GRAFFITI, PIEL AMBULANTE DE LA ÁLVARO OBREGÓN
Por María Fernanda Mercado Castro
México (Aunam). El graffiti, una especie de “tatuaje” social o “piel ambulante” del reclamo, es en varias zonas de Álvaro Obregón una muestra de arte y rebeldía de jóvenes que reclaman espacios en la sociedad. Con brochas, motas de algodón, pinceles y mucha imaginación, los autodenominados “artistas de la calle” piensan que esa es una forma de no sentirse excluidos ni ser vistos como vándalos o delincuentes.
Este fenómeno ha transportado a las grandes ciudades a una tercera dimensión. El ciudadano que a lo largo de su vida viaja a pie por las calles ha aprendido a coexistir ante la invasión de personajes de acrílico y spray. A falta de espacio, los graffiteros adornan las vías públicas con figuras, algunas grotescas, contorsionadas, de mujeres y hombres sin rostro en el colectivo urbano.
El Street Art es la visión clara de la queja, pensamiento, o simplemente la idea que el autor quiere dar a entender sin que los espectadores tengan que relacionarlo con bandas y delincuencia. Su filosofía y razón de ser han evolucionado como todas las artes y movimientos artísticos, y, forme la sociedad va experimentando cambios socio-políticos y culturales, pero su esencia continúa siendo transgresora y contra el sistema, acota Luis Bou, en su libro Street Art.
Globaliza todas las incursiones artísticas realizadas en el paisaje urbano y es un derivado directo de los graffiti, que eran pintados en los vagones de tren en Harlem, Nueva York, a finales de los años setenta. También derivan otras técnicas utilizadas por los artistas callejeros: el esténcil, posters, stickers, tiza, proyecciones e instalaciones, expone Bou.
En Álvaro Obregón existen bandas de graffiteros que salen por la noche, en grupos de seis personas con spray en manos, a recorrer y pintar paredes, con ello delimitan sus territorios. Algunos sólo ponen su firma, un rayón con aerosol negro, azul o rojo, otros realizan un diseño un poco más profundo, le dan una tipografía y la adornan con burbujas o nubes.
Es el caso de José Luis Corona, para quien el hecho de convertirse en padre no ha sido su única satisfacción, también lo ha sido dibujar. “Nocke” es su nombre artístico dentro del ámbito graffitero; joven de 28 años, tez morena, cabello alborotado y obscuro como la noche; sus ojos cafés destellan el ansia de poder expresar todo lo que pasa por su cabeza.
“Desde niño me ha gustado dibujar”, expresó; cuando pasaba por las calles y veía chavos pintando no los perdía de vista. A partir de 2004 ha practicado el graffiti de ilegal; Debido al embarazo inesperado de su novia dejó de hacerlo, pero su hijo también fue la razón por la que volvió a realizarlo, ahora de manera legal, aunque sigue extrañando la adrenalina de la ilegalidad.
Su hijo le removió muchos recuerdos al saber que a él también le gusta dibujar, “cuando tenía dos años; llegué de trabajar y vi las paredes del cuarto pintadas con crayola”. Al mismo tiempo que sus antiguos amigos que al igual hacían graffiti le insistían para que regresara a pintar, con ello dejó de hacer letras y empezó con comics de carácter real.
“El arte callejero en México es parte de su cultura”, menciona Pablo Delgado, experto en arte contemporáneo, en una entrevista el día 22 de septiembre del 2011 para el periódico La Jornada. Nada más que hay muchos que sólo salen a poner sus firmas, que no se entienden, y las personas lo consideran vandalismo, porque no hay ningún mensaje detrás de eso.
Hay paredes que ve pintadas y sabe que el artista debió ser autorizado o comisionado por el dueño. Pero también hay quienes salen de noche sin permiso, ven un lugar y dicen ‘aquí lo quiero poner’ y lo colocan. Sigue habiendo lo ilegal, la travesura de salir y poner algo que es ajeno a ti. Sin embargo, hay piezas que juegan con el entorno, que es el chiste del arte callejero. Así des un mensaje o no, también puede ser algo visualmente atractivo para el transeúnte, menciona Delgado, quien fue artista callejero en Londres.
