EVOLUCIÓN CONTRA RELIGIÓN: ¿DEBATE VIGENTE?


Por Rocío Reyes Trejo
México (Aunam). Algunos teóricos evolucionistas han sido o son religiosos; pero los trances personales al confrontar su conocimiento científico con su fe no deben intervenir en cómo se enseña y divulga la Teoría de la Evolución.

Esta fue una de las conclusiones a las que llegó el miembro de El Colegio Nacional, Antonio Lazcano en el la mesa de diálogo titulada ¿Darwin vs la compañía de Jesús? que se celebró como parte de las actividades del Festival del Centro Histórico.

El debate fue moderado por el director artístico de la Compañía Nacional de Teatro, Luis de Tavira, quien recordó que su principal objetivo era reflexionar sobre la compatibilidad e incompatibilidad de ciencia y religión o incluso de su posible complementareidad en la cultura.

Para Antonio Lazcano esta discusión es interesante porque invita a reflexionar, a poner límites claros de las disciplinas y a conocer aspectos importantes del desarrollo del pensamiento científico. A lo largo de la mesa de análisis puso varios ejemplos de los episodios más interesantes que ha tenido esta cuestión, algunos mezcla de verdad y de mito sobre lo que sucedió.

Uno de los más representativos es aquel en el que los científicos exigieron a la iglesia que pidieran disculpas póstumas a Darwin por criticar su obra a lo que el vocero del Vaticano respondió que no tenían por disculparse porque sus obras jamás habían sido prohibidas; sin embargo, tras la publicación de El Origen de las especies y El Origen del hombre, el papa Pío IX otorgaba el premio Orden de San Silvestre a quienes escribían textos contra la obra de Darwin.

Por su parte el miembro de la Sociedad de Jesús, Pedro de Velasco dijo que el debate ciencia-fe se sostiene en figuras del pasado, por lo que no se debe olvidar que el lenguaje de la ciencia y la fe son muy distintos.

Límites claros: garantía de libertad

Uno de los puntos más importantes rescatados por el profesor titular de la Facultad de Ciencias de la UNAM es que “el hecho de vivir en una república laica permite que este tipo de debates sean posibles; además las sociedades democráticas no sólo protegen la libertad de culto sino permiten que la ciencia prospere”.

Aunque la ciencia es muy necesaria para resolver los problemas del mundo tan complejo en que vivimos, Pedro de Velasco destacó que no es suficiente por lo que es necesario que la ciencia y la religión se reinventen para responder a los problemas.

Lazcano finalizó el debate comentando que el debate ciencia-religión, que se sostiene desde hace siglos, no puede seguir basado en simplismos, en suponer que la intención de la ciencia es acabar a la religión o que la religión pretende imponer una forma de ver la naturaleza o el mundo.





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