QUÉ ALGUIEN SE ACUERDE DEL ACELERADOR
Por Isis García
México (Aunam). Nadie sabía que hace poco más de un mes fue su cumpleaños, el 22 de marzo, para ser exactos. Mucho menos sabíamos que era su 60 aniversario. No, por supuesto que nadie traía un regalo y sin embargo todos, un grupo entero de periodistas, nos encontrábamos en el jardín esperando ver al cumpleañero.
Hay dos letreros de peligro pegados a las puertas de acceso del laboratorio, además de un foco rojo y amarillo que se enciende y apaga. La leyenda en el Laboratorio Marcos Mazari indica “Acelerador Pelletron”.
Después de esperar un rato, el doctor Luis Rodríguez es quien abre la puerta metálica. El hombre viste una camisa de cuadros que se faja en su pantalón de vestir, trae unos tenis negros, los cuales rompen un poco con la sobriedad que aparenta. Usa unos lentes redondos transparentes, los cuales, permiten ver sus ojos verdes, tiene cabello cano y piel blanca. Porta dos plumas colgadas en la bolsa de la camisa y una más que sostiene en la mano, moviéndola al momento de su exposición.
El doctor es quien nos conduce a ver al cumpleañero. Es cierto, ya se ve un poco oxidado, azul y melancólico, ¿pero quién no estaría triste si ha pasado los últimos 60 años tras las rejas?, por muchos campos eléctricos que libere, seguramente, después de tanto tiempo, ha empezado a sentir el cautiverio.
“Nosotros queremos irradiar con iones un átomo al que le han puesto o quitado electrones. Ahora estamos usando átomos de plata. Cuando uno habla de irradiación de iones se refiere a darle martillazos a un material, así puede uno generar nanopartículas que se utilizan para microelectrónica, por ejemplo, esa es la manera de hacer computadoras que utilizan circuitos ópticos” explica el investigador.
Después de visitar al festejado, Luis Rodríguez hace énfasis en el recinto que lo contiene y su manera de funcionar, los recursos para la investigación salen de las personas que lo utilizan y lo financian. Los proyectos a realizar en el laboratorio son multidisciplinarios. El acelerador tiene el récord de operación, cuando se descompone no se queda varado, debido a la demanda de trabajos que sustentan su mantenimiento. La universidad solamente financia la luz.
Uno de los proyectos que le ha dado más fama al laboratorio es la máscara de la reina roja. Gracias a la energía y a los iones obtenidos durante la investigación, se pudo dar información sobre los materiales de los que está compuesta dicha máscara, los resultados obtenidos sirvieron también para establecer la localización original de la misma.
Para realizar ese proyecto, el laboratorio estuvo en coordinación el INAH (Instituto Nacional de Antropología e historia) de Oaxaca y Chiapas, con bibliotecas, institutos, etc. Para la realización de diversos proyectos, también se ha mantenido contacto con otros investigadores e institutos, como el de Investigaciones Estéticas, Química, el posgrado de Ciencias Físicas, entre otros. La generación de proyectos permite apoyos del Conacyt y de otros países, como la Unión Europea y Estados Unidos.
A pesar de su reciente aniversario al referirse al acelerador el doctor se resiste a darle más mérito del que tiene, “Es un instrumento, pero no es la investigación”. Uno de los colegas periodistas pregunta, ¿El acelerador falla? El investigador nos colma de explicaciones sobre que son las personas quienes no realizan bien los procesos y obtienen resultados errados.
Sin embargo, para no arriesgar más, Luis Rodríguez culmina la visita, antes de que algún periodista obstinado decida darle un abrazo de cumpleaños al acelerador, a pesar del letrero de “peligro alta tensión” que tiene pegado en el costado y dicho sea de paso, está valuado en 1.9 millones de dólares. O peor aún que alguno de ellos, escriba sobre el acelerador personificándolo.
México (Aunam). Nadie sabía que hace poco más de un mes fue su cumpleaños, el 22 de marzo, para ser exactos. Mucho menos sabíamos que era su 60 aniversario. No, por supuesto que nadie traía un regalo y sin embargo todos, un grupo entero de periodistas, nos encontrábamos en el jardín esperando ver al cumpleañero.
Hay dos letreros de peligro pegados a las puertas de acceso del laboratorio, además de un foco rojo y amarillo que se enciende y apaga. La leyenda en el Laboratorio Marcos Mazari indica “Acelerador Pelletron”.
Después de esperar un rato, el doctor Luis Rodríguez es quien abre la puerta metálica. El hombre viste una camisa de cuadros que se faja en su pantalón de vestir, trae unos tenis negros, los cuales rompen un poco con la sobriedad que aparenta. Usa unos lentes redondos transparentes, los cuales, permiten ver sus ojos verdes, tiene cabello cano y piel blanca. Porta dos plumas colgadas en la bolsa de la camisa y una más que sostiene en la mano, moviéndola al momento de su exposición.
El doctor es quien nos conduce a ver al cumpleañero. Es cierto, ya se ve un poco oxidado, azul y melancólico, ¿pero quién no estaría triste si ha pasado los últimos 60 años tras las rejas?, por muchos campos eléctricos que libere, seguramente, después de tanto tiempo, ha empezado a sentir el cautiverio.
“Nosotros queremos irradiar con iones un átomo al que le han puesto o quitado electrones. Ahora estamos usando átomos de plata. Cuando uno habla de irradiación de iones se refiere a darle martillazos a un material, así puede uno generar nanopartículas que se utilizan para microelectrónica, por ejemplo, esa es la manera de hacer computadoras que utilizan circuitos ópticos” explica el investigador.
Después de visitar al festejado, Luis Rodríguez hace énfasis en el recinto que lo contiene y su manera de funcionar, los recursos para la investigación salen de las personas que lo utilizan y lo financian. Los proyectos a realizar en el laboratorio son multidisciplinarios. El acelerador tiene el récord de operación, cuando se descompone no se queda varado, debido a la demanda de trabajos que sustentan su mantenimiento. La universidad solamente financia la luz.
Uno de los proyectos que le ha dado más fama al laboratorio es la máscara de la reina roja. Gracias a la energía y a los iones obtenidos durante la investigación, se pudo dar información sobre los materiales de los que está compuesta dicha máscara, los resultados obtenidos sirvieron también para establecer la localización original de la misma.
Para realizar ese proyecto, el laboratorio estuvo en coordinación el INAH (Instituto Nacional de Antropología e historia) de Oaxaca y Chiapas, con bibliotecas, institutos, etc. Para la realización de diversos proyectos, también se ha mantenido contacto con otros investigadores e institutos, como el de Investigaciones Estéticas, Química, el posgrado de Ciencias Físicas, entre otros. La generación de proyectos permite apoyos del Conacyt y de otros países, como la Unión Europea y Estados Unidos.
A pesar de su reciente aniversario al referirse al acelerador el doctor se resiste a darle más mérito del que tiene, “Es un instrumento, pero no es la investigación”. Uno de los colegas periodistas pregunta, ¿El acelerador falla? El investigador nos colma de explicaciones sobre que son las personas quienes no realizan bien los procesos y obtienen resultados errados.
Sin embargo, para no arriesgar más, Luis Rodríguez culmina la visita, antes de que algún periodista obstinado decida darle un abrazo de cumpleaños al acelerador, a pesar del letrero de “peligro alta tensión” que tiene pegado en el costado y dicho sea de paso, está valuado en 1.9 millones de dólares. O peor aún que alguno de ellos, escriba sobre el acelerador personificándolo.
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