Las salidas del drenaje hacia el canal han culminado en la contaminación del agua. Como habitantes, el agua de consumo contiene virus y bacterias que producen enfermedades gastrointestinales. Como medio económico, el riego de las chinampas se ve afectado por la disminución del nivel de profundidad de los canales y el empeoramiento de su calidad. Por ende, el agua ya no es apta para el riego de cosechas de consumo humano. Es una de las razones detrás de la supremacía de la floricultura sobre los alimentos. 

Reneé, trabajador del Mercado de las Flores de Cuemanco, explica: “Se olvida una zona chinampera para crear una zona de vivienda. Hay muchos canales secos a propósito para ampliar los terrenos habitables”. Reneé comenta que los asentamientos irregulares contaminan el canal y limitan las posibilidades agrarias. 


Aunque los invernaderos, ahora dedicados a la floricultura, todavía persisten, tampoco dan abasto a las demandas de consumo de los clientes. Los productos vendidos en los mercados más emblemáticos de la alcaldía, en su mayoría, no provienen de ahí, sino de otros estados como Veracruz, Morelos y Puebla. 

El panorama para las hortalizas, vegetales y frutas es aún más complicado por la alta salinidad del agua. Se intentó implementar una campaña de reforestación, en la que se usaron especies exóticas que al final desplazaron a la vegetación nativa. Sin un plan de purificación del agua, Xochimilco ve desaparecer su identidad productiva. 

Las afectaciones a la actividad chinampera tienen un impacto tanto económico como natural que vulnera los derechos económicos, humanos y ambientales de los pobladores. Frente a la acumulación de daños ambientales, como consecuencias de la urbanización y la falta de políticas a su favor, los chinamperos han tenido que replantear su viabilidad. Muchos han vendido sus predios, que luego son utilizados como terrenos para construir, creando un ciclo de degradación sin final. 

La resistencia en el Lago 

Los chinamperos sufren afectaciones a su calidad de vida y a su medio de subsistencia, sin embargo, no se han quedado de brazos cruzados. Han creado proyectos de resistencia y rehabilitación que protejan el futuro del Lago. Entre ellos, se encuentra la iniciativa Chinampa Refugio. Es un proyecto que conjunta esfuerzos de la UNAM, instancias gubernamentales y chinamperos. Se dedican a crear áreas protegidas adecuadas para los ajolotes y a mejorar las condiciones para la producción agrícola. 

Los chinamperos originarios también han desarrollado estrategias para defender su modo de vida. En el poblado de San Gregorio, es posible ver una lucha transgeneracional. Las flores comestibles y los brotes han representado una ventana de oportunidad hacia un mercado mejor pagado. Los invernaderos y facilidades tecnológicas como el motocultor, lejos de reemplazar las técnicas tradicionales, han contribuido a la subsistencia del cultivo. 

Frente a la escasez y mala calidad del agua, la lluvia es esperada con ansías. “En tiempos de lluvia se almacenan en ollas y conforme va transcurriendo el año se va ocupando el agua almacenada”, comenta Magdalena, vendedora de plantas. Ashley explica que “la mayoría hace hoyos para captar el agua de lluvia”, basándose en la experiencia de su tío, chinampero dedicado al cultivo de verduras.

Los chinamperos han encontrado vías de distribución alternativas para combatir el lema “nunca un productor va a ganar lo que debería de ganar”. Cuando intervienen revendedores, los campesinos obtienen muy poco. 

El proyecto Arca Tierra es un ejemplo de otro tipo de distribución. Se dedican a hacer llegar a los ciudadanos capitalinos vegetales y frutas agroecológicas cosechados por la Red de Agricultores, formada por familias campesinas. Su fundador, Lucío Usobiaga, plantea una pregunta “¿Por qué seguir la tendencia actual de producción industrial de alimentos y de una alimentación basada en productos ultra-procesados y llenos de químicos si, además de enfermarnos, están destruyendo modos de vida, tradiciones culturales y ecosistemas enteros?”.

Óscar, un habitante de Xochimilco, transita entre la zona lacustre y cerril

Entre las razones detrás de la persistencia de un grupo de campesinos chinamperos, que enfrentan la escasez del agua, las presiones del mercado y las presiones económicas, se encuentra el orgullo. “La vida en la chinampa es bonita, pero también es cansada”, dice Gloria González, hija y madre de la tradición chinampera, en una entrevista de Azteca América.