Sin embargo, expertos en seguridad pública de la delegación Álvaro Obregón, como Jesús Oropeza, policía judicial del módulo ubicado en la Colonia Corpus Cristi y Vicente García Márquez, policía judicial del módulo situado en la calle 36 de la Colonia Olivar del Conde, coinciden en que el Graffiti es ilegal por dos razones; una, porque quien lo practica comete daños en propiedad ajena y, dos, porque el aerosol, de acuerdo con la Ley de Cultura Cívica, causa daños al medio ambiente.
Es permitido, cuando se realiza, por ejemplo, con pintura de brocha, ya que el material con el que son fabricados los productos utilizados no son nocivos para la salud ni dañan al medio ambiente, o lo que denominan Arte Contemporáneo, es decir los murales que el gobierno promueve para la mejora de la cultura de la delegación Álvaro Obregón, acotó Jesús Oropeza.
Las diferencias que Nocke encuentra en ambos casos son la rapidez y el buscar lugares inéditos y arriesgados; “aunque sólo hiciera letras de forma legal, en el otro caso, tienes más tiempo para darle limpieza, calidad, detalle y te puedes esmerar más sin miedo a que te correteen o te golpeen”.
Respecto a las medidas que se toman cuando un joven comete este tipo de actos, Vicente García acota que no son aprehendidos, únicamente se les hace un aseguramiento y son llevados con el juez cívico, él es quien determinará cuál será su sanción, ya sea económica o administrativa. Si son menores de edad, tienen que esperar a que sus padres lleguen.
Sin embargo, Nocke ha vivido diferentes experiencias con la policía, “me han tocado desde corretizas hasta balazos”, dice que son los riesgos a los que se ha enfrentado al practicar graffiti de manera ilegal, en una zona federal con unos soldados y en otra en una escuela del Estado de México con un policía auxiliar. Lo han llegado a detener, pero nunca lo han llevado a los separos “con 50 o 100 pesos, la he podido librar”.
Por ello la Policía Federal promueve la “Unidad Graffiti”, la cual tiene como objetivo general apoyar el desarrollo de las expresiones culturales y artísticas para evitar las prácticas de manera ilegal en la delegación Álvaro Obregón. Con esto se propone recuperar espacios públicos y privados afectados, impartir sesiones informativas y coordinar distintas actividades con jóvenes graffiteros, de acuerdo con la página oficial de Seguridad Pública.
Soportes de artistas callejeros
Paredes, señales y objetos de mobiliario urbano, son los soportes utilizados por los graffiteros para plasmar sus obras. Lugares que pasaban totalmente desapercibidos hasta que un artista decidió actuar sobre ellos y revivirlos. Sitios que ya nadie utiliza, como locales o casas abandonadas, son lugares cuyas texturas reciben un nuevo valor y utilidad.
“Calle 10”, apenas se alcanza a distinguir, es un letrero viejo y oxidado de la larga avenida norte en la colonia Olivar del Conde, Álvaro Obregón. Las casas no son mayores a dos pisos con las paredes despintadas y desgastadas al igual que las ventanas, contadas son aquellas viviendas donde se observa una mano de pintura recién dada, para esconder aquellos rayones de aerosol. Algunas otras no tienen aplanado, el tabique esta a la intemperie.
Las ciudades de todo el mundo están repletas de signos que han servido de inspiración para los artistas de graffiti, en muchas ocasiones han cambiado el sentido y significado de las mismas, lo que las ha convertido en un corto periodo en obras de arte. Los logos comerciales que invaden las calles de las grandes ciudades tienen como objetivo divulgar un mensaje o una marca.
Soportes cotidianos, desde un contenedor de basura hasta cabinas telefónicas, se convierten en la base para “el milagro de la creación”, apunta Luis Bou en su libro Street Art. Al plasmar su obra, ésta no queda inmune a la actuación de otros artistas de la calle a las inclemencias del tiempo y otros elementos que la deterioran. El Graffiti es un acto artístico y no vandálico, por lo que las delegaciones designan lugares en zonas céntricas de la ciudad para que puedan elaborar sus obras con toda libertad.
