LA DOCENCIA ME HACE FELIZ: VERÓNICA OCHOA

Por Viridiana Albarrán Rodolfo
México (Aunam). El tiempo transcurre en los pasillos de la Universidad Simón Bolívar, lugar donde se encuentra el cubículo de la maestra Verónica Ochoa, quien, un porcentaje amplio de su tiempo, labora como docente, además procura tener contacto constante con los integrantes de su familia y llevar a cabo las actividades que disfruta hacer, como es leer.

Actualmente es Coordinadora de Maestrías en Comunicación Visual y Comunicación Política en la Universidad Simón Bolívar, también es profesora en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la cual imparte materias como Semiótica y Teorías del Discurso, asegura es ahí donde se encuentra su corazón, en dicha institución se ha formado académicamente y es donde actualmente se prepara para obtener el grado de doctorado.

Es en su cubículo, un lugar pequeño, en donde pasa la mayor parte de su tiempo y se encuentra repleto de papeles, principalmente sobre su escritorio, sobre él hay un teléfono que nunca dejó de sonar en el transcurso de la entrevista, en la pared blanca se visualiza una placa de color negro con su nombre en letras doradas, obsequio de sus alumnos, al otro extremo cuelga sobre la pared una figura de Don Quijote de la Mancha.

Afuera del cubículo, se escuchan las risas y gritos de universitarios que se encuentran descansan en las zonas aledañas, asimismo se oyen a lo lejos sirenas de ambulancias y patrullas, motores y el claxon de los automóviles que transitan sobre la avenida Río Mixcoac.

En lo que comienza la entrevista, la profesora saca algunos papeles del archivero que se encuentra a un costado de su escritorio, afirma que es para aprovechar tiempo, en su computadora yace un documento en blanco de Word listo para comenzar a escribir.

Tras acomodar algunos papeles que se encuentran en su escritorio, Verónica Ochoa se sienta tras éste, se quita sus anteojos dejándolos frente a la grabadora y asegura estar lista para la entrevista.

Confirmando su vocación

Una vez sentada tras su escritorio, Verónica Ochoa se dispone a responder las preguntas, al sonar el teléfono durante varias veces, baja el volumen y decide no contestarlo, para comenzar con la entrevista.

-¿Cómo nació la vocación de ser comunicóloga?

-En un principio, yo no tenía tan claro que deseaba estudiar comunicación. Estudié en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), plantel Sur, no sabía de qué trataba la carrera. Pero ahora con el paso del tiempo y haber estudiado la licenciatura en Ciencias de la comunicación, te aseguro que elegirla fue una de mis mejores experiencias.

En el último año del bachillerato, tenía tres vocaciones, estaba indecisa entre tres carreras: psicología, comunicación y filosofía, todas en el área de ciencias sociales, pero diferentes. Me metí a las tres y la verdad la que más me apasionó, a la que más horas le invertía era a comunicación y así descubrí que esa era mi vocación.

-De todos los campos para laborar que proporciona la carrera de comunicación, ¿por qué decidió dedicarse a la docencia?

-Eso fue difícil, de hecho cuando era niña quería estudiar derecho, pero luego me di cuenta de cómo era la carrera exactamente, de mis propias habilidades y aptitudes y la verdad desistí.

Además no sé si para mi fortuna, siempre me ha gustado mucho la escuela, la verdad es que sí era un poco nerd, tenía muy buenas calificaciones, me dieron la medalla Gabino Barreda al terminar el bachillerato, entonces mi papá me decía que cómo iba a estudiar comunicación y que iba a desperdiciar mi intelecto.

Entonces la verdad fue una batalla en contra corriente, en primer lugar porque la licenciatura de comunicación no era muy reconocida por mi propia familia, luego precisamente ejercí en los medios, que no es sólo el campo de la comunicación que es una idea errónea, finalmente la docencia es comunicación interpersonal.

Estuve un tiempo en un periódico, produciendo y conduciendo en Estéreo Mundo, una estación de radio en Cuernavaca, un periodo en comunicación social en la ONU, en una editorial produciendo libros como correctora de estilo, estuve en diversas cosas, muy bonitas y apasionantes, me encanta escribir, la parte del periódico me hubiera gustado seguirla.

