“LOS HOMOSEXUALES NO SON CIUDADANOS DE SEGUNDA”: WENCESLAO BRUCIAGA
- Para el escritor, la sociedad estigmatiza y sigue sin tener una apertura frente a la diversidad sexual
Ciudad de México (Aunam). Los homosexuales en la actualidad son vistos como una mercancía electoral, explicó el escritor Wenceslao Bruciaga, debido a la reciente iniciativa que presentó el presidente Enrique Peña Nieto, la cual pretende reconocer por la vía jurídica el matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo.
En entrevista, el autor de Un amigo para la orgía del fin del mundo indicó que la propuesta del Ejecutivo sobre garantizar la identidad de género, establecer el divorcio sin expresión de causa y el derecho a adoptar, ocurrió justo cuando sus niveles de popularidad entre los ciudadanos eran los más bajos de su administración.
“Al final como todo el mundo esperábamos la propuesta no paso, se sepultó”, manifestó, “los mismo del PRI lo sepultaron, y Enrique Peña Nieto no ha vuelto a mencionar el tema”.
Bruciaga explicó que los homosexuales no son ciudadanos de segunda categoría, sin embargo la desaparición de los 43 normalistas, el tema de la corrupción y los altos niveles de violencia en el país, fueron algunos de los motivos que lo hicieron dudar de que la iniciativa del 17 de mayo no tuviera fines políticos.
“Meter ahí el debate de la temática del LGBT cuando no importa si eres homosexual o no, te puede tocar un tiroteo, te pueden secuestrar, te pueden extorsionar.
“Entonces, en las circunstancias en las que está el país, es muy difícil poner en una posición sensata o sana los derechos de la comunidad LGBT”, enfatizó.
El también autor de la columna El Nuevo Orden, cuestionó que la comunidad LGBT (Lésbico, Gay, Bisexual y Transgénero) en su momento se volcara a favor de la iniciativa de Peña Nieto, pero se olvidara, por ejemplo, de promover reglamentos para regular los establecimientos de diversión donde suelen asistir y no se hiciera alguna pregunta incómoda.
“Que el LGBT lo celebre, no sé, se me hace como un performance ahí de lamerse las heridas como muy auto condescendiente sin poner realmente el contexto en que todos estamos”, afirmó.
En el caso de la izquierda mexicana, Bruciaga agregó que la situación es similar, porque el Presidente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, es conservador respecto al matrimonio igualitario y cada vez que puede lo evade al justificar que lo pondrá a consulta.
“Es absurdo; es decir, los derechos no se consultan, los derechos son”, aclaró.
La sociedad no es tan liberal como aparenta
Wenceslao Bruciaga autor de los libros Tu lagunero no vuelve más y Funerales de hombres raros, así como un melómano que gusta de escuchar música punk, explicó que la sociedad no es tan liberal como aparenta y prueba de ello es que no existe en el país una ley que regule los centros de diversión para homosexuales o los ciudadanos tienen una opinión negativa de fenómenos sociales como el bareback (sexo sin condón entre gays).
Los lugares de entretenimiento para gays existen a lo largo y ancho del territorio nacional, explicó, pero la mayoría de ellos viven en la clandestinidad, porque existen vacíos legales que los regulen.
Bruciaga señaló como ejemplo el caso del Sodome, un sauna gay en la Ciudad de México, el cual fue clausurado en dos ocasiones por los funcionarios del Instituto de Verificación Administrativa (Invea), debido a que, sin fundamento, se le consideró un lugar de exhibición de pornografía.
“Existen un chingo de prostíbulos y no se hace la misma estigmatización con lo que pasa con estos lugares”, aseveró.
En la popularización del bareback, donde homosexuales tienen relaciones sexuales sin algún método conceptivo que los proteja de contraer alguna enfermedad sexual, Bruciaga comentó que las personas heterosexuales también tienen sexo sin condón pero no reciben las mismas críticas.
“Yo sí creo que la autodestrucción es un derecho, creo que si la gente fuma sabiendo que te puede dar cáncer… creo que todo es un asunto de estigmatización”, expresó.
El problema con dicho fenómeno social es que la sociedad cataloga a los homosexuales como unos irresponsables, pero los heterosexuales no son satanizados, explicó, ni se piensa en el riesgo que corren de infectarse del VIH o tengan un embarazo no deseado.
“Eso también te habla de una doble moral que sigue existiendo y que esa libertad o esa apertura pues no es tal… Son decisiones personales totalmente”, subrayó.
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