“Leer la realidad desde la diversidad”: la visión de Nelia Tello sobre el Trabajo Social

Nelia Tello es docente en la Escuela Nacional de Trabajo Social y especialista en Modelos de Intervención en jóvenes. Foto: Cortesía de Neliatello.com

Por Miguel Ramírez Fuentes 
México. Deben leer esta parte para comprender este concepto que es importante y asegúrate de abordar esto para que entiendan que lo que les estamos dejando leer no es pura casualidad…”, fueron las primeras palabras que escuché de la persona a entrevistar hacia su adjunto. 

Cuando solicité la entrevista con Nelia Tello (y no escribo “maestra Tello'' porque le resulta indiferente que le digan maestra, profesora o algún grado administrativo que ocupe) tuve un gran respeto y hasta cierto temor hacia la imponencia que evocaba. Directa, sencilla, apasionada por su trabajo y un gran profesionalismo eran los elementos que encontré pocos días después en su despacho en la Escuela Nacional de Trabajo Social. Al momento de mi llegada a la cita supuse que estaba preparando una clase con su adjunto, el cual estaba muy atento a sus indicaciones, pronto notó mi presencia y me invitaron a pasar. 

Lo primero fue conocer el origen de esa pasión sobre su docencia y su profesión: “Puedo contarte la percepción que yo tenía, la percepción de lo que uno puede hacer en el mundo, muchas personas no saben de qué trata esta carrera y la estudian pero no es algo que realmente les interese. Yo sí la quería estudiar, si sabía de qué se trataba. No correspondió al 100% de lo que quería o esperaba. Lo que yo quería era salvar al mundo y pues no es cierto, no puedo salvarme ni a mí misma ahí es donde me equivoqué”. 

Después de eso, soltó una risilla que cambió totalmente el ambiente en el que estaba, era claro que había una cierta tensión antes de iniciar la entrevista, pero es en este espacio donde su expresión se transformó de la seriedad a la soltura y la amenidad, continuando entonces con su pequeño relato: “Pero si acerté en el hecho de trabajar con los otros, aquellos que están vulnerables para resolver problemas, conflictos, necesidades, carencias… y era necesario atender, ayudar al ver que no muchos estaban interesados en los otros”.

Atender al otro, un objetivo clave que definió Nelia Tello en el trabajo social y no sería resuelto sin la intervención en lo social porque si bien considera que el resto de las carreras persiguen este mismo punto, la visión del trabajo social es intervenir desde la constitución de cómo nos relacionamos, generando un cambio que trascienda. Pese a los rayos del sol y el constante ruido provocado por los autos, las motocicletas que se escuchaban a lo lejos del circuito, la respuesta de Nelia era clara: 

“Se debe leer la realidad desde la diversidad donde el trabajo social interviene desde el hecho social, no desde teorías, de ellas interpreto el hecho social pero lo que yo tengo que atender es al hecho social en sí mismo desde su propia expresión. Por supuesto interpretado, entendido, aprendido desde diferentes perspectivas teóricas. La idea es hacer que el otro se entienda a sí mismo como parte de un proceso socio-histórico, donde entienda que el quehacer de cada uno de nosotros es importante y trascienda”.

Uno de los grandes modelos que ha conformado es el de Escuela Segura, cuyo antecedente es Comunidad Segura. Gracias al aspecto metodológico inmerso desde los primeros momentos de nuestro encuentro, Tello aborda las características de dicho modelo que resultó exitoso: “Lo que nos interesaba era intervenir en la relación desde la cotidianeidad y la experiencia cotidiana del sujeto individual o colectivo, pero sí tratando que nuestro hacer tenga trascendencia de esas interrelaciones personales y que trascendencia a irritar por lo menos procesos sociales continuos, es decir, no nos interesa trabajar en un salón de clases en una escuela determinada, nos interesa que ese trabajo social en una escuela, en un salón o en un problema sea replicable en todas las escuelas posibles, en donde asuman el problema desde una perspectiva diferente”. 

Desgraciadamente, y cuenta muy solemnemente la anécdota, el programa de Escuela Segura fue financiado por el gobierno y al no tener una marca registrada para el nombre, pero la finalidad o lo que componía la visión fundada por Tello era totalmente distinta. Se apoderaron del nombre y no se pudo hacer nada. De ahí en adelante, Nelia comenzó a registrar todos su modelos para evitar este tipo de problemas. Después de esa experiencia cuenta resignada: “Lo único que hice fue aprender y aprendí… Sin embargo te deja por un lado la satisfacción de que lo que hiciste trascendió de alguna manera y por otro lado el conocimiento de que siempre lo que hagas pues va a tener como vitalidad propia y se va reproduciendo en la sociedad, de alguna manera contribuiste a eso”.

A diferencia de los resultados y protocolos hechos por el gobierno, el programa Escuela Segura, se convirtió en Mochila Segura, donde se busca un relación de control y obediencia muy diferente a la visión propuesta por Tello, quien considera que esto conlleva a una pérdida de libertad de tránsito, la confianza hacia el otro y no resuelve eficazmente el problema. Aunado esto, resalta lo siguiente: “La cuestión era abrir canales de comunicación y la revisión de la mochila era tan absurda como que la droga, las pistolas y las armas que querían meter pues las metían en un ladrillo flojo que tenían en la secundaria o por atrás”.