Paralelo a estas actividades, yo me desempeñaba como profesora adjunta con la doctora Susana González Reyna, duré mucho tiempo con ella, alrededor de cinco años, a pesar de que esta labor implica mucho trabajo desde leer mucho y calificar grandes cantidades de trabajos, la verdad es que me gustó mucho la docencia.

Mi último trabajo que fue la editorial, fue una labor muy satisfactoria, porque produjimos varios libros como los de civismo que fueron tan sonados por tratar temas como la educación sexual, yo trabajé en ellos, fue la editorial Nuevo México, que produce libros para secundaria. La verdad fue muy bonito y una experiencia grata, pero no me llenaba, yo sentía que algo me faltaba porque durante ese periodo dejé de dar clases ese semestre y dije tengo que regresar a hacer eso que a mí me hace feliz.

La decisión fue sumamente difícil, porque encima de que estudias comunicación, otra parte del no reconocimiento de esta carrera es acabar de maestra, entonces sí fue complicado aceptarme yo misma y decir esto es lo que realmente me gusta y otras cosas como colaborar en revistas pues son complementarias.

Entonces por eso decidí de alguna manera dedicarme a la docencia, porque me apasionan esas dos cosas: por un lado, la comunicación y por el otro, siempre estar con los chicos, ya que para mí es una retroalimentación de energía, me obliga a actualizarme, y es una actividad muy bella.

La docencia y las ganancias espirituales

-¿Qué satisfacciones le ha dado la vida como docente?

En realidad la docencia me ha dado muchas satisfacciones, no necesariamente tienen que ser relacionadas con dinero o bienes materiales, yo cuando decidí ser docente estaba consciente de que rica no me iba a volver, por lo menos materialmente.

Pero espiritualmente, que para mí es lo más importante, me ha dado muchas satisfacciones, anécdotas desde que algún alumno me busca y me da obsequios como agendas con mi nombre porque me agradó mucho su clase; el hecho de que me encuentre a jóvenes que me digan que les sirvió lo que les dije; en los trabajos finales el hecho de observarlos la manera en que evolucionan, en que van cambiando, desarrollan sus objetivos, eso para mí es muy satisfactorio.

Tras recordar las satisfacciones que le ha dejado ser docente, la maestra Verónica Ochoa muestra una gran sonrisa en su rostro y voltea de su lado izquierdo señalando en la pared una placa negra con su nombre que fue obsequio de sus alumnos, además recuerda con nostalgia las muestras de cariño por parte de los estudiantes.

Generaciones multisensoriales

-En comparación con las generaciones que usted formó a principios de su labor como docente con las que actualmente forma ¿Nota algún cambio radical en ellas?

Los chicos de ahora son muchísimo más críticos, lo cual es bueno pero yo siento que en ocasiones son muy apáticos, ya no les entusiasma ni les apasiona esta carrera como a otras personas, pero eso depende de los grupos, no todos son así.

Otra de las cosas que también te hace actualizarte como docente, es que son multisensoriales, pueden estar jugando, chateando, observando videos al mismo tiempo, uno les pregunta y te contestan, sí te ponen atención, pero de otra manera como nosotros no.

-En el ámbito académico, además de obtener el grado de doctorado ¿existe alguna otra meta que quiera alcanzar?

-Pues la verdad sí, tengo una amiga un poco viejita que es mi inspiración, yo la verdad me veo como una mujer de 50 o 60 años de edad y siguiendo estudiando, me gusta mucho conocer cosas, ahora lo hago porque tal vez sí en el ámbito académico los grados son necesarios, pero después ya no lo haría por eso, ni ahora la verdad, simplemente lo hago porque me gusta.

Sí las condiciones se dan me gustaría hacer un pos doctorado en España, seis meses o un año tal vez, además me agradaría estudiar lingüística, pedagogía, es algo que siempre me ha llamado la atención, no la licenciatura, pero a lo mejor algún curso diplomado, me veo estudiando todas esas cosas que complementen mis clases claro, pero también a mí.

