FABIOLA NÚÑEZ, ENTRE EL REMO, LA MEDICINA Y UN DESTINO “UNWRITTEN”

  • Después de no practicar ninguna actividad física, Fabiola Núñez Zurita pasó a ser médico del deporte y ahora es medallista centroamericana de remo
  • Su próximo objetivo: Los Juegos Panamericanos de Lima 2019
Fotografía y texto: José Luis Ruperto
Ciudad de México (Aunam). Es una fresca mañana de domingo en el Bosque de Tlalpan en la Ciudad de México. Ahí Fabiola Núñez Zurita, atleta mexicana de remo (deporte que consiste en la propulsión de una embarcación con la fuerza muscular de uno o varios remeros), ha finalizado su entrenamiento del día. Ella corrió a un ritmo agradable a través del lugar. Comparado con lo demandante de surcar en un bote las aguas de la Pista Olímpica de Remo y Canotaje Virgilio Uribe, esta fue una sesión poco intensa.

Fabiola Núñez Zurita, egresada de la Facultad de Medicina de la UNAM, porta su presea de oro obtenida en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla 2018

El día también le sirve para descansar de sus ocupaciones rutinarias como jefa del Departamento de Atención Médica de la Dirección General del Deporte Universitario; en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y como médico del deporte. De no estar en su bote, ella viste su impecable bata blanca y atiende a los integrantes de los equipos representativos de la UNAM y al público en general.

Pero en el último día de la semana, la deportista luce un rostro alegre producto de su más reciente logro: La medalla de oro junto a Kenia Lechuga Alanís, en la modalidad doble, peso ligero; en las pruebas de remo durante los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018. Fabiola porta con orgullo su uniforme de seleccionada nacional y un discreto pero llamativo dije en forma de remo. De forma afable se dispone a hablar con AUNAM sobre lo que ha implicado para ella combinar el remo y la medicina.

“A mi de que se me mete algo entre cejas nadie me lo quita”

En sus primeras dos décadas de vida Fabiola no había practicado ningún deporte. Durante su infancia ella perteneció al Movimiento de Juventudes Cristianas y como parte de las actividades que ahí se realizaban, en ocasiones salía de campamento, pero el ejercicio no figuraba dentro de sus actividades frecuentes: “Yo no hacía nada de ejercicio”, recuerda la ahora remera.

Pero las cosas cambiarían para la médico. Al llegar a la universidad, ella tenía sobrepeso y tenía interés en realizar alguna actividad que le permitiera estar en movimiento y conseguir un mejor estado físico. Fabiola vió en el canotaje la oportunidad de poder conseguir lo que ella buscaba. Sin embargo, durante su primera visita a la pista de remo y canotaje Virgilio Uribe, llamó su atención el remo. Ella vio al entrenador del equipo de la UNAM y le hizo saber su interés por integrarse al equipo. “Estás segura de que quieres entrar”, cuestionó el entrenador. Además le explicó que era un deporte muy duro y que su edad ya no era la adecuada para comenzar pues ya tenía 22 años, incluso le mencionó que buscará otra opción. Pero Fabiola no desistió: “Ya me había empeñado en que quería entrar ahí y a mi de que se me mete algo entre cejas nadie me lo quita”, comenta la atleta.

Corría el año 2002 y Fabiola remaba por primera vez, pero solo lo haría por año y medio más. LLegó el momento de hacer su internado y después su servicio social, por lo que se vio orillada a dejar de remar por dos años. Su gusto por el deporte de los botes y los remos la llevó a buscar una alternativa y así fue como durante su servicio social ella adquirió su propio remoergómetro (máquina utilizada para simular la acción de remar), con la finalidad de no dejar de entrenar.

Gracias al remoergómetro, Fabiola pudo mantener su condición física, a pesar de encontrarse en Manzanillo, Colima durante la realización de su servicio social. La atleta se había fijado una meta para su regreso a la Ciudad de México: Ingresar a la selección nacional de remo. Terminó la carrera de Medicina y empezó a trabajar como médico general, hasta ese punto aún no tomaba alguna especialidad porque primero quería llegar al deporte de alto rendimiento.

Luego de reincorporarse de manera formal a los entrenamientos en 2006, la remera consiguió ser seleccionada nacional en 2007, lugar que conserva hasta el día de hoy. El hecho representó un cambio importante en su vida porque los entrenamientos se tornaron más demandantes y aunque solo entrenaba una vez por las tardes, Cuemanco (su lugar de entrenamiento) no le quedaba cerca.

“Reordené mi rutina pero a la vez fue algo muy positivo, pues al final es algo que te exige disciplina”, detalla Fabiola. En parte también la motivó a seguir con los entrenamientos ver beneficios como bajar de peso, mejorar su resistencia aeróbica y poder hacer hacer mejor las actividades de la vida cotidiana, aunque afirma (entre risas) que no dejó de ser un cambio en su rutina.