Aun con esos obstáculos y transformaciones, Nelia Tello desarrolla a detalle la visión que tiene tanto en el modelo de Escuela Segura como otros que surgieron posteriormente: “Lo que tratábamos era integrar las tres perspectivas (violencia, inseguridad y legalidad) dentro de una sola idea de incidir en el punto en el que convergen ellos. Y además había otra convergencia que nos interesaba mucho, trabajábamos con policías, autoridades y comunidad en general. No hablábamos nunca de delincuentes o criminales, jamás, porque suponíamos que los criminales eran miembros de la comunidad y entonces lo que nosotros necesitábamos era trabajar con la comunidad entera…”.

Dentro de su amplia formación profesional, la entrevistada hizo una maestría en Semiótica en la Universidad Anáhuac, ¿cómo ayuda la semiótica al trabajo social? Comenta a continuación:

“Para mí es al revés, la semiótica me ayuda, la he utilizado como parte de las estrategias para poder entender esa realidad y sí va muy ligada al trabajo social pensando que tiene toda una epistemología, toda una teoría pero que siempre se concreta en una intervención, en una realidad concreta”.

Es en ese momento cuando sus ojos brillaron y hubo un gran tono elocuente en su voz que poco a poco iba entretejiendo un mundo, su mundo abierto a nosotros que ofrecía una visión clara de lo que era el trabajo social y trayendo a colación todos sus proyectos previos que fueron evolucionando. Desde su primer modelo que fue Comunidad Segura hasta el último creado en 2018 que se denomina Aceptación, Confianza e Integración (ACI), el punto central, o bien, la problemática a analizar ha sido la misma teniendo en cuenta la evolución de la misma problemática. Tello cuenta lo siguiente con una alegría nostálgica: “Entonces, cuando yo me metí a estudiar semiótica pues seguramente fue por curiosidad hacia lo desconocido, no fue por otra cosa. Yo lo que hice fue rescatar toda la metodología para integrarla en mi perspectiva de trabajo social y claro que me sirvió”.

Gracias a este estudio metodológico, Nelia Tello publicaría un libro llamado “Apuntes sobre el trabajo social”, el cual no considera como tal sino un artículo detallado donde expone toda conceptualización sobre el trabajo social desde la metodología que ha aprendido y aplicado con el ejercicio de la semiótica. 

Pronto, el amplio discurso compartiendo su experiencia y conocimiento pesó sobre su voz, en una pausa para tomar agua y recobrar fuerzas, supe que era momento de terminar el encuentro con una última pregunta sobre la presencia de algún proyecto a futuro que tuviera en mente. Actualmente está participando en el Seminario Universitario Interdisciplinario sobre la Violencia Escolar y ha servido para profundizar algunos aspectos de la violencia dados las consecuencia del confinamiento por la pandemia de COVID-19. Explica que lo principal es tratar de articular la violencia con los procesos de convivencia transformados después de la pandemia. Además comenta: “si hubo cambios, no los cambios que esperábamos con florecitas y que todos íbamos a volver buenos, lindos y comprensivos. Sino al contrario, ha habido más fragmentación, más desconfianza, muchos problemas nuevos que se exacerbaron, no son nuevos pero sí aumentaron”. 

Frente a esta visión, Tello expone su objetivo basado en ver las cosas no de una forma dual sino en algo diverso, integrado, que entre todos los fenómenos sociales y los actores involucrados existe una influencia mutua que permite resaltar algunos aspectos a remarcar.”Entonces no es tan fácil, hay que entender, volver a pensar, volver a reflexionar y la intervención siempre nos va a llevar al diálogo con el otro, al reconocimiento con el otro, a la aceptación del otro, a la aceptación de la diferencia, pero sobre todo tenemos que encontrar formas de construir sociedades más solidarias, sociedades que sean más nuestras y no nada más de unos. Yo creo que sería ese el reto en el que hemos estado trabajando en estos años”. Añade la entrevistada con un cierto aire de convicción. 

Sumando a todo su conocimiento y experiencia, la lección que deja Nelia Tello es no ver el trabajo social como una profesión que ayuda a los pobres o como una profesión promotora de derechos ni como una simple tarea de cubrir necesidades con bienes y servicios. El principal objetivo del trabajador social es tener una serie de conocimientos para poder trabajar con el otro, constituirlo en relaciones con el resto de sus semejantes que integran una comunidad, escuchando, entendiendo y compartiendo ese sentido de empatía para construir una sociedad distinta, la cual nos permita obtener algo mejor, ser mejor a lo que tenemos hasta ahora. 

Una vez terminada la conversación que resultó satisfactoria para ambas partes, pude observar en la puerta una vez más su nombre “Nelia Tello” y una voz ya conocida en estos 45 minutos se escuchó detrás de mí: “¿Te diste cuenta que mi nombre no tiene “maestra” o “doctora”? Porque no necesito etiquetarme de ninguna forma, pero muchos aquí sí, yo prefiero ser yo”. Y salió por el pasillo con una sonrisa amable para continuar con su rutina académica. 

Escuela Nacional del Trabajo Social. Foto: Miguel Ramírez




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