-Las clases que usted imparte en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales se caracterizan por complementar lo teórico con lo práctico, para que los alumnos apliquen todo lo que han aprendido durante el semestre y eso es algo que no todos los profesores hacen, combinar la práctica con lo teoría, generalmente sólo se limitan a esta última ¿Cuál es la importancia que usted le da a eso?

-Yo también fui alumna, lo que sucede es que cuando fui estudiante tuve una profesora que me mandaba a hacer cosas muy interesantes al Centro de Enseñanzas para Extranjeros de la UNAM, me dejaba hacer entrevistas, cosas que tenían que ver con el lenguaje y me parecían muy interesantes, pero sinceramente no entendía para que y sí me desesperaba un poco.

Con el paso del tiempo pues sí te das cuenta, pero en realidad si me costó mucho trabajo comprender para qué me servía todo eso, entonces cuando fui adjunta de Susana González Reyna dije pues hay que empezar a trabajar en esto para que realmente haga sentido, entonces comencé a experimentar con sus alumnos y yo veía que funcionaba, en ocasiones sí y en otras no.

Pero sí es algo muy importante, sobre todo porque los chicos de hoy sí son muy pragmáticos es para qué quiero eso o para qué me sirve, entonces antes de que pregunten mejor que ellos mismos lo vean, además que las generaciones creen que lo teórico no es importante, pero es algo de la interiorización de un profesionistas.

-¿A quién admira académicamente?

-Admiro mucho a la doctora Susana González Reyna porque obviamente ella fue quien me formó académicamente, con ella aprendí a ser sistemática, a ser metodológica, a querer la docencia, me dio muchas oportunidades y confió en mí y esa parte no tiene precio es algo que siempre le voy a agradecer.

También me enseñó a dividir esta parte que yo siempre insisto con los alumnos en clase, de lo personal y lo laboral, porque en realidad ella me quiere mucho y yo la adoro también, pero en asuntos de trabajo es entrégame y haz esto y yo creo que está bien es algo que uno tiene que aprender.

Igualmente, de la facultad admiraba mucho al profesor Leopoldo Gutiérrez que daba practicas periodísticas y trabajaba en Proceso, la verdad es que me parecía una persona con mucha intelectualidad; a uno que ya falleció que era Julio del Río Reynaga que tiene unos libros acerca de periodismo, él me dio clases y le admiraba su pasión.

Ya a escritores admiro a Rosario Castellanos, a Jaime Sabines, Gabriel García Márquez, todos ellos me gustan cómo escriben y la manera en que le contagian al lector cosas, claro cada uno distintas.

-Sí no hubiera sido docente ¿en qué otro ámbito de la comunicación le hubiera gustado trabajar?

-Fíjate que lo descubrí tarde, porque no estaba como tal en mi plan de estudios, pero creo que de alguna manera lo estoy ejerciendo ahora sin querer, la comunicación organizacional, me hubiera gustado dedicarme a ella.

Actualmente, aquí en la Universidad Simón Bolívar estoy en un proyecto, porque digo doy clases, coordino maestrías y aparte estoy en un proyecto de comunicación de posicionamiento de la universidad, entonces tengo que ver cosas de publicidad, de mensajes para la institución, sí me hubiera gustado esa área y el periodismo más especializado, de investigación.

Investigación enfocada a niños

Sus líneas de investigación van enfocadas a cómo concibe el público infantil diversos mensajes emitidos por los diferentes medios de información, ¿podría hablar un poco de estas investigaciones?

La primera línea de investigación fue el discurso de la prensa para niños, me interesaba ver cómo estaba construida, porque cuando yo hice este estudio pues no había nada sobre este tema, solo había una tesis que hablaba sobre la Jornada niños, pero de ahí en fuera no había nada, porque en aquel entonces los suplementos eran como intermitentes, habían pocos, se acababan y luego volvían a salir.

En 1997, ya que estaba a punto de entregar mi investigación salieron otros estudios más, ante ello podría haber cortado, pero yo tenía ganas de seguir con ésta, en ese momento tenía las condiciones necesarias, tiempo y demás para seguir con mi análisis, entonces esa fue mi primera línea.