El graffiti sobresale por la modificación o distorsión de letras con mucho colorido, tamaños y formas. Una explosión de creatividad, nuevas ideas y talento con miles de artistas de todo el planeta que exponen sus innovadoras obras de arte en las calles, utilizándolas como si se tratara de un gigantesco museo.
Infinidad de texturas se presentan como fondos perfectos para plasmar su obra. Las superficies encontradas pueden ser tan diversas como paredes de hormigón, ladrillo, madera, plástico, metales de señales de tráfico, entre otras. Luis Bou menciona que los artístas casi siempre prefieren las paredes lisas, mientras que otras encuentran más expresivas las superficies irregulares y rugosas.
Además de los sprays y rotuladores de tinta permanente, los artistas utilizan otras formas y materiales para llevar a cabo sus trabajos: plantillas, pegatinas, posters, pinturas acrílicas aplicadas con pincel, aerógrafo, tizas, carboncillo, collage a base de fotografías, fotocopias, mosaicos. Por otro lado, muchos estudiantes y profesionales del mundo del diseño gráfico utilizan el arte callejero para dar a conocer su trabajo.
Actualmente, Nocke pertenece a dos crew, es decir, dos grupos graffiteros: Hiphopotamos, conformado por chavos de Cuajimalpa delegación Álvaro Obregón, es un proyecto para jóvenes que les gusta el Hip-Hop en sus diferentes elementos; y Visión, éste fue formado por él, ya que muchos de sus amigos tienen en común el graffiti, pero cada quien aporta su visión y estilo diferente.
Le gustan mucho los animales y hubo un tiempo en el que sólo se dedicó a pintar animales y le decían “Nocke y su zoológico”. Ahora hace niños con algunas frases: “Algo más para que la gente que voltee a ver la barda donde pinto y se lleve algo de esa pinta”. Para ello utiliza aerosol, pero ha llegado a usar plantillas o pincel.
Desde los años 80 un aspecto primordial del graffiti son los personajes. Caricaturas invaden las calles y grandes avenidas de la delegación Álvaro Obregón, haciéndolas reconocibles e imborrables en la retina de quien las observa. Animales, monstruos, villanos, héroes, gente famosa, políticos y autorretratos de los propios artistas, conviven diariamente con los ciudadanos en los lugares por los que cotidianamente se trasladan a su destino.
Aquellos personajes se convierten en su firma o “nombre”, la cual es la esencia de la cultura del graffiti. Cuanto más sencillo sea el personaje, más fácil será para el artista repetirlo, no es necesario que vayan acompañados de un fondo o de un texto. El “escritor” (término que adopta un artista convencional del graffiti) crea su obra en función del soporte y las circunstancias, aprovecha las posibilidades que ofrece el paisaje urbano, así como sus accidentes.
Ana Lizeth Mata Delgado, profesora y restauradora de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), menciona que “el graffiti se ha considerado excluyente pues el tema visual muchas veces está limitado por tipografías estilizadas que corresponden a la firma o nombre del creador, por lo que pocas personas lo comprenden, aunque a últimas fechas ha evolucionado haciendo sus formas más claras e integrando figuras de personajes reconocidos”.
“Píntate las nalgas”
“WSM” es una pequeña firma con aerosol de color azul, parece recién pintada la noche anterior, “pinches chamacos, no tienen nada que hacer”, mencionó la señora María, dueña de la pared donde apareció aquel rayón por la mañana del domingo, frente al deportivo “El Tanque”, sitio donde Nocke se reúne con sus colegas graffiteros. Estos jóvenes se dedican a manifestarse por las noches para no dejar ningún rastro, más que aquella firma que será vista un día después, para ser criticada o aceptada por las demás personas.