“El Semillero” es una iniciativa que ha trascendido en el ámbito social. Cada fin de semana se reúne un grupo de vecinos del área lacustre de Xochimilco. Su objetivo es recuperar espacios verdes abandonados por las autoridades y transformarlos en sitios comunitarios. Trabajan en faenas; actualmente recuperan un parque abandonado que iba a convertirse en un centro Pilares. 

Otro de los esfuerzos comunitarios agrícolas es Huero Lodo. Cuatro jóvenes de distintas disciplinas, desde el arte hasta la ingeniería agrícola. decidieron crear un proyecto que recuperara el conocimiento tradicional chinampero. Del grupo original, persisten tres integrantes de cuatro: Chano, Juan y Samuel. Hace un par de años, recibieron a modo de préstamo una parcela chinampera. Empezaron a producir plantas aromáticas y luego alimentos como el maíz. Antes de la pandemia, su primer propósito era generar ingresos a través de la distribución de las cosechas.

También existe el colectivo Ahuejote, fundado por Raúl Mondragón y David Flores. Dos de sus integrantes, Raúl y Silvia (ambos agroecólogos) diseñaron el proyecto “Xochimilco: Agricultores chinamperos regenerando su entorno”, por el que fueron premiados internacionalmente. En él trabajan 15 productores de verduras de la zona chinampera para abastecer a 50 clientes de la Ciudad de México. Tienen la proyección de agrandar la cadena de valor y tejer una red soportada en la producción chinampera.  

El futuro: esperanzas y pertinencias en las chinampas

Integrantes de Huero lodo

Ante el escenario en el que Xochimilco no pueda cumplir su actividad agrícola, Nemer E. Narchi, antropólogo ambiental, para el suplemento “Lecciones para el cambio climático global”, apunta: “será más difícil que una buena parte de la población pueda solventar los gastos implícitos en la importación de comida desde el interior.” Por lo que la crisis no sólo sería del agua, sino una crisis alimentaria alarmante.

Luis Zambrano, investigador de la UNAM, explica que el humedal tiene una cualidad de resiliencia, es decir, tiene la capacidad de regresar a su estado óptimo natural. Se señala que, en caso de la desaparición del ecosistema, las inundaciones incrementarían y se calcula que la temperatura podría aumentar dos grados, ya que el cuerpo de agua absorbe el calor que el asfalto de las calles y super vías. 

Nuria Sanz, representante de la UNESCO, considera que “el efecto del hundimiento de los suelos producidos por la explotación del acuífero puede ser contenido y parcialmente revertido a través de un sistema integral de esclusas artesanales hechas de tierra y costales que sea flexible y adaptable a los vaivenes del agua, el clima y el terreno”. Se trata de un sistema probado en emergencias con éxito, que podría implementarse a mayor escala. 

“A nivel regional y a nivel histórico, nos encontramos con un panorama desolador, al romper los eslabones de la cadena del agua”, comenta Samuel Pang Molina, planificador territorial. Queda adoptar técnicas como la del baño seco, la captación de agua de lluvia para afrontar los retos a futuro. Samuel también se ha dedicado a la cartografía de varias zonas del canal, con el fin de llevar un control más exhaustivo de las zonas productivas. 


Ricardo Loyo, agrónomo de la UAM Xochimilco, al ser cuestionado sobre la recuperación del ecosistema, responde: “es a la dirección, a la utopía a la que nos tenemos que mover. De entrada, no hay que contribuir a que se deteriore más, lo que es una postura más realista, más allá de recuperarlo. Cada día de siembra implica una victoria, no se está construyendo una casa, una cancha”.

El daño ecológico en Xochimilco es el resultado del olvido durante años y la falta de planeación de las autoridades en la preservación del sistema agrario y lacustre de gran tradición e importancia. Poner las esperanzas en la gestión de la alcaldía ha sido definido como un camino “lento y doloroso” por los integrantes de Huero lodo. 

“Donde hay blancas cañas, donde se extiende el agua de jade, aquí en México.  Tú, con sauces preciosos, verdes como jade, engalanas la ciudad…La niebla sobre nosotros se extiende, ¡que broten flores preciosas!”, son las palabras de Nezahualcóyotl sobre un paisaje que hoy nos parece lejano.  

Volver a vivir en un sitio así depende de rescatar y adaptar las prácticas agrícolas tradicionales promovidas por las organizaciones chinamperas, desde su apreciación cultural hasta el consumo cotidiano. El lago tiene posibilidades de subsistencia, aunque cada vez son menos. 




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