En la segunda línea, me plantee la manera en que los niños de alguna manera reciben eso que los adultos hacen para ellos e hice algunos talleres, una investigación en una escuela del Distrito Federal para saber cómo los recibían y allí encontré que los niños no estaban muy familiarizados con los periódicos sino que lo estaban con la televisión.

Además me encontré con muchas dificultades metodológicas y teóricas que es lo que me llevo a mi tesis de doctorado que es mi tercera línea de investigación actualmente y el planteamiento consiste en ¿cuáles serían los elementos teóricos y metodológicos que debería tener un estudio de apropiación?, es decir, lo que los niños han incorporado a su vida cotidiana y lo dejan ver a nivel de lenguaje, vestimenta y prácticas sociales, en eso estoy actualmente, tratando de terminar ese estudio.

-¿Porqué enfocar sus líneas de investigación en niños?

-Pues la verdad cuando yo era niña mi papá siempre me motivó a hacer cosas, entonces siempre estaba yo en los talleres de lectura de las bibliotecas, sí era nerd desde pequeña, y esas actividades me gustaban mucho, fue una experiencia muy buena.

La verdad es que siempre cuando me hacen esa pregunta a veces digo pues sí no tengo hijos, pero fundamentalmente creo dos cosas: a veces a los niños los ven como adultos chiquitos o los conciben como seres que no tienen capacidad, entonces a mí eso me molesta mucho.

Con esa frase de que los niños son el futuro de México, en ocasiones se nos olvidan sus necesidades en el presente, entonces el Gobierno Federal y la Secretaria de Educación Pública pueden tomar muchas decisiones en cuanto a políticas públicas, por ejemplo sí van a poner Enciclomedia en las escuelas, es importante considerar sí realmente va a ser efectiva esa inversión para los niños, sí a ellos les interesa, quieren o les inquieta.

Hay muchas aristas que me llevaron a enfocar mi investigación a los niños, tal vez porque yo tuve una infancia feliz, poseo muy bonitos recuerdos de esto y me gustaría contribuir un poco con esto.

Además yo creo que no sólo es materia de los pedagogos, sino también de los comunicólogos que nos olvidamos un poco de este aspecto, porque tampoco les damos el reconocimiento necesario a los niños como sujetos receptores de los mensajes que hacemos y pensamos que ellos como la bala mágica, absorben van y compran y le dicen al papá, entonces yo creo que es por eso.

La familia muégano

Tras ser cuestionada sobre su familia y su ámbito personal, la profesora, Verónica Ochoa, afirma con una gran sonrisa ser muy unida con los miembros de su familia, a quien autodenomina como una familia muégano.

-¿Cómo logra compaginar su vida laboral con el ámbito personal?

-La verdad es que hay periodos, yo tengo la fortuna de tener a mi familia, somos muy unidos a pesar de la distancia, somos la típica familia muégano. Yo soy la mayor de tres hermanos, el que me sigue es ingeniero en telecomunicaciones, hace cinco años se fue a Suecia a estudiar y luego se quedó trabajando; el más chico recientemente se graduó de médico y recientemente pasó su examen de residencia, entonces él sí vive aquí todavía con mis papás, es relativamente joven tiene 25 años.

Yo vivo sola, entonces procuró todos los domingos ver a mi familia, además hablamos muy seguido por vía telefónica, por eso insisto en que a pesar de la distancia somos muy unidos y la verdad el tiempo que pasamos juntos es de calidad, desafortunadamente no pasó todos los días con ellos, pero eso ha hecho que cuando estemos juntos lo disfrutemos más.

Pero si es difícil, no solamente con la familia, sino con tu pareja, con los amigos, como decía hay periodos en los cuales no tienes tantas ocupaciones y tengo mayor tiempo disponible y es lo que aprovecho para pasar un rato juntos.

Yo si procuro ver a mis amigos una vez al mes por lo menos, sí he tratado de compaginar esto, disfruto mucho ir a los bares, a platicar a un buen restaurante, entonces la mayoría de los viernes salgo aunque entre a trabajar el sábado en la mañana, no importa, casi siempre salgo.

