LA PRINCESITA QUE SALIÓ MÁS CABRONA QUE BONITA: ELENA PONIATOWSKA
- Homenajea la UNAM a la escritora en sus 80 años
Por Angélica Jackeline Ferrer Campos
México (Aunam). “¡Elenita, Elenita!” grita y aplaude el público para animar aún más la entrada de la escritora Elena Poniatowska a la celebración de sus 80 años de vida, los cuales se llevan a cabo en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario de la UNAM.
Vestida con un traje rosa pálido, Poniatowska sonríe ante las muestra de cariño de todos aquellos que la acompañan en esta ocasión tan especial. Se emociona aún más cuando es proyectado el video que realizó TV UNAM en colaboración con su hijo, Fernando Haro Poniatowski. En él, la también periodista narra cómo llegó de Francia a México en un buque de exiliados y la forma en la que comenzó su carrera en el periódico Novedades, contando sólo con 17 años de edad.
En este mismo documento audiovisual, se explica de manera sencilla el contenido de sus grandes obras como ¡Hasta no verte, Jesús mío! y La Noche de Tlatelolco, mezclándolo con aspectos de su vida personal, como su matrimonio con el astrofísico Guillermo Haro, que la inspiró a escribir el libro La piel del cielo.
No obstante, es momento de que sus compañeros de mesa hablen acerca de “el Enano”, como le decía su esposo Guillermo. Como en un cuento de hadas, Rafael Barajas, “El Fisgón”, describe la belleza e inteligencia de “La princesa Selenita”, apelativo originado de su nombre en diminutivo y el hecho de que siempre andaba en la luna, intentado explicarse a sí misma los aconteceres de México, un país que sin ser su cuna, se volvió de ella con el paso del tiempo.
“Como periodista, le hizo notables entrevistas a reyes, bufones, brujas y animales mitológicos, es decir, a Manuel Álvarez Bravo, a Cantinflas, María Félix y Diego Rivera, pero sobre todo, le dio voz a aquellos que no la tenían, a los pobres, a los disidentes, a los inconformes. Después del movimiento estudiantil de 1968, la traviesa de Elenita fue a entrevistarse una y otra vez con los presos políticos y publicó La noche de Tlatelolco, un relato testimonial que contradecía la versión oficial…Cuenta qué, cuando estaba en su exilio, el gran asesino decía ‘Esta princesa es bonita. Pero salió más cabrona que bonita’”, expresa divertido El Fisgón, gran amigo de la homenajeada.
“La solidaridad del pueblo mexicano después del terremoto me hicieron conocer a mujeres como Elenita Poniatowska… Desde el momento en que llegamos al sindicato y nos conocimos, parece que algo nos unió y ha dado resultados. El 19 de septiembre tuvo un gran beneficio: conocer a una mujer solidaria, respetuosa, que no tiene en alta estima su dignidad sino que piensa en los pobres y los necesitados”, habla conmovida la líder del Sindicato de Costureras 19 de septiembre, Evangelina Corona.
Una de las anécdotas que más risa causan a los asistentes es aquélla proferida por Consuelo Mejía Piñeros, amiga de “Poni” y directora de la organización Católicas por el Derecho a Decidir:
“Eres generosa como sólo tú puedes serlo. Siempre me ha parecido curioso ver como atiendes las llamadas telefónicas de cuanta persona te busca para contarte sus cuitas y pedirte ayuda para resolver sus problemas. Corres a atender tu teléfono, cuyo número está en el directorio, que muchísima gente busca con la esperanza de que Elena, la escritora, la periodista, la mujer comprometida con la justicia social, le dedique aunque sea unas palabras de esperanza… Nunca olvidaré la llamada de ese señor que te contó que había soñado que lo ayudabas. ‘Pero dígame, ¿qué hice en el sueño? Yo no lo soñé. Dígame qué hice y lo hago’”. El público reía enternecido al escuchar estas palabras.
Uno de los peldaños importantes del evento lo pone Juan Villoro, al hablar de la forma en la que la autora de Lilus Kikus ha desarrollado su trabajo desde hace más de seis décadas. “Pertenece a los cronistas del fuego, los que encienden una antorcha para participar con los demás. Curiosamente, su estrategia ha sido la más suave y por lo tanto, la más difícil de ejercer en la literatura mexicana. Nadie ha hecho más preguntas que ella, nadie ha sabido fingir mejor la ingenuidad… Pregunta como si no supiera nada y así todos decimos lo que no necesariamente queremos confesar”.
No obstante, la cereza del pastel la pone Elenita, la mujer pequeñita que con gran inteligencia, ha logrado traspasar todo tipo de barreras y oponerse a sus orígenes de clase alta con una ideología de izquierda, a la que no le importa el frío o correr a dar un recado con tal de ver mejor a su país. “Me recuerdo joven junto a Vicente Rojo, a Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco y pienso que, cuando nos reunimos los que seguimos vivos, desmentimos el poema ‘Ya somos todo aquello contra lo que luchamos a los 20 años’...”, cuenta feliz y satisfecha por la vida que ha logrado construir.
Después de aproximadamente hora y quince minutos, el rector de la UNAM, José Narro, le entregó a la festejada un reconocimiento por su ochenta aniversario, entre un emotivo ¡Goya! que retumbó en todo el Centro Cultural Universitario, los aplausos de los asistentes y los abrazos cariñosos y embelesados de sus hijos y nietos, los cuales ya se encontraban a su lado para felicitarla.
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