LO QUE LAS EMPRESAS QUIEREN DE UN UNIVERSITARIO

  • Empleadores valoran más idiomas y actitud de aspirantes que su rendimiento escolar
Por Diana Laura Espinoza Delgadillo
México (Aunam). La 15 Feria del Empleo de la UNAM fue movimiento constante. Flujos de personas avanzaban como ríos en todas direcciones. Los cristales negros del Centro de Convenciones de Ciudad Universitaria anunciaban la bienvenida a más de 14 mil personas que buscan ocupar una de las cinco mil vacantes laborales ofertadas.

Ante un bienvenidos escrito en cartón dorado con letras azules, caminan personas de todas las edades ataviadas en trajes sastre, corbatas y tacones, según el caso, para incorporarse a las largas filas y dejar su currículum en manos de reclutadores y asesores que los apilan hasta formar pequeñas cadenas montañosas en los escritorios.

El personal de asistencia de la UNAM orienta a Magali, una chica de 22 años con ojos rasgados, piel de nieve y cabello negro que busca una oportunidad como administradora de empresas. Constantemente ella se toca los botones de su saco guinda. Está nerviosa. Dice que es la primera vez que pedirá empleo y no sabe lo que los reclutadores le preguntarán.

Ha ensayado algunas cosas. Practicó su manera de hablar, redactó cuidadosamente su currículum, lleno de actividades académicas, y por un día dejó los jeans para usar un saco y pantalones formales. Además, en casi todas sus materias presenta calificaciones superiores al nueve punto cero.

Espera que sea suficiente. Toda la semana la ha atormentado el pensar qué buscan las empresas en un joven universitario, qué las motiva a contratarlos.

Actitud

Felipe Yáñez es encargado de vinculación laboral de Probiomed, una empresa farmacéutica dedicada a la investigación, desarrollo, producción y comercialización de productos biotecnológicos. Su función en la feria del empleo de la UNAM es buscar jóvenes enfocados a la química y bioquímica.

Parado delante de un cartel azul con la imagen de una persona en bata blanca, gorro y tapaboca, Yáñez señala que la empresa tiene programas para becarios y prácticas profesionales para que los estudiantes obtengan experiencia laboral que con frecuencia les piden e incluso no descarta que ocupen una posición fija dentro de la empresa.

Felipe no rebasa los 30 años de edad; sin embargo, su semblante profesional impone. Tiene una postura recta y viste un traje gris con corbata con detalles en azul y oro que combinan con la atmósfera universitaria.

Él reconoce que la oferta de trabajo en la ciudad de México es bastante limitada para las personas de 18 a 29 años. Pero piensa que también es necesario dedicarse enteramente a buscar trabajo. “Una vez que les dicen que no en un empleo, los jóvenes ya no vuelven a buscar. No deben perder la motivación, deben seguir buscando el trabajo que quieren”, apunta.

Los directivos de Probiomed requieren un alto conocimiento técnico y valoran el rendimiento académico pero priorizan la actitud: “que realmente tengan las ganas de conocernos. La rama biotecnológica es relativamente nueva por lo que no podemos pedir mucha experiencia. Valoramos mucho la actitud”, anima Felipe.


Idioma

Accenture es una líder mundial en servicios de consultoría, gestión, estrategia digital, tecnología y operaciones de outsourcing. Su mostrador guinda está vacío. El nombre de la empresa y las botellas para agua que regalan no llaman la atención de los presentes y pasan de largo.

Sus representantes buscan programadores, ingenieros y administradores. No les interesa tanto el promedio del egresado, pero sí su experiencia profesional y sobre todo el manejo al cien por ciento del idioma inglés y del portugués, pues son una empresa trasnacional, el entorno es global y los negocios se hacen en otros idiomas.

“La principal deficiencia de los universitarios egresados es el idioma. Muchos alumnos de ingeniería no salen preparados con inglés y tampoco le ponen mucho interés. Es el mismo estudiante que no se prepara correctamente. Te podría asegurar que si traes ganas de aprender una ingeniería en sistemas y el inglés al cien por cien… ingresas a Accenture”, señala el empleador Alejandro Gutiérrez.

El mismo requisito pide la empresa alemana Siemens. Su estand es amplio, blanco y azul. Al fondo muestra una imagen de jóvenes radiantes y se remarca la búsqueda de talentos. Melissa Jiménez y Samantha Alastor forman parte del equipo de cazatalentos universitarios.

Tienen el don de la palabra. Sueltan datos y virtudes de la empresa a una velocidad vertiginosa. Siempre con una sonrisa en el rostro, enumeran los planes de capacitación para becarios y las oportunidades para los jóvenes estudiantes y a recién egresados.