Sí soy creyente, no ortodoxa

Luego de ser cuestionada sobre sus motivaciones, Verónica Ochoa, reflexiona un par de minutos para luego responder de manera calmada a la pregunta, al mismo tiempo observa durante varias veces el teléfono que no para de sonar durante la entrevista.

-¿Qué motivaciones tiene usted en la vida?

-Mi familia, mis amigos, mi novio por supuesto y yo creo que la vida misma, yo soy una persona que le gusta dar cariño pero también creo que uno tiene que estar feliz por ser uno mismo, es decir que tu felicidad no dependa de alguien más, sino ser feliz tú con lo que tú tengas, dar gracias a Dios, yo sí soy creyente, no tan ortodoxa, pero sí le agradezco por tener salud, por estar viva.

-¿Qué actividad disfruta más hacer?

-Compartir, me gusta mucho compartir con la gente, una de las cosas que también me hizo dejar la editorial a pesar de que era un trabajo muy lindo es que era muy aislado y eso no me gusta.

Disfruto mucho interactuar con las personas, pasar tiempo con mis amigos, con mi familia, me encanta la Navidad, no por comprar regalos, sino por la ilusión de un nuevo futuro, esa época me encanta es algo que disfruto mucho.

-¿De cuáles metas de las que ha alcanzado está más orgullosa?

-Pues todavía no lo he logrado, pero yo espero que pronto que es el grado de doctorado. Yo creo que todo me ha costado trabajo, pero en este preciso momento, creo que es una de las cosas que más me ha costado y que me voy a sentir más contenta de alcanzar.

La maestría y el doctorado me han costado un poco más de trabajo ya que mi grado de responsabilidad ha crecido, los puestos que tenía anteriormente no eran tan demandantes como el que desempeño en la actualidad y todas las otras actividades con las que lo compagino, entonces la verdad me ha costado trabajo, pero espero que suceda pronto.

Un día con 48 horas

La profesora, Verónica Ochoa es una mujer con múltiples actividades, desde coordinar maestrías en una universidad privada, dar clases a sus alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, seguir con su investigación de doctorado, pero se organiza de tal manera que puede hacer las actividades que más le gustan.

-¿Cómo logra realizar todas las actividades que hace desde dar clase, coordinar maestrías y cursar el doctorado?

-Mis amigos me bromean diciendo que sí el día tuviera 48 horas, son las mismas que no me alcanzarían para hacer todo lo que yo hago. Sí es complicado, digo la edad también va pesando, pero el truco está en que te guste y en disfrutar lo que haces, yo creo que sí en verdad algo te apasiona pues ni lo sientes y ya cuando lo sientes es necesario tomar decisiones al momento de dejar algunos proyectos y tomar otros, hay que poner ciertos límites, porque a mí no me gusta quedar mal, si lo comprometo lo hago.

Ahorita es algo que me gusta y que me complementa mi trabajo mi trabajo aquí como coordinadora de maestrías, con el de la facultad, los artículos que luego escribo, estoy en proyectos interinstitucionales, la verdad es que me gusta y eso es el punto.

-¿Qué considera que le hace falta en su vida, académicamente y personalmente?

Entre risas y con un tono firme y tajante, la maestra asegura: -Tiempo, no es algo muy difícil de contestar, tiene que ver con mi organización, porque hay cosas que me gustaría hacer pero no tengo el suficiente tiempo para llevarlas a cabo.

Claro el trabajo siempre tiene prioridad, pero sí hay cosas como una enfermedad, algo que demande mi presencia, pues yo adoro mi trabajo y a mis alumnos, pero sí no se puede, pues ni modo. Otra cosa es salud, he batallado los últimos años con mi salud, pero esas serian las dos cosas que yo pediría un poco más de tiempo y salud.

-¿Cuáles son los ideales que tenía en su juventud?

Entre risas, la maestra asegura no ser una persona tan vieja como para haber olvidado sus ideales y asegura: -Sigo teniendo ideales, a veces me doy unos topes muy fuertes por ellos, por ejemplo el que no toda la gente es mala, el trabajar para dejar algo.