Los habitantes de la delegación Álvaro Obregón, tienen diferentes actitudes en cuanto al graffiti. “Píntate las nalgas”, es como le grita la gente a Nocke al encontrarlo rayando una pared, sin embargo eso no ha sido impedimento para que él lo deje de hacer. Al contrario lo toma en forma de burla; aunque en algunas ocasiones se pone a discutir diciéndole: “La neta creo que hasta traigo más dinero en mi cartera que lo que usted trae”, debido a las ofensas y prejuicios que tienen.
Domingo Cruz, de 50 años, mencionó: “Los jóvenes que cometen este tipo de actos son personas sin educación, ni moral, marihuanos y que no tienen nada más que hacer”. Son algunos de los prejuicios que los habitantes tienen sobre éstos artistas callejeros. Los “vándalos”, como los denomina Otilio Colín, de 47 años, salen por las noches a graffitear sin dejar rastro alguno, que detecte quién rayó las paredes.
Sin embargo, al hacerlo de manera legal, la misma gente reconoce su trabajo y le ofrece un refresco o una torta, “ya con el simple hecho de decirte que está padre, te motiva”, menciona Nocke. Incluso las autoridades cambian, ya no se paran a cada instante, ni insultan a los graffiteros. Ya que antes pedían de mala manera que hablaras con el dueño, incluso ellos se ponían a discutir con los policías por la forma en que se comportaban.
Así como hay prejuicios, también hay buenas opiniones al respecto, “son jóvenes artistas, con la necesidad de querer expresarse, pero la sociedad mexicana los reprime”, menciona Joel Pérez, de 28 años de edad. Algunos otros son indiferentes ante este fenómeno.
Propuestas para el Arte Callejero
Nocke en un principio no tuvo apoyo por parte de su familia al practicar el graffiti de forma ilegal, “me criticaban mucho y tuve muchos problemas”, pero ahora que lo hace de manera legal, lo apoyan. En algunas ocasiones realiza trabajos, incluso ha tenido la oportunidad de ir a algunos eventos en distintos lugares de la República como: a Guadalajara en los panamericanos, a Querétaro con la temática de la juventud y el deporte y también ha estado en el zócalo con el tema del agua.
Desde el año 2001 se celebran concursos y exposiciones del graffiti en algunos estados de la República Mexicana, en los cuales se abren espacios para los artistas urbanos, no para los tageros, es decir, aquellos jóvenes que solamente rayan las paredes con firmas o garabatos, lo que ayuda a que éstos se conozcan, compartan trucos y anécdotas, aprendan nuevos estilos; y, lo más importante, ayuda a que se respeten y admiren entre sí.
Algunas de ellas fueron la exposición ¿Krimen Urbano? en el Museo Nacional de Arte, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, la muestra fue montada para 10 jóvenes, cuyo propósito fue combatir la estigmatización del graffiti y mostrarlo como una forma de expresión que dialoga, convive y cuestiona la problemática social. De igual forma el concurso de Graffiti en el Estadio Azteca, consistió en la elaboración de murales que representaran la historia del Estadio Azteca.
Nocke al igual que muchos otros jóvenes graffiteros están deseosos de lugares para poder plasmar sus obras, “me gustaría que la Delegación abriera más espacios para poder pintar”, eventos culturales, ya que hay muchos parques, escuelas, desniveles y puentes que están rayoneados y bien podrían renovarse, con ello motivarlos para que dejen de hacerlo ilegalmente en la delegación Álvaro Obregón.
Pintores fantasmas o chicos irreverentes, necesitados de espacios de expresión en un barrio mexicano, como la delegación Álvaro Obregón, reflejan la urgencia de delimitar territorios y aprovechar la ocasión para protestar frente a una sociedad caótica y despiadada.
Es una especie de piel sin ojos y tatuajes sociales, que a gusto de las personas podría parecer hostil y, en ocasiones, hasta aburridos. Los jóvenes tienen hambre de espacios, de contar sus leyendas urbanas, de exponer sus panoramas y de dejar las huellas de una oveja negra, de una rata, de un punk irreverente, de una evolución o involución.
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