No ven deficiencias en los universitarios, sino “áreas de oportunidad” totalmente identificadas para que los jóvenes trabajen en ellas y así hagan la diferencia entre quedarse con un puesto o no.

Una de esas áreas de oportunidad es la comunicación. Los reclutados y solicitantes de empleo son tímidos, apáticos y temerosos. Les es difícil trabajar en equipo y no externan sus problemas, por lo tanto no mejoran su clima laboral.

El tono jovial de la voz de Melissa cambia a uno más serio. Explica que han encontrado perfiles sumamente interesantes, pero no cuentan con el nivel de inglés requerido. Samantha señala un punto clave: el idioma es vital para el desarrollo.

En las empresas, el conocimiento de una lengua extranjera es un impulso para la movilidad laboral fuera de México. En el caso de Siemens, los trabajadores pueden partir a sus plantas en Alemania y Estados Unidos, entre otros países.

Por tratarse de una compañía tecnológica, generalmente solicitan ingenierías en eléctrica y electrónica, pero también mecánicos, administradores, contadores, comunicadores, diseñadores… ¡uf!, de todo.

Ambas exhortan a los jóvenes profesionistas a no rendirse y a aprender que las oportunidades se ganan, por lo que tienen que tienen que escalar poco a poco los puestos y no deben pensar que llegarán ganando miles de pesos. Por eso recomiendan trabajar o hacer prácticas profesionales antes de salir de la universidad para reunir experiencia laboral.

Especialización

Iván Hernández reúne los currículums de los postulados a ocupar un cargo dentro de la empresa Más Negocio, la cual administra plataformas tecnológicas, organiza paquetes de bases de datos para corporaciones y brinda asesoría digital.

Por sus manos han pasado hojas y hojas de currículums, pero lo que él busca son egresados de la UNAM especializados en tecnología. “Los estudiantes saben un poquito de todo, pero no se enfocan en nada. Nosotros podemos contratar a un psicólogo experto en tecnología para que realice pruebas al personal, pero casi no hay. Podemos reclutar a un abogado, pero que sepa hacer contratos de tecnología”, señala el empleador del área de Recursos Humanos.

Proyectos


A las empresas no les sirve de mucho que un estudiante llegue con todo su historial académico o que sólo enliste las compañías donde ha trabajado. Lo que quieren son jóvenes con proyectos de su autoría que demuestren el éxito de su aplicación. Necesitan ideas y trabajo palpable como el que hizo un becario en Banorte.

Las conferencias que orientan a los buscadores de empleo para que mejoren sus estrategias de empleabilidad, es decir la capacidad que tienen de obtener un empleo, se llevan a cabo en un cubículo de cristal. En la conferencia de grupo Banorte, el dirigente de comunicación y capacitación resalta a la proactividad sobre todas las demás características deseadas en un empleado.

Al ingresar a una empresa se deben cazar oportunidades. No se trata de sólo tocar la puerta y hacer todo lo que manden los jefes, sino proponer ideas con base en las carencias que tiene la empresa y así mejorar sus resultados.

Para ejemplo, en ese banco un becario de comunicación creó una estrategia en redes sociales para saber qué es lo que los clientes de Banorte necesitaban y entablar un vínculo estrecho con ellos. Al final, el chico quedó contratado, a diferencia de otros que sólo buscan rellenar el tiempo para liberar su servicio social.

“El becario fue contratado por nuestra área de comunicación. Entendió tan bien el proceso y fue tan bueno su desempeño que ya lo formamos y gana entre 3 (mil) y cinco mil pesos mensuales por aprender a trabajar”, señala enérgicamente el conferencista rubio, ataviado en traje gris.

En la conferencia, cerca de 80 personas anotan cualquier cosa que les parece relevante para ponerlas en práctica en su próxima entrevista de trabajo. Entre las cosas que los universitarios egresados o practicantes deben mejorar está su actitud de servicio, la capacidad de trabajar en equipo, la experiencia previa, perseverancia y la capacidad de ser tolerantes al trabajo bajo presión.

Según el Instituto Mexicano de la Juventud, 56 por ciento de los profesionistas sin trabajo son menores de 30 años de edad, por lo que el campo laboral se asemeja a un ring de boxeo. Los participantes se preparan previamente y esperan alcanzar el punto óptimo de habilidades y conocimientos. Sin embargo, a la hora de entrar a la pelea, la competencia es férrea.

Tal vez no sólo se necesite de conocimientos académicos ni de un excelente promedio, sino de la experiencia que han dejado las batallas anteriores, los golpes, los errores, la perseverancia, la inteligencia estratégica, el presentar nuevas ideas y proyectos, conocer a los jueces, en este caso las empresas y los empleadores, y saber otros idiomas por si es necesario emprender la lucha fuera de casa.





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