Además, contribuir en algo positivo, dejar algo a los alumnos, poder contribuir en la comunicación a formar gente ética que hace mucha falta allá fuera, poder creer en la gente, es todavía un ideal que conservo y creer que se pueden hacer cosas en equipo positivas.

-En el ámbito personal ¿Cuál es la actividad que disfruta hacer más?

-Cocinar, leer no necesariamente cosas académicas, me fascina viajar, cada vez que tengo oportunidad de hacer viajes cortos a algún pueblito eso me encanta, sí hay algún congreso fuera y si tengo las posibilidades económicas y el permiso del trabajo pues voy.

La verdad es una buena experiencia académica y personalmente te permite conocer muchos lugares, culturas, convivir con gente de otras culturas es algo que me fascina.

Hay que seguir nuestros sueños

Desde que era pequeña, Verónica Ochoa, tuvo en mente que uno de sus sueños era tener su propio departamento, por lo que es una gran satisfacción para ella haberlo logrado, afirma con una sonrisa que se dibuja en su rostro.

-¿Cuáles son las metas que usted ha alcanzado en el ámbito personal?

-Tener mi departamento, no tengo problemas con mi familia, sí tenemos algunos problemillas de repente como todos pero sí somos en general muy unidos.

Yo desde los 14 años de edad, siempre he querido tener mi departamento, fue muy curioso porque yo estaba segura que algún día iba a tener uno propio y entonces comencé a comprar cosas y muebles para cuando lo comprara, yo no sabía si iba a estar sola o en pareja, pero lo único era que tendría mi departamento.

Luego se dio la oportunidad llegue lo compre y pues ya no tuve que sufrir porque ya había comprado todo lo necesario para amueblarlo afortunadamente tuve suerte con los espacios, porque todo cupo muy bien, lo amueblé y lo adorné a mi gusto, porque ya era una inversión que venía haciendo de años.

A mí me gusta mucho el Quijote y siempre lo tengo como símbolo y como adorno- tras decir esto señala en la parte de atrás de su cubículo una figura dorada de este personaje colgada en su pared - porque a pesar de que le decían que estaba bien loco, él seguía sus sueños, los alcanzaba y no pensaba en lo que los demás dijeran de él.

Entonces me identifico con el Quijote por ello, porque yo creo que siempre hay que seguir los ideales y los sueños por más locos que les parezcan a los demás y yo pienso que uno tiene que luchar por ellos porque al final es tu vida.

-¿Le resultó muy difícil esa transición de dejar a sus padres para irse a vivir sola?

-Pues sí, puesto que soy la única mujer no fue fácil, pero es un proceso, además mi papá siempre me educó para ser independiente, también por el cariño que nos tenemos fue complicado, pero al final, todos entendimos que tenía que ser así y ahora están contentos.

El que te vayas de tu casa no quiere decir que te desprendas de tu familia, que no te importen o que cuando te necesiten no estés ahí, ha sido fácil en el sentido que ellos han visto que estoy en mi espacio pero que también estoy con ellos.

-En este ámbito personal ¿hay alguna meta que le haya faltado realizar?

-Pues yo te podría decir casarme, pero no. La verdad es que actualmente tengo una pareja, ambos nos queremos mucho y estamos muy contentos como estamos, no vivimos juntos ni nada. Sí algún día decidiera casarme me gustaría de la manera tradicional, pero por ahora no, estoy bien.

Personalmente creo que todos debemos trabajar muchísimo por ser mejores personas cada día, metas pues muchas, materiales pero sobre todo espirituales, que son las más difíciles de cumplir, ser buena hija, buena hermana, es complicado, pero trato de tener este tipo de metas diariamente.

Tras responder, un profesor de la Universidad Simón Bolívar toca la puerta sutilmente, ante ello la maestra Ochoa lo mira fijamente y le hace señas, indicándole que la espere. Se disculpa y afirma que tiene una junta en la sala contigua a su cubículo, por lo que agradece la entrevista y parte
acelerada a continuar con su día, porque no tiene 48 horas.



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