“Siempre me gustara seguir remando”

En la actualidad el remo se ha configurado como una de las partes más importantes en la vida de Fabiola. “Ya no me veo sin remar, incluso yo creo que eventualmente me voy a retirar del deporte competitivo. Pero creo que siempre me gustara seguir remando”, platica la médico del deporte. Para ella el remo es un deporte que disfruta mucho y la deja estar en contacto con su elemento favorito de la naturaleza: el agua. Pese a la posibilidad de ir cansada, estar en su bote le permite estar en paz y le ha brindado sensaciones gratificantes que le han permitido ser lo que es hoy.

Su gusto por el remo, le ha permitido conjuntarlo con la medicina. No obstante, llevar ambos ámbitos en su vida ha requerido de mucha voluntad por parte de ella. La seleccionada nacional revela que en ocasiones si hay se dejan muchas cosas, pero ella no lo ve como un sacrificio, en cambio si lo percibe como una cuestión de organizarse.

Aunque a veces “hay que dejar de ir a eventos familiares”, Fabiola asegura que es imprescindible priorizar actividades de acuerdo a los objetivos planeados e intereses personales. Ella considera que cuando se dedica el tiempo y esfuerzo suficiente a algo se consiguen buenos resultados.

La eminente atleta no solo construye su propio talento, también contribuye a que jóvenes deportistas de la UNAM puedan continuar con su crecimiento deportivo mediante la atención médica que les brinda: “A mi por eso me gusta mi trabajo”, afirma. Su atención es empática, pues en algún momento ella también estuvo del “otro lado” y comprende lo importante que es para un atleta mantener su buen estado físico ante una competencia en puerta. La prevención de lesiones en sus pacientes para el cumplimiento de sus objetivos la hace feliz.

Road to Lima 2019

La médico en el corto plazo planea seguir en su trabajo en Medicina del Deporte de la UNAM y continuar con el remo. Esta vez tiene la mira puesta en los Juegos Panamericanos de Lima 2019. A decir de la remera, su enfoque competitivo ha cambiado: “Antes siempre tenía la mirada en los Juegos Olímpicos, era como el objetivo principal y los otros eran pasos intermedios. Ahora después de tantos años y después de que fuí a pre olímpicos de Río y no logré calificar, cambié un poco el enfoque. Más bien como que estoy yendo a pasos más cortitos”, explica la egresada de la Facultad de Medicina de la UNAM.

A la deportista le gustaría ir a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, pero eso dependerá de su desempeño en la justa continental a celebrarse entre los meses de Julio y Agosto de 2019, en la capital peruana. Por el momento ella no siente prisas y apunta en los eventos más cercanos.

Fabiola se siente motivada al darse cuenta de que su rendimiento mejora a medida que se acercan los eventos del próximo año. A su vez ella también tiene presentes las experiencias buenas y malas que ha tenido durante su trayectoria deportiva. No haber calificado a los Juegos Olímpicos de Río 2016 tras su participación en el preolímpico de Valparaíso, Chile en la modalidad doble, junto a Montserrat García, fue un momento muy frustrante.

Incluso tras ese resultado llegó a pensar en el retiro y ponerle un alto a su carrera deportiva. Sin embargo, ella se dió cuenta que tenía que aprender del hecho y mejorar. “Hasta la peor experiencia siempre se puede volver algo positivo”, tomó como lección Fabiola.

En cambio ganar el oro en los Juegos Centroamericanos de Barranquilla 2018, ha sido uno de los sucesos más gratificantes para la remera: “Esa sensación de ir ganándole a Cuba y de ir sacando cada vez más distancia y cruzar la meta adelante, yo creo que ha sido de las mejores experiencias”, recuerda. El logro aún fue más significativo porque contribuyó a que México ganara como país en el medallero de la justa.

Al escribirse esta entrevista en el mes de diciembre, ella ya había conseguido clasificar a los Juegos Panamericanos de Lima 2019 en remo doble, peso ligero. El logro se dio en el evento Pre Panamericano realizado en Río de Janeiro, Brasil, donde Fabiola finalizó en la quinta posición junto a su coequipera Kenia Lechuga Alanís. Como campeona centroamericana aspira a una medalla en el certamen que reúne a todos los países de América.

Tanto a México como la UNAM estarán representados en Fabiola. Sus remos y su bote serán su pasaporte a cumplir un sueño. Ningún resultado será seguro pero sí lo será la completa entrega de Fabiola a la competencia, y a hacer del agua su medio para alcanzar el anhelado olimpismo. Al final del día como lo tiene tatuado en su pierna izquierda “unwritten”, nada está escrito.












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