Miguel Domínguez: Afrontar la crisis climática desde la comunicación


Por Elisa Domínguez Álvarez Icaza y María Isabel García Vázquez 
Mundo. Hace pocos días, por todo el mundo circuló una noticia: miles de científicos, como Peter Kalmus (investigador de la NASA), alertaron del inminente colapso derivado de la crisis climática, la cual va más allá del aumento de temperaturas. Los reportes de órganos internacionales manifestaron un sentido de urgencia poco visto con anterioridad. Sin embargo, al día siguiente, las portadas de los periódicos cambiaron, las redes sociales discutieron algo distinto; las imágenes se desvanecieron frente al acontecer diario. 

Miguel Domínguez es consultor ambiental, siendo su área de desarrollo la comunicación. El dilema de su carrera ha consistido en lograr que el discurso ambiental trascienda lo performativo, que se materialice en acciones contundentes. Para él, la clave reside en la congruencia: “la comunicación solo es una herramienta, parte de un esfuerzo colectivo en el que confluyen distintos actores”. Domínguez opina que es imperativo conectar a la población, a una ciencia que no sale de su nicho y al movimiento ambientalista con los sectores público y privado. 

Él es un hombre que siempre ha sentido que es más divertido estar al aire libre. Ama andar en bicicleta; los paisajes de las carreteras; el bosque citadino en el que vive, el Ajusco; y los libros. Desde su trinchera, aboga por los derechos humanos ambientales y el acceso a la información sin poder evitar que el panorama actual lo desilusione.  

Creció en la Unidad Habitacional Plateros, en una época en la que salir largas horas a jugar en la calle no parecía un escenario peligroso. Todavía recuerda las excursiones a las barrancas y zonas naturales que ahora han sido absorbidas por la mancha urbana. Durante su infancia y adolescencia no sabía a qué se iba a dedicar, los libros y las pelotas de basquetbol le llamaban la atención por igual. “Sabía que me gustaban muchas cosas, pero no tenía claridad de cuál sería la ideal, entonces estudié la carrera de estudios latinoamericanos porque veía que podías abarcar muchas áreas, por ejemplo, la literatura, la historia, la economía…”.  

No se imaginaba que después el bagaje adquirido durante la universidad y su vida se cristalizaría en temas ambientales. Cuando empezó a trabajar en la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales en el área de educación y capacitación, le surgió una pregunta: ¿cómo comunicar la ciencia y sus aspectos políticos al entendimiento general?  

Identificar y crear estrategias como elementos claves 

En la Semarnat, formó parte de proyectos relacionados con la enseñanza formal y no formal, y la planeación de estrategias para reducir el impacto negativo de los grupos productores. “La estrategia era establecer relaciones y acuerdos con áreas e investigadores expertos en los temas para la parte técnica”. 

En su papel de editor, pensaba en cómo estructurar el mensaje: el lenguaje, el formato, el discurso. “Lo que hacíamos era formar grupos interdisciplinarios en un comité editorial: había psicólogos, incluso filósofos, veterinarios, diseñadores e ingenieros”.  

Sin embargo, después de 15 años, dejó el ámbito gubernamental: “Noté una falta de profesionales con un perfil en comunicación pero que también conocieran la problemática ambiental; con una visión que abarque las necesidades e intereses que confluyen dentro de un proyecto ambiental.” Así, Miguel trabajó y estudió para cumplir con dicha área de oportunidad. “Como consultor, puedes trabajar con el Gobierno, la cooperación internacional y algunas empresas del sector privado que requieren de esos servicios”. 

Construir un puente entre la sociedad y las voces de resistencia 

La trayectoria de Miguel le ha permitido valorar y presenciar los pasos que ha dado el gobierno y la iniciativa privada en materia ecológica. “A partir de los 90, es que se reconoce el cambio climático como un problema global y se empiezan a crear instituciones que lo atiendan”. 

Actualmente, él observa una gestión que no atiende la agenda ambiental como prioridad. “Es un contrasentido: a pesar de que la narrativa diga que están en favor de los que menos tienen, la crisis ambiental a los primeros que va a afectar será a los más vulnerables.” 

Respecto a las empresas privadas, identifica dos factores fundamentales que explican su vinculación con dicho sector. Por un lado, “los gobiernos, en teoría, deberían presionar el cumplimiento de la ley ambiental, lo que muy frecuentemente no sucede en México”. Por otro lado, “hay una necesidad de imagen verde, de proyectar que están haciendo cosas a favor del medio ambiente, por las presiones ciudadanas”. 

Al ser cuestionado acerca de la incidencia de su papel, Miguel respira y hace una pausa, “Desde la comunicación, hay muchos movimientos que están trabajando en crear mensajes, contenidos y propuestas efectivas enfocadas en crear conciencia, una masa crítica”. Por más impotencia que pueda enfrentar, expresa claramente: “No te puedes quedar en eso. Identifica qué está pasando, pero haz nuevas estrategias.” 

“El discurso técnico del cambio climático no ha hecho que, por ejemplo, nos paremos en el Zócalo y exijamos una gestión del agua en la Ciudad de México sustentable”, dice con contundencia. Reconoce que hay ejemplos de lucha desde lo local a lo global, sin que eso sea suficiente.  

Actuar en lugar de paralizarse frente al panorama actual 

Respecto a si él se considera ambientalista, reflexiona y observa de reojo, a través de sus lentes, los objetos de su estudio grabados con sus experiencias. 

Explica que considera que el ambientalismo es un movimiento que engloba muchas luchas que apoya; no obstante, su rol no ha estado dentro del activismo. De otro modo, su posición como puente entre la sociedad y las voces en resistencia, es necesaria, sin recurrir a etiquetas que no siente suyas.   

Asimismo, comparte proyectos cuyas consecuencias han sido tangibles y gratificantes. En el 2014, se propuso crear una red de productores locales cuyos bienes y servicios eran comercializados en el Mercado Alternativo de Tlalpan. “Es un punto de encuentro directo entre el productor y el consumidor a un precio justo”. También ha colaborado en el sector turístico, como asesor y luego como viajero. 

Él encuentra la esperanza en lo que ya existe, y en lo que puede surgir a partir de compartir el conocimiento. “Hay grandes iniciativas ahorita, es necesario priorizarlas y difundirlas…” Insta a luchar contra la información restringida, la manipulación y el elitismo. “Al final es optar por la acción y no la paralización frente a un panorama retador para el mundo en su totalidad”, concluye.  
 
